Mapa de la etapa:
Planificación de la etapa en YourTravelMap: La Cruz - Santa Rosa - Bijagua
Decidimos desayunar en las cabinas para perder menos tiempo y poder aprovechar más en el Parque de Santa Rosa. Éste parque resulta muy interesante por varias circunstancias. En primer lugar porque aúna naturaleza con historia, ya que en él se encuentra la Hacienda Santa Rosa, lugar dónde tuvo lugar la primera guerra de Costa Rica contra el filibustero William Walker.
Decidimos desayunar en las cabinas para perder menos tiempo y poder aprovechar más en el Parque de Santa Rosa. Éste parque resulta muy interesante por varias circunstancias. En primer lugar porque aúna naturaleza con historia, ya que en él se encuentra la Hacienda Santa Rosa, lugar dónde tuvo lugar la primera guerra de Costa Rica contra el filibustero William Walker.
Entrada al Parque
En la casona, además de paneles informativos referentes a este hecho, podemos encontrar una recreación del modo de vida de los tradicionales Sabaneros Guanacastecos, y si miramos al techo, podremos observar el descanso de varias especies de murciélagos que anidan en el lugar (totalmente inofensivos).
Además de por su historia, el parque es muy interesante porque es uno de los pocos lugares donde se encuentra el bosque tropical seco, que en temporada seca muestra un paisaje de árboles sin hojas difícil de ver en estas latitudes.
Habíamos leido en la Lonely que el acceso a playa naranjo (en el interior del parque) en coche no estaba recomendado en época lluviosa. Aún así decidimos preguntar en la entrada del parque ya que la caminata ida y vuelta nos llevaría mucho tiempo. La guardaparques, muy amable, nos comentó que estaba difícil, pero que se podía bajar, de hecho habían bajado unos surferos esa misma mañana, eso sí siempre bajo nuestra responsabilidad (nos hizo firmar un papel al respecto).
Comenzamos visitando la Hacienda y subiendo al Monumento a los Héroes de 1856 y 1955 desde el que hay unas magníficas vistas, a pesar de que el tiempo no acompañaba mucho.
Además de por su historia, el parque es muy interesante porque es uno de los pocos lugares donde se encuentra el bosque tropical seco, que en temporada seca muestra un paisaje de árboles sin hojas difícil de ver en estas latitudes.
Habíamos leido en la Lonely que el acceso a playa naranjo (en el interior del parque) en coche no estaba recomendado en época lluviosa. Aún así decidimos preguntar en la entrada del parque ya que la caminata ida y vuelta nos llevaría mucho tiempo. La guardaparques, muy amable, nos comentó que estaba difícil, pero que se podía bajar, de hecho habían bajado unos surferos esa misma mañana, eso sí siempre bajo nuestra responsabilidad (nos hizo firmar un papel al respecto).
Comenzamos visitando la Hacienda y subiendo al Monumento a los Héroes de 1856 y 1955 desde el que hay unas magníficas vistas, a pesar de que el tiempo no acompañaba mucho.
Vistas desde el Monumento
Posteriormente y aprovechando unos rayos de sol que aparecieron de repente, nos decidimos por probar el camino a playa naranjo. Al comienzo no nos pareció excesivamente complicado, un camino de tierra, con piedras, pero practicable. Sin embargo al ir avanzando nos dimos cuenta de que el terreno se inclinaba bastante, y había tramos de terreno arcilloso, lo que podía suponer problemas si comenzaba a llover. Continuamos la marcha y finalmente llegamos a la playa que se encontraba prácticamente desierta (Los surferos tenían montadas sus tiendas, pero debían estar de caminata por otro lado).
Dudamos entre si dar un paseo por la playa y llegar al estero, donde se pueden avistar bastantes animales, o debido a las nubes que se acercaban desde el norte, darnos la vuelta y volver por el mismo camino. Dado que llevábamos la tienda de campaña en el coche, y que estábamos en una zona de acampada equipada con baños, decidimos arriesgarnos.
Dudamos entre si dar un paseo por la playa y llegar al estero, donde se pueden avistar bastantes animales, o debido a las nubes que se acercaban desde el norte, darnos la vuelta y volver por el mismo camino. Dado que llevábamos la tienda de campaña en el coche, y que estábamos en una zona de acampada equipada con baños, decidimos arriesgarnos.
Cruzando un rustico puente antes de la zona de acampada
El paseo hasta el estero fue muy agradable, y aunque las huellas de venado en la playa hacían presagiar que veríamos alguno allí, no fue así, ya que las nubes parecían acercarse deprisa, y en el fondo no nos apetecía pasar la noche allí y perder uno de los días de nuestro apretado itinerario.
Cogimos de nuevo el coche e hicimos el camino de vuelta que no resultó tan complicado como habíamos pensado, cabe recordar que viajábamos con un Daiatsu Bego, un 4x4 de gama baja que se comportó como un jabato... si volvemos, seguro que nos decantamos de nuevo por él. Un turista no necesita un coche más avanzado que este para los trayectos habituales.
Como las nubes aún no habían llegado, decidimos comer en el área recreativa del parque, cercana a la Casona. Allí pudimos observar toda la fauna que no habíamos visto en el estero. De todos los animales que vimos, destacaron un trogón (ave de la familia de los Quetzales) y los venados de cola blanca, un macho y varias hembras, que se dejaron fotografiar bastante bien.
Cogimos de nuevo el coche e hicimos el camino de vuelta que no resultó tan complicado como habíamos pensado, cabe recordar que viajábamos con un Daiatsu Bego, un 4x4 de gama baja que se comportó como un jabato... si volvemos, seguro que nos decantamos de nuevo por él. Un turista no necesita un coche más avanzado que este para los trayectos habituales.
Como las nubes aún no habían llegado, decidimos comer en el área recreativa del parque, cercana a la Casona. Allí pudimos observar toda la fauna que no habíamos visto en el estero. De todos los animales que vimos, destacaron un trogón (ave de la familia de los Quetzales) y los venados de cola blanca, un macho y varias hembras, que se dejaron fotografiar bastante bien.
Macho de venado de cola blanca
Tras la comida pusimos rumbo a Bijagua, donde teníamos planeado hacer noche para ir al día siguiente al Tenorio. No teníamos buscado alojamiento, y la Lonely no fue de mucha ayuda, así que paramos en el pueblo a preguntar por alojamiento, y nos recomendaron unas cabinas a la entrada del pueblo, a mano izquierda, que resultaron muy agradables para descansar y reponer fuerzas... (lamentablemente no tenemos el nombre, ni forma de contacto).
Las cabinas en Bijagua
P.D. Finalmente la lluvia nos alcanzó. Tuvimos un buen aguacero al poco de coger la carretera a Bijagua desde la Interamericana: