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Continúo el relato iniciado en la etapa anterior. Desde Cañamero nos dirigimos a Guadalupe. Son casi 18 kilómetros por la carretera EX-102, hasta tomar la EX-118 en las proximidades del camping, junto al río Guadalupe. No tiene pérdida, está perfectamente indicado. De camino pasamos bajo un enorme viaducto del que contaré la historia al final de la etapa y, justamente antes de entrar a la Puebla, nos encontramos un bonito mirador. La verdad es que si no supieras que te diriges a un Monasterio, pensarías que estás contemplando un enorme castillo. Ya estaba anocheciendo, pero pudimos apreciar una altísima grúa de color azul junto a la Torre del Reloj del Monasterio 
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El caso es que con tanto trajín, llegamos a Guadalupe casi a las nueve de la noche y con un hambre canina pues estábamos solo con los bocadillos de jamón y queso que habíamos tomado en la chorrera y unos cafés con donuts en Cabañas del Castillo.
Como nos gusta conocer los Paradores Nacionales si no se nos va de precio y siempre que estén situados en edificios históricos, teníamos reserva para esa noche en el de Guadalupe. Nos costó 105 euros la habitación sin desayuno (con el desayuno eran 35 euros más; mientras que en la plaza desayunamos en una terraza frente al Monasterio por 10 euros tan ricamente) y sin aparcamiento (el parking 12 euros, nos pareció excesivo y dejamos el coche en la calle, cerca del Parador, sin ningún problema y eso que el pueblo estaba muy concurrido.
La habitación estándar en metros parece más grande de lo que luego resulta en realidad porque hay un altillo donde se encuentra instalado un escritorio, supongo que será para aprovechar la luz de la única ventana, que está a una altura excesiva. Los muebles y la decoración de tipo clásico y el cuarto de baño muy amplio, pero no me terminó de convencer teniendo en cuenta el precio. Supongo que las habitaciones superiores estarán mejor, pero la factura también se dispara y entonces estamos en las mismas en cuanto a relación precio/calidad. En fin, para una noche está bien por conocerlo, para más tiempo, sale excesivamente caro. Si alguna vez vuelvo a Guadalupe, creo que la Hospedería puede ser una buena opción, ya que el edificio es magnífico (está en el mismo Monasterio) y encima sale más barato.
Diversas estancias del Parador y, debajo, la habitación que nos dieron.
Como ya he dicho, estábamos muertos de hambre, así que queríamos cenar en condiciones y para no perder más tiempo, nos quedamos en el restaurante del Parador. Había leído que la comida es buena pero que son muy lentos en el servicio. No fue nuestro caso pues nos atendieron rápido y bien. Pedimos un menú de 30 euros, en el que pudimos elegir un entrante, un principal y un postre de la carta. Para nosotros fue una ventaja que sirvan vino por copas pues no solemos terminar una botella y así, además, pudimos pedir cada uno un vino diferente. La cena nos costó 71 euros: una cerveza, dos copas de vino, una botella de agua, cesta de panes, un aperitivo, sopa de tomate con uvas (la especialidad del Parador), zarangollo extremeño, magret de pato con manzana, bacalao monacal, mini surtido de postres y pudin de castañas. No nos pareció demasiado caro teniendo en cuenta el sitio y que la comida estaba muy buena y bastante bien presentada.
Nuestra cena y el comedor del Parador.
Patio mudejar del Parador.
Después de la cena fuimos a dar un paseo por la Puebla con unas calles ya muy poco concurridas pues eran casi las doce de la noche.
A la mañana siguiente, como tengo por costumbre, me levanté temprano para hacer mi ronda turística por la Puebla antes de que sus calles se llenasen de gente. Antes, me senté en un banquito, frente al Monasterio, para leer algunos datos históricos de la Puebla de Guadalupe que es conjunto histórico artístico desde 1943.
Ubicada a 133 kilómetros de Cáceres y a 295 de Madrid, es un importante centro de peregrinación desde que a finales de siglo XIII o principios del XIV un pastor llamado Gil Cordero encontró la imagen de la Virgen, que había permanecido escondida desde la llegada de los árabes y, que, según la leyenda fue esculpida por San Lucas, y con ella fue enterrado en Acaya (Turquía), donde murió. La imagen sufrió diversas vicisitudes pues viajó a Constantinopla con los restos del Santo, y posteriormente a Roma y Sevilla, de donde la sacaron unos clérigos que huían de los musulmanes y la enterraron junto al río Guadalupe junto con otras reliquias. Del río adquirió la Virgen su nombre y su aparición motivó la construcción de una ermita y el comienzo de un importante flujo de peregrinación, alrededor del cual se fue creando un asentamiento poblacional; así en 1347 ya se tienen noticias de la existencia de La Puebla de Nuestra Señora de Guadalupe. En 1349, el rey Alfonso XI de Castilla concedió al prior del santuario el título de “señor de La Puebla”, título que se mantuvo hasta 1820 cuando se creó el ayuntamiento. En principio, perteneció a Talavera de la Reina y, por tanto, a Castilla la Nueva, pero en 1833 pasó a la provincia de Cáceres.
Actualmente, el municipio cuenta con unos 2.000 habitantes, que sustentan su economía en el cultivo del olivo y, sobre todo, en el turismo.
Después comencé el recorrido recomendado y que se encuentra perfectamente señalado en las calles del pueblo con cartelitos numerados. No tiene pérdida, aunque tampoco viene mal contar con el mapita con explicaciones que entrega la Oficina de Turismo.
Lo que sí voy a hacer es empezar por el último, el número 23 del recorrido recomendado, la Plaza de Nuestra Señora de Guadalupe (la Plaza Mayor). Me parece el lugar de referencia de la Puebla y la mejor opción para orientarse y comenzar la visita turística. Desde la Plaza ya retomo el itinerario en su orden. Pongo una foto de los paneles informativos con el recorrido que hay en varios puntos de la Puebla, aunque es mejor contar con el mapita que dan en la Oficina de Turismo.
Nº 23. Plaza de Nuestra Señora María de Guadalupe.
De arquitectura popular con casas de fachadas blancas y balcones de madera, tiene en su centro una fuente que fue pila bautismal dentro del Monasterio, en la que se bautizaron los indios que Colón trajo de América, a los que se les pusieron los nombres de Cristóbal y Pedro. Aquí también se encuentran numerosos bares y restaurantes y la Oficina de Turismo Municipal. La impresionante fachada del Monasterio preside la plaza desde un nivel superior, al que se accede por una gran escalinata.
La fachada del Monasterio preside la Plaza.
Plaza de Nuestra Señora María de Guadalupe de noche.
La fuente de la Plaza fue en tiempos la pila bautismal del Monasterio.
Nº 1. Arco del Chorro Gordo.
Sale de la Plaza de María, dejando la Oficina de Turismo justamente a nuestra derecha. Junto con el de Sevilla y el del Chorro Gordo, es una de las tres puertas que cerraban primer cinturón defensivo del Monasterio, que rodeaba la plaza. Es del siglo XVI y conserva almenas y se abre a una calle típicamente popular. Aquí comienzan las callejuelas que desembocan en la antigua judería, con casas de los siglos XV y XVI, alguna bastante vistosa con símbolos religiosos (estrellas de David y cruces) en puertas y ventanas. Se sigue a la izquierda por la calle Llana hasta el Arco del Tinte (a la derecha). Yo me equivoqué y bajé hasta la calle de la Ventilla, lo que me dio la ocasión de ver buenas vistas del Monasterio y una especie de cruceiro. Por la calle del Tinte retorné al Arco y retomé el itinerario recomendado.
Los dos frentes del Arco del Chorro Gordo.
Casas de la antigua Judería.
Casas de la antigua Judería.
Nº 2. Arco del Tinte.
De influencia mudéjar, conducía las tintorerías. No tiene casas encima, lo que la diferencia de las demás. Baja por la calle Caldereros hasta la fuente del Ángel y cerraba el segundo cinturón defensivo de las zonas Alta y Baja.
Nº 3. Fuente del ángel, del siglo XVI. Una de las 17 del casco urbano, todas de agua potable. Esta adosada a fachada de una casa.
Nº 4. Casa de Gil Cordero.
Se dice que aquí estaba la casa del pastor que encontró la imagen de la Virgen. El pastor está enterrado en la nave contigua a la sacristía del Monasterio.
Nº 5. Arco de las Eras. Cerraba la zona sur. Por aquí entraban los peregrinos procedentes del sur y levante. Aún conserva restos de almenas. Fue restaurado a principios de este siglo.
Nº 6. Calle de Ruperto Cordero. Enlaza la Fuente de los Tres Chorros con el Arco de las Eras. Es una de las calles más bonitas de la Puebla, sin duda la que más aparece en las fotos turísticas, con casas blancas, columnas de madera y una gran cantidad de macetas con plantas y flores que alegran y embellecen el entorno, sobre todo cuando no hay demasiados coches aparcados.
Nº 7. Plazuela y Fuente de los Tres Chorros, del siglo XVI, la más importante y significativa del pueblo. Antaño estuvo conectada a la Red de fuentes del Arca del Agua, famosa obra hidráulica de la Edad Media.
Nº 8. Casas porticadas, tradicionales construcciones de dos plantas sobre vigas de madera de castaño. Solían tener soportales las casas relacionadas con la atención a los visitantes y peregrinos (tiendas, mesones, bodegas, boticas, etc) para ofrecer servicios a los lugareños y a los peregrinos sin sufrir las inclemencias de la lluvia o el sol.
Nº 9. Arco de Sevilla, destaca su decoración floral y está rodeada de casas típicas. Sale a un lateral de la Plaza de Santa María, en el que se encuentran algunas casas donde residieron personajes conocidos de la localidad.
Nº 10. Casa de Gregorio López, jurisconsulto del siglo XVI, autor de la glosa de las Siete Partidas de Alfonso X, el Sabio. Fue alcalde mayor de Guadalupe. La fachada de la casa está blasonada y es de estilo señorial y renacentista. Al lado, se encuentra la casa que fue de Ángel Marina, famoso poeta local.
Nº 11. Real Monasterio. Su fachada principal forma parte de la Plaza de Santa María y el conjunto completo parece una auténtica fortaleza. Dejo la explicación para el final, junto con el comentario de la visita guiada a su interior.
Nº 12. Hospital de San Juan Bautista o de Hombres, SXV. Actuales aparcamientos del Parador de Turismo. Es de estilo gótico mudéjar. Aquí se instaló la Escuela de Medicina, gracias al indulto apostólico del Papa Eugenio IV. Se dice que fue donde se realizaron las primeras autopsias en España.
Nº 13. Colegio de Infantes o Gramática. Siglo XVI. Actual Parador de Turismo. Funcionó entre 1516 y 1835. Estilo mudéjar en patios, portadas y techos. Impartía estudios de Gramática, humanidades, canto y teología. Tras la desamortización de Mendizábal pasó a ser residencia del Marqués de la Romana y fue adquirido por el Estado en 1965 para Parador Nacional. En el patio está instalada la terraza de verano del restaurante, un lugar realmente bonito, con naranjos, limoneros y otros cítricos, que aportan frescor y un aroma realmente agradable. Como también lo es el patio posterior, donde se encuentran los jardines y la piscina y desde se tienen buenas vistas de la parte alta del Monasterio. Lástima que las fuentes no tuviesen agua porque los dos patios son de lo mejor del Parador.
Nº 14. Iglesia Nueva o de la Santísima Trinidad,
de principios del siglo XVIII. Está justo enfrente de la entrada al Parador. Con portada barroca, fue construida por Pedro Nuño Florentín Colón, ministro de Felipe V, conforme a un proyecto de Churriguera. Tiene tres naves y gran cúpula con linterna en el crucero. Abandonada tras las desamortizaciones, fue restaurada en 1978 y destinada a salón de exposiciones y auditorio. La entrada es libre a la zona de mercadillo de artesanos.
Nº 15. Galería Mudéjar, porticada, del siglo XV. Servía para proteger a los lugareños y peregrinos del sol y la lluvia. Ofrece bonitas vistas de las partes altas del Monasterio. Aquí, frente a la Galería, aparcamos el coche, está muy cerca de la Plaza de Santa María y suele haber sitios libres.
Nº 16. Arco de San Pedro, por donde accedían los viajeros y peregrinos del norte. La tercera de las tres puertas del primer recinto defensivo. Su función era de control administrativo y fiscal. Tiene una imagen de San Pedro en su frente norte de fecha bastante posterior. Hay que asomarse a las callejuelas laterales pues se tienen vistas muy pintorescas.
Nº 17. Hospital Nuevo o de Mujeres, siglo XV, tiene fachada gótica con capiteles de influencia flamenca. Atendía a las peregrinas y mujeres sin recursos. Actualmente es de propiedad privada.
Nº 18. Mirador del Parque de la Constitución. Las vistas del Monasterio y la Puebla no están mal, pero en mi opinión hay otras perspectivas mejores, como las que se tienen desde la entrada por la carretera que comunica con Navalmoral de la Mata, cerca de la estación de autobuses.
Nº 19. Hospital de San Sebastián. Siglo XV. Fundado para asistir a peregrinos pobres y enfermos. Conserva en su portada sencillas molduras policromadas de trazo gótico-mudéjar.
Nº 20. Hospital de la Pasión, siglo XV. Atendía a personas aquejadas de sífilis y enfermedades contagiosas. En 1870 fue convertido en fábrica de jabón. Actualmente es una casa particular.
Nº21. Cárcel de la Inquisición, que supuestamente actuó para perseguir a los herejes a finales del siglo XV.
Nº 22. Hospedería. Se construyó para alojamiento de los Reyes Católicos, fue demolida y reconstruida en el siglo XX para instalar un hotel. Tiene su propio acceso por la fachada de poniente del Monasterio y consta de tres zonas: antigua enfermería, salas del claustro gótico y la ampliación del corredor que llevó a cabo Rafael Moneo en 1994. Representa la tercera parte del Monasterio y tiene un aspecto realmente espectacular, parece un auténtico castillo. Por la escalinata de acceso se tienen unas vistas preciosas del conjunto.
EL MONASTERIO DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE.
Se están haciendo obras de restauración y nos encontramos con una enorme grúa y material de construcción en el exterior, junto a la Torre del Reloj, lo que estorbaba un tanto para hacer las fotos: menos mal que al menos no había andamios .
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993, constituye uno de los mejores ejemplos del mudéjar en España. Comprende un gran conjunto monástico, que fue el principal centro de peregrinación del antiguo reino de Castilla. Empezó a edificarse en el siglo XIV y contiene elementos góticos, mudéjares, renacentistas, platerescos y barrocos. El resultado es un edificio imponente con aspecto de fortaleza. En principio estaba atendido por la orden de los Jerónimos para pasar después a los franciscanos. En 1907 la Virgen de Guadalupe se convirtió en la Patrona de la localidad.
La fachada principal es del siglo XV y tiene dos torres, la del Reloj a la derecha y la de la Portería a la izquierda. La visita cuesta 5 euros (la tarifa normal, las hay reducidas) y es necesariamente guiada. Abre todos los días de 09:30 a 13:30 y de 15:30 a 18:30. Confieso que no nos gustan demasiado las visitas guiadas y preferimos ir a nuestro aire, consultando los paneles informativos o nuestras notas: en este caso no había opción y tampoco tuvimos mucha suerte porque al grupo de las once de la mañana se unió una excursión de la tercera edad; en fin, el problema no es que fueran de la tercera edad, naturalmente, sino porque nos juntamos casi cien personas y aquello era un maremágnum. Pero bueno, es lo que había. La verdad es que las dependencias son amplias y se ve todo bien. Además, cómo solo se permite hacer fotos en el claustro principal, pues tampoco fue demasiado grave. Lo que vimos durante la visita guiada fue lo siguiente.
Museo de Bordados, en el claustro mudéjar, que muestra principalmente las creaciones del propio taller del Monasterio que funcionó hasta el siglo XIX. Lo inauguró Alfonso XIII cuando visitó el Monasterio en 1928 para coronar a la Virgen de Guadalupe como Reina de la Hispanidad.
Claustros, de lo mejor del Monasterio. Son dos, uno mudéjar y otro gótico. El mudéjar es del siglo XIV y tiene dos plantas, en el centro del patio hay un precioso templete gótico-mudéjar, construido en ladrillo y revestido con azulejos de Manises. El claustro gótico es del siglo XVI; obra de Covarrubias, consta de tres galerías con arcos, decorados en piedra con calados. En la antigua botica, se encuentra el restaurante de la Hospedería, obra de Rafael Moneo.
Sacristía. Se la llama la “Capilla Sixtina española”. Del siglo XVII, con planta rectangular y techo dividido en bóvedas sobre pilares. Cuenta con numerosos cuadros de Zurbarán.
Sala Capitular, siglo XV, con importantes pinturas al fresco.
Sala del Tesoro, del siglo XVI. Recoge los regalos y dádivas brindados a la Virgen. Hay algunas piezas de riqueza realmente impresionante.
Camarín de la Virgen, de forma redonda y estilo barroco. La talla de la Virgen negra es del siglo XII y estilo románico, el trono sobre el que se asienta es de 1953 y cuenta con un mecanismo para hacer girar la figura de la Virgen a fin de que la puedan ver todos los peregrinos. Durante nuestra visita pudimos acceder a la parte superior, desde donde se ve la figura de la Virgen a un metro. En este caso, el artilugio había hecho girar la figura digamos que hacia el habitáculo interior, donde estábamos nosotros.
Museo de Pintura y Escultura: en una sala del siglo XIV con artesonado de madera. Contiene 8 cuadros de Zurbarán, una obra de Goya y otras de diversos pintores y artistas, principalmente de los siglos XV y XVI. Es curiosa la talla en marfil de una Virgen con rasgos orientales, atribuida a un escultor filipino.
También nos enseñaron la sala del Coro.
Terminada la visita guiada (duró unos 50 minutos) nos dejaron en el magnífico claustro mudéjar, donde pudimos hacer fotos libremente. Un ala del claustro también tenía andamios por las obras de restauración, pero evitándola, se podían sacar fotos que no estaban demasiado mal.
La Basílica también es de libre acceso y se puede hacer fotos sin problemas. Tiene portada gótica a la que se accede por una gran escalinata, consta de 3 naves también góticas. Son notables la sillería del coro (que pudimos ver desde arriba en la visita guiada), la verja y el retablo del Altar Mayor, así como alguna de las capillas laterales como las de San Gregorio y Santa Ana, góticas del siglo XV.
Ermitas y otros edificios para visitar.
- Ermita de San Blas, del siglo XV, junto a la vía del tren
-Ermita de Santa Catalina, del siglo XVI. En las afueras de Guadalupe, por el camino de Santa Catalina.
-Palacio de Mirabel, a 7 kilómetros de Guadalupe, entre frondosos bosques de castaños. Aquí pasaron bastante tiempo los Reyes Católicos con sus hijos. Posee patios, fuentes, terrazas y jardines. Es de propiedad particular y solamente se puede visitar el día 3 de mayo de cada año, cuando se celebra la Romería de la Cruz. Estarían preparándola, porque fuimos el 2 de mayo.
-Palacio de Valdefuentes, igual que el anterior fue utilizado por los Reyes Católicos y también es de propiedad particular y no se puede visitar.
- Ermita del Humilladero, del siglo XV. Se encuentra a unos 4 kilómetros de Guadalupe, en la carretera EX118, que va a Navalmoral de la Mata. Se construyó en el siglo XV para que los peregrinos que procedían del norte pudiesen ver el Monasterio desde lejos. Se hizo imitando el templete del claustro mudéjar del Monasterio. En 1931 fue declarada Monumento Nacional. A esta Ermita subimos antes de ir a comer, naturalmente con el coche. Hay un trecho de cuatro kilómetros hasta llegar, pero se hace rápido y las vistas son muy buenas porque tiene una perspectiva amplísima. En realidad, el mirador está en la carretera porque el edificio de la Ermita está unos metros más arriba subiendo por una pista de tierra, pero desde allí no se tienen vistas panorámicas por los árboles que la rodean.
Los siguientes lugares son geositios del Geoparque y se pueden visitar haciendo un recorrido circular de unos veinte kilómetros, que sale de aquí, por una pista que conduce a unas antiguas instalaciones militares ahora abandonadas. Por aquí también se llega a la cumbre del Risco de las Villuercas, el punto más alto de la comarca. Al parecer la pista no tiene un firme en buenas condiciones y, además, como ya casi era la hora de comer, preferimos no subir.
- Arca del Agua, siglo XIV, con galerías excavadas en la montaña.
- Molinos, siglos XIV a XVI, antiguas dependencias del Monasterio.
- Pozo de la nieve, ubicado en la montaña, se utilizaba para abastecer a los antiguos hospitales.
Cuando terminamos de visitar la Ermita del Humilladero, fuimos hasta Cañamero (a unos 12 kilómetros de Guadalupe) con la idea de comer allí y después dar un paseo por el Desfiladero del Río Ruecas, durante el que también se visita la Cueva de la Chiquita con pinturas rupestres. Nos las prometíamos muy felices con aquel paseíto por la vera del río de una horita y media, ideal para descansar un ratito a la sombra, junto al agua. Pero la jugada nos salió mal porque no encontramos ningún sitio donde nos dieran de comer en Cañamero: el Hostal Ruiz está en obras y estaba cerrada, en el restaurante Ximénez nos despidieron de malas formas porque no teníamos mesa reservada (había varias mesas libres en la parte del mesón, pero no nos ofrecieron ni quedarnos a comer de tapas) y en otro hostal-restaurante, más de lo mismo. Sinceramente, no sé si en este pueblo no quieren turismo o qué, pero no fue tanto la negativa a darnos de comer como la actitud y los modales los que nos incomodaron. Así que descartamos nuestro paseo en Cañamero y volvimos a Guadalupe, donde pese a estar casi a tope se rifaron nuestros huesos en varios restaurantes. Al final terminamos en el Hostal del Cabrito, comiendo ensalada de la casa, cabrito y caldereta de cordero. Con agua, vino, postres y cafés, 34 euros. Todo abundante y rico.
Vista que nos encontramos bajando de la Ermita del Humilladero.
Viaducto del fallido ferrocarril.
Para bajar un poco la comida, fuimos hasta las afueras de la Puebla para ver el enorme viaducto de hormigón (58 metros de altura en su punto central) que se levantó en 1959 para unir por ferrocarril Villanueva de la Serena y Talavera de la Reina. En 1962, al parecer por problemas políticos y económicos, se canceló el proyecto y el puente y el túnel allí quedaron como testigos mudos del despilfarro y la mala planificación que todos conocemos muy bien que, como se puede comprobar, ha existido siempre en este país nuestro.
La carretera pasa por debajo del puente y se puede caminar e ir en bicicleta por él, contemplando unas vistas estupendas de la Puebla (curiosamente apenas se ve el Monasterio), del río y de todo su entorno. Forma parte de la Vía Verde de la Jara y Vegas del Guadina-Villuercas.
Para finalizar nuestro viaje, ya de regreso a casa, nos detuvimos en el mirador del Geositio del Estrecho de la Peña Amarilla. Como lo he mencionado en la etapa anterior, no lo repito ahora aquí
Como resumen de la corta escapada de dos días por las Villuercas y Guadalupe solamente puedo decir que Extremadura me ha vuelto a sorprender no sólo por sus pueblos y sus herencia cultural sino, sobre todo, por su desbordante naturaleza. Y es que cada vez me gusta más la tierra de mi padre, al que echo más de menos cuanto más tiempo va pasando desde que se fue.
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