HACIA EL MILFORD SOUND – WANAKA Y QUEENSTOWN ✏️ Diarios de Viajes de Nueva ZelandaWanaka (pronunciado “Wánaka”) es un pueblecito situado en el centro de la zona sur de la isla sur por lo que es un punto neurálgico en todas las rutas que se hacen por esta zona. Como pueblecito no es gran cosa pero está situado a orillas del lago...Diario: Crónicas de Nueva Zelanda⭐ Puntos: 4.8 (39 Votos) Etapas: 19 Localización: Nueva ZelandaWanaka (pronunciado “Wánaka”) es un pueblecito situado en el centro de la zona sur de la isla sur por lo que es un punto neurálgico en todas las rutas que se hacen por esta zona. Como pueblecito no es gran cosa pero está situado a orillas del lago Wanaka con vistas a las montañas y eso le da su encanto. Además, es la puerta de entrada al Parque Nacional del Monte Aspiring. Un parque majestuoso lleno de cascadas, montañas, lagos y glaciares Decidí hacer noche en Wanaka para poder hacer el Rob Roy Valley Track al día siguiente. A la salida de la carretera del Monte Aoraki en dirección a Wanaka me encontré con obras de asfaltado de carretera (bastante habitual por aquí) y una chica con una señal de STOP me hizo signos para que parara. “Estamos haciendo obras de asfaltado y tendrás que esperar unos 20 minutos o sea que tenemos tiempo para conocernos”. Vaya desparpajo con la chica de obras públicas!. Me hizo gracia y empezamos a hablar mientras el tufillo a alquitrán invadía el ambiente. Me preguntó de dónde era, que que hacia por Nueva Zelanda, que lugares había visitado hasta el momento, las preguntas clásicas para iniciar una conversación entre desconocidos. A mi se me ocurrió preguntarle de donde era y me contestó un inteligible “NVECAGA”… ¿Sorry?...”NVECAGA”. Yo iba pensando y no me sonaba ningún nvecaga. Le pregunté si era un pueblecito y me dijo que era una de las ciudades más grandes de la isla sur….nvecaga, nvecaga….ni puta idea. Iba repasando ciudades y nada. Hasta que se me encendió la luz “No serás de Invercargill?”. Me respondió riendo. Claro!, ya te lo he dicho, “NVECAGA”!. A estos kiwis cuesta entenderlos. De ahí pasamos a temas laborales. Ella trabajaba en Obras Públicas y ahora llevaba dos meses viviendo en Queenstown. La chica hablaba por los codos pero tenía mucha gracia. Se llamaba Christie, 29 años, y no estaba mal. Ante mi sorpresa me dio su teléfono y me dijo que si pasaba por Queenstown la llamara para hacer una cervecilla. Los 180 kilómetros que separan el Monte Aoraki de Wanaka son el vivo ejemplo del cuelgue. Una sucesión de valles con prados verdes, verdísimos y montañas peladas. De vez en cuando aparece la retama invadiendo montañas enteras cubriéndolo todo de amarillo. La carretera discurre sinuosa entre las montañas y te vas empanando con la explosión de colores mientras que de vez en cuaaaando, te cruzas con otro coche. Carretera hacia Wanaka. Cuelgue delicioso. *** Imagen borrada de Tinypic *** Llegando a Wanaka, fui directamente a buscar habitación al Mountain View BBH. Me quedaban pocas horas de luz por lo que opté por hacer la subida al Mount Iron, desde donde podía disfrutar de vistas panorámicas del pueblo de Wanaka, su lago y el Valle Matukituki. Wanaka. Mountain View BBH. *** Imagen borrada de Tinypic *** En principio era una caminata de una hora y media por lo que no debía ser muy complicada, hasta que me di cuenta de que los primeros 50 minutos son de subida continuada sin un puñetero tramo plano para descansar. Una vez arriba, valía la pena el esfuerzo. Las vistas panorámicas del pueblo frente al lago y de las montañas que rodean el Valle del Matukituki valían la pena. Wanaka. Valle desde Moun Iron. *** Imagen borrada de Tinypic *** Wanaka. Lago desde Mount Iron. *** Imagen borrada de Tinypic *** Al volver al hostel me apetecía hablar con alguien. Me había cogido un ramalazo de soledad y mi cabeza se estaba obsesionando con mi encuentro con Lauren. Frente a mi habitación había un tipo con dos paquetes de Camel encima de la mesa. Se estaba cortando las uñas de los pies y por lo que sacaba calculé una ración de mejillones para dos. Me acerqué y encendí un cigarro y me saludó con una sonrisa. Se llamaba Bernd y era alemán. Llevaba pocos días en Nueva Zelanda. Venía de Tailandia, Vietnam, Camboya y Australia y viajaba por su cuenta. Me comentaba que el viaje le iba muy bien hasta llegar a Nueva Zelanda. Había venido a ver a unos amigos y se ve que eran de aquellos de “vamos a hacer todo juntos” y el tipo se agobiaba un poco. Le apetecía ir a la suya pero la daba reparo decir a sus amigos que le dejaran solo (bueno, ya lo había intentado pero parece que los amigos no lo habían pillado del todo y no dejaban de montarle planes). Quedamos para ir a tomar un Jameson después de cenar. En la cocina había mucho jaleo pero tenia hambre y estaba en “socialización mode” por lo que me uní al grupo. Me senté en la mesa con mi sopa y me ví rodeado por una especie de “Comando Juventudes” preparando sus rutas del día siguiente. Eran tres mujeres de Noruega, Dinamarca e Inglaterra. La más joven pasaba los 65 años. Cada una viajaba por su cuenta. En seguida empezamos a hablar de la ruta que yo había elegido. Ellas iban en sentido contrario al mío por lo que les podía dar información sobre los sitios que pretendían visitar. Eran encantadoras y tenían una gracia y una vitalidad envidiables. La cena transcurrió entre risas y planes de ruta. Dieron las diez y media y Bernd no aparecía por lo que decidí irme a la habitación. Allí me encontré a un chico inglÉs que estaba de “working holidays”, viajando y trabajando por Nueva Zelanda. Ahora estaba trabajando en una cantera y el tipo estaba un poco hasta las bolas pero se lo tomaba en cachondeo. “Gimnasio gratis” iba diciendo, y la verdad es que estaba fornido el chavalote. No tardamos en caer rendidos los dos. Para hacer el Rob Roy Valley Track me levanté a las 6:30. Era una ruta de diez kilómetros que llevaba unas 3-4 horas y no quería salir muy tarde hacia Queenstown. La caminata valió la pena. Día soleado y más paisajes de postal. Cascadas, lagos y magníficas vistas del valle. Altamente recomendable sin ser un rompepiernas. A las 12 salí hacia Queenstown. Esta era la única ciudad de Nueva Zelanda que me apetecía conocer de verdad. Me habían hablado muy bien de ella y quería aprovechar el día soleado para patearla con calma. Para llegar a Queenstown desde Wanaka hay dos rutas posibles. Una es la directa, es un poco más larga pero discurre por carreteras ‘rápidas” y se llega en una hora. La segunda es la carretera escénica que asciende por el Valle de Cardrona. Es una ruta más lenta pero más vistosa. La noche anterior el “Comando Juventudes” me aconsejó tomar la segunda y así lo hice. Las rampas de ascensión al Valle de Cardrona son de consideración. En invierno, esta zona se llena de esquiadores. Las vistas son magníficas. Silver Bullet no pensaba en esquiar ni en ver las vistas. Lentamente iba subiendo y si ponía marcha larga (tercera), él mismo se encarga de surrurarme suavemente al oído “Ahora te has pasao, cuñao” (es decir, se calaba y punto pelota). La llegada a la cima es espectacular. Todavía quedan 25 km para llegar a Queenstown pero la ciudad ya se avista a lo lejos asentada en las escarpadas laderas del valle y a orillas del lago Wakatipu. Todavía quedan unas cuantas curvas para llegar pero al ser de bajada y con una pendiente considerable, Silver Bullet se dispara peligrosamente y tengo que controlar sus ansias por llegar. Queenstown respira una vitalidad muy atractiva. Es un destino eminentemente turístico. Para las personas hiperactivas, la ciudad ofrece todo tipo de actividades lúdicas. A pesar del carácter turístico, la ciudad mantiene un encanto especial. Restaurantes con terrazas en la calle, tiendas de todo tipo, oficinas donde contratar las diferentes actividades ofertadas (bunging, rafting, waterskiing y todo lo que uno se puede imaginar acabado en “ing”….bueno hay alguna actividad cuyo nombre termina con este sufijo que no está claramente ofertada pero que seguro que buscando, se puede encontrar, como en todos lados jeje). Tras pasear por las cuatro calles principales (no hay muchas más), decidí que era hora de comer algo. El sol que hacía invitaba a comer en una de las numerosas terracitas dispersadas por las calles pero opté por comprarme un kebbab de cordero e irme a la playa del lago a tomar el sol. Queenstown. Panorámica. *** Imagen borrada de Tinypic *** Queenstown. Paseando por el "centro". *** Imagen borrada de Tinypic *** Al estar rodeado por tanta gente me vino una repentina sensación de soledad. Me fijé que había bastante gente sola en la playa y eso me tranquilizó. Solecito en el careto, una pareja tocando el saxo en los jardines del “paseo marítimo”, el lago con las montañas de frente. Sí, definitivamente, era un sitio agradable. Me quedé dormido. Queentown. "Playa". *** Imagen borrada de Tinypic *** Queenstown. Sin comentarios.... *** Imagen borrada de Tinypic *** Me desperté a las 5 y la calma continuaba. Un paseo por el parque y un café. “Free Wi-Fi”, aquí. Pedí un “Latte”, lo más parecido a un café con leche y salí a la terraza para conectarme a Internet y decidir lo que hacía. Estaban todas las mesas llenas por lo que opté por sentarme en una donde había un chico solo haciendo la combinación “café-piti”. Le pedí permiso para sentarme. No puso ningún inconveniente. En este tipo de situaciones tienes dos opciones en función de lo que uno quiere hacer. Si no te apetece hablar, sencillamente pides permiso y te sientas, punto. Si te apetece hablar, pides permiso, te sientas y te presentas. Opté por la segunda, me apetecía hablar un rato. El chico era brasileño, de Salvador de Bahía, lo que propició un inicio de conversación instantáneo. “Brasil, estuve hace 2 años por la costa norte”. Me preguntó si me gustó la zona, las playas, el ambiente, las mujeres…….buf!. Fabiola (una historia que surgió durante ese viaje y que me dejó “groggy” un par de meses) pasó por mi cabeza. Estuvimos hablando un buen rato de ella y de cómo me encoñé. Me dijo que era lo más habitual. Buenos recuerdos. El era chef de cocina en un restaurante de Queenstown. Había llegado hacía dos años después de trabajar en Emiratos Arabes y Dubai. Le gustaba la ciudad y pensaba quedarse más tiempo. La conversación derivó hacia la gastronomía neozelandesa y al comentarle que no me gustaba mucho porque sobrecargaban demasiado los platos en vez de servir el producto tal y como era (no me pongas un bogavante con salsa de queso azul encima, por favor!), me respondió que él había estado en España y que después de lo que había visto y comido por nuestras tierras comprendía que para un español, el tema gastronómico no fuera un punto fuerte en Nueva Zelanda (vinos aparte). Tras unos minutos se levantó con un “Great meeting you, dude!” y se fue caminando por el paseo. Se hacía tarde y tenía que decidir donde dormir. La visita al Doubtful Sound que me había recomendado la chica de San Francisco que conocí en el Aoraki salía por una pasta (200 euros) y al final reservé un “overnight cruise” por el Milford Sound para el día siguiente (sales a las 4 de la tarde, duermes en medio del fiordo y vuelves a las 10 de la mañana del día siguiente, cena y desayuno incluidos, 90 euros) y me quedaban unos 250 kilómetros hasta el fiordo. El kebbab empezaba a hacer efecto y unos preocupantes cuescos cebolleros empezaron a hacer acto de aparición por lo que opté por levantarme de la mesa e ir a un sitio menos concurrido para liberarlos sin preocupaciones. Cambié de planes y en vez de quedarme a dormir en Queenstown decidí dividir la kilometrada en dos partes. Conducir durante 125 kilómetros esta tarde hasta Te Anau, dormir allá, y los 125 kilómetros restantes hacerlos al día siguiente después de ver el pueblecito con la calma. Reservé habitación en el Te Anau Lakefront BBH y me fui a buscar a Silver Bullet. Poco me imaginaba la sorpresa que me esperaba…… Índice del Diario: Crónicas de Nueva Zelanda
01: LLEGADA A NUEVA ZELANDA. AUCKLAND-CHRISTCHURCH-AKAROA
02: HACIA ABEL TASMAN – KAIKOURA, MOTUEKA, MARAHAU
03: PARQUE NACIONAL ABEL TASMAN. MARAHAU-BAHIA DE ANCHORAGE
04: PARQUE NACIONAL ABEL TASMAN. BAHIA DE ANCHORAGE- PLAYA DE TONGA
05: DE ABEL TASMAN HACIA EL GLACIAR FOX
06: BUSCANDO EL MONTE COOK - LAGO TEKAPO
07: LLEGADA AL MONTE AORAKI (MONTE COOK)
08: HACIA EL MILFORD SOUND – WANAKA Y QUEENSTOWN
09: HACIA EL MILFORD SOUND – TE ANAU
10: ESPECTACULO MILFORD SOUND
11: VUELTA HACIA CHRISTCHURCH – MILFORD SOUND A WANAKA
12: VUELTA A CHRISTCHURCH – WANAKA, HOKITIKA, CHRISTCHURCH
13: CURSO DE SURF. AUCKLAND – AHIPARA (NINETY MILE BEACH)
14: CURSO DE SURF. RARAWA BEACH
15: CURSO DE SURF - CAPE REINGA
16: CURSO DE SURF – SEGUNDA SEMANA
17: VUELTA A AUCKLAND-VISITA AL AUCKLAND CITY HOSPITAL
18: ULTIMOS DIAS – WAIHEKE ISLAND
19: AUCKLAND – CAPITULO FINAL
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