Esperamos que llegue nuestro ferry, compramos los tickets (la ventanilla abre 5 minutos antes de que llegue el barco…) y emocionados, disfrutamos de una horita en barco por el Adriático. Bajamos del ferry y cogemos la carretera dirección Bol, nos vamos directos a la playa (ya tendremos tiempo de buscar alojamiento, lo primero es lo primero, jeje) En una terracita con vistas a la playa, comemos spaghetti y pizza (dieta mediterránea, que le vamos a hacer) a muy buen precio. Después nos echamos una siestita en la playa, por suerte nos agenciamos unas tumbonas, porque sino, hubiera sido imposible (piedras, si)
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La peculiaridad de esta playa es que es como un cuerno, es alargada y cuando sopla el viento la punta cambia de forma. El agua tan cristalina invita a bañarse, Julen se atreve (para algo es de Bilbao!) pero yo que no soy del centro centro, prefiero reirme de su sufrimiento, es mayo y el agua está congelada, de hecho, oigo los gritos de más ‘valientes’ que osan probar las aguas croatas. Mi máximo permitido no llega a la altura de las rodillas y me doy por más que satisfecha.
Sobre las 17:00 vamos a buscar alojamiento, topamos con una agencia (Adriá) y nos ofrecen un apartamento nuevo por 30€ la noche. Vamos!!
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La peculiaridad de esta playa es que es como un cuerno, es alargada y cuando sopla el viento la punta cambia de forma. El agua tan cristalina invita a bañarse, Julen se atreve (para algo es de Bilbao!) pero yo que no soy del centro centro, prefiero reirme de su sufrimiento, es mayo y el agua está congelada, de hecho, oigo los gritos de más ‘valientes’ que osan probar las aguas croatas. Mi máximo permitido no llega a la altura de las rodillas y me doy por más que satisfecha.
Sobre las 17:00 vamos a buscar alojamiento, topamos con una agencia (Adriá) y nos ofrecen un apartamento nuevo por 30€ la noche. Vamos!!