Plan del día
(Estos "planes del día" que pongo al principio de cada etapa son los que teníamos originalmente pensados, pero varios días no coinciden con lo que luego haríamos, ya fuera porque algún sitio nos gustara más, por el clima o por otras razones. Pero bueno, los pongo igualmente por si a alguien le interesan)
Nos despertamos a las 8 de la mañana con un día soleado y con calorcito, ya lo echábamos de menos. Desayunamos en el hotel y vamos andando hasta la estación de Okachimachi. Allí tomamos la Yamanote hasta Ueno, donde cambiamos a la línea Ginza para tres paradas hasta Asakusa. Este último trayecto no entra en el jrpass y hay que pagar el billete, pero es muy sencillo en las máquinas automáticas: tecla del importe (que previamente has mirado en el mapa, pero que si no te aclaras puedes elegir el mínimo y a la salida ya pagas la diferencia en otra máquina de ajuste de tarifa), selección de número de billetes, echas monedas y recoges tu billete. Acordaos de guardarlo hasta la salida!
Zona Asakusa
Paseo matutino
Bajamos en Asakusa y lo primero que hacemos es dirigirnos a las taquillas del ferry que queremos coger luego para ir a Odaiba, y hacemos bien porque hay bastante cola ya y puede que luego no haya. Compramos billetes para el de las 13:20 y nos encaminamos hacia la entrada a la famosa calle comercial Nakamise-dori.
Ésta es una zona muy concurrida, y aunque hoy es día laborable, hay mucha gente (aún no sabíamos que el domingo volveríamos a pasar por aquí y eso sí que iba a ser mucha gente...). A la entrada de la calle, en la puerta Kaminarimon, vemos la famosa linterna gigante y nos hacemos hueco entre la multitud de fotógrafos para conseguir nuestra foto. En ese rato de espera en busca del hueco perfecto, vemos imágenes curiosas, como esas japonesas de una guardería (suponemos) con unos carritos para pasear niños en los que caben seis o siete...todos con sus gorritas, qué monos!
Transporte para pequeñuelos
Pasmos bajo la linterna y entramos en la calle, con sus tiendas de souvenirs a ambos lados, las ramas de cerezo adornando, el templo al fondo...Vamos avanzando poco a poco (muuuuy poco a poco, hay demasiadas tiendas ), comprando alguna cosilla, hasta que llegamos a la entrada del templo Sensoji, el más antiguo de Tokyo y uno de los más importantes, donde nos purificamos con el humo del inciensario gigante antes de entrar. Ya estamos totalmente integrados con las costumbres...
La entrada al templo es un gran espacio abierto, con la Puerta Hozo-mon y detrás la Sala Kannon-do, con la pagoda de cinco pisos a la izquierda. El templo está en obras, pero se puede entrar a la sala principal, y eso hacemos. Allí vemos gente echando monedas en los limosneros, otros comprando papeles en los que se predice el futuro, o simplemente contemplando el lugar.
Salimos por la derecha y cuando nos estamos acercando a la puerta Nitenmon, oímos un sonido metálico que nos hace detenernos y volver la vista atrás, y vemos un grupo de monjes, precedidos por un par de “monaguillos” que van golpeando rítmicamente el suelo con unas varas de metal (el sonido que nos detuvo). Es algún tipo de celebración, pues nos damos cuenta que en la puerta Nitenmon hay un grupo de gente trajeada sentadas en unas sillas de madera esperandoles. Al llegar allí, se colocan en dos filas y comienzan a recitar en voz alta y a lanzar unos papeles al aire... ¿¿?? Nos quedamos un rato viendolo, pero no entendemos nada y empieza a aglomerarse la gente, así que seguimos nuestro camino preguntándonos qué tipo de celebración sería...
Nos dirigimos callejeando un poco hacia la ribera del río y alcanzamos el Parque Sumida. Tenemos bastante tiempo hasta la hora de salida del barco (nos dijeron que estuviérmaos en la cola una media hora antes), y lo vamos a gastar por aquí. Hace un día soleado, y el parque está muy animado, lleno de japoneses paseando, sentados en las lonas bajo los cerezos en flor, comprando comida en los puestos del camino...
Nos damos un tranquilo paseo por la zona, comemos algo, nos hacemos fotos... incluso conocemos a una pareja de japoneses, ya de cierta edad, que se paran al oirnos y se ofrecen a fotografiarnos; el hombre había trabajado de joven en Sudamérica y aún hablaba algo de castellano; nos quedamos charlando un rato con él, y al final nos pide hacerse una foto cono nosotros con su cámara, y se la lleva de recuerdo
El lugar es super-agradable y estamos cargando las pilas con el solecito, pero llega la hora de irnos. Le hacemos una última foto al “Gran Cagarro Dorado” y nos ponemos a la cola del barquito, y al rato empezamos a embarcar en esa especie de nave futurista plateada... Nos sentamos y disfrutamos del viaje hasta la isla de Odaiba, contemplando las vistas de las calles junto al río y sus edificios, alguno tan significativo como el que simula la espuma de la cerveza....vosotros direis qué parece...
Llegamos a Odaiba tras pasar por debajo del famoso puente del Arco Iris. Desembarcamos y nos dirigimos a los Tokyo Decks en busca de algún lugar para comer. Nos decidimos por un italiano que tiene terracita, y es que hoy hay que aprovechar el día que nos está haciendo....¡pero si estamos en manga corta! ¿Quién lo iba a pensar en Shirakawa hace unos días...?
Odaiba
Tras la comida, nos acercamos dando un paseo hacia la copia de la estatua de la libertad, nos compramos un heladito, nos hacemos unas fotos con el edificio de Fuji TV, nos sentamos otro ratito al sol....
Luego cruzamos la autopista por el puente y nos dirigimos hacia Palette Town, donde vemos un poco las tiendas, y entramos al Mega Web, donde nos tiraremos un rato en la exposición de Toyota, viendo los modelos pasados, actuales y futuros, montándonos en un coche eléctrico que conduce sólo por un circuito (eso sí, no pasa de 15 km/h, menos mal que advierten que no suban mujeres embarazadas ni personas que sufran del corazón....uuuuhhhh, es una emoción!!!!) . También probamos un simulador de carreras superchulo, un juego de reflejos con paneles de colores que se encendían y a los que tenías que atizar.... Vamos, que aquí echamos un buen rato...
Uno de los prototipos
Salimos por la puerta opuesta a la que entramos y la noria multicolor nos atrae sin remedio....Es enooooormeeee.....Por supuesto, nos subimos. Las vistas son espectaculares, pero no os lo aconsejo si sufrís de vértigo; yo no tengo y aún así, al mirar hacia abajo desde lo más alto.....Y eso que nos metimos en una cabina normal, que hay otras con el suelo de cristal....
Tras la vuelta en la noria, volvemos a cruzar la autopista por otro puente y llegamos de nuevo a los Tokyo Decks. Es el momento de entrar a curiosear....Vemos el Sega Joypolis, al que no entramos, unas cuantas tiendas de ropa.....y de repente.....entramos en una especie de túnel temporal!! Tiendas con merchandasing retro, multitud de máquinas recreativas de los 80, camisetas, vinilos, reproducciones de establecimientos estilo americano años 60...el paraíso de los nostálgicos. Aquí también nos dejamos llevar y estuvimos más tiempo del “necesario”
En otra planta superior encontramos una especie de parque de atracciones para hacer deporte...Puedes tirar penalties, lanzar el frisbee, o hacer un circuito de ejercicios dirigido por un entrenador....ahí se tiene que sudar...vimos a un japonés en pleno esfuerzo.... Subimos hasta la última planta, llena de restaurantes, pero aún no era la hora de cenar, así que nos bajamos rapidamente. Al salir, ya estaba anocheciendo, así que hacemos última foto “in extremis” con luz solar.
Nos encaminamos hacia la parada “Odaiba Kaihin-koen” de la línea Yurikamone para que el monorail (llevábamos todo el día cantando lo del episodio de los simpson: “monorail, monorail, monoraiiiiiiiil!!!”) nos lleve hasta la estación de Shimbashi. Allí decidimos que sí vamos a ir a cenar al Ninja Akasaka, así que llamamos desde una cabina para reservar; hablan inglés, así que sin problema.
Zona Torre de Tokyo
Tenemos tiempo todavía, así que cambiamos a la Yamanote para ir hasta Hamamatsucho, y aunque no tenemos intención de subir, nos acercamos a hacerle unas fotos a la famosa Torre de Tokyo. Por el camino, nos encontramos un “Spanish Tapas Bar” que ofrece en el “Menú del hoy” sus deliciosos “boquerones en vinagle”. Literal. No entramos, no vaya a ser que estén demasiado avinaglados.
Boquerones en vinagle
Tras el paseo hasta cerca de la torre (no llegamos a la base, y tampoco vimos el Toshogu, estaba ya cerrado), volvemos a la estación de Hamamatsucho y cogemos la Ginza Line hasta Akasaka-mitsuke (tres paradas) y llegamos facilmente a la entrada del restaurante ninja.
Situación del Ninja Akasaka
Nos reciben en un mostrador de una sala tenuemente iluminada, y tras esperar unos minutos, nos dicen que nuestra mesa está lista, y en ese momento una camarera vestida de ninja sale de una puerta oculta y nos da la bienvenida para llevarnos a través de unos pasadizos hasta ella. El restaurante está muy bien ambientado (los camareros disfrazados, los nombres de los platos, etc), y la comida está buena, aunque es algo más cara que en otros lugares, pero es algo que ya te esperas si vas a un sitio como éste. Además, en los postres viene otro camarero y te hace “ninja-magic”, unos trucos con cartas, cuerdas y monedas muy entretenidos y divertidos. El personal es superamable y no dudan en hacerse fotos con nosotros. Finalmente, nos acompañan por otro pasillo hasta la salida y nos despiden con una nueva sorpresa
Hoy ha sido un gran día en el que hemos pasado de la tradición en el templo más antiguo de Tokyo en Asakusa al futuro del automóvil y el pasado de los videojuegos en Odaiba, y nos hemos divertido con los ninjas en Akasaka... Todo en un día y en apenas tres barrios de esta megaciudad.... Esta ciudad es impresionante...
Volvemos al hotel cogiendo la línea Marunouchi hasta Tokyo y allí la Yamanote hasta nuestra estación de Okachimachi. Ha sido un día largo, es tarde y mañana nos toca madrugar para irnos de excursión, así que....a dormir!