Martes 17 de Agosto
Después del desayuno nos recogió Víctor en la puerta del hotel con la Van donde dejamos el equipaje, puesto que después de la comida nos llevarían hasta La Paz en la misma. Nos dirigimos hasta el embarcadero donde nos montamos en una lancha para nosotros siete, por fin no nos tocaba la patera….
Iniciamos un mini crucero (jejejeje) de una hora y media por el Lago,
hasta llegar a la parte Sur de la Isla del Sol a una altura de 3.810 m, donde se encuentra los restos arqueológicos de Pilkokaina, templo Inca.
Tras las explicaciones del guía sobre el Palacio de Pilkokaina cuyo significado es "sitio donde descansa el ave".
La construcción es de origen tihuanacota, donde las paredes son de piedra sin tallar unidas con barro y la edificación escalonadas con la puerta trapezoidal para que pueda soportar el peso del techo y del segundo piso.
En las paredes hechas de piedras hay varios huecos trapezoidales que sirvieron como altares para los Wakas (imágenes sagradas)
Después de la visita al templo emprendimos la caminata hacia el puerto de Yumani a unos 500 m de distancia y cuesta arriba.
Por el camino saludamos a algunos amigos que por allí encontramos
como iniciamos el recorrido desde el Palacio hacia el puerto, para llegar a la famosa Fuente de la Juventud, nos evitamos tener que subir los 80 escalones empinados que llegan hasta ella.
Cuenta la leyenda que La Fuente de la Juventud tiene dotes curativas y otorga paz interior, el que la toma se purifica y alcanza la eterna juventud, por lo que siguiendo la tradición y por si acaso, allá que nos dimos unos “chutes” del “agua bendita”
después de la caminata nos dirigimos nuevamente a la lancha que nos esperaba en el puerto y pusimos rumbo a Copacabana, para visitar La Basílica de Nuestra Señora de Copacabana o de la Candelaria, de estilo morisco aunque inicialmente fue renacentista
Las puertas de la Iglesia están talladas en relieve de madera
y representan episodios de la vida de Tito Yupanqui, quien esculpió en madera de magüey y en agradecimiento, la imagen de la Virgen, la cual no está en el altar sino en el “camerino de la Virgen” en el piso superior, donde los feligreses pueden subir a orar en absoluto silencio.
Al salir de la Basílica nos encontramos con la “bendición de movilidades”, es decir de los transportes. Desde toda Bolivia y también de Perú, llegan los carros para ser bendecidos y se adornan con guirnaldas de papel o adornos florales y hacen largas colas para ser bendecidos.
A esta costumbre se le conoce como “La Challa de Autos” En la Plaza, antesala del Santuario, comienza el ritual, los carros son rociados con vino, sidra o cerveza, mientras que el sacerdote los riega con agua bendita, luego se perfuma el auto con incienso y mirra. Según la tradición, cuando se obtiene el auto, este debe ser bendecido en Copacabana para tener la protección de la Virgen Morena, puesto que en Bolivia no existe el seguro del automóvil.
Ya era la hora de la comida, asi que nos dirigimos a un restaurante donde nos sirvieron la famosa trucha y una sopa de quinua que tan rica estaba.
Después de llenar las barrigas pusimos rumbo a la Paz por el estrecho de Tiquina, donde se unen las dos masas de agua que forman el Lago Titicaca.
para ello tuvimos que descender de la Van y montar en una lancha, mientras que nuestra van cruzaba al otro lado en un trasbordador.
Tras dos horas de viaje llegamos a la Paz, no sin antes hacer una paradita en el mirador Salla Humani, ubicado en el peaje de entrada al Alto de La Paz, que nos hizo una idea del emplazamiento de esta ciudad en plena Montaña.
Llegamos a la Paz sobre las 17h, ya estaba oscureciendo y hacía mucho frío, hasta las 21h, no salía nuestro bus hasta el Salar de Uyuni, así que aprovechamos para hacer algunas compritas y llevar la ropa a la tintorería. Uno de los chicos de la agencia donde contratamos el tour, amablemente, nos hizo de guía hasta la lavandería donde dejamos la ropa y el mismo se encargaría de recogérnosla al día siguiente y llevárnosla hasta el aeropuerto donde nos dejaría el bus de regreso.
Allí nos informaron que afortunadamente podríamos viajar hasta Uyuni, porque ya había finalizado la huelga que desde hacia días tenían cortados los accesos a la población y al Salar.
Dejamos parte del equipaje en la agencia y nos llevaron hasta la terminal de buses donde tras los trámites nos subimos en el autobús para hacer noche en el camino mientras el bus recorrería los 546 km que separan a ambas.
Dormir en un autobús, pese a las comodidades de este, ya que incluso superan las del avión, no es muy fácil y más si tenemos en cuenta el estado de las carreteras. Incluso el asistente de abordo nos recomendó dormir en el primer tramo de viaje porque luego se nos iba a hacer imposible.
No se si por cansancio o qué el caso que el viaje no se hizo tan pesado como pensábamos, algunos durmieron durante todo el viaje, los niños todos y nosotros íbamos pegando cabezaditas y tampoco fue tan mortal como esperábamos.
ALOJAMIENTO
Bus turístico compartido La Paz – Uyuni (Duración del viaje es de 10 horas