Nos levantamos prontito, para estar en el parque de Monteverde a primera hora.
Todo el mundo hace lo mismo, ya que si eres el primero en pasar es posible que puedas ver mas fauna.
Al final el resultado es que hay un monton de grupos pululando con la misma intención. Y no creo que se gane gran cosa con madrugar mas...pero te conformas pensando que si hay tanta gente, por algo será (algo tendrá el agua cuando la bendicen)
Después de desayunar el correspondiente pinto, nos fuimos al parque para quemar otra etapa de nuestro vaje: Monteverde.
Pero empezamos bien, tuvimos mucha suerte con el guía.
Roy Porras fue el mejor guía del viaje.
[img]http://[/img]
No solo era simpático, culto, profesional,... era un buen tipo y además tuvimos mucha suerte en la visita.
Después de ver varias cosas, que ya tenía previamente localizadas: colibris con nido, una serpiente verde, pizotes etc,
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decidió cambiar a otro camino y aquí pasó una anécdota curiosa: oimos caer algo de un árbol y preguntó que había sido.
Era una semilla de una aguacatillo, que es justo el alimento del quetzal.
[img][/img]
Ehhhp! Esa fué la voz de alarma
Se puso a buscar por las copas de los árboles y allí estaba majestuoso esperando que le hiciéramos fotos a discreción. En un momento hizo un vuelo corto y cambió de arbol. Mas fotos. Hasta cansarnos.
Misión cumplida, fue una gozada, porque es algo que estábamos convencidos de que nos iríamos sin ver.
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El resto de la excursión la disfrutamos babeantes de satisfacción. A los grupos que nos encontrábamos les dábamos el punto del avistamiento, después de enseñarles las fotos, ya que debe haber mucho bromista suelto.
La visita a Monteverde fué muy entretenida. Estoy convencido de que tiene mas importancia la calidad del guía que la del propio parque. Porque si hubiéramos visitado Monteverde por libre, no habríamos visto nada de lo que vimos. Hace falta un experto que te haga ver curiosidades como esta orquídea de escasos dos milímetros. Necesitamos una lupa para verla. A quí hay que poner el macro de la compacta a pruba.
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En esta otra, para cazar al pizote hubo que hacer la foto utilizando los prismáticos del guía. Con el zoom de la cámara no era suficiente.
Con este sistema lo pudimos ver y comprobar como se estaba poniendo ciego de fruta.
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Al final de la visita, encontramos otra terraza en la entrada del parque, con comederos de colibries y volvi a disfrutar otro buen rato haciendo fotos. Aquí estaban tan dóciles, que podías llegar a conseguir que se posaran en la mano. Con paciencia.
[img]http://[/img]
Por la tarde fuimos a ver un tour sobre el proceso de cultivo y elaboración del café y el azucar, en la finca El Trapiche. Una visita sin demasiado interés para mi.
Por la noche cenamos en famoso restaurante que está sobre la copa de un enorme ficus. Entre las ramas han distribuido tarimas, donde colocar las mesas. Una curiosidad que no aporta nada nuevo, gastronómicamente hablando. Es uno de esos locales que se ponen de moda, se come igual que en los demás, pero algo mas caro.
Todo el mundo hace lo mismo, ya que si eres el primero en pasar es posible que puedas ver mas fauna.
Al final el resultado es que hay un monton de grupos pululando con la misma intención. Y no creo que se gane gran cosa con madrugar mas...pero te conformas pensando que si hay tanta gente, por algo será (algo tendrá el agua cuando la bendicen)
Después de desayunar el correspondiente pinto, nos fuimos al parque para quemar otra etapa de nuestro vaje: Monteverde.
Pero empezamos bien, tuvimos mucha suerte con el guía.
Roy Porras fue el mejor guía del viaje.
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No solo era simpático, culto, profesional,... era un buen tipo y además tuvimos mucha suerte en la visita.
Después de ver varias cosas, que ya tenía previamente localizadas: colibris con nido, una serpiente verde, pizotes etc,
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decidió cambiar a otro camino y aquí pasó una anécdota curiosa: oimos caer algo de un árbol y preguntó que había sido.
Era una semilla de una aguacatillo, que es justo el alimento del quetzal.
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Ehhhp! Esa fué la voz de alarma
Se puso a buscar por las copas de los árboles y allí estaba majestuoso esperando que le hiciéramos fotos a discreción. En un momento hizo un vuelo corto y cambió de arbol. Mas fotos. Hasta cansarnos.
Misión cumplida, fue una gozada, porque es algo que estábamos convencidos de que nos iríamos sin ver.
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El resto de la excursión la disfrutamos babeantes de satisfacción. A los grupos que nos encontrábamos les dábamos el punto del avistamiento, después de enseñarles las fotos, ya que debe haber mucho bromista suelto.
La visita a Monteverde fué muy entretenida. Estoy convencido de que tiene mas importancia la calidad del guía que la del propio parque. Porque si hubiéramos visitado Monteverde por libre, no habríamos visto nada de lo que vimos. Hace falta un experto que te haga ver curiosidades como esta orquídea de escasos dos milímetros. Necesitamos una lupa para verla. A quí hay que poner el macro de la compacta a pruba.
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En esta otra, para cazar al pizote hubo que hacer la foto utilizando los prismáticos del guía. Con el zoom de la cámara no era suficiente.
Con este sistema lo pudimos ver y comprobar como se estaba poniendo ciego de fruta.
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Al final de la visita, encontramos otra terraza en la entrada del parque, con comederos de colibries y volvi a disfrutar otro buen rato haciendo fotos. Aquí estaban tan dóciles, que podías llegar a conseguir que se posaran en la mano. Con paciencia.
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Por la tarde fuimos a ver un tour sobre el proceso de cultivo y elaboración del café y el azucar, en la finca El Trapiche. Una visita sin demasiado interés para mi.
Por la noche cenamos en famoso restaurante que está sobre la copa de un enorme ficus. Entre las ramas han distribuido tarimas, donde colocar las mesas. Una curiosidad que no aporta nada nuevo, gastronómicamente hablando. Es uno de esos locales que se ponen de moda, se come igual que en los demás, pero algo mas caro.