Nos levantamos temprano para coger el tren dirección Ayutthaya. Éste sale desde la estación de Hua Lamphong, que está por la zona del barrio chino. Allí nos encontramos una estación repleta de viajeros y mucho más moderna de lo que nos esperábamos. Compramos un billete de 3ª clase que costó solamente 20 THB (menos de 50 céntimos) y tardaba en llegar 1 hora y 20 minutos aproximadamente. Los asientos no eran muy cómodos y había mucha gente, sentada y de pie, pero qué más se le va a pedir a 50 cts...
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Durante buena parte del camino no vimos más que los suburbios de la ciudad, sobretodo barrios de chabolas, pero después de un rato empezamos a ver campos de arroz y un paisaje más campestre, aunque igual de pobre.
La ciudad de Ayutthaya fue antigua capital del reino de Siam. Llegó a ser una de las ciudades más grandes del mundo gracias a su importancia comercial, hasta que fue destruida por los birmanos en el siglo XVIII. De esta época quedan las ruinas de numerosos templos y palacios, más o menos derruidos, que nos hacen imaginar lo impresionante que debió ser la ciudad en todo su esplendor.
En el foro encontramos buena información sobre qué visitar y cómo hacerlo: foro los viajeros
Además allí mismo en la estación de tren hay una mesita de información turística, con una señora poco agradable y sin mucha idea de inglés, pero donde se puede conseguir información y un librillo de la ciudad con los monumentos visitables.
Para la visita se puede alquilar una bicicleta para ir de un lado a otro, contratar un tuk-tuk, existe un tren turístico o incluso se pueden dar paseos en elefante.
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Nosotros nos decidimos por coger el tuk-tuk en la misma estación de tren, el conductor se nos acercó con su libreta con recomendaciones en varios idiomas y decidimos que por algo más de dinero que en bici podríamos ver más templos en menos tiempo. El hombre fue muy agradable, nos iba dando explicaciones como buenamente podía con sus pocos conocimientos de inglés, por lo que nos mereció la pena.
La visita duró unas cuatro horas, suficiente para ver buena parte de los monumentos, aunque hay tanto que ver que uno podía pasarse allí días. Algunos de los templos que visitamos fueron: Wat Yai Chaya Monkol, Wat Maha That, Phra Mongkhon Bophit, Wat Phra Si Sanphet, Wat Phu Khao Thong y Wat Chaiwatthanaram, este último es el que más nos gustó.
Wat Yai Chaya Monkol. Es un templo del siglo XVI, impresionante por su estupa de más de 60 metros de altura rodeado por por una infinidad de estatuas de Buda, todas con esa característica tela color azafrán de los monjes tailandeses.
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Wat Yai Maha That. Fue uno de los templos más importantes de la ciudad, ya que está junto al palacio real, por lo que era el templo de la realeza, y por la cantidad de reliquias de Buda que contenía. Se debió construir en el siglo XIV y su estupa principal llegó a medir más de 60 metros. Actualmente está en muy mal estado, lleva en ruinas desde el siglo XVIII y es sobretodo conocido por la cabeza de Buda sobre la que crecen las raices de un árbol.
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Wat Phra Si Sanphet. Como parte del palacio real, se construyó en el siglo XIV. En él destacan las tres grandes estupas en las que se basaron para la construcción del templo del Buda Esmeralda en Bangkok. El templo contenía una estatua de Buda de 16 metros de alto cubierta de oro, que fue destruida junto con el templo y la ciudad por los birmanos.
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Wat Lokaya Sutharam. Es un templo totalmente en ruinas; de él quedaba poca cosa interesante excepto una imagen de Buda reclinado de unos 30 metros de largo. A pesar de la suciedad de lo cubre, por estar al aire libre, me encantó esta figura por su color desgastado sobre el que sobresale el dorado de las ofrendas y esa cara sonriente que da sensación de felicidad.
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Wat Phukhao Thong. Se trata de un monasterio que está a las afueras de la ciudad, es del siglo XIV y todavía viven allí los monjes. Lo interesante es un gran chedi de color blanco y bastante inclinado.
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Wat Chaiwatthanaram. También fuera del centro de la ciudad, cruzando el río, nos encontramos este antiguo monasterio, rodeado de un parque de hierba bien cuidada y sin un solo turista por allí, el sitio era más que perfecto para relajarse y disfrutar de un momento tranquilo mientras nos perdíamos entre chedis y estatuas de Buda medio derruidas.
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Terminada la ruta turística con nuestro guía volvimos a la estación de tren donde cogimos el siguiente tren dirección a Lop buri.
Esta ciudad, siendo una de las más antiguas de Tailandia, también cuenta con algunos templos antiguos casi derruidos, paramos pensando que sería más interesante pero creo que es preferible dedicar más tiempo a Ayutthaya.
Solo estuvimos en la ciudad un par de horas visitando dos o tres templos importantes. Todos están muy cerca de la estación, por lo que fuimos tranquilamente dado un paseo.
Prang Sam Yod es el más conocido y en mejor estado, aun así bastante ruinoso. Es conocido por los turistas por la gran cantidad de monos que campan a sus anchas por la zona. En la entrada venden pipas para atraer a los monos, pero la verdad que no es necesario, al menor despiste se te tiran encima, a mi los monos no me hacen mucha gracia y mi miedo era que me mordieran (no sería el primero) y, a pesar de que alguno lo intentó, no me llevé ningún mordisco.
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Cerca de este y en mitad de una rotonda, nos encontramos Prang Kaek, un antiguo templo del siglo X que primeramente fue hinduista.
Casi llegando de nuevo a la estación pasamos por Wat Phra Sri Rattana Mahathat, también completamente en ruinas pero con mucho encanto.
Nuestro siguiente destino fue Phitsanulok. Esta ciudad no tiene nada en especial, simplemente paramos aquí para coger un autobús hacia Sukhothai a la mañana siguiente, aunque la mayoría de la gente continúa en el tren hacia Chiang Mai sin parar en Sukhothai. Los coches cama son bastante baratos y se llega allí por la mañana, por lo que se gana una noche de viaje.