¿Cómo amaneció? Pues cielo gris y llovizneando, para no variar. Pero en verdad os digo que la lluvia no nos chafó ningún plan ni influyó en nuestro viaje (excepto en lo que se refiere a la visita a Hyde Park).
Hoy el planning empezaba por el mercadillo de Portobello. Si bien en Portobello Road el mercadillo es diario, los sábados el mercado es cuando luce en todo su esplendor merced a los puestos de anticuarios que el resto de la semana no se instalan.
Tomamos el metro y nos bajamos, logicamente, en Notting Hill. No tuvimos ni que consultar el plano, ya que la marabunta humana iba toda en la misma dirección, y nosotros nos dejamos llevar por la marea.
Típica calle de Notting Hill
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Por cierto, otro MogutuConsejo: la mejor manera para reconocer al viajero en Londres es el momento en que pasa los pasos de cebra. El visitante es el que antes de cruzar mira a la izquierda, luego a la derecha, de nuevo a la derecha, de nuevo a la izquierda, de nuevo a la derecha y justo entonces, por donde menos lo espera, le aparece un vehículo zumbando y le pasa rozando. Por mucho que ponga “look right” o “look left” en el suelo, a veces las prisas o el despiste te hace mover la cabeza de izda a dcha a una velocidad que hace peligrar seriamente la salud de las vértebras cervicales. Por no hablar de las calles de un solo sentido (muchas veces en los cruces) en las que no sabes por donde te va a aparecer el inglés conduciendo al revés .
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Volvamos a Portobello. Siguiendo a la gente nos fuimos aproximando. Encontramos a algunas tiendas, despues unos 300 metros con tan sólo viviendas y de repente, en el principio de una suave cuesta abajo cientos de puestos de anticuarios se perdían en linea recta en la distancia. Además, los puestos estaban practicamente todos (al menos los de la dcha según bajas) situados en la entrada a tiendas, tiendas que eran también casi todas de antigüedades, de todo tipo: monedas, joyas, instrumentos musicales, cámaras fotográficas, cerámicas, relojes, cubiertos, libros, muebles, teléfonos… todo tipo de artículos.
Además de las tiendas de anticuarios, había varias grandes y casi laberínticas galerías en las que se ubicaban muy pequeños puestos, también de antigüedades.
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A medida que fuimos dejando atrás los puestos y tiendas de anticuarios, comenzaba el mercadillo de alimentos: frutas y verduras fundamentalmente y además de ello, en otros puestos ofrecían platos de paella, pasteles, comida asiática…. Por esta zona las tiendas estables eran más variadas, ya no se restringían al género del anticuario y había de todo. Otro par de zapatillas deportivas me guiñó el ojo y, enamoradizo que es uno, se vinieron a mi casa también .
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El barrio es bonito, casas bajas de tres o cuatro alturas, pintadas a veces con colores pastel y la clásica entrada enrejada con tres o cuatro escaleritas para acceder a la puerta.
En una perpendicular a Portobello Road, en Blenheim Cres, encontramos la librería Travel Bookshop, célebre por ser el lugar de trabajo de Hugh Grant en la peli “Notting Hill”.
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Por la zona de los puestos de comida, pasteles y frutas, había algún que otro agradable café y bares de zumos naturales con sus terrazas y que parecían llamarnos para que hiciésemos un alto en el camino, pero de momento no entramos, preferimos seguir viendo el mercadillo y deteniéndonos a escuchar a alguno de los abundantes músicos callejeros que se apostaban en las esquinas.
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Tras los puestos de alimentos venía la tercera parte del mercado, los puestos típicos de mercadillo y, salvo contadas excepciones, con muy poco encanto: ropa vintage, bisutería, discos, ropa militar…
Regresamos hacia la zona de los anticuarios pero la cantidad de gente era ya algo exagerado. Era en torno a las 13:00 y en algunas tiendas resultaba materialmente imposible entrar. Algunas son muy pequeñas y el gentío era terrible. Si vais a Portobello en sábado, madrugad y aprovechad a tope las primeras horas en la zona de los anticuarios. Luego se llena y se vuelve intransitable. Casi agobia. Cuando venga la avalancha humana, dedicaos a visitar la zona de alimentos y el mercadillo del final.
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Vimos un pub allí mismo, en Portobello, “The Market Bar”. Supusimos que dada la avalancha humana, el pub estaría hasta la bandera. Así y todo entramos y, para nuestra sorpresa, había mesas libres. Comimos allí mismo. Nos dimos una última vuelta por los puestos de anticuarios y por las atestadas galerías y decidimos que era hora de poner rumbo al metro de nuevo.
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*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tras dejar el lastre de las compras en el hotel (¿entraría todo en las maletas?) nos fuimos hacia Regent St. Lo cierto es que la ropa de marca está más barata por lo general en Londres que aquí y en la zona de Regent encontramos tiendas muy interesantes en ese sentido.
Regent St
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De Regent nos fuimos a la zona de Old Bon Street y alrededores que es la zona donde se situan las boutiques de marcas más exclusivas, es la zona de las tiendas más lujosas: Dolce Gabanna, Chanel, Ralph Lauren, Tiffany, Alexander Mc Queen, Vivianne Westwood, etc.
Old Bon Street y Hotel Ritz
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Para la última noche decidimos repetir pub por primera y única vez, y en este caso para cenar, fue donde más nos gustó la cena y para el último día quisimos asegurar. El pub era Angel & Crown, en el 58 de St Martin´s Lane (alrededores de Leicester Sq). Muy recomendables sus salchichas caseras y su suprema de pollo y champiñones con nata. Amable trato. El sitio tampoco era nada del otro mundo, pero nos gustaron los platos que comimos.
Una anteúltima visita a Picadilly Circus. Otra a Covent Garden. No había mucho ambiente y optamos por volver a Covent Garden el domingo a la mañana.