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QUEPOS: SURFEANDO LAS OLAS

QUEPOS: SURFEANDO LAS OLAS ✏️ Diarios de Viajes de Costa Rica Costa Rica

CAPITULO 7. Quepos: Surfeando las Olas. A las 6 am estoy saliendo del hotel de Monteverde, dirección Quepos, y tengo el depósito de gasolina medio vacío. La gasolinera de aquí está cerrada y la mas cercana esta en Sardinal a unos 60 km, no sé si...
Apuertas Autor:   Fecha creación:   Puntos: 5 (1 Votos)

Diario: COSTA RICA SELVATICA

Puntos: 4.3 (7 Votos)  Etapas: 8  Localización:Costa Rica Costa Rica

[b]CAPITULO 7
Quepos: Surfeando las Olas
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A las 6 am estoy saliendo del hotel de Monteverde, dirección Quepos, y tengo el depósito de gasolina medio vacío. La gasolinera de aquí está cerrada y la mas cercana esta en Sardinal a unos 60 km, no sé si llegare porque la aguja del deposito, oscila que da gusto, así que a veces está medio y otras está abajo del todo, bueno supongo que esto es parte de la aventura.

Resulta que me había dicho Josua la noche anterior que la carretera por la que había venido, era la carretera mala y que ahora tenía que coger la carretera buena que iba dirección San José, en cualquier caso eran otros 35 km hasta el primer pueblo.


La verdad es que no veía mucha diferencia entre ésta y la otra carretera, incluso ésta me parecía peor, porque tenia bastantes desprendimientos sobre la vía.

Los paisajes de bajada eran espectaculares, se veía todo Monteverde hasta donde alcanzaba la vista. No había mucho transeúnte, si acaso un par de lugareños cogiendo el caballo para ir a trabajar.

A la hora y pico llego por fin a carretera asfaltada y al desvío que va hacia Sardinal. Esta carretera secundaria aunque asfaltada no se puede ir muy deprisa, pues ya me he cruzado con varias vacas, perros y unos tipos hablando en mitad de la carretera.

Sardinal es un pueblo grande con bastantes servicios y menos mal que su gasolinera está visible a kilómetros, por fin puedo repostar. Mientras me llenan el depósito me limpian los cristales.

Ya con el deposito lleno, creo que me aguantara el resto del viaje, aun me quedan 200 km hasta Quepos o puede que un poco mas, porque iré serpenteando por la costa, sin prisas.


Me incorporo a la panamericana dirección Puntarenas, cruzando varios municipios, escuelas y puentes. Me he cruzado un control policial pero afortunadamente no me han parado.

Por fin llego al desvío que pone Puntarenas, tienes que girar a la derecha pero está un poco lioso y me paso la intersección así que me doy la vuelta y lo vuelvo a coger, está vez si en la dirección correcta. Avanzo por una carretera secundaria asfaltada en buen estado, que parece un polígono industrial, el primero que veo en todo el viaje.

Puntarenas tiene varias playas interesantes y una marina de considerable envergadura, no en vano es una de las paradas obligatorias de todo crucero que se precie. Además es uno de los puertos marítimos más importantes de Costa Rica, desde allí se realizan las principales exportaciones, de plátanos, café y pescado procesado entre otros productos.

También es una zona bastante famosa para los surferos, pues tiene bastantes kilómetros de playa con bastantes olas.

Tras un baño refrescante en sus calidas y cristalinas aguas continuo el camino. Ahora tengo que ir dirección Jaco. De nuevo los carteles son bastante liosos así que me meto en la autopista de peaje dirección Orotina, tengo que ir hacia Tarcoles, pero está salida está cortada, la autopista está en obras y sin terminar, así que cuando llego a su fin, no me cobran nada.

Me salgo en Orotina y voy dirección el pueblucho Tigre, se que no es por aquí pero quiero explorar está zona a ver que hay. Me encamino hacia el pueblito y de repente tengo que cruzar un puente que parece que no resistirá ni una bicicleta, me paro y me lo pienso 2 veces, en ese momento veo una ranchera que lo cruza como si estuviera cruzando el puente de Londres, mientras observo como los tablones que tiene debajo se mueven como fichas de dominó. Después de pensarlo un rato trago saliva y me meto en el puente, y además el río está hasta arriba de agua y aquí debe de haber cocodrilos como puños.

Una vez pasado el puente y con el temblor de piernas correspondiente sigo avanzando, ni que decir tiene que el camino es de tierra, entro en la población que me mira con sorpresa y sigo avanzando. Mi intención es saber si el camino me llevará hasta las montañitas que veo al final, pero pronto tengo la respuesta, no hay camino solo selva por todos lados, así que tengo que volver por el mismo camino y volver a cruzar el puente.

Regreso a Orotina y de ahí voy en dirección al famoso puente de Tarcoles. Este puente también conocido como “Puente Lagarto”, porque debajo hay cientos de cocodrilos. Lo curioso es que es tan famoso que todos los turistas se paran a sacar fotos, mientras te desvalijan el coche. Como consecuencia, han tenido que poner un mini puesto de policía, pero no sirve de nada, sobre todo porque lo han puesto al final del puente, justo donde nadie para así que en cuestión de segundos se lo llevan todo, a mí de momento mi camuflaje del equipaje me funciona a las mil maravillas.

Ya estoy dirección Jaco ahora voy en línea recta bordeando toda la costa del pacifico. Jaco es muy turístico, sobre todo en cuanto a playas se refiere y está sembrada de Resorts de lujo a pie de mar.

Aunque en su bahía también hay números cruceros, es muy frecuentada para la práctica de deportes acuáticos, pesca, surf y por su puesto avistaje de delfines.

Continúo la carretera entre plantaciones de Palmas de donde extraen el famoso aceite de palma.


En una hora recorrí los 60 km que me separaban de Quepos y llegué sobre las 11 am. La entrada principal a Quepos estaba bastante sucia y estaba muy transitada.

Atravesé el pueblo hasta la playa que además de estar destrozada porque estaban haciendo una marina, está muy contaminada y no se puede usar para el baño. Seguí dirección Manuel Antonio, buscando un alojamiento lo suficientemente cerca del Parque pero sin que estuviese en los alrededores.






Antes de coger la carretera que iba a Manuel Antonio vi unas cabinas que parecían aceptables, estaban junto a la carretera que lleva al parque a unos 10 minutos y además tienen parking.

Entro y pregunto, y sí tiene lugar, además de tener parkeo, tienen TV por cable y piscina aunque parece una bañera gigante, pero igualmente me quedo. La señora que me atiende, Olga, no sé si es extranjera o retrasa porque habla un poco raro, bueno en realidad apenas habla, solo emite gruñidos. Las habitaciones por dentro son bastante básicas.


Finalmente dejo las maletas en la habitación que tiene vistas a la piscina y me voy a desayunar algo, con suerte podré ir a las playas de Manuel Antonio antes de que se haga de noche.

Desayuno justo al lado del hotel y me subo al bus que va al Parque, según Olga es mejor ir en bus que pasan cada 10 minutos, porque aparcar allí es un infierno y las probabilidades de que te desmantelen el coche son muchas.

A las 13 horas llego a la calle que desemboca en el parque y que es una calle sin salida, y me quedo estupefacta de lo que veo. Ya me habían advertido de lo turístico que era, pero verlo en directo impacta mas, toda una calle llena de puestos ambulantes de camisetas, colgantes, y un poco de todo, de decenas de rastafaris tiraos por las calles y en la arena de la playa cientos de hamacas que no dejan ni un centímetro libre. El calor en está zona es sofocante, mas parecido al calor de Sevilla en pleno agosto.

Manuel Antonio es uno de los destinos turísticos más famosos de Costa Rica, aunque sea de los parques más pequeños, se encuentra entre los más visitados, gracias a su fácil acceso y diversidad en los ecosistemas, convirtiéndolo en una de las áreas más caras de Costa Rica. Dado que el pueblo no es muy amplio, los hoteles se empezaron a construir en el camino al parque y muchos de ellos aprovecharon las vistas panorámicas que este lugar ofrece. La situación actual es que hay hoteles caros y exclusivos construidos a pie del parque, incluso una mega obra justo en la entrada que es de vergüenza, pero en fin todo por la pasta.

Paseo por la playa Espadilla Norte que está llena de rastas surfeando y de gente que alquila hamacas, aunque como está subiendo la marea, el agua cubre prácticamente toda la arena. Tan solo hay una zona que aun tiene arena sin cubrir que está justo al final, así que me encamino hacia allí.

Tengo que cruzar un riachuelo y me siento en la arena, hay un surfero y 2 chicas jóvenes brasileñas, así que dejo mi toalla y me voy a dar un baño. El agua aquí está muy revuelta y se que este mar y está playa en concreto es lugar favorito de los surfistas por las olas que hay.

Está playa es parte del parque Manuel Antonio de hecho, al final de está cala a la izquierda, está una de las entradas del parque, que ahora no se puede utilizar porque la marea está alta y haría falta un bote para llegar o nadar hasta ella, aunque con la corriente que lleva seria bastante peligroso.

Cuando has nacido junto al mediterráneo que es una piscina gigante, este tipo de mar no te agrada mucho, porque siempre tiene mucha corriente y muchas olas, lo que hace que no puedas nadar con tranquilidad.

No había metido ni las rodillas en el agua, cuando vino una ola salida de no sé donde y me dejó mojada de la cabeza a los pies y por supuesto llena de arena. Regrese a mi toalla, maldiciendo al pacifico y me tumbé al sol.

Las chicas brasileñas estaban ya tumbadas y medio dormidas varios metros delante de mi, cuando un subidón de marea se las llevó por delante, dejándoles la ropa, mochila y demás enseres personales mojados y embarrados.

No pude evitar reírme por lo bajini y como castigo recibí unos minutos más tarde la misma dosis de humedad, afortunadamente tenia los pies mirando a la playa y pude notar el avance del agua y levantar mi mochila antes de que llegara está. Pero eso no me libró de que tanto mi ropa como la toalla, quedara embadurnada de un pastuchi de arena y agua.





No había refugio posible, a pesar de estar a unos 70 metros de la orilla, el mar se iba engullendo lentamente toda la arena, así que decidí dejar mis cosas ya mojadas encima de un peñón para bañarme por última vez antes de emprender el regreso.

Estaba ya metida un poco por encima de las rodillas cuando otra ola salida de no sé donde me engulló hacia adentro, con una velocidad tal que apenas me dio tiempo a salir corriendo, llevándome varios metros hacia adentro. No sé cuanto tiempo estuve dando vueltas en el agua, a mi sé me hizo eterno, hasta que el mar decidió que no era comestible y me vomito hacia la orilla. Me devolvió en un estado lamentable, pues salí a gatas de la arena, el mar me había dejado la parte de arriba del bikini hacia un lado, dejando todo lo que hay que ver al descubierto y la parte baja del bikini, estaba más baja que nunca, en las rodillas.

Me vestí como pude y salí corriendo arena adentro dando gracias a que ya se habían marchado tanto el surfero como las brasileñas, no habiendo testigos de tan lamentable espectáculo.

Como si me hubiese chupado una vaca y con el rabo entre las piernas salí de aquel mar embravecido antes de que aquella marea acabara de tragarme, ropa incluida.

En Costa Rica en general no está muy bien visto el topless ni siquiera el involuntario ¡claro!, así que me arme de valor y entré un poco mar adentro a buscar mi mochila que se había quedado atrapada en el peñón y salí de allí despavorida.

Con la ropa completamente empapada y llena de arena, y el orgullo herido, no tuve más remedio que coger el bus de vuelta hasta el hotel a las 15:30 horas. Por supuesto iba llamando la atención pues parecía que me había revolcado en la arena.

Cuando llegué al hotel como aun hacia mucho calor, decidí darme una ducha en la piscina para sacarme los kilos de arena que me había robado furtivamente y meterme en la piscina, que no presentaba ningún riesgo, porque ni siquiera llegaba a cubrirme. En el pasillo de entrada a la piscina había un cartel que prohibía casi de todo, usar cualquier prenda de ropa para bañarse que no fuera un bikini, nada de topless, ni exhibicionismo de ningún tipo, nada de besos ni muestras de cariño, etc etc, aquello parecía un convento de virtud.

Repuesta del susto, decidí ducharme y salir a cenar algo. A la mañana siguiente iría al Parque Manuel Antonio.
Había estado toda la noche lloviendo, y a las 5 am comenzó el horrible chillido de un gallo que parecía asmático, así que no tuve más remedio que levantarme. El hotel estaba a espaldas de una finca llena de bichos, pollos, perros, gatos etc que se empeñaban en gritar uno mas que el otro.

A las 6:30 am cojo el bus hacia el parque, me había prometido a mi misma no darme ninguna paliza, sino hacer todos los senderos del parque y luego pasar el día en sus playas paradisíacas, para lo cual iba provista de comida y bebida suficiente como para no regresar en todo el día al hotel.

A las 7:00 am hora de apertura del parque, estaba entrando por su sendero principal, que no era otra cosa que una carretera por donde había tráfico del personal del parque y que además tenia un tendido eléctrico, cosa que no había visto hasta ahora en ningún otro parque, y es que este parque hacía mas caja por los Gringos que a diario iban a sus playas que por los visitantes del parque en si.

Lo que sin duda no dejabas de ver en este parque eran animales, pues estaban más que acostumbrados a la presencia humana y andaban mezclándose como si compartieran un mismo piso.


El primer sendero por el que voy es el de la Catarata. La verdad es que sorprende ver el estado tan lamentable del sendero, parece que esté abandonado, hay miles de árboles y ramas caídas y varios tramos que han sido engullidos por las lluvias, que podían ser peligrosos para el tipo de turista que visita este parque.
Conforme voy adentrándome en el sendero empiezo a preguntarme si la Catarata merece la pena, porque tal y como está el sendero, dudo mucho que sea muy frecuentado por alguien.






Afortunadamente no me había traído las botas de montaña sino las chanclas de montaña totalmente sumergibles, tenia que atravesar el río en varias ocasiones, y llevaba bastante cantidad de agua.

A mitad de camino, el sendero está destrozado por las lluvias o por el agua del río, y no se puede continuar, así que si quiero seguir tengo que cruzar el río que tiene un color que no invita al baño.

Finalmente decido meterme, después de 20 minutos caminando, no tengo intención de irme sin ver la dichosa Catarata y encima tengo que rodear el sendero hundido y meterme por la parte mas profunda del río que aunque no tiene mucha corriente, me llega a la rodilla y tiene un color de dudosa procedencia.

Ya estoy en la catarata, y bueno, tampoco es nada del otro mundo ¡la verdad!, pero desde luego este sendero deberían o dejarlo salvaje total y avisar, o dejarlo en condiciones.

De vuelta al sendero principal continuo hasta las playas 2 y 3 que son Espadilla Sur y Manuel Antonio. Aunque aun no hay apenas turistas, en unas horas estarán atestadas. Estas playas son la continuación de la playa donde estuve ayer.

En este trayecto he visto muchos animales, sobre todo monos y aves exóticas como un tucancillo y el famoso zorro pelón.


Esta es la playa principal porque es una de las más cercanas a la entrada del parque y tiene un bar, y hay carteles por todos lados para no alimentar a los bichos. La playa en si está bastante bien, de arena blanca y limpia, y aunque suele tener oleaje, ahora mismo esta en calma.









Tras un breve paseo por la playa me voy al sendero La Catedral y de ahí al sendero Playa Gemelas y Puerto Escondido.

En Puerto escondido suponiendo que su nombre hiciera alusión al lugar, me quedaría en la playa que está mas alejada e iría menos gente.

¡Fracaso mundial!, resulta que Puerto Escondido es una especie de puerto en forma de U y no tiene playa, son todo rocas, así que aquí no me puedo quedar, tendré que buscar otra playa.

Al cabo de 7 minutos aparece el primer turista que baja a sacar unas fotos entre las rocas, empieza a subir y me pide que si le puedo sacar una foto, se la hago pero con la porquería de cámara que tiene, sale muy lejos y muy oscura. Me pide que la repita de nuevo y justo en ese momento se queda sin batería.

Empieza a preguntarme que si entiendo algo de cámaras y acabo por explicarle como funciona su cámara de fotos, las funciones etc. Es una Casio un poco básica y ¡así tal cual se lo suelto!, menos mal que se lo ha tomado a gracia. Nos presentamos y nos sentamos un rato a ver el paisaje.

El chico se llama Pablo y es colombiano de 29 años, parece bastante majo, lleva como 1 mes por Nicaragua y unas 3 semanas en Costa Rica y aún le quedan otras 2 semanas más. Después de 30 minutos de conversación empezamos a subir, los 2 vamos al mismo sendero, Al Mirador, y juntos emprendemos la subida.

Como todo buen mirador que se precie, este tiene que estar en altura, así que empezamos la subida mientras le comentaba a Pablo que tenia intención de quedarme en la playa, si es que allí había playa. El sendero subía y subía mientras nos contábamos en donde habíamos estado y lo que había estado haciendo. No paraba ni a respirar, y ya estaba casi muerta por deshidratación cuando por fin llegamos al final, 5 minutos más de subida y habría perecido.

Al final del sendero había una plataforma de madera sin salida que hacia de mirador de una bahía, bastante bonita pero sin playa, todo era selva y bahías con rocas.

Pablo estaba alucinado de todo lo que había visto y recorrido en el tiempo que llevaba que era 3 veces más de lo que había visto él, en el mismo periodo de tiempo. Yo ya había terminado de recorrer el parque completo, a él le faltaba sólo el sendero de la Catarata, pero ya le comenté que no merecía mucho la pena.

Por la mañana había decidido que si las playas de Manuel Antonio estaban muy concurridas o no me gustaban mucho, cogería el coche y me iría a Dominical, pueblo famoso por sus playas y para surfear. Pablo me preguntó que a donde iría ahora y directamente se lo dije. Entonces me dijo que el iría mañana a Dominical porque él hacia surf y le habían aconsejado que fuera allí.

Una vez hidratados y recuperados comenzamos el descenso desde el Mirador hacia la zona de playas. Mis piernas habían quedado tocadas de nuevo por la subida, y es que había bastante desnivel, así que ahora más que nunca necesitaba tirarme en una playa sin hacer nada. Llegamos otra vez a las zonas de playas, eran las 10 am y estaban llenas hasta la bandera, así que decidí irme a Dominical.

Le comenté a Pablo que si quería venir que me volvería a ultima hora, quería ir a Dominical y Matapalo que estaba de camino y explorar la zona, pues había leído en algún lugar que esta ultima playa, era una de las que menos corrientes y resaca tenia, y después del espectáculo del día anterior, no quería arriesgarme.

El plan era coger el coche en el hotel e ir a Dominical que estaba a solo 44 km, aunque tardaríamos 1,5 horas por una carretera recta pero de tierra y así lo hicimos.

Cogimos el bus de regreso al hotel para buscar el coche, Pablo dudó hasta última hora si llevarse su tabla de surf por el tema de espacio en el coche, hasta que vio que lo que tenía era un 4x4, entonces dijo que se la llevaba.

Fuimos a su hotel a buscar la tabla, que curiosamente era el mismo sitio donde había ido a cenar el día anterior. Esperé hasta que apareció con la tabla de surf, que yo pensé que seria tipo body surf o algo más pequeño, no entiendo como había podido estar 2 meses viajando de un lado para el otro en bus con aquella tabla tan grande.

Metimos la tabla en el coche como pudimos, y nos pusimos camino Dominical. La carretera era bastante amplia y paralela a la costa todo el tiempo, rodeado de plantaciones de palma, aunque la mitad del trayecto estaba en obras, con maquinaria pesada y desvíos algo incómodos.

Cruzamos un par de ríos con su correspondiente puente del siglo XIV. A una hora de camino pasamos por una plantación de cacao, yo no había visto de donde salía el cacao en mi vida, pero Pablo si, así que paramos el coche para ver si había alguno maduro.


Pablo desapareció entre los árboles y apareció al rato con uno entre las manos. El cacaotero me sorprendió bastante y la semilla más todavía, no podía imaginar que de aquella cosa tan grande pudiera salir algo que serviría para hacer chocolate.

Con ayuda de mi inseparable cuchillo que siempre llevaba ceñido a la cintura, Pablo diseccionó la fruta, pero su interior estaba bastante verde aun, así que tuvimos que lanzarlo por la ventana.

A la hora y media de camino llegamos a Dominical, nos quedamos estupefactos, parecía un pueblo chabolista junto al mar, apenas contamos 20 casas y un par de sodas y eso era todo el famoso pueblo, y las playas tenían tanto oleaje que ni Pablo ni unos surferos Ticos se atrevieron a meterse. Aunque aquí no se aprecia bien, las olas eran de 2-3 metros, una pasada.

El pobre Pablo se había quedado en shock, porque el pensaba que aquí encontraría fiesta y surf seguro, pero aquí lo único que había era polvo y decadencia.

No llegamos ni a sacar la tabla del coche, y después de 10 minutos tirados en la arena decidimos irnos a Matapalo que nos pillaba de camino a Quepos, a ver si la cosa mejoraba algo.

Preguntamos como llegar porque no había ni cartel ni nada similar y el camino estaba bastante escondido. Cuando llegamos apenas había 2 pescadores en toda la playa y unos surferos a lo lejos.

Matapalo era más pequeño aún, pero sus playas eran mucho mejores, más tranquilas y limpias, así que cogimos la tabla y allí que fuimos.

Al ratito Pablo dejó de surfear porque decía que tenia el cuerpo molido, ¡y no hizo falta que me lo explicara mucho!. En ese momento caí que no habíamos comido nada en todo el día desde el desayuno y eran las 15 horas, así que montamos un picnic en 5 minutos con sándwiches, zumos, galletas varias, etc .

Justo al terminar de comer se puso a llover un poco y es que en esta zona llueve todos los días a estas horas, así que nos quedamos charlando bajo la lluvia en la orilla del mar hasta las 15:30, hora en la que decidimos ir volviendo, porque la cosa empezaba a ponerse fea.

Al final el día había sido bastante completo, habíamos caminado durante 5 horas por el parque, habíamos tenido playa, descanso y surf y aun nos quedaba la cena y las copas.

En el camino volvimos a parar para intentar encontrar un cacao que estuviera maduro, pero fue inútil, estaban todos muy verdes. La vuelta se fue complicando por momentos, en cuestión de 20 minutos se había montado una tormenta eléctrica considerable.

El parabrisas no daba a basto en limpiar el agua que caía, así que la visibilidad era bastante reducida, se podía intuir la carretera que era ya un barrizal lleno de charcos de gran tamaño. Además teníamos que cruzar 2 puentes de considerable edad, uno de ellos en muy mal estado.

Cuando estábamos a punto de cruzar el segundo y más peligroso de los puentes, Pablo se puso en posición Halcón, es decir con los deditos clavados en el sillón del copiloto, y los brazos a modo de alas, plegados al cuerpo, ¡menuda ayuda llevaba!, tenia mas miedo que vergüenza. Al mal estado del tiempo había que añadirle la carretera en obras, lo cual hacia que ciertos tramos estuvieran cortados de forma intermitente para que pasara el trafico de uno y otro lado, como pasaba justo a la entrada del puente, que estaban construyendo un puente de hormigón justo al lado.

En ese momento Pablo me pidió que esperara a que pasaran los varios camiones y coches que estaban ya atravesando el puente, que aquello no resistiría tanto peso, y lo cierto es que tenia razón, pero sino cruzaba, del otro lado había una cola sinfín de coches esperando pasar y perdería el turno, y la tormenta iba empeorando por segundos, había que salir de allí lo antes posible, así que le dije que no, metí la primera y mientras iban saltando a nuestro paso las pequeñas chapas de hierro superpuestas en el puente, veía como el Halcón cerraba los ojos.

Cuando volví a coger velocidad de crucero, Pablo abrió los ojos y me miró muy serio diciéndome “esto ha sido peor que lo del surf”, y me dio un ataque de risa, porque tenía el rostro desencajado, como cuando yo salí del mar, estábamos empatados.

Tras hora y media de camino por fin llegamos a Quepos, la tormenta se había instalado cómodamente y no tenía intención de moverse. A las 17:30 dejé a Pablo en su hotel y quedamos en encontrarnos a las 19:30 para cenar.

Llegué al hotel y me fui directa a la ducha, para sacarme toda la arena que llevaba de la playa, en ese preciso momento los rayos y truenos eran más numerosos si cabe, de hecho estando dentro de la ducha se fue la luz por unos instantes, y vi un chispazo justo en mi cabeza. Cuando volvió la luz observé alucinada, que la ducha estaba conectada a la corriente para calentar el agua, pero que el enchufe estaba ¡dentro de la ducha!, salí de allí por patas dando por terminada la ducha, había sobrevivido a muchas cosas, como para morir desnuda y electrocutada ¡que poco glamour!

Me quedé descansando un rato y viendo la TV antes de vestirme y aprovechando para hacer la maleta, mañana seria mi último día en Costa Rica. No había parado de llover así que aunque el restaurante estaba a 5 minutos a pie, iría en coche.

Después de cenar nos fuimos a tomar una copa a un lugar curioso. Se llamaba “El Avión” y tenía una curiosa historia. Se encontraba a pocos metros del parque Manuel Antonio y justo encima de unas colinas con vistas al Pacifico, y en el restaurante había incrustado literalmente un avión, que era un bar de copas.

Había una vez una Guerra Fría que fue el único de los conflictos armados globales en el que este país neutral participó. Este avión, modelo C123 Fairchild, es un remanente de esta guerra. Estaban los sandinistas en el poder y Reagan, a escondidas del Congreso y poniendo a la cabeza a Oliver North, financio a los contrarrevolucionarios que en parte entrenaban y se movilizaban desde suelo tico. Cuando se destapó el escándalo del apoyo norteamericano a los contras y Reagan tuvo que salir por la puerta de atrás dejando abandonado a Oliver Norht en Costa Rica, junto a otros efectos militares, entre otros este avión.

Sobra decir que lo desmantelaron. Luego lo adquirió una asociación de desarrollo de la zona y finalmente fue comprado por Allan Templeton por 3.000 $, de hotel Costa Verde, empresa dueña del avión-restaurante. Del aeropuerto a Caldera en grúa (sin alas), de Caldera a Quepos en ferry, del puerto a su ubicación actual otra vez en grúa.

Después de numerosas imperiales 1 nos fuimos a dormir, al día siguiente habíamos planificado otro intenso día.


1 Imperial. Cerveza Costarricense




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Total comentarios: 11  Visualizar todos los comentarios
Ajota  Ajota  24/01/2010 03:33
Alucinante este diario, me ha encantado y sobre todo la cantidad de detalles, tiempos, citas y lugares que dejas para los que sigamos tus pasos. Gracias, muchas gracias
Montaraz  Montaraz  25/01/2010 21:32   📚 Diarios de Montaraz
Joder, apuertas, me ha encantado tu diario. Me lo llevo este viernes a CR conmigo ya que llevo la idea de liarme por los mismos sitios que tu has estado y que tan bien has explicado. Lo de cruzar Panamá después de visitar Bocas para pasar a CR por Paso Canoas e ir a Corcovado no lo había pensado y es lo que pienso hacer. Ya te digo, me lo llevo como guía. Felicidades. Pura Vida, Mae!!!.
Lawrens  lawrens  22/04/2010 12:56
Hola Apuertas, más que una casualidad, creo que ha sido una causalidad, lo de leer tu diario, yo soy el español, que conociste en cabinas Manolo, que iba con su pareja y, su hijo, muchas veces me pregunte, que habria sido de tí, ya que me llamo la atención que una mujer haga sola este tipo de viajes, aunque yo también he viajado bastante, y me he dado cuenta alo largo de todas mis experiencias, que las mujeres, en la actualidad, y no en la actuatlidad, soys mucho mas decididas que los hombres, cosa que me congratula mucho, pues me considero un gran defensor de la mujer, en todos los aspectos, y creo que ya es hora, de que ocupeis el puesto que se os ha sido negando a traves de la historia, seria un placer para mi, volver a charlar contigo, pues siempre es bueno intercambiar experiencias, y como buen viajero ya estoy preparando otro viaje.
Un saludo, mi email es jorge.morenolassantas@yahoo.es
JESPLOS  JESPLOS  17/05/2010 20:06
ENHORABUENA POR EL DIARIO, me lo voy a llevar yo tambien para Costa Rica que voy a finales de julio
saludos viajeros
Xaca  Xaca  01/07/2013 15:53   📚 Diarios de Xaca
¡¡Que aventurera eres!! Yo me voya CR y Panamá en octubre. Gracias por tu diario.
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myp2011
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05-07-2011
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Fecha: Mar Oct 17, 2023 12:39 pm    Título: Re: Viajar a Costa Rica

"GTO1" Escribió:
Hola a todos.

He leído que hay una restricción para la entrada de alimentos de origen porcino.
www.embajadacostarica.es/ ...n-porcino/

Como habla de una prohibición Temporal, ¿alguien tiene información de que esta prohibición se ha levantado?

Muchas gracias.

Hola, para salir del aeropuerto hay que pasar las maletas por el scaner, y pone que esta completamente prohibido llevar cualquier alimento.
GTO1
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02-06-2015
Mensajes: 392

Fecha: Mar Oct 17, 2023 03:43 pm    Título: Re: Viajar a Costa Rica

Estuve el año pasado y podíamos pasar quesos, latas etc, pero el Jamón que pillaron, nos lo quitaron.
Si se puede llevar alimentos, lo que esta prohibido son los carnicos porcinos. Lo que me gustaría saber es si esta prohibición sigue vigente.
makavi
Makavi
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28-06-2010
Mensajes: 212

Fecha: Mar Nov 21, 2023 05:33 pm    Título: Re: Transporte

Hola!!! Me puedes dar precios de cuánto pagas por el coche y conductor ??

Yo acabo de llegar de Malasya y por ejemplo un conductor para unas 5 horas unos 40 euros ?? Aunque creo que su nivel percapita es mucho más alto en CR
borjamad
Borjamad
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21-04-2014
Mensajes: 176

Fecha: Jue Dic 14, 2023 09:21 am    Título: Re: Viajar a Costa Rica

Que precio tiene un semana-10 dáis por CostaRica en enero? Ques e puede ver en Costa Rica? que excursiones recomendais?
makavi
Makavi
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28-06-2010
Mensajes: 212

Fecha: Sab Dic 23, 2023 03:21 pm    Título: Re: Viajar a Costa Rica

Me gusta mucho ese alojamiento 😍 cuentas noches te quedaste? y si es solo una , crees que estaría bien quedarse más tiempo allí y pasar de Puerto Viejo de Talamanca ?

Gracias
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