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Alguien sabia que el tiempo transcurre más despacio mientras viajas?
No, no me he vuelto loco; lo dice la Teoria de la Relatividad :
Mirad, el espacio y el tiempo no son términos absolutos sino relativos, dependiendo del estado de movimiento del observador.
El espacio y el tiempo tampoco son términos independientes: se sincronizaron dos relojes muy precisos, y uno de ellos se mantuvo fijo mientras el otro fue transportado en un avión. Al regresar del viaje se pudo comprobar que mostraban una ligera diferencia; que el tiempo habia transcurrido mas despacio en aquel reloj que habia viajado.
Esto es la demostración empírica de que el viajar es lo mejor: yo ya sabia que rejuvenece el espíritu, pero lo de que rejuvenezca el cuerpo ya es demasiado. Además, si somos el resultado de una sucesión de accidentes químicos y mutaciones biológicas a lo largo del tiempo, es normal que nos guste tanto viajar; pues lo llevamos en los genes .
Así que a la mínima que puedo, viajo…no me importa repetir un destino, pues siempre me dejo un detalle por comprar, diez rincones por visitar y mil fotos por hacer. Creo que cuanto más disfruto en un destino, más temas pendientes me dejo; es algo que hago inconscientemente y que me hace recordar continuamente esa obligación de volver a un lugar.
En casa teniamos un asignatura pendiente con Bangkok. Tres veces la habiamos pisado sin visitarla como merece. Cuando no por salir disparados hacia las playas tailandesas, por haberla usado como mera escala o como punto de salida o entrada al sudeste asiático…una ocasión por otra, la casa sin barrer.
Y Bangkok merece más atención. Así que esta semana santa hemos acudido allí a saldar nuestra cuenta con ella - una de nuestras tantas cuentas pendientes- y a dedicarle 7 dias, muy divertidos por cierto.
Volaremos desde Palma hasta Dusseldorf, para seguir a Bangkok en tan solo dos horas. En vuelos tan largos, todo lo que sea conexionar en dirección a favor del destino final, se acaba agradeciendo…mi límite cinematográfico a bordo está en dos películas; la tercera –cuando la hay- se me hace insoportable, y ni un desnudo integral de la reina madre conseguiria llamar mi atención más allá de las 9 horas de vuelo.
A la llegada nos recibe el flamante Subarnavhumi, en el que se han debido gastar una auténtica fortuna. Lo considero tan ágil como el viejo Dong Muang, aunque mucho más bonito. Me vienen a la mente escenas de informativos de un par de meses antes de las pasadas navidades, con los manifestantes bloqueando los accesos al aeropuerto. Las protestas políticas en Thailandia son producto interior: thais que protestan contra thais que piensan diferente, tigres…leones, que decia Torrebruno. Suelen ser protestas bastante pacíficas, aunque ellos esten muy indignados…es lo que tiene el budhismo; be water, my friend.
En algún momento la cosa se convierte en producto interior bruto, que suele ser cuando interviene el ejército. Pero es muy raro que llegue a afectar al turismo, como sucedió el año pasado…el turista es el segundo elemento – después del rey - que está fuera de alcance ante estas situaciones en Thailandia, pues no se pueden permitir que nada acabe con la gallina de los huevos de oro. Así que uno puede vivirlo in situ de forma bastante aséptica, mientras la familia se desespera en España ante las imágenes que vomitan los canales internacionales… cosas del share.
Para quien necesite baths de inmediato, hay oficinas de cambio tanto dentro (cerca de las cintas de recogida de equipajes) como una vez fuera del hall de llegadas. Las de fuera ofrecen mejor tasa de cambio, pero al haber varias aconsejo comparar. Igualmente, tanto dentro como fuera hay mostradores que ofrecen servicio de limousina entre el aeropuerto y la ciudad…yo recomiendo los taxis oficiales que son mucho más baratos (cuatro veces menos que la limousine): en un mostrador te facilitan un recibo sellado por el taxista que te va a llevar, con su nombre y número de licencia. Si tienes algún tipo de inconveniente en el trayecto, ese mismo recibo sirve como formulario oficial de reclamación. Una carrera hasta el centro de Bangkok cuesta unos 450 baths con el peaje y todos los extras incluidos.
La llegada al hotel fue memorable.
Por mucho que uno se empeñe en facilitar mil datos en la reserva e intente que ese trámite se parezca en algo a lo que conocemos por “ágil”, no way! Pasaportes, formularios, etc. se hacen pesados tras casi 24 horas de haber salido de casa. Pero habia algo más…la reserva que a ellos les consta no tiene nada que ver con la reserva que hemos realizado; ni en tipo de habitación, ni en régimen, ni en tarifa…pues nada, a reclamar!
En oriente no se reclama como en occidente; ni hablar…en asia no hace falta ponerse hecho un basilisco, ni gritar, ni mentarle la madre o el nombre del puerco a tu interlocutor para que una reclamación prospere…es suficiente con insistir, y si existe alguna posibilidad, normalmente la reclamación surte efecto entre la tercera y la cuarta reiteración… viene a ser una discusión en modo theravada.
El caso que nos atañe: no disponen de executive rooms (las que hemos reservado) y pretenden darnos una standard – o lo que es lo mismo, hacernos un downgrading en toda regla-, manteniéndonos el mismo precio y con la excusa de que tampoco disponen de Junior Suites, que son las inmediatamente superiores. Una media hora de toreo de salón más tarde, los recepcionistas están desesperados; ya he negociado con los tres más aventajados y mi desgaste ha sido nulo, así que deciden darme acceso al enemigo de final de nivel: el manager de servicio. Le recibo con gesto de “cuéntame, limeño…” Se disculpa, reconoce que las únicas habitaciones disponibles son las Suites o las standards (vamos, el cielo y el infierno) y se pregunta que qué pueden hacer ante una situación así…”…y tu me lo preguntas, fijando en mi pupila tu pupila azul…” le digo, aunque con bellas palabras en inglés.
Cinco minutos y diez sawadeekas más tarde, el bellboy está dejando nuestras maletas en una Suite con vistas panorámicas 40 pisos por encima de Silom Road, de 70 metros cuadrados, con dos baños y un aseo, salón comedor, dos televisiones, bañera de hidromasaje y equipo de sonido. Las llamadas locales, la conexión wi-fi y la tintoreria están incluidas. Un campamento base inmejorable para las duras jornadas que nos esperan esta semana - a un precio que no comentaré, por inmoral-.
Aquí los horarios de comida y cena son sustancialmente distintos a los nuestros, y es recomendable comer antes de las 13h. y cenar antes de las 21h. Algunos restaurantes aplican tasa de servicio e impuestos sobre el precio de la carta y otros no , lo cual representa una diferencia de un 17%...vale la pena tenerlo presente.
Después de comer, el primer masaje en Silom Plaza (200 baths por una hora) y piscina, sauna y jacuzzi en el hotel, para recuperarnos del palizón de viaje y afrontar la primera tarde en Bangkok. La tarde se presume lluviosa, y con la lluvia se presume el caos circulatorio, así que decidimos darnos una vuelta por el Chao Phraya…una salida corta, para volver a cenar prontito y acercarnos al Patpong esta noche.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Como aún no ha comenzado a llover, decidimos ahorrarnos el paseo hasta el BTS y negociar un tuk-tuk hasta el muelle del Shangri-La.
Me llama la atención como funcionan los tuktukeros…para ellos el cliente no es el turista que se sube al tuk-tuk, sino el dueño de la factoria de seda o jade, o el dueño del restaurante que le comisionan por llevar turistas. Así que cuando negociemos un tuk-tuk en horario comercial, los precios que nos van a ofrecer serán muy baratos, para intentar que subamos al triciclo y hacernos la paradita de rigor en el negocio de su sponsor…ten baths, only ten baths!! Ya, pero me vas a llevar donde te dé a ti la gana, bandido. Si negociamos un tuk-tuk fuera del horario comercial de su esponsor, el precio ya no son ten baths, pero al menos te llevan donde tu quieres ir. En tanto no se organicen y sigan fuera del sistema económico turístico, se tendrán que conformar con las migajas que comen de la mano del sponsor mientras siguen engañando al turista, su verdadero cliente. Lo mejor es romperle el esquema, para que entienda que lo que necesitas es un medio de transporte, y no una excursión guiada: ten baths, ten baths! me dice…no chato, sixty baths y ya estamos huyendo hacia el rio, que se avecina tormenta.
El rio de la vida
Me encanta contemplar el Chao Phraya. Sentarme en algún muelle a ver como pasan los long tail boats o como se acerca algún pescador a tirar las redes – pues aunque no lo parezca tiene muchísima pesca-.
El rio tiene un ritmo inversamente proporcional al resto de la ciudad: los viajeros parecen no tener prisa y en cambio los vehículos circulan a toda velocidad, sorteando esos enormes convoyes de barcazas negras. En sus riberas llenas de templos, hoteles y restaurantes también viven muchas familias, ya sea en barcos o en palafitos
El Chao Phraya Express Boat es un barco que recorre el rio, entre Central Pier y Nonthaburi, cubriendo más de 21 km. con sus 4 líneas y es un alivio para la continua penitencia que representa transitar por Bangkok.
Se pueden hacer muchas visitas interesantes desde el Chao Phraya o en sus cercanias, algunas fuera de los circuitos más típicos. Además de los templos más conocidos – Wat Po, Wat Arun, Gran Palacio, y Wat Phra Kaew - hay templos fantásticos que visitar en la parte de Thonburi, como el Wat Nang Nong y el Wat Raja Oros.
En uno de sus canales está el museo de las barcas reales, que bién merece una visita ya que son espectaculares -verlas navegar en el Chao Phraya debe ser algo sensacional -, además de historia viva de la influencia hindú en la corte… Suphannahongsa, el cisne dorado de 50 metros de eslora, es la barca personal del rey desde que hace 100 años fuese tallada de un solo arbol de teka…Annantanakharat, con su proa en forma de serpiente de 7 cabezas esta actualmente expuesta en una de las terminales del aeropuerto.
En la boca del canal Klong Bang Khu Wiang hay un mercado flotante muy auténtico, al que se puede llegar con barco desde Tha Chang. Está en el distrito de Bang Kruai, en la comuna de Bang Rao Nok, comenzando a las 5 de la mañana hasta que el calor obliga al desalojo del personal, y son muchos los monjes que se acercan en barca para que la gente les ofrezca comida.
Dedicadle algo más de tiempo que un mero paseo turístico en barco y vereis que solo el rio ya merece el haber venido hasta tan lejos.
Cuando el diluvio ha acabado de lavar Bangkok a fondo, volvemos paseando.
Bangkokroache
Lo que pasó a continuación, es mucho más fácil de explicarlo aquí ante vosotros que allí al personal del hotel. Al llegar a la habitación, encontramos el baño principal en situación digamos poco adecuada. Parece que la tormenta habia hecho subir agua y cieno por el sumidero, y habia rebosado en ese baño…el agua volvió a colarse por el desague, y el cieno se quedó allí, junto a una hermosa cucaracha, no se si medio ahogada o mareada por el viaje...es algo muy común en asia; una cucaracha en el lugar más inesperado, en el momento menos oportuno. También es algo difícil de justificar en la suite de un hotel de 5 estrellas. Allí se quedó cuando nos fuimos a cenar…al salir avisamos en recepción de un pequeño problema en un baño, y de que fueran a darle solución.
Las noches de Abril en Bangkok son perfectas. La humedad no es exagerada, la temperatura ronda los 28 grados y una agradable brisa recorre la ciudad – algunos dias-, así que se puede prescindir del aire acondicionado para cenar. La terraza del Taketei es perfecta para la ocasión: se trata de un japonés buenísimo ubicado en Silom Suriwong ( con otra sucursal en Nana Plaza). Daros el gustazo de probar el Ibodai, más conocido por butterfish, y desde ese momento algo cambiará en vuestras vidas: comenzareis a mirar a los peces crudos con ojos gatunos…si lo acompañais de un buen nihonshu – el Kuromatsu Hakushika está tremendo- mejor. No cargan tasa de servicio ni VAT al precio que aparece en la carta: así, tres personas cenamos sushi, tempura y sashimi con 2 aguas, 2 cervezas de 660 ml.y postre, por 15 euros.
Damos una vuelta por el mercadillo nocturno de Patpong, y comenzamos a pecar con las compras: Bangkok es perfecta para pasar unos dias disfrutando de estas dos facetas, la gourmet y la shopaholic.
De vuelta al hotel nos quieren compensar por el inconveniente y nos han dejado una disculpa en la habitación, firmada por el housekeeper de las suites…preguntan si nos puede satisfacer algo en concreto, que solo tenemos que pedirlo: como no queremos abusar, no nos pronunciamos…bueno, mejor dicho no nos dan tiempo. Llaman a la puerta y aparece una camarera con una bandeja de reposteria de un metro y una botella de champán francés…así se las gastan los de Sofitel con los visitantes indeseables (me referia a la cucaracha, por si os quedaba alguna duda).
Soy leyenda
En el desayuno, me siento observado por camareros y empleados…me he convertido en leyenda dentro del hotel; y ya ni se sabe cuantas atenciones y upgradings nos han brindado en 24 horas…solo la maitre me mira con desprecio, como diciendo “mira el desgraciado lo que ha conseguido gracias a una triste cucaracha”…igual sospecha que la traje amaestrada desde España; vamos que están los arcos de seguridad como para pasar bichos raros. “…por una cucaracha que maté…”, me digo.
El único al que considero con capacidad de criterio y valoración objetiva, y que parece empatizar con la situación es el chef, que se apellida Martinez…sí, es francés, pero menos dá una piedra…por lo que a mi respecta lo considero maragato, a todos los efectos; necesito creer al menos que tengo un infiltrado de nuestra parte entre las filas enemigas.
Hoy seguiran las sorpresas – cosas de Martinez -…. nos han dado acceso al Club Lounge: bebidas gratis durante todo el dia hasta las 3, afternoon tea de 3 a 5, happy hour de 5 a 7 (degustación de tapas nouvelle couisine y todo tipo de bebidas completamente gratis, incluidos cocktails, vinos y coñacs franceses)…nos están poniendo muchas trabas para que nos apetezca salir del hotel; y empiezo a sospechar que su estrategia es acabar con nosotros de un subidón de triglicéridos.
Pero en fin, haciendo un esfuerzo vamos a patearnos Chinatown.
La ciudad de los chinos dentro de la ciudad de los thais, es una fascinante maraña de calles en la que perderse, aunque no apta para olfatos y estómagos sensibles. Recomiendo acceder al barrio desde la estación de BTS de Hua Lamphong, caminando en dirección al Wat Traimit hasta rebasarlo, para recorrerlo a lo largo después entre Charoen Krung y el rio.
Junto a a la puerta de entrada, un tuktuquero idiota hace un último intento por evitar lo inevitable: “Ooooh, sorry…Chinatown is closed until afternoon!...but you are very lucky: the Silk factory is open!!” …impagable.
El Chinatown de Bangkok es mucho Chinatown. Es algo normal, pues la vida en el sudeste asiático está impregnada desde hace siglos de la esencia de China, y no lo digo solo en cuanto a la arquitectura : ya vivian chinos en la antigua capital, Ayutthaya, y se tiene constancia de decenas de miles establecidos en Thailandia hace la friolera de 400 años.
A los chinos les encantan los peces. En la puerta de muchos comercios se pueden ver enormes maceteros llenos de agua con nenúfares y minúsculos pececitos de colores: representan los buenos augurios, la buena suerte - la misma que he tenido yo por no tener que estar ahora mismo ante un hindú que me intenta encalomar un traje de seda a medida-. Hay más cosas que vuelven locos a los chinos…Chinatown es la meca de dos alimentos esenciales para ellos: la aleta de tiburón -algo que me apena por los pobres bichos- y los nidos de pájaro, ambos de la más alta calidad . Estos últimos son recolectados de los acantilados de las islas que el gobierno concesiona a empresas chinas. De aquí salen las famosas sopas de nido de golondrina, y las islas del mar del sur de Siam proporcionan las mejores condiciones de pureza medioambiental para ello. Los pájaros confeccionan esos nidos mezclando su saliva con ciertas algas semidigeridas, y los chinos atribuyen a la mezcla propiedades afrodisiacas. La recolección es tremendamente arriesgada , y lo más sorprendente es que no tienen sabor: solo se busca en ellos el conseguir una determinada textura –además, por supuesto, del asunto afrodisiaco-.
Wanit es una pasada de calle en el corazón del barrio…paralela a Yaowarat, con sus mil tiendas y su trasiego constante de viandantes, motoristas, ciclistas, carros de mercaderias, de hielo, de comida…no apto para agorafóbicos.
Un Dim Sum es lo más apropiado y una apuesta segura si nos quedamos a comer en el barrio, aunque no será fácil encontrar restaurantes con la carta en inglés. La cadena Shangarila los sirve excelentes, con unas 50 variedades diferentes acompañados de Singha helada, entre las 12 a.m.y las 5 p.m.
Este és el lugar de las compras a buen precio…aquí se regatea menos porque en muchas tiendas los productos ya están etiquetados, y muy baratos : ropa de cama, accesorios, bisuteria, sedas…hay de todo; hasta una tienda exclusiva de merchandising de Hello Kitty (aviso a navegantes acompañados de grumetes).
Después de comer aún nos quedan fuerzas para visitar el columpio gigante, uno de los monumentos más antiguos de la ciudad, pues data prácticamente del mismo año en que se fundó Bangkok…nos vamos en tuki, que las piernas no están ya para muchas alegrias. En tiempos debio ser impresionante ver la ceremonia del Tri Yampawai en vivo, en la que muchos brahmanes hindues morian en el intento de coger una bolsa de monedas con la boca, mientras se balanceaban colgados del enorme columpio. El rito fue abolido hace casi 80 años.
Volvemos en barco, desde el muelle de Tha Chang hasta el que está frente al hotel Peninsula.
Llegamos al hotel molidos; así que cenamos pronto y cerca…en Silom Plaza hay algunos restaurantes buenos, baratos y poco frecuentados por occidentales. La mayoria de extranjeros que van o vienen, lo hacen respecto al Arena, un centro de masajes que existe en el segundo nivel “from boys to boys”. En la planta baja todo son restaurantes chinos con el rótulo en thai, y en cualquiera de ellos ofrecen una carta de 200 platos – en thai y en mandarin, con lo que toca entenderse en inglés con las camareras- con ingredientes de calidad y cocinados al momento. Tienen vivero de pescado y marisco, y hay que vigilar con los picantes que vienen de serie y son muy fuertes. No se paga VAT ni tasa de servicio, y en cuanto reincidas en un par de ocasiones te aplican un 10% de descuento en la factura, por cliente habitual. Precio aproximado para tres personas, 20 euros, full de cervezas, comida, postre y té.
A la mañana siguiente nos levantamos poseidos por el espíritu del consumismo, y decidimos emplear el dia entero en hacer realidad la lista de la compra. Así que después del desayuno, nos centramos en la zona entre Siam Square y National Stadium. Se llega cómodamente en BTS, además de que el tráfico nos hace desestimar otras opciones de transporte.
El tráfico en Bangkok es delirante. Aparte, se da la paradoja de que ese teórico avance –que tantos ciudadanos puedan tener coche propio - conseguido en gran parte gracias al turismo, acabará un dia siendo un obstáculo insalvable y muy perjudicial para el propio turismo.
Visto así, Thailandia no es ni el primer ni el último país del mundo que invierte erróneamente las divisas que le llueven del cielo turístico, pero es verdad que esos errores se hacen mucho más patentes en estos paises más necesitados : es una auténtica aberración que no sean capaces de abastecerse a si mismos de productos de primera necesidad como el arroz, mientras por otro lado ejercen de mano de obra mundial a precio de saldo.
Puedo entender que la vaca no dé para pagar una infraestructura sanitaria gratuita a nivel estatal, pero que no lleguen a tener autoabastecimiento de arroz (su principal alimento) con las condiciones ambientales de que disfrutan, es un claro síntoma de dejadez institucional…en fin, volvamos a las compras:
El MBK – Mah Boon Krong - se encuentra en la confluencia de Phayathai Road con Rama I. Son 7 plantas: las 3 primeras dedicadas a tiendas de ropa y complementos (la 2 y la 3 tienen acceso directo desde la estación del BTS, a través del TOKYU), la 4 dedicada a electrónica y souvenirs, la 5 a muebles, la 6 a un tremendo food court, y la 7 a cines, boleras y algún restaurante más íntimo que el saturado comedor de la planta anterior. Hay oficinas bancarias para cambio de moneda en la planta baja. Al otro lado de la calle encontramos el Siam Discovery, el Siam Center, el Siam Parangon y el Central World Plaza, y están a punto de inaugurar otro centro nuevo que casi se encuentra finalizado. Frente a la puerta de atrás del MBK, unos 50 camisas rojas se manifiestan pacíficamente con pancartas, mientras el propio centro comercial celebra con conciertos y actuaciones la inminente llegada del año nuevo tailandés: el Songkran.
La otra línea del BTS que pasa por el intercambiador de Siam Center nos lleva hasta Sukhumvit, otra de las zonas comerciales. Aquí los centros comerciales no son tan espectaculares, y de hecho lo único que encontramos de interés aparte de los tenderetes callejeros, es la librería Asia Books y los almacenes Robinson.
Hoy comemos en ruta…en Sukhumvit Road hay muchos restaurantes que ofrecen set lunchs de dos platos por 200 baths mas bebidas e impuestos, y de calidad más que aceptable.
Pasamos la tarde disfrutando del enorme parque Lumphini -que es el lugar de Nepal donde nacio Buddha-. Vemos bastante vigilancia policial, pues acaban de desalojar a un grupo de unos 100 camisas rojas que estaban manifestándose junto a una de las entradas del parque. En general, la gente vá a lo suyo…a pasear, a subirse en las barcas, a merendar o a ver embobados como giran los ventiladores eólicos que se han instalado en el interior. Allí nos enteramos por unos jóvenes que está a punto de comenzar una cumbre de líderes de la ASEAN en Pattaya, y que los partidarios del ex primer ministro Shinawatra la quieren reventar para poner en evidencia al gobierno actual.
Como parece que se avecina lio, que no nos vaya a pillar con el estómago vacio: volvemos al hotel a darnos una ducha y nos vamos a disfrutar de una barbacoa japonesa en el Yakiniku Hanamachi frente a Thaniya Plaza. Las carnes son de primera, y en consecuencia no es nada barato. Probad el Kuroge Wagyu, que es lo que aquí conocemos erróneamente por buey Kobe – Kobe es únicamente el nombre del puerto japonés desde el que se exporta esta carne al resto del mundo-. El Wagyu come cerveza en su dieta, lo que estimula su apetito, y además es bañado a diario con sake y masajeado para que no sufra estrés ni su carne se contracture. Durante años se consideró un sacrilegio su sacrificio y consumo, salvo para honrar la valentia de los soldados imperiales que volvían vivos de la guerra. Una tremenda paja mental, lo asumo…pero está buenísimo.
Yo no soy muy partidario de esas cenas espectáculo que se han puesto tan de moda en Bangkok. Entre restaurantes panorámicos, cenas-crucero en el Chao Phraya y demás parafernalias, muchas veces nos olvidamos de la esencia en pos del atrezzo, aunque para gustos están los colores…además no hay que descartar la posibilidad de conjuntar ambos factores, y que la ocasión se acabe convirtiendo en algo memorable.
Me quedo con el Lemongrass , con el Blue Elephant, con el Baan Kanitha…también con el Shang Palace (hay buenísimos restaurantes dentro de los hoteles).
Si hay una evidencia gastronómica en esta ciudad, es que se puede comer de auténtico lujo en cualquier rango de precios que nos fijemos
El fin de semana lo dedicamos a disfrutar del hotel. Hace mucho calor y se agradece tener una piscina a mano, incluso cuando llueve.
También aprovechamos para mercadillear de lo lindo : Chatuchack y Pratunam se salen, y tanto Banglanphu como Suan Lum nos decepcionan un poquito (aunque este último tiene su gracia por los restaurantes). Parece que la zona del parque Lumphini no nos trae buena suerte: cenando en el bazar nocturno nos enteramos de que la situación se ha complicado en Pattaya, y que el gobierno ha tenido que desalojar en helicóptero a los líderes políticos que estaban reunidos en la cumbre de la ASEAN.
Se hace difícil asimilar que las tranquilas calles por las que paseamos son las de la misma ciudad que aparece en los informativos, con ejercito y manifestantes dándose estopa.
Salimos de la ciudad en dirección al aeropuerto cuando aún es de noche y solo hace unas horas que el gobierno ha decretado el estado de excepción en Bangkok; cuando solo faltan horas para el inicio del Songkran, esa bonita e inocente forma de celebrar el cambio de año que tienen los thais. Nos vamos sin tener muy claro si lo que nos pide el alma es volver a casa o quedarnos a la guerra de talco y agua que ya se prepara en cada calle . Nos vamos con una sola idea muy presente…han vuelto a quedar muchos rincones por visitar, muchas fotos por hacer…como siempre.
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. Entiendo que con Mae te refieres a Mae Hong Song.
Lo de Ao Nang lo había descartado porque ya hemos estado en Krabi antes, estuvimos en el Sheraton pero ibamos allí a coger los ferries y prefería conocer algo nuevo. Koh Lipe lo había descartado porque o yo no lo se mirar bien o el traslado hasta allí es bastante largo (he visto que se tardan unas 3 o 4 horas desde el aeropuerto de Hat Yai) y nosotros somos un poco comodones, la verdad. Koh Samui la descarto porque... 
