Al día siguiente tocaba madrugar para ir a Chichén Itzá. Queríamos llegar antes que las excursiones para aprovechar y sacar las fotos típicas sin nadie detrás. Y así fue. Las carreteras son prácticamente rectas en mitad de la selva. El único problema fue cruzar Valladolid. Después de ver toda la zona de Chichén por nuestra cuenta (como ya he dicho uno de nuestros amigos estaba muy interesado en el tema y sabía mucho) hicimos las típicas compras y nos fuimos a bañarnos en el cenote Dzitnup.
Realmente se trata de 2 cenotes separados por unos 500 metros. La entrada son 25 pesos a cada uno. Lo mejor que tienen los cenotes (además de su belleza) es que es el único agua fresca que vas a encontrar. Ni en la piscina ni en la playa, por mucho que madrugues. Nos bañamos en la playa antes de las 7 de la mañana y estaba caliente.
Aprovechamos que habíamos cogido unas hamburguesas, perritos y sándwiches del snack bar 24 horas del hotel (el Lupita no tenía este servicio) para comer de camino a la siguiente parada: Ek Balam.
Se trata de un complejo arqueológico parecido a Cobá pero mas restaurado. Se puede subir a la pirámide como en Cobá, pero esta es mas sencilla de subir y bajar. Ya “solo” quedaba la vuelta hasta el hotel.