Es una pena pero el viaje comienza a llegar a su fin. Han sido varios días experimentando grandes y maravillosas emociones que nunca olvidaremos y espero algún día volver a este fantástico lugar.
Como todas las mañanas nos levantamos pronto pero quizás fue uno de los días que no teníamos prisa y desayunamos más relajados. Prácticamente ya habíamos visto todo lo que teníamos programado y decidimos sobre la marcha lo que íbamos a visitar durante el día. Ojeando la revista-guía de los parques de Canada que nos dieron al principio de nuestra aventura vimos un trail que nos ocuparía unas 4 o 5 horas el cual consistía en subir hasta el Observatorio de Banff en Sulphur Mountain. Nos gustó la idea de realizar un último trail de esas características y así poner la guinda a lo que sería nuestro viaje por la naturaleza.
De camino hacía Sulphur Mountain nos desvíamos a Silver Falls. No eran unas cascádas muy impresionantes ni grandes pero no importaba porque el paisaje hacía que el lugar tuviera algo especial y diferente al resto. El camino que recorrías hacía las cascadas era de poca elevación y muy sencillo.
Como todas las mañanas nos levantamos pronto pero quizás fue uno de los días que no teníamos prisa y desayunamos más relajados. Prácticamente ya habíamos visto todo lo que teníamos programado y decidimos sobre la marcha lo que íbamos a visitar durante el día. Ojeando la revista-guía de los parques de Canada que nos dieron al principio de nuestra aventura vimos un trail que nos ocuparía unas 4 o 5 horas el cual consistía en subir hasta el Observatorio de Banff en Sulphur Mountain. Nos gustó la idea de realizar un último trail de esas características y así poner la guinda a lo que sería nuestro viaje por la naturaleza.
De camino hacía Sulphur Mountain nos desvíamos a Silver Falls. No eran unas cascádas muy impresionantes ni grandes pero no importaba porque el paisaje hacía que el lugar tuviera algo especial y diferente al resto. El camino que recorrías hacía las cascadas era de poca elevación y muy sencillo.
Fuimos a primera hora y no había nadie, el ambiente era fresco pero con un polar se podía sobrellevar bastante bién. Esto nos ayudó a calentar las piernas para nuestro siguiente trekking.
Vistas las cascadas, nos dirigimos al Sulphur Mountain situado a 4 km del pueblo de Banff. Aparcamos el coche en el parking que está justo al lado del centro de Spa Upper Hot Springs en Mountain Avenue y nos preparamos para la ascensión.
El trail del Sulphur Mountain lo puedes hacer a pie o puedes coger la góndola, la cual te deja en la misma cima de la montaña.
Nosotros nos decantamos por hacerlo a pie. Cogimos nuestros inseparables palos de trekking, algo de comida, bebida y la cámara de fotos para immortalizar las mágnificas vistas del pueblo y el Bow Valley. Tenía una elevación de 655 m de los cuales se ascendía cómodamente hasta los 2 o 3 km antes de llegar a la cima que se hicieron duros y eternos y un recorrido de 11 km ida y vuelta.
Mientras subías veíamos como las cabinas de la góndola pasaban por encima de nuestras cabezas y se escuchaba la gente admirar las bellas vistas de Banff y sus alrededores. También notábamos como nos miraban con cara de “mira que pringaos, con lo bién que se va aquí metiditos”.
Vistas las cascadas, nos dirigimos al Sulphur Mountain situado a 4 km del pueblo de Banff. Aparcamos el coche en el parking que está justo al lado del centro de Spa Upper Hot Springs en Mountain Avenue y nos preparamos para la ascensión.
El trail del Sulphur Mountain lo puedes hacer a pie o puedes coger la góndola, la cual te deja en la misma cima de la montaña.
Nosotros nos decantamos por hacerlo a pie. Cogimos nuestros inseparables palos de trekking, algo de comida, bebida y la cámara de fotos para immortalizar las mágnificas vistas del pueblo y el Bow Valley. Tenía una elevación de 655 m de los cuales se ascendía cómodamente hasta los 2 o 3 km antes de llegar a la cima que se hicieron duros y eternos y un recorrido de 11 km ida y vuelta.
Mientras subías veíamos como las cabinas de la góndola pasaban por encima de nuestras cabezas y se escuchaba la gente admirar las bellas vistas de Banff y sus alrededores. También notábamos como nos miraban con cara de “mira que pringaos, con lo bién que se va aquí metiditos”.
Una vez llegamos a la cima un amable caballero que bajaba de la góndola nos preguntó si habíamos tardado mucho tiempo y le dijimos que unas 2 h a buen paso. Nos comentó que se había quedado con las ganas de subir a pie pero que como iba con la mujer y la hija no lo pudo hacer.
Estuvimos viendo el observatorio metereológico y lo que ha supuesto éste en la historia de Banff. A través de una ventana podías ver el mobiliario inicial que tenía el observatorio. Podías comer en el restaurante y comprar souvenirs en la tienda situado en la misma cima.
Estuvimos viendo el observatorio metereológico y lo que ha supuesto éste en la historia de Banff. A través de una ventana podías ver el mobiliario inicial que tenía el observatorio. Podías comer en el restaurante y comprar souvenirs en la tienda situado en la misma cima.
Después de reponer fuerzas y de hacer algunas fotos empezamos el descenso hacía el coche. Por el camino nos dedicamos a contemplar los diferentes tipos de coníferas que en poco metros se podía encontrar y la verdad es que hay variedad. Cuando llegamos al coche nos quedaba aún toda la tarde libre y nos decantamos en hacer un poco el vago.
Nos fuimos al Johnson Lake muy cerca de Banff, ya lo habíamos descubierto unos días atrás y nos parecío un lugar bonito para descansar y relajarnos del tute que nos habíamos dado subiendo a la montaña.
Este lago era pequeño pero muy agradable, los hogareños y turistas disfrutaban como si estuvieran en la playa. Tenían zona de picnic donde podías hacer tu barbacoa. Los niños pequeños hacían castillos de arena y algunos adolescentes se tiraban de los árboles con lianas a ver quién llegaba más lejos en el agua, otros disfrutaban de las barcas hinchables y algunos pocos nos atrevíamos a nadar en las gélidas aguas. Allí estuvimos relajados al sol y disfrutando del momento.
Nos fuimos al Johnson Lake muy cerca de Banff, ya lo habíamos descubierto unos días atrás y nos parecío un lugar bonito para descansar y relajarnos del tute que nos habíamos dado subiendo a la montaña.
Este lago era pequeño pero muy agradable, los hogareños y turistas disfrutaban como si estuvieran en la playa. Tenían zona de picnic donde podías hacer tu barbacoa. Los niños pequeños hacían castillos de arena y algunos adolescentes se tiraban de los árboles con lianas a ver quién llegaba más lejos en el agua, otros disfrutaban de las barcas hinchables y algunos pocos nos atrevíamos a nadar en las gélidas aguas. Allí estuvimos relajados al sol y disfrutando del momento.
Cuando el sol empezó a esconderse nos levantamos y nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo. Era nuestra última noche en Banff y aprovechamos para hacer las últimas compras de souvenirs para la familia.