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MORACA, TARA Y DURMITOR
MORACA, TARA Y DURMITOR
Puerto de Kotor
Viernes, 25 de Octubre, 2019
Otro madrugón. A las 8 en punto estaba en la puerta de la oficina de Montenegro Hostel donde había también esperando un chico de unos 30 años de pelo completamente canoso y el empleado del hostel que nos llevó al punto de encuentro, junto al puerto, donde estaba una pareja.
- Esperad aquí los cuatro al guía, que vendrá dentro de un ratito. Yo tengo que volver a la oficina, que no puedo dejarla desatendida.
Al cabo de cinco minutos se detuvo un coche de donde salió un individuo de casi dos metros de altura, unos cuarenta años de edad y muchos kilos de más y nos dijo que nos subiéramos al vehículo. Así lo hicimos y comenzamos la excursión del día. El guía se presentó:
- Yo soy Ninad y vivo en Budva, pero no soy montenegrino sino que soy serbio de Belgrado, pero llevo viviendo muchos años aquí.
El treintañero canoso y la pareja también se presentaron:
- Yo me llamo Gary. Soy de Boston, donde trabajo como psicólogo.
- Nosotros somos Sophie y Florian –dijo ella- Yo soy de Canadá, pero no soy ni de Montreal ni de Toronto. Soy de Halifax, en la “Canadá profunda”. Florian es de la Polinesia francesa y ambos trabajamos como profesores de francés como lengua extranjera en Kiev.
Atravesamos el túnel de Tivat y nos desviamos hacia el interior en dirección a Podgorica, que cruzamos de sur a norte. El plan es recorrer los cañones de Moraca y Tara hasta llegar al puente (que ya visité hace unos días) y desde ahí al Parque Nacional de Durmitor, donde íbamos a estar un par de horas. El otro día estuve también en Durmitor, pero tan sólo una media hora.
- ¿Y no vamos a hacer una parada para desayunar? –pregunté yo.
- Pues no… Hasta las 11 y pico no pararemos para comer.
Yo no había desayunado. 360 Monte y Montenegro Hostel son competencia directa. Ambas empresas tienen hostels y ambas organizan tours para turistas. Había tenido ya dos tours con 360 Monte y éste era el primero que hacía con Montenegro Hostel. Cuando Ninad me dijo que no íbamos a hacer una parada para desayunar pensé:
“360 Monte 1 – Montenegro Hostel 0”
Por suerte, al cabo de un ratito, tuvimos que hacer una parada para llenar el depósito de gasolina, así que los cuatro nos apresuramos a la tienda de la gasolinera para comprar comida y snacks con los que hacer frente al hambre.
Montamos en el coche de nuevo y comenzamos a subir. Llegamos a un punto en el que tomamos unas cuantas fotos de la costa y el pueblo de Budva. Ninod nos dijo que Budva se había convertido en una auténtica ciudad de vacaciones en la que se ha construído cientos y cientos de apartamentos, bastante caros. Mucha disco y mucha juerga. Reciben muchos visitantes de los Balcanes y sobre todo de Rusia.
Budva
La carretera se iba haciendo más y más angosta, pasando por varios túneles. El río Moraca cada vez quedaba más abajo y el cañón, con sus verticales paredes se iba haciendo más estrecho
Ninod es bastante parco en palabras y no da muchas explicaciones ¡ Qué diferencia con Yelena, nuestra guía del día anterior! Pasamos por delante del Monasterio de Moraca, que me hubiera gustado ver, pero no estaba incluído en la excursión El emplazamiento es magnífico y tiene muy buena pinta, además de unas pinturas al fresco del siglo XIII bastante destacables. Así que me quedé con las ganas.
Hicimos una parada en un restaurante con una terraza bastante grande con unas vistas fantásticas. Eran las 11.30 de la mañana. Es decir: ni hora de desayunar ni hora de almorzar, pero había que comer. Ninod nos recomendó comer algún plato nacional y mencionó uno llamado kacamak, un plato hecho a base de patatas y queso.
El cañón del Moraca. Kacamak
Los franceses pidieron lo mismo y Garry pidió algo más convencional. Bueno, pues nos lo trajeron y alucinamos un poquillo. La ración era inmensa. Se trataba de una auténtica bomba calórica montenegrina. Había que comer algo y comí, pero dejé más de la mitad. La verdad es que no me gustó mucho ni a mí ni a los franceses.
De nuevo otra vez en el coche, llegamos a la localidad de Kolasin, que dejamos a un lado. Es una ciudad turística. Hay una estación de esquí cerca y el Parque Nacional de Biogradska Gora queda a poca distancia. Nosotros seguimos nuestro camino y enlazamos con la carretera que va hacia el noreste junto al río Tara. De nuevo, el valle se hace estrecho y profundo. Es espectacular. Hicimos una para en un lugar llamado Crna Poda.
Crna Poda significa “pino negro”. Y este lugar es precisamente eso: Un bosque de enormes pinos negros cuya edad tienen un promedio de 400 años. A este bosque lo llaman “El bosque de las secuoyas europeas”. Bueno… No son tan inmensos como las secuoyas… pero la verdad es que es un lugar fantástico. Es parte del Parque Nacional de Durmitor.
Bosque Crno Poda vestido de otoño. Cañón del Tara
Crno Poda
Crno Poda
Continuamos nuestro trayecto a lo largo del Cañón del Tara y llegamos al puente donde ya estuve tres días antes. Como sólo íbamos a estar 20 minutos yo me fui a tomar un café. Los franceses se dieron una vuelta por ahí y Gary decidió cruzar el cañón en tirolina y regresar paseando por el puente. Volvimos al coche y, tras atravesar el pueblo de Zabljak llegamos a la entrada del Parque Nacional de Durmitor, donde hay que pagar 3 € de entrada. Al cabo de diez minutos estábamos Crno Jezero o, lo que es lo mismo, el “Lago Negro” que, en realidad son dos lagos adyacentes, siendo el pequeño más profundo y “dando de beber” al más grande. Ninod se fue a la cafetería y nos dijo:
- Hay un sendero que va alrededor de los dos lagos aunque podéis cruzar, si queréis, por la intersección de ambos, ya que no tiene agua porque llevamos 4 meses sin lluvia y el nivel de agua es muy bajo. Nos vemos aquí en la cafetería dentro de dos horas. También podéis pasear por la orilla del lago, aunque el agua tiene que estar muy fría.
Los franceses se fueron a su aire. Gary hizo el recorrido en el sentido contrario a las agujas del reloj y yo comencé por la orilla para subir luego al sendero y pasear rodeando el lago mayor. La verdad es que es un sitio fabuloso. Dejo unas fotos.
Lago Negro (Crno Jezero) Parque Nacional de Durmitor
Intersección de ambos lagos
Postureo brutal japonés en Crno Jezero
Lago Negro - Crno Jezero
Bosques alrededor del Lago Negro
Yo también hago postureo
Vista desde la intersección entre los dos lagos
Crno Jezero, Parque Nacional de Durmitor
El lago pequeño
Desde la intersección entre ambos lagos el camino de regreso bordeando el lago grande es bastante más complicado, mucho más abrupto, con un muchos árboles caídos cruzados en medio del sendero, bastante rocas, tantas que, tras observar en un determinado momento que parecía más fácil ir caminando por la orilla, me fui hacia ésta. Y sí: Ciertamente era más fácil… hasta que una roca grande y vertical me impidió seguir. Tenía que ir de un lado a otro de la roca trepando. Hubo un momento que creí que me caía al agua con ropa, mochila, gafas, móvil y cámara… Pero al final me las arreglé y conseguí atravesar este trecho sin mojarme… ¡¡Ufff…!!
Al cabo de un ratito encontré el sendero “civilizado” e incluso un banco para descansar, cosa que hice. Ahí estaba cuando, después de cinco minutos llegaron Sophie y Florian. Estuvimos ahí el tiempo que lleva charlar acerca de la experiencia. Me dijeron que si rodeas el lago pequeño por el sendero, hay un momento que tienes que descender por una cuerda que hay para bajar a un nivel inferior. En fin… que tiene su puntito de dificultad…
Procedimos entonces a darle un poco más al postureo si cabe. Y tras una sesión fotográfica por ambas partes de unos 5 minutos, nos dirigimos a la cafetería, donde nos encontramos con Gary y Ninod. Tomamos una Coca-Cola y regresamos caminando por el paseo entre pinos hasta la entrada, donde está la taquilla y el aparcamiento.
Y sin más dilación nos subimos al coche y al cabo de unas dos horas llegábamos, yendo por la ruta de Niksic, hasta Risan, ya en la Bahía de Boka Kotorska. Una cosa que me molestó de Ninod es que estuvo –móvil en mano- hablando por teléfono y mandando mensajes de texto.
- Espero que me disculpéis –dijo- Es que tengo que solucionar el trabajo que tengo para mañana.
Hubo un silencio. Yo le dije:
- Necesitas un “Hands free” – Y ahí lo dejé.
Además hay que decir que Ninod fue bastante parco en palabras y explicaciones. No es un guía turístico. Es un conductor, sin más.
La excursión estuvo bien pero yo la hubiera diseñado de otra manera. Hubiera incluido media hora para desayunar. Habría parado 20 minutos en el monasterio de Moraca. Y habría restado unos 45 minutos al Lago Negro, sugieriendo comer algo rápido en el restaurante que hay aquí. Estoy seguro que Ninod lo hizo durante las dos horas que nosotros invertimos paseando alrededor de los dos lagos. En fin, que en la competición de tours 360 Monte gana por goleada a Montenegro Hostel.
Llegamos a Kotor casi a las diez de la noche. A esa hora muchos restaurantes han cerrado ya las cocinas, pero el dueño de mi pensión seguía trabajando en el fast food, al que recurrí para cenar algo rápido y fácil con una Niksicko. Tras lo cual me fui a dormir.
Kotor la Nuit: Iglesia de San Miguel y, detrás, la muralla