Primera ✏️ Diarios de Viajes de YemenYEMEN, 2006. AGRADECIMIENTO. Al principio de cualquier libro hay agradecimiento a personas implicadas en la historia que se cuenta o a profesionales que ayudan a la construcción de la misma. En mi historia aun no siendo ningún libro, si no un...Diario: mi personal viaje al yemen⭐ Puntos: 5 (8 Votos) Etapas: 10 Localización: YemenYEMEN, 2006 AGRADECIMIENTO. Al principio de cualquier libro hay agradecimiento a personas implicadas en la historia que se cuenta o a profesionales que ayudan a la construcción de la misma. En mi historia aun no siendo ningún libro, si no un relato, también quiero dejar constancia de mi agradecimiento a ese “Dios” a los que los Yemenitas veneran con tanta devoción, por ayudarnos a todos nosotros regresar sanos y salvos a nuestra querida tierra. Día 30: Barcelona - Sanaa Salimos del aeropuerto del Prat de Barcelona destino a Roma con unos 30 minutos de retraso, lo cual nos fue de maravilla. Al llegar a Roma fue bajar del avión hacer el cheking y volver a subir al que nos llevaría al Yemen. Llegamos a Sanaa -capital del Yemen- sobre las 10 de la noche. Nos recogió nuestro guía, -su nombre es Mossen-. Los saludos correspondientes y en estas que Juan (mi marido) se da cuenta que se ha dejado las gafas de ver en la bolsa que hay en el asiento delantero del avión. Le comenta a Mossen del percance, se acercan los dos a las oficinas de la compañía aérea y simpáticos ellos, les comunican que una persona ira a recogerlas. Primera sorpresa, las gafas han desaparecido. Una curiosidad, en nuestro avión habían mujeres yemenitas que viajaban con la cara descubierta y al tocar tierra firme se la cubrieron con el velo. Al ir recorriendo las calles de Sanaa, te vas comenzando hacer un idea de cómo es el país en el cual pasaras tus vacaciones. Después de dejar una gran avenida, nos dirigimos por calles cada vez mas estrechas, esto hizo que mi cabeza comenzara a dar vueltas e intentar deducir como seria nuestro primer hotel. Mis malos pensamientos no fueron erróneos. El hotel - El Hiltawon Hotel - que en el día de su nacimiento debió de ser un hotel de buena categoría a día de hoy estaba descuidado y sucio. Nunca habían hecho en él ningún tipo de mantenimiento. Por sorpresa vimos que la ubicación era muy céntrica, el único inconveniente es que esta calle, que daba a la avenida principal carecía de alumbrado público. La habitación fea y sucia, con muebles muy desgastados, desquebrados, hechos una pena. El WC, cuando lo vi me entro un “patatus”. El espejo medio colgando, las juntas de las cerámicas negras, la cortina de la ducha medio colgando. La pared del sanitario amarronado tirando a negrusco del goteo constante del agua. Y para mas INRI había el WC de los de hacer derecho las necesidades, que salía un hedor para tumbarte de espaldas. Delante de tanto espanto, lo primero que hice fue abrir la cama, cual mi sorpresa que habían unos cuantos pelitos y pelazos del antiguo inquilino. Me entro pánico y miedo de cómo iba a ser mis próximos hoteles y dudas sobre mi aguante moral. Si en la capital el hotel tenía estas condiciones, me pregunte como seria el resto de ellos en las poblaciones más pequeñas. Comentamos las nuevas con Emilio y Silvia. Su habitación era peor que la nuestra. Una vez asumido el entorno, bajamos a cenar. En el comedor no hubo ninguna sorpresa agradable, era la continuación de lo que vimos en la habitación. Destartalado, descuidado, con los manteles llenos de manchas, las sillas despedazadas. El bar del comedor era un “bar fantasma” no había nada, la cafetera tenia mugre por todos sus costados y el crista de la maquina de “vending” de bebidas con tantas huellas de dedos y manos que no se veía el interior. Nos hicieron esperar más de hora y media para que nos sirvieran la cena. Después descubrimos que la fueron a buscar a una especie de restaurante de comida rápida que están en todo el país y se dedican hacer pollo rebozado como lo hace una cadena americana mundialmente conocida. Pero, durante la espera oímos un ruido sospechoso de unos gatos peleándose y nos dio la sensación de que el cocinero los perseguía para poder hacer nuestra comida. Eso nos hizo reír un buen rato. Por cierto, en este hotel también había una tienda de regalos. Contenía tanto polvo que deduzco que no lo habían quitado desde el primer día de su inauguración. Dormí a trancas y barrancas, vestida. Menos mal que pensé en llevarme una saco/sabana. Juan también la utilizo. Índice del Diario: mi personal viaje al yemen
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