Hoy toca la visita gorda, o sea el Parque Nacional de Timanfaya, ese espectacular lugar mágico-místico-telúrico-sulfúrico, carne de Cuarto milenio, que nació explotando con rabia en el siglo XVIII, moldeando lo que hoy en día es la isla de Lanzarote.
NATIONAL PARRRK OFFFF TIMANFAYA
Declarado parque nacional en 1974 y patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1993, tiene 51 km2 que ocupan un 6% del total de la isla, que contiene un paisaje infernal con una fila de más de 25 cráteres sobre una línea de fractura de la placa africana, extensos mares de lava y cenizas, calderas y cuevas volcánicas, y un diabólico restaurante creación de Mr. Manryke. Timanfaya todavía presenta actividad volcánica, existiendo punto de calor en la superficie que alcanzan los 100-120 grados centígrados a 13 metros de profundidad.
https://www.miteco.gob.es/es/red-parques-nacionales/nuestros-parques/timanfaya/tim_info_gral_tcm30-67612.pdf
De la erupción de 1730, cuando la isla tenía unos 5000 habitantes, hay un interesante testimonio escrito por un párroco de Yaiza, el padre Curbelo, que mientras estaba rebañando el plato de gofio de la cena a las 9 y pico de la noche, flipó de la siguiente manera con la erupción del primer volcán, el de La Caldera de los Cuervos:
“En la primera noche una enorme montaña se elevó del seno de la tierra y del ápice se escapaban llamas que continuaron ardiendo durante nueve días. Pocos días después, un nuevo abismo se formó y un torrente de lava se precipitó sobre Timanfaya, sobre Rodeo y sobre una parte de Mancha Blanca. La lava se extendió sobre los lugares hacia el norte, al principio con tanta rapidez como el agua, pero bien pronto su velocidad se aminoró y no corría más que como la miel”.
Aunque no constituyó un apocalipsis en lo que respecta a la pérdida de vidas humanas, la erupción cubrió una cuarta parte de la isla y tuvo unos efectos catastróficos en lo referente a la drástica reducción de los recursos de subsistencia, cultivos, ganado, pesca, etcétera, que provocó grandes penurias a los habitantes de la isla durante los años siguientes. La duración, hasta 1736, puede considerarse como una de las más largas de la historia del volcanismo.
El parque tiene cuatro distintos recorridos a gusto del consumidor, la habitual RUTA DE LOS VOLCANES o de las Montañas de fuego, con entrada por 10€ con el vehículo propio por la “puerta principal” en la LZ 67 hasta el aparcamiento y luego el recorrido de una media hora en un bus del parque; la RUTA TERMESANA, que es una ruta guiada a pie de unos 2 kms por el sur del parque, que se ha de reservar previamente en el Centro de Visitantes e Interpretación de Mancha Blanca, que se encuentra en la carretera 4 kms más allá de la entrada principal, poco antes del pueblo; la RUTA DEL LITORAL de unas 4 o 5 horas de marcha, que puede hacerse libremente o de manera guiada por un sendero paralelo a la costa; y por último, la turística RUTA EN DROMEDARIO, excursión que parte del Echadero de los camellos, que se encuentra en la misma carretera, 3 kms antes de llegar a la entrada al parque, desde Yaiza.
Reservas de rutas guiadas
Teléfono 928 118 042
manchablanca.cmayot@gobiernodecanarias.org
Horario: 9 a 14:30 de lunes a viernes
Nosotros comodones en nuestro vehículo y para montar en el autobús, llegamos a las 9 menos cuarto a la entrada principal, donde ya hay unos pocos coches en fila esperando la apertura de puertas, para hacer la primera de las rutas mencionadas, la DE LOS VOLCANES. Durante la espera, un trabajador del parque se va acercando a las ventanillas para cobrar los 10 € de la entrada, y por atrás ya van poniéndose en cola más coches, excepto los autocares que entran directamente al aparcamiento. A las 9, las puertas se abren y la caravana de coches enfila por el parque hacia el aparcamiento del restaurante, donde otros empleados haciendo de aparcacoches, van señalando vehículo a vehículo la plaza correspondiente. Al bajar, en ese mismo espacio, esperan los autobuses que van a hacer el recorrido, para que vayan subiendo los visitantes que han aparcado.
El interesante y espectacular tour de media hora, se hace de un tirón sin permiso para pisar tierra, y está amenizado con las explicaciones de una grabación que pone el conductor. A la vuelta al punto de partida, en el restaurante se realizan sin parar los espectáculos turístico horteras del pollo asado, el sifonazo y la quema de hierbajos. Al lado, la todopoderosa tienda de souvenirs y los lavabos, y por los alrededores, miradores con fantásticas vistas de cráteres y de la superficie lunar del parque, y con rincones para protegerse del viento con cavidades para calentarse las manos con el calor que llega desde las profundidades. Con buenas sensaciones, dejamos el parque y entramos 4 kms más allá por la carretera en el
CENTRO DE VISITANTES E INTERPRETACIÓN DE MANCHA BLANCA
poco antes de llegar a dicho pueblo. Vamos a la recepción, donde una empleada nos informa que la entrada es gratuita, mientras su compañera va informando a varios visitantes confundidos, que el centro no es la entrada al Parque de Timanfaya, que está a 4 kms de allí por la misma carretera.
https://www.miteco.gob.es/es/red-parques-nacionales/nuestros-parques/timanfaya/tim_cv_mancha_blanca_tcm30-67609.pdf
Dentro, además de la universal tienda de souvenirs, las salas de la exposición permanente y de los audiovisuales, otra de simulación de una erupción volcánica, y la biblioteca, los miradores y una pasarela elevada sobre las coladas de lava de las erupciones de 1730, consiguen de manera muy muy amena, el objetivo del centro de dar a conocer a visitantes y estudiantes el fenómeno vulcanológico de Timanfaya, y su fauna y flora, tocando temas como el nacimiento de las islas Canarias, la Red estatal de parques naturales, geodinámica y volcanismo, los espacios protegidos de Lanzarote, las erupciones de la isla, …
Una hora de visita después, a 1’5 km del centro y unos metros antes de entrar en Mancha Blanca, tomamos el desvío a la izquierda de la carretera por el Camino al Cráter del
VOLCÁN DE LA CALDERA BLANCA
un sendero de tierra que finaliza en un pseudo aparcamiento polvoriento, desde donde se inicia la ruta de senderismo de unas 3 o 4 horas de ida y vuelta a la Caldera Blanca, la de mayor diámetro (más de 1 km) y profundidad (314 m) de todo Lanzarote, desde cuyo borde se tienen unas abrumadoras vistas.
La mayor parte del sendero transcurre entre el malpaís de lava, roca volcánica poco erosionada en la que es prácticamente imposible caminar. El sendero en sí, es totalmente pedregoso, por lo que es imprescindible además de agua, un buen y duro calzado, y gorra y protección solar si no se resiste bien el machacante sol, ya que no hay sombra en toda la ruta. Si se sube al filo del cráter, hay que aumentar las precauciones por el fuerte viento que lo azota, con el consiguiente peligro de fatales caídas.
TARDE DE SIESTA
A las dos y pico, regresamos por la misma carretera a Yaiza, donde enlazamos con la LZ 2 hacia ARRECIFE, pasamos UGA para llegar a LA ROTONDA DE LOS CAMELLOS, y nos incorporamos a la LZ 702 hacia Femes, donde paramos para entrar a comer en otro restaurante de nuestra lista, EL BALCÓN DE FEMÉS, cuyo punto fuerte, más que la comida, es la terraza con unas grandiosas vistas que abarcan toda la costa sur de la isla, llamada la COSTA DEL RUBICÓN, con el Atlántico detrás, y las islas de LOBOS y FUERTEVENTURA.
Tan solo por su situación privilegiada al borde del macizo de los Ajaches, observando el valle y todo el trozo sur de Lanzarote en el horizonte, incluyendo Fuerteventura y la Isla de Lobos, Femés ya se merece la visita, pero el pequeño y bonito núcleo blanco al lado del mirador, de la iglesia de San Marcial con su plaza y sus palmeras, el buen restaurante con su magnífica terraza, y la posibilidad de probar y comprar unos excelentes quesos de cabra en la Quesería Rubicón, a 150 metros de allí, son todavía más alicientes para acercarse hasta este pueblo.
Como hoy tenemos decidido darnos una tregua y aprovechar la cercanía, para sestear un rato por la tarde, arrancamos el coche y tomamos la pronunciada y sinuosa bajada del macizo, hasta llegar al valle y enfilar la recta hacia Playa Blanca, adonde llegamos en apenas 15 minutos. El resto de la tarde, lo invertimos en visitar el Faro de Pechiguera en el extremo oeste del litoral, a 10 minutos en coche de Playa Blanca, y ya de vuelta, a dar un paseo por Puerto Limones, el muelle del pueblo, desde donde solo nos dedicamos a ver como atracan y zarpan, los ferrys a Fuerteventura.
NATIONAL PARRRK OFFFF TIMANFAYA
Declarado parque nacional en 1974 y patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1993, tiene 51 km2 que ocupan un 6% del total de la isla, que contiene un paisaje infernal con una fila de más de 25 cráteres sobre una línea de fractura de la placa africana, extensos mares de lava y cenizas, calderas y cuevas volcánicas, y un diabólico restaurante creación de Mr. Manryke. Timanfaya todavía presenta actividad volcánica, existiendo punto de calor en la superficie que alcanzan los 100-120 grados centígrados a 13 metros de profundidad.
https://www.miteco.gob.es/es/red-parques-nacionales/nuestros-parques/timanfaya/tim_info_gral_tcm30-67612.pdf
De la erupción de 1730, cuando la isla tenía unos 5000 habitantes, hay un interesante testimonio escrito por un párroco de Yaiza, el padre Curbelo, que mientras estaba rebañando el plato de gofio de la cena a las 9 y pico de la noche, flipó de la siguiente manera con la erupción del primer volcán, el de La Caldera de los Cuervos:
“En la primera noche una enorme montaña se elevó del seno de la tierra y del ápice se escapaban llamas que continuaron ardiendo durante nueve días. Pocos días después, un nuevo abismo se formó y un torrente de lava se precipitó sobre Timanfaya, sobre Rodeo y sobre una parte de Mancha Blanca. La lava se extendió sobre los lugares hacia el norte, al principio con tanta rapidez como el agua, pero bien pronto su velocidad se aminoró y no corría más que como la miel”.
Aunque no constituyó un apocalipsis en lo que respecta a la pérdida de vidas humanas, la erupción cubrió una cuarta parte de la isla y tuvo unos efectos catastróficos en lo referente a la drástica reducción de los recursos de subsistencia, cultivos, ganado, pesca, etcétera, que provocó grandes penurias a los habitantes de la isla durante los años siguientes. La duración, hasta 1736, puede considerarse como una de las más largas de la historia del volcanismo.
El parque tiene cuatro distintos recorridos a gusto del consumidor, la habitual RUTA DE LOS VOLCANES o de las Montañas de fuego, con entrada por 10€ con el vehículo propio por la “puerta principal” en la LZ 67 hasta el aparcamiento y luego el recorrido de una media hora en un bus del parque; la RUTA TERMESANA, que es una ruta guiada a pie de unos 2 kms por el sur del parque, que se ha de reservar previamente en el Centro de Visitantes e Interpretación de Mancha Blanca, que se encuentra en la carretera 4 kms más allá de la entrada principal, poco antes del pueblo; la RUTA DEL LITORAL de unas 4 o 5 horas de marcha, que puede hacerse libremente o de manera guiada por un sendero paralelo a la costa; y por último, la turística RUTA EN DROMEDARIO, excursión que parte del Echadero de los camellos, que se encuentra en la misma carretera, 3 kms antes de llegar a la entrada al parque, desde Yaiza.
Reservas de rutas guiadas
Teléfono 928 118 042
manchablanca.cmayot@gobiernodecanarias.org
Horario: 9 a 14:30 de lunes a viernes
Nosotros comodones en nuestro vehículo y para montar en el autobús, llegamos a las 9 menos cuarto a la entrada principal, donde ya hay unos pocos coches en fila esperando la apertura de puertas, para hacer la primera de las rutas mencionadas, la DE LOS VOLCANES. Durante la espera, un trabajador del parque se va acercando a las ventanillas para cobrar los 10 € de la entrada, y por atrás ya van poniéndose en cola más coches, excepto los autocares que entran directamente al aparcamiento. A las 9, las puertas se abren y la caravana de coches enfila por el parque hacia el aparcamiento del restaurante, donde otros empleados haciendo de aparcacoches, van señalando vehículo a vehículo la plaza correspondiente. Al bajar, en ese mismo espacio, esperan los autobuses que van a hacer el recorrido, para que vayan subiendo los visitantes que han aparcado.
El interesante y espectacular tour de media hora, se hace de un tirón sin permiso para pisar tierra, y está amenizado con las explicaciones de una grabación que pone el conductor. A la vuelta al punto de partida, en el restaurante se realizan sin parar los espectáculos turístico horteras del pollo asado, el sifonazo y la quema de hierbajos. Al lado, la todopoderosa tienda de souvenirs y los lavabos, y por los alrededores, miradores con fantásticas vistas de cráteres y de la superficie lunar del parque, y con rincones para protegerse del viento con cavidades para calentarse las manos con el calor que llega desde las profundidades. Con buenas sensaciones, dejamos el parque y entramos 4 kms más allá por la carretera en el
CENTRO DE VISITANTES E INTERPRETACIÓN DE MANCHA BLANCA
poco antes de llegar a dicho pueblo. Vamos a la recepción, donde una empleada nos informa que la entrada es gratuita, mientras su compañera va informando a varios visitantes confundidos, que el centro no es la entrada al Parque de Timanfaya, que está a 4 kms de allí por la misma carretera.
https://www.miteco.gob.es/es/red-parques-nacionales/nuestros-parques/timanfaya/tim_cv_mancha_blanca_tcm30-67609.pdf
Dentro, además de la universal tienda de souvenirs, las salas de la exposición permanente y de los audiovisuales, otra de simulación de una erupción volcánica, y la biblioteca, los miradores y una pasarela elevada sobre las coladas de lava de las erupciones de 1730, consiguen de manera muy muy amena, el objetivo del centro de dar a conocer a visitantes y estudiantes el fenómeno vulcanológico de Timanfaya, y su fauna y flora, tocando temas como el nacimiento de las islas Canarias, la Red estatal de parques naturales, geodinámica y volcanismo, los espacios protegidos de Lanzarote, las erupciones de la isla, …
Una hora de visita después, a 1’5 km del centro y unos metros antes de entrar en Mancha Blanca, tomamos el desvío a la izquierda de la carretera por el Camino al Cráter del
VOLCÁN DE LA CALDERA BLANCA
un sendero de tierra que finaliza en un pseudo aparcamiento polvoriento, desde donde se inicia la ruta de senderismo de unas 3 o 4 horas de ida y vuelta a la Caldera Blanca, la de mayor diámetro (más de 1 km) y profundidad (314 m) de todo Lanzarote, desde cuyo borde se tienen unas abrumadoras vistas.
La mayor parte del sendero transcurre entre el malpaís de lava, roca volcánica poco erosionada en la que es prácticamente imposible caminar. El sendero en sí, es totalmente pedregoso, por lo que es imprescindible además de agua, un buen y duro calzado, y gorra y protección solar si no se resiste bien el machacante sol, ya que no hay sombra en toda la ruta. Si se sube al filo del cráter, hay que aumentar las precauciones por el fuerte viento que lo azota, con el consiguiente peligro de fatales caídas.
TARDE DE SIESTA
A las dos y pico, regresamos por la misma carretera a Yaiza, donde enlazamos con la LZ 2 hacia ARRECIFE, pasamos UGA para llegar a LA ROTONDA DE LOS CAMELLOS, y nos incorporamos a la LZ 702 hacia Femes, donde paramos para entrar a comer en otro restaurante de nuestra lista, EL BALCÓN DE FEMÉS, cuyo punto fuerte, más que la comida, es la terraza con unas grandiosas vistas que abarcan toda la costa sur de la isla, llamada la COSTA DEL RUBICÓN, con el Atlántico detrás, y las islas de LOBOS y FUERTEVENTURA.
Tan solo por su situación privilegiada al borde del macizo de los Ajaches, observando el valle y todo el trozo sur de Lanzarote en el horizonte, incluyendo Fuerteventura y la Isla de Lobos, Femés ya se merece la visita, pero el pequeño y bonito núcleo blanco al lado del mirador, de la iglesia de San Marcial con su plaza y sus palmeras, el buen restaurante con su magnífica terraza, y la posibilidad de probar y comprar unos excelentes quesos de cabra en la Quesería Rubicón, a 150 metros de allí, son todavía más alicientes para acercarse hasta este pueblo.
Como hoy tenemos decidido darnos una tregua y aprovechar la cercanía, para sestear un rato por la tarde, arrancamos el coche y tomamos la pronunciada y sinuosa bajada del macizo, hasta llegar al valle y enfilar la recta hacia Playa Blanca, adonde llegamos en apenas 15 minutos. El resto de la tarde, lo invertimos en visitar el Faro de Pechiguera en el extremo oeste del litoral, a 10 minutos en coche de Playa Blanca, y ya de vuelta, a dar un paseo por Puerto Limones, el muelle del pueblo, desde donde solo nos dedicamos a ver como atracan y zarpan, los ferrys a Fuerteventura.