Dia 11 - Viaje en coche al Gran Cañon del Colorado
Llega el momento de dirigirinos a uno de los lugares más emblemáticos que se pueden visitar en Arizona: El Gran Cañón de Colorado.
Toca madrugar pues la idea es ir por la histórica Ruta 66 y hacer alguna parada en carretera. Lo primero que descubrimos es la Gran Presa Hoover, que se encuentra muy cerca de Las Vegas. Por su tamaño, es la presa más grande de todo el Oeste de Estados Unidos, pero quizás lo que más puede sorprender es la gran cantidad de agua del embalse en una zona tan desértica.
Desde Las Vegas hasta llegar a Kingman, poco más de dos horas, salvo el tramo sinuoso de la Presa Hoover, la carretera es casi toda una recta. Realmente curioso.
En Kingman, en vez de tomar la carretera 40, es donde hacemos el recorrido por la antigua Ruta 66. Realmente es una zona bastante inhóspita, y la cuestión es ir "buscando" en los pocos pueblos que cruzamos algunos rincones típicos del ambiente de los años 50, como alguna vieja gasolinera o carteles de neón.
En Seligman, donde retomamos la carretera 40, nos topamos con algunas casas típicas del oeste, que más bien parecen una escenario de película. Lo realmente autóctono es el bar que hay junto a esas coloridas casas, en cuyo interior, por su ambientación, si sentimos que nos encontramos en el oeste americano.
Además nos encontramos con el primer indio Navajo de nuestro viaje. En los siguientes días, a partir del Gran Cañón, y hasta el Monument Valley, solo encontraremos indios navajo...
Hasta ahora, lo cierto es que la Ruta 66 nos ha decepcionado un poco; quizás no hemos dedicado el tiempo adecuado para "rebuscar" en los pueblos rincones típicos.
Desde Seligman ya nos dirigimos por la carretera 40 a Williams, donde llegamos en solo tres cuartos de hora ¡¡ Esto ya es otra cosa!!
De entrada nos encontramos con un pueblo de estilo típico del oeste y rapidamente nos damos cuenta que se está celebrando una gran concentración típicos coches tuneados americanos. A lo largo de la calle principal del pueblo, que es la misma carretera, se expone una gran cantidad de llamativos coches tuning, alrededor de los cuales hay un gran ambiente.
Os dejo un vídeo para que veáis el ambiente.
Tras un paseo para ver estos coches, ya nos dirigimos hacia el Bar Twister, un típico bar que mantiene totalmente el estilo de los años 50. ¡¡ Aquí si tenemos la sensación de estar en la Ruta 66 !! Su decoración mantiene el estilo original y está totalmente lograda. Sin duda merece la pena parar en este bar (que además es una tienda de souvenirs...)
En Williams ya estamos a poco más kilómetros del Gran Cañón. Tomamos la ruta 60 hacia el norte y nos encontramos una carretera completamente recta por una zona de bosque. En algunos tramos coincidimos en paralelo con la lìnea ferroviaria que une Williams con el Gran Cañón, un por la que va el tren turístico de vapor que algunos turistas turistas utilizan para llegar al Gran Cañón.
En poco menos de una hora nos encontramos con el pequeño pero concurrido aeropuerto del Gran Cañón, a donde llegar las excursiones desde Las Vegas, y de donde salen los tour en avioneta o helicóptero para sobrevolarlo.
Nos detenemos un momento en el aeropuerto pues alguno de los van en el grupo quiere contratar la excursión en helicoptero para la mañana siguiente. Yo no lo hice, pues el helicóptero no es precisamente el medio de transporte que más me gusta...
Nada más salir del aeropuerto, cruzamos Tusayan, un gran área de servicio en donde hay varios hoteles y moteles, además de gasolinera, restaurantes, etc. No tenemos reservado hotel para esta noche, y estamos en agosto...pero la prisa por llegar al Gran Cañón hace que lo dejemos para después, para cuando anochezca.
Cruzamos la entrada al Parque Nacional, e inmediatamente llegamos al primer mirador del Borde Sur (South Rim), por donde hemos accedido al Gran Cañón. Primera sorpresa: no hace calor, y nos damos cuenta de que hasta ahora el paisaje haya sido completamente plano, estamos a una altura de más de 2.000 metros.
Y la gran y maravillosa sorpresa, el increíble espectáculo del Gran Cañón. Su gran magnitud, su belleza, la riqueza de sus colores...es indescriptible e infotografiable. Hay que verlo y sentirlo.
A partir de este momento, nuestra excursión es un recorrido por distintos miradores, donde disfrutamos de bellísimos paisaje enriquecidos por la luz del atardecer. La belleza de los colores se puede intentar reflejar en una foto, pero su magnitud, repito, hay que vivirla...
En este recorrer los miradores del borde sur, finalmente vivimos el atardecer. Nos quedamos ensimismados, haciendo fotos, filmando vídeo.
A este respecto, os dejo un breve vídeo con el vuelo de un cóndor en el atardecer del Gran Cañón.
Ya llega el final de esta intensísima jornada, y se nos ha echado la noche encima...¡ y no tenemos hotel !
Sin problema. Regresamos a Tusayan y en uno de los hoteles-moteles encontramos habitación. La verdad es que no habíamos pensado que no pudiéramos encontrarla. El plan B habría sido regresar a Williams, aunque a la mañana siguiente tuviéramos que volver al Gran Cañón.
Mañana será otro día.