Shanghai Día 1º ✏️ Diarios de Viajes de ChinaUn blanco albornoz, marca “Holiday Inn”, me acompaña hasta el centro de la habitación. Me siento sobre el borde de la cama, saco un bote de coca cola del minibar (mentira, es de cerveza) y conecto la televisión. Muchos canales dedicados a...Diario: Un mundo llamado China⭐ Puntos: 4.6 (22 Votos) Etapas: 22 Localización: ChinaUn blanco albornoz, marca “Holiday Inn”, me acompaña hasta el centro de la habitación. Me siento sobre el borde de la cama, saco un bote de coca cola del minibar (mentira, es de cerveza) y conecto la televisión. Muchos canales dedicados a culebrones, concursos y del estilo español (sin clasificar) se dejan ver de manera gratuita. Me amodorro sobre el lecho mientras en el subconsciente de mi dedo triunfa una serie titulada “Hong Leng Tito.” (Verano Azul en español). Un par de cabezadas después, ayudado por la alarma del móvil, salto de la parcela de algodones, me visto con el primer uniforme de turista que agarro de la maleta y bajo como un zombi al lobby de marras… ¿Es cierto que ha muerto Chanquete y que Jet lang le ha robado “La Dorada”?, pregunto a un botones en el ascensor… En el recibidor del hotel nos juntamos un equipo importante; un grupo de somnolientos amantes del Oriente, con mayúsculas. Entre las tinieblas de la adaptación horaria vemos llegar a nuestro guía en Shanghai y su sonrisa inseparable. Después de comprobar que estamos todos, nos anima a seguirle hasta el autocar, que espera a unos metros de la puerta principal del hotel. Fresquito, golpe de calor, fresquito. ¡Vamos, chicos! Nos dice en tanto arranca el vehículo… El autocar nos pasea por las calles de la ciudad de camino a nuestra primera visita: El tren bala. Grandes contrastes en el trayecto: barrios inmensamente altos y prepotentes que rodean a los humildes tradicionales, como buitres a la espera de su desalojo y conquista... Obras por doquier. La consigna es el crecimiento a toda velocidad. Diego nos cuenta que hay una ley que prohíbe construir edificios menores de 8-10 plantas y que existe otra que habla que todo el suelo es del gobierno y que nadie puede ser dueño de una propiedad más de 75 años. Algunos, también, cuentan que la ciudad se hunde lentamente (una media de un centímetro anual) debido a la sobreexplotación de las reservas de agua que corren por debajo de la ciudad, y que la contaminación y las ansias de crecimiento funcionan como un reloj, en una imaginable bomba que tarde o temprano acabará por explotar. ¿Dónde se habrá escondido el Ying-Yang? Tres atascos más tarde llegamos a la estación de uno de los trenes más rápidos del mundo (o el que más). Mientras el guía saca los billetes, Ana nos dice que el tren en el que vamos a montar va a recorrer una distancia de 35 kilómetros en 8 minutos (70 en total, ida y vuelta) sobre unos carriles magnéticos y tal y tal… Aparentemente parece un TALGO, pero a la hora de la verdad… ¡431 kilómetros por hora! ¡Impresionante cuando nos cruzamos con el tren contrario: un golpe del aire, un trueno, un rayo de luz y una confesión divina a toda velocidad…! Aterrizamos sin novedad de nuevo en la estación. Las ganas de dormir y las de volver a montar en el dichoso trenecito se han disipado durante el alargado centrifugado. Volvemos al oasis de nuestro autocar con el punto de mira fijado en el cuarto edificio más alto del mundo y el primero de China: La torre “Jim Mao”… ¿Padeces de vértigo? Para subir al mirador del rascacielos (piso 88) se utiliza un ascensor especialmente diseñado para turistas, el cual te eleva de manera directa a velocidad NASA (8 segundos). Una vez que llegamos nos encontramos con unas vistas maravillosas (lástima las neblinas de origen variado), Foto1 Foto 2 Foto 3 Foto 4 Foto 5 que nos muestran desde lo alto la grandiosidad y el descoque de esta ciudad. Un café, unas fotos, un llaverito en la tienda y vuelta a Tierra. Antes de llegar al autocar nos enseñan las obras del que será el edificio más alto del mundo. Aquí tenéis la foto del proyecto. La visita al “Mercado de imitaciones de Shanghai” no se produce tal y como hubiera sido unas semanas antes, dado que este mercado ha sido cerrado por orden gubernamental, debido las continuas quejas de los propietarios de las marcas imitadas. Por lo tanto nos limitamos a visitar dos pisos francos de escasa calidad, donde una especie de banda vende carteras y bolsos de Gucci, relojes Trolex y ropa de Armani a precios sujetos a regateo. Ninguno de nosotros compra nada; todos tenemos muy claro que todavía queda mucho viaje por delante y que en Pekín, última ciudad china que tocaremos, habrá oportunidad sobrada… Mientras nos dirigimos al malecón en el fresqui-bus, la noche cae sobre la ciudad. Reconozco que el espectáculo que muestran los edificios iluminados es fantástica, algunos de ellos cambian de color y otros se convierten en teles gigantes. Llegamos al río donde somos recibidos por un calor espeso y un grupo de unos quinientos mil vendedores de abalorios de plástico y lucecitas. Hay que tener cuidado con las carteras, cámaras y demás. Una hora de apretujones más tarde conseguimos llegar al barco. En ese instante comienza a llover, circunstancia que obliga a permanecer en la zona cubierta y acristalada de la nave a todos aquellos que vamos armados con cámaras de fotos o vídeo. Me acomodo al lado de una ventana y un chino se me acerca y me ofrece una cerveza helada. ¿Hao mach? Le pregunto en espanchinanglis. 10 yuan para ti, me contesta en español. ¿De qué me conocerá este hombre? Su cara me es familiar ¿No será del barrio? Recorremos el río en un sentido y en otro. Nos cruzamos con otros barquitos de turistas, intercambiándonos saludos y fotos. Tras una hora de travesía volvemos a puerto deseosos de llegar al autocar y volver al hotel. Estamos para el arrastre. Por el camino le preguntamos al guía si en el hotel podemos cenar un bocata. Nos confirma que sí, y eso hacemos algunos a la llegada. Tras el refrigerio, nos subimos a las habitaciones… Ducha rápida, sueño lento y reparador. Afuera, durante toda la noche y a pesar de la doble ventana, se escuchan los ajetreos del tráfico y los cláxones de los vehículos… No importa. Mañana a las nueve nos espera un día muy intenso de visitas y aventuras… Temperatura exterior: demasié. Humedad: total. Fotografías: Paulino, Pepe, Rosa y Superpollo. Para ver las fotos más nítidas es aconsejable abrirlas a su tamaño máximo. Continuará... Índice del Diario: Un mundo llamado China
01: Preparativos
02: Madrid-Shanghai (1ª parte)
03: Madrid-Shanghai (2ª Parte)
04: Madrid-Shanghai (3ª parte)
05: Shanghai (llegada)
06: Shanghai Día 1º
07: Shanghai Día 2º
08: Suzhou
09: Bye, bye, Shanghai...
10: Hangzhou
11: Adiós, Hangzhou ¡Hola, Guilin!
12: Guilin (1ª parte)
13: Guilin y la serpiente...
14: Guilin y Xian
15: Xian, "la nuit"
16: Xian a tope
17: Xian, la muralla y Pekín.
18: Pekín (1ª Parte)
19: Pekín (2ª Parte)
20: Pekín (3ª Parte)
21: Pekín, último día...
22: Adios, China...
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