Banjul, capital de lo sorprendente ✏️ Diarios de Viajes de GambiaComenzamos nuestra Gambian Experience acudiendo a la típica reunión de la mayorista (Club de Vacaciones, en este caso) en la que te dan un par de consejos y te explican los tours turísticos que ofrecen. Como aún teníamos nuestro tonto susto del...Diario: Gambia, no problem!⭐ Puntos: 4.7 (33 Votos) Etapas: 7 Localización: GambiaComenzamos nuestra Gambian Experience acudiendo a la típica reunión de la mayorista (Club de Vacaciones, en este caso) en la que te dan un par de consejos y te explican los tours turísticos que ofrecen. Como aún teníamos nuestro tonto susto del día anterior en el cuerpo, decidimos ir con ellos a la isla de Jufureh y Sant James, la excursión que llaman “Raíces” por la novela que hizo famoso a Kunta Kinte. Cambiamos nuestros euros por dalasis en la oficina de cambio que estaba al principio de la calle (unos 200 € que nos llegaron sin problemas para los 7 días) y conseguimos nuestro primer taxista para ir a Banjul. En este curioso país puedes intentar moverte con tanca-tanca. Son furgonetas locales que realizan trayectos difíciles de conocer de antemano y que recogen y descargan a viajeros en cualquier punto de la carretera, pero no es recomendable sin alguien local, porque pueden hacerte dar más vueltas que un molino. Los taxis amarillos son los que utilizan ellos. Tienen precios muy baratos, pero también es posible que te suban a alguien en medio del trayecto, que se queden sin gasolina y te dejen tirado a medio camino… Los taxis verdes son los turísticos. Son vehículos gubernamentales que ofrecen mayor seguridad, pero cuyo precio también se debe negociar antes de salir. En Gambia hay que regatear todo. Lamin Robin nos trasladó hasta Banjul, la capital. La única carretera asfaltada del país nos llevó hasta esta curiosa población en la que puedes encontrar hasta ovejas por el medio de la calle. Nada de grandes edificios, ni zonas urbanizadas, ni ningún tipo de servicio… sólo algunas casas aquí y allá y gente, mucha gente vendiendo artesanía. Regateamos nuestras primeras pulseras, telas, cuencos… y alucinamos. Alucinamos con el talante de aquellas personas, la alegría de la gente… y las condiciones en las que viven. Gambia no produce casi nada (sólo pescado ahumado y salado y cacahuetes). Tampoco energía suficiente para autoconsumo, por lo que los cortes de luz son la norma (los hoteles tienen generadores propios y, además, se priorizan los intereses turísticos). El sistema de estos cortes es, cuando menos, pintoresco: unas horas tiene electricidad un lado de la calle, y las siguientes la otra. Esta “organización” es para que no se descongelen del todo los productos (¡mi madre!), así que, como los gambianos son unos locos del fútbol (que entienden la geografía en función de los equipos), se organizan para ver los partidos en un lado u otro en función de los horarios de los cortes de luz. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Tiene dos estaciones bien diferenciadas, la estación seca, (entre 21 y 27ºC y una humedad entre 30 y 60%) de noviembre a mayo, durante la que sopla un viento seco proveniente del Sáhara, que proporciona al país un invierno suave y soleado, convirtiéndolo en la mejor época para el turismo. Otra de las cosas que nos llamó la atención es la venta de los medicamentos en el mercado, con los blisters de las medicinas a plena luz del sol. Nada de farmacias, ni de recetas, ni de prescripciones médicas… si uno tiene una infección se compra “un antibiótico” (una pastilla, se entiende) en cualquier puesto callejero. También hay puestos de venta de agua… en bolsas. El agua embotellada es muy cara para ellos, y los envases inasequibles (tristemente, una de las cosas que más valoran es que les regales una botella de agua cuando ya te la has bebido)… así que llenan bolsas de plástico de agua, las anudan, y beben agujereando un poco una esquinita. En Gambia, por norma, los hombres no suelen trabajar. Son las mujeres las que se ocupan del trabajo y de la casa, y es por ello que el actual gobierno ha priorizado la escolarización de las niñas sobre la de los niños, pues son ellas las que mantienen a la familia. Una de las cosas que más nos sorprendió es que los pocos hombres que trabajan se dedican a labores que aquí consideramos femeninas, por ejemplo, coser a máquina. Pudimos verlos también en los puestos del mercado, con unas Singer antiquísimas que funcionaban con pedal (la electricidad, de nuevo). Robin nos llevó después a Tanghi. Mujereres y niños acuden a la playa para ayudar a los pescadores a llevar las capturas hasta la orilla. Mientras esperan a que desembarquen, cantan y bailan sobre la arena, se hacen trenzas las unas a las otras, cuidan de los pequeños… Por descargar un cubo les entregan dos o tres peces que en muchos casos constituirá la única proteína que ingerirá la familia. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Gambia vende pescado a otros países de África. Muy cerquita de la playa puede verse la precaria “industria” de salazón y ahumado de los peces. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Índice del Diario: Gambia, no problem!
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