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Hace ya día que hice esta escapada desde Beijing. Así que me perdonareis que no sea muy específica con los precios y el orden de las visitas.
No sé cómo empezar esta entrada… “El Tíbet me ha encantado” me suena a poco, casi a nada. Ciertamente este es uno de los viajes que me llevo como top #1 de mi aventura en la Tierra del Medio.
Antes de ir al Tíbet, debéis saber varias cosas.
1.- al Tíbet se ha de entrar en grupo e ir con Guía... nada de viajeros solitarios. La ciudad está prácticamente ocupada por militares. Los encuentras en cada rincón.
2.- casi todo lo que comas allí proviene del Yak: leche, carne,.. Los tibetanos no pueden matarlos, por lo que para ello acuden a los indios o árabes que habitan en Lhasa.
3.-No habléis chino...no es bien recibido.
4.-es interesante leer algo sobre su historia antes de ir o bien sobre la religión budista. Entenderéis mejor muchas de las cosas que os explicaran.
5.-El mal de altura existe y por tanto podéis padecerlo. No os sobreestiméis por muy jóvenes que seáis! El reposo y los movimientos lentos son de obligado cumplimiento a vuestra llegada. Es norma tener dolor de cabeza y no dormir bien. La aspirina ayudará a licuar la sangre y que llegue mejor al cerebro.
6.- La diferencia de presión hizo reventar todos nuestros desodorantes roll-on..un stick-on será lo mejor.
7.- durante un día hay muchas temperaturas diferentes. Yo llevé manga corta por la mañana, polar por la tarde y polar y chaqueta por la noche.
Empecemos.
Viajamos: Mar, Fabio, Dani, Anna y yo
Coste aproximado (contando el avión y el tren): 700 euros
Al Tíbet, el techo del mundo, puede llegarse de muchas formas y el avión es una de ellas. Nosotros escogimos volar para ir y regresar en tren (48 h el trayecto Lhasa-Beijing). Necesitas un permiso especial que tarda una semana aproximadamente en tramitarse. Nosotros lo hicimos en la misma capital de China a través de una agencia que se anuncia por internet.
El vuelo empieza pronto y los controles de seguridad en el aeropuerto son mayores que lo normal para los que viajamos al Tíbet. Nos marcan las bolsas y a todos nosotros nos las hacen abrir en el control de seguridad.
Una vez aterrizamos en Lhasa nuestro guía nos recoge. Denzhen (aunque no tengo claro que se escriba así) ya nos avisa de algunos de los puntos que os comento más arriba mientras nos coloca un kata o bufanda blanca de bienvenida.
Desde el aeropuerto a Lhasa hay unos 50 minutos en carretera. Un poco más para nosotros puesto que en uno de los controles policiales que hemos de pasar Mar se da cuenta que no lleva el pasaporte. Denzhen improvisa bien y con un par de llamadas al aeropuerto y a un amigo suyo que vive al lado, localiza y arregla el traslado del documento. Solucionado el problema seguimos nuestro camino. Empezamos a divisar un paisaje que se repetirá en los día que estemos allí: bandera de los colores blanco, azul, verde, rojo, amarillo que representan las nubes, el cielo, el agua, el fuego y la tierra y que ondeadas por el viento cantan las plegarias tibetanas, por un lado y por el otro escaleras blancas pintadas en la roca que hacen más próximo y fácil la llegada al cielo.
La primera tarde en Lhasa es de aclimatación. Nos aconsejan movernos despacio y así lo hacemos. Notamos cansancio enseguida que nos movemos, por lo que no nos cuesta nada seguir las recomendaciones.
Esa misma noche tenemos la típica cena tibetana /china con bailes étnicos de la zona. Está bien, pero estamos en una sala llena de turistas y sabemos que es algo específicamente para nosotros y por tanto poco auténtico. Acabamos la noche dando una pequeña vuelta por los alrededores del hostal y en una de las plantas superiores de donde nos alojamos descubrimos unas vistas espeluznantes al Potala de noche.
Nota: Otro grupo de la Uni fue al campo base del Everest. Mucha carretera. Tuvieron problemas de mal de altura pq no se aclimataron. Si planeáis ir, debéis estar un par de días en Lhasa. Allí podéis además comprar ropa de abrigo.
Tenemos suerte y sin saberlo hemos hecho coincidir nuestra visita con el Saka Dawa Festival, cuando muchos budistas vienen a Lhasa a caminar rodeando la ciudad, el Potala y los alrededores mientras oran y hacen girar sus ruedas de oraciones.
En general, durante este festival los pelegrinos dan 3 vueltas al palacio (algunos dan tres vuelta a la ciudad) 27 al Potala y antiguamente se daba 1 al Dalai lama (cosa que ahora es imposible). Las vueltas as hacen rezando y si revisáis la película 7 años en el Tíbet veréis como. Se estiran al suelo con algunas protecciones en las manos y rodillas. Primero de rodillas y estiran los brazos lo máximo posible mientras tienen un collar de cuentas en sus manos. Luego vuelven a hacer el mismo movimiento desde el lugar donde han quedado sus manos. Impresiona un poco verlo hacer a gente de avanzada edad y sobre todo teniendo en cuenta que los vimos acercarse así a Lhasa cuando estábamos a casi 5 horas de la ciudad (en coche)
Las visitas que hacemos durante los tres días que estamos son las que expongo (no en este orden).
Jorkhang Temple (Dazhao Si). Todos los tibetanos deben visitar Lhasa a menos una vez en sus vidas. El Jokhang temple esta en el mismo corazón de la ciudad tibetana, en la parte antigua. Los pelegrinos se congregan desde bien pronto por la mañana y lo rodean completamente mientras oran durante todo el día y parte de la noche. Cuando entramos, los techos estaban siendo arreglados machacando piedras con morteros al son de un canto budista que alaba al Dalai Lama. Visitamos multitud de salas llenas de Budas e imágenes de los DL. La historia de cada uno de ellos es explicada con gran detalle por nuestro guía.
El Drepung Monastery (Zhebang Si) estaba en obras cuando lo visitamos. Fue complicado acceder a él. Tuvimos que saltar zanjas, zigzaguear entre las tuberías y en definitiva saltar como monitos de un árbol a otro por las calles de acceso. Fue fundado en el 1416 y llegó a ser unos de los monasterios más influentes del Tibet. Su ocaso vino cuando el profesor Gem Lamrim murió en 1997 que era su principal fuente de ingreso.
Aquí pudimos ver la cocina más grande del Tíbet donde preparan el té de mantequilla de yak para los monjes. Nuestro Guía nos explicó qué comen los monjes, que es poquísimo! Y además dejan siempre un poco en el cuenco. Aquí también nos dieron a probar el queso de Yak (puaj!) ya que un monje estaba secándolo al sol. Visitamos salas de estudio, de reuniones y de meditación. Denzhen se aplicaba en sus explicaciones y atendía como siempre a todas nuestras curiosidades… pero ep! que de tanto en tanto contestaba “eso aquí no”. El miedo lo tienen siempre en el cuerpo. Hay cámaras en todos los monasterios y se sienten espiados. Así pues, cuidado con vuestras preguntas!
El Sera Monastery (Sera Si) quizás es lo más obviable de la visita. Es bonito no me malinterpretéis! Pero no tiene el encanto o valor del resto de visitas. En este monasterio llevan a muchos niños a bendecir por lo que es normal verlos de todas las edades tanto en las diferentes salas como en los alrededores. Aquí nos pintaron las narices con carbonilla en un ritual que pretendía hacernos dormir mejor. Lo que más me gustó es que aquí pudimos ver la biblioteca o más bien como un impresor hacia una a una y con el método tradicional todas las páginas de los libros de oraciones que luego usan los monjes en su aprendizaje.
El Lago Namtso es un lago sagrado situado a 4700 metros de altitud. Lleva unas 5 horas y poco llegar hasta allí con las paradas necesarias para estirar las piernas. Aquí cuidado con las fotos que hagáis a los locales que encontréis pq enseguida os pedirán 3 ó 4 kuays. Es sagrado y por tanto enseguida nos advierten que ni se nos ocurra bañarnos! Tiene una parte dulce y otra salada y en el horizonte las montañas nevadas conforman un paisaje de ensueño.
Dejo el Potala (Budala Gong) para el final. La gran atracción del Tíbet, aunque no la única, ocupa 360 metros cuadrados. Está maravilla cuyo nombre se refiere a una montaña en el Sur de a India, representa por una parte el poder religioso de los budistas y por otra su inmovilidad.
Lamentablemente te obligan a a) pedir hora para visitarlo y b) hacer la visita en solo una hora. Estas reglas por un lado son buenas para evitar su masificación pero por otro te obligan a realizar la visita demasiado rápido. No voy a explicar nada sobre él más que tiene una zona roja y otra blanca, cada una de ellas corresponde a una época de construcción. Ha de verse, no puede explicarse.
El regreso en Tren. La línea de FFCC que une Lhasa con el mundo fue inaugurada en el 2006. Una construcción no exenta de polémica por la destrucción de un entorno natural único. Gran parte de sus 1142 Km pasan a 4000 metros de altitud y es por ello que se insufla oxigeno constantemente en los vagos y pasillos del tren. Para nosotros fueron 48 horas hasta Beijing en cama dura, pero repetiría una y otra vez la experiencia. Absolutamente recomendable el viaje en el Tren de más alto recorrido del mundo. El Paisaje es tremendo! Las primeras 24 horas son para pegarse los parpados de los ojos para no cerraros ni un segundo. Tened la cámara apunto siempre!
Id provistos de un buen libro y una buena compañía Pero por si no es suficiente en el Bar-restaurante nosotros conocimos a mucha gente, daros un garbeo que seguro que conocéis a otros viajeros, que como vosotros, tiene una aventura que contaros.
Os recomiendo antes de ir:
1-Ver (nuevamente) 7 años en el Tíbet. Yo he de decir que no la había visto. Leí el libro y me aburrió soberanamente, por lo que no me quedó mucho incentivo para verla. Pero la he visto después y algunas de las cosas que nos explicaron y vimos salen en la película: Las tres escaleras de acceso, la del medio para el Dalai; el tambor que marca la hora para que salgan las mujeres, la bufandita blanca que les cuelgan en el cuello, el kata, las oraciones de peregrinación,..
2.- Si tenéis la oportunidad de conseguir la mini serie Wild China de la BBC el capítulo, creo que el 6, está dedicado al Tíbet.
Dejo los links:
al Álbum entero.
a algunas fotos (son demasiadas para linkarlas todas)
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