Hoy es martes, 3 de agosto. Nos vamos de viaje. Ni os podéis imaginar cuánto tiempo hacía que quería conocer la Selva Negra… Creo que desde que estudiaba en el instituto. Uff, qué de tiempo!! Y por fin ha llegado el gran día
A ver, ¿lo tengo todo preparado? ¿Tarjetas de embarque? ¿DNI? ¿Rutas y tropecientas páginas con itinerarios y consejos sacados de “Losviajeros.com”? ¿La VISA? Creo que está todo, sólo me falta que me acerquen al aeropuerto donde he quedado con mis otros dos compis de viaje.
Nuestro avión sale a las 15:15 y son las 11. Suena el móvil. ¿Mi amiga? ¿Qué querrá ahora? ¿Se le habrá olvidado algo? Pues mal asunto, porque a esta hora ya tendría que estar en el bus que la lleva desde su pueblo a Madrid… ¿Dime? ¿Ya has llegado al aeropuerto? “Casi, casi, dice mi amiga, pero acaba de llamarme una máquina de parte de LAN Airlines para decirme que nos han retrasado el vuelo cuatro horas” ¿Cuatro horas? Aggghhhhhh!!! Umhhhh, ¿algún controlador que se habrá dado cuenta de que está resfriado? Bueno, qué le vamos a hacer, ahora voy para allá…oye, pero, ¿hasta qué hora está abierta la oficina para recoger el coche? Bufff,¿ y la dueña del piso, que habíamos quedado con ella sobre las 9 de la noche? Espera, que creo que antes de irme, voy a por el portátil a consultar unas cosillas.
Una hora después ya he medio arreglado el asunto. La dueña del piso, tan rápida como siempre, dice que no hay problema, que nos espera de todos modos (qué remedio le queda a la pobre, je, je). La oficina de alquiler la cierran a las once en la terminal 2, que es a la que llegamos (¿llegaremos?). Pero a unas malas, en la terminal 1 hay otra abierta hasta la una de la madrugada (uff, menos mal, ya nos veía durmiendo en el aeropuerto). Y en la web de AENA dicen que, efectivamente, nuestro vuelo está retrasado (no me fiaba mucho de la llamada de una maquinita). Bueno, creo que ahora ya está todo. Por cierto, ¿cómo se solucionaban antes estos problemillas sin internet?
Llego al aeropuerto. La 1. ¿Dónde están éstos?... Ya los veo. ¿Vamos a facturar?
Como ya he comentado antes, tenemos el vuelo con LAN Airlines (por cierto, pondré los enlaces al final de cada etapa, para que todo aquel que esté interesado pueda consultarlos ). Después de comparar precios, éstos eran casi iguales a los que ofrecía alguna otra compañía, que no nombraré para no hacerle más publicidad de la que se hacen ellos solos. Por un poco más, nos quedamos con ésta que nos lleva al aeropuerto principal de Frankfurt, que no mira y remira el equipaje de mano, que tiene entretenimiento y picnic a bordo, que permite 23 kg de equipaje…¡¡23 Kg!! Una que ya estaba acostumbrada a los 15 kg… Mi maleta sólo pesa 14, ¿conseguiré llenarla a la vuelta? Voy a tener que emplearme a fondo… En fin, por si a alguien le interesan los datos económicos (que creo a la mayoría nos resultan interesantes), el pasaje de ida y vuelta nos salió por 82 euros/persona comprándolos casi 4 meses antes.
Hemos facturado en el mostrador Business (volamos en turista, pero nos dan prioridad a los del vuelo retrasado, es curioso, ¡si nosotros somos los que menos prisa tenemos! ), no había nadie, así que los primeros. Aunque bueno, sólo había dos esperando en el otro mostrador. Tampoco hubiera sido muy grave. Debe ser por el retraso. La señorita, muy agradable, nos ha explicado la situación, y después de recoger nuestro equipaje nos ha mandado a comer, por cortesía de la casa.
Nuestra puerta de embarque está en la terminal T4S. Pues nada, a ver dónde está esto… Pasamos por el control de seguridad… Ya sabéis, lo de siempre… Empezamos a andar, seguimos andando, cogemos un trenecito, seguimos andando, por el camino nos piden la documentación (basta con el DNI), andamos un poco más, preguntamos dos o tres veces por el sitio donde nos han dicho que tenemos que comer… No me extraña que al facturar nos dijera que teníamos que pasar ya porque si no, no íbamos a llegar bien para comer… Unos 20 minutos después (sin exagerar), llegamos a la T4S, y allí se encuentra “La Piazzetta”. ¿Qué nos habrán preparado? A ver, a ver… no hay mucho para elegir: de primero, macarrones o menestra, de segundo, pollo o pollo, más la bebida y el postre (fruta o helado). Bueno, no está mal, no vamos a quejarnos, que yo ya me esperaba un vale de 5 euros para comprarme un bocata por ahí.
¿Y ahora qué hacemos?. Pues nada, esperar, aprendernos de memoria las tiendas que hay por aquí (bastantes menos que en la T4) y dar paseos a mirar la pantalla, porque no tienen muy claro en qué puerta nos toca exactamente. Por cierto, qué vacía y qué tranquilita está esta parte del aeropuerto para ser agosto. Pero, ¡qué duros son los asientos! Ya no sabemos cómo sentarnos…
A ver, ¿lo tengo todo preparado? ¿Tarjetas de embarque? ¿DNI? ¿Rutas y tropecientas páginas con itinerarios y consejos sacados de “Losviajeros.com”? ¿La VISA? Creo que está todo, sólo me falta que me acerquen al aeropuerto donde he quedado con mis otros dos compis de viaje.
Nuestro avión sale a las 15:15 y son las 11. Suena el móvil. ¿Mi amiga? ¿Qué querrá ahora? ¿Se le habrá olvidado algo? Pues mal asunto, porque a esta hora ya tendría que estar en el bus que la lleva desde su pueblo a Madrid… ¿Dime? ¿Ya has llegado al aeropuerto? “Casi, casi, dice mi amiga, pero acaba de llamarme una máquina de parte de LAN Airlines para decirme que nos han retrasado el vuelo cuatro horas” ¿Cuatro horas? Aggghhhhhh!!! Umhhhh, ¿algún controlador que se habrá dado cuenta de que está resfriado? Bueno, qué le vamos a hacer, ahora voy para allá…oye, pero, ¿hasta qué hora está abierta la oficina para recoger el coche? Bufff,¿ y la dueña del piso, que habíamos quedado con ella sobre las 9 de la noche? Espera, que creo que antes de irme, voy a por el portátil a consultar unas cosillas.
Una hora después ya he medio arreglado el asunto. La dueña del piso, tan rápida como siempre, dice que no hay problema, que nos espera de todos modos (qué remedio le queda a la pobre, je, je). La oficina de alquiler la cierran a las once en la terminal 2, que es a la que llegamos (¿llegaremos?). Pero a unas malas, en la terminal 1 hay otra abierta hasta la una de la madrugada (uff, menos mal, ya nos veía durmiendo en el aeropuerto). Y en la web de AENA dicen que, efectivamente, nuestro vuelo está retrasado (no me fiaba mucho de la llamada de una maquinita). Bueno, creo que ahora ya está todo. Por cierto, ¿cómo se solucionaban antes estos problemillas sin internet?
Llego al aeropuerto. La 1. ¿Dónde están éstos?... Ya los veo. ¿Vamos a facturar?
Como ya he comentado antes, tenemos el vuelo con LAN Airlines (por cierto, pondré los enlaces al final de cada etapa, para que todo aquel que esté interesado pueda consultarlos ). Después de comparar precios, éstos eran casi iguales a los que ofrecía alguna otra compañía, que no nombraré para no hacerle más publicidad de la que se hacen ellos solos. Por un poco más, nos quedamos con ésta que nos lleva al aeropuerto principal de Frankfurt, que no mira y remira el equipaje de mano, que tiene entretenimiento y picnic a bordo, que permite 23 kg de equipaje…¡¡23 Kg!! Una que ya estaba acostumbrada a los 15 kg… Mi maleta sólo pesa 14, ¿conseguiré llenarla a la vuelta? Voy a tener que emplearme a fondo… En fin, por si a alguien le interesan los datos económicos (que creo a la mayoría nos resultan interesantes), el pasaje de ida y vuelta nos salió por 82 euros/persona comprándolos casi 4 meses antes.
Hemos facturado en el mostrador Business (volamos en turista, pero nos dan prioridad a los del vuelo retrasado, es curioso, ¡si nosotros somos los que menos prisa tenemos! ), no había nadie, así que los primeros. Aunque bueno, sólo había dos esperando en el otro mostrador. Tampoco hubiera sido muy grave. Debe ser por el retraso. La señorita, muy agradable, nos ha explicado la situación, y después de recoger nuestro equipaje nos ha mandado a comer, por cortesía de la casa.
Nuestra puerta de embarque está en la terminal T4S. Pues nada, a ver dónde está esto… Pasamos por el control de seguridad… Ya sabéis, lo de siempre… Empezamos a andar, seguimos andando, cogemos un trenecito, seguimos andando, por el camino nos piden la documentación (basta con el DNI), andamos un poco más, preguntamos dos o tres veces por el sitio donde nos han dicho que tenemos que comer… No me extraña que al facturar nos dijera que teníamos que pasar ya porque si no, no íbamos a llegar bien para comer… Unos 20 minutos después (sin exagerar), llegamos a la T4S, y allí se encuentra “La Piazzetta”. ¿Qué nos habrán preparado? A ver, a ver… no hay mucho para elegir: de primero, macarrones o menestra, de segundo, pollo o pollo, más la bebida y el postre (fruta o helado). Bueno, no está mal, no vamos a quejarnos, que yo ya me esperaba un vale de 5 euros para comprarme un bocata por ahí.
¿Y ahora qué hacemos?. Pues nada, esperar, aprendernos de memoria las tiendas que hay por aquí (bastantes menos que en la T4) y dar paseos a mirar la pantalla, porque no tienen muy claro en qué puerta nos toca exactamente. Por cierto, qué vacía y qué tranquilita está esta parte del aeropuerto para ser agosto. Pero, ¡qué duros son los asientos! Ya no sabemos cómo sentarnos…
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Parece que se deciden por la U60.
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¡Bien!! Por fin embarcamos… qué cómodo es el interior… ¡Uy, que no, que estos son los de primera!
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¡Éstos sí que son los nuestros! ¡Anda! Y tienen hasta una pantallita para cada uno, con tu mando a distancia en el asiento, y puedes elegir películas, música, juegos, etc. Pues una pena, porque con lo poco que dura el vuelo no me va a dar tiempo a probarlo todo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Despegamos. Son las 19:50. Uff, ya verás a dónde vamos a tener que ir a buscar el coche. Bueno, vamos a relajarnos, que para eso estamos de vacaciones. A ver, ¿qué peli elijo? Venga, vamos a por el capítulo ¿final? de Shrek. Ummhhh, nos traen un “minichilibun” de jamón y mostaza, una chocolatina y un vaso de refresco… seguimos con la peli… ¡pero si ya estamos bajando! Consejillo, elegid pronto la peli y si es cortita mejor, porque ni en la subida ni en la bajada funciona el cine, así que corréis el riesgo de quedaros sin ver el final. Menos mal que la mía no era muy larga… Anda que si llego a elegir “Lo que el viento se llevó” tengo que ir un par de veces a Frankfurt para terminarla…
Aterrizaje muy suave… miramos el reloj… ¡las 22:15! A ver si nos dejan salir pronto, que con un poquito de suerte llegamos a tiempo.
Para situarnos, mientras el avión termina de “aparcar”, estamos en el Aeropuerto Internacional de Frankfurt. También lo podréis ver en algunos sitios como Frankfurt Main. Sobre todo, no lo confundáis con Frankfurt Hahn, que se llama así, como podría llamarse de cualquier otra manera, porque no está precisamente en esta ciudad.
El aeropuerto tiene dos terminales y hemos llegado a la más pequeña. Mucho mejor, a ver si es fácil encontrar el coche.
Han abierto las puertas. ¡Corre, que hay que recoger las maletas! ¿Y para qué vamos a correr, si no somos nosotros los que tenemos que ponerlas en las cintas? Pues anda, es verdad, como tarden tanto como algunas veces en Barajas, adiós coche
Llegamos a las cintas. ¿Cuál es la nuestra? Mira, esa de ahí. Anda, pero si se pone en funcionamiento y salen maletas… Serán de un vuelo anterior. Pues no, ¡mira, pero si es tu maleta! ¡5 minutos! ¿No será que las habían mandado en otro avión más rápido que el nuestro? Pero si no les ha dado tiempo ni a abrir las puertas… En fin, vamos a cogerlas, a quitarnos la expresión de incredulidad y a buscar el coche, que con la impresión de la rapidez alemana, nos hemos olvidado de él.
Salimos de la zona de recogida de maletas, y nos topamos con las oficinas de alquiler. Así me gusta. Todo muy bien organizado. Son las 22:45. ¡Nos ha sobrado hasta tiempo!
A partir de las recomendaciones del foro, alquilamos hace un par de meses el coche con Autoeurope. Es una intermediaria que, después de hacer el pago, te dice con qué compañía has alquilado realmente el coche. La que nos “tocó” a nosotros fue Hertz (329,67 euros desde el día 3 hasta el 13), así que al mostrador de Hertz nos dirigimos. La chica nos atiende muy bien, dice que todo está OK en cuanto a pagos, nos explica un poco las condiciones y nos da las llaves. El coche es un Hyundai I30. Vamos a buscarlo. Dice que tenemos que bajar un par de plantas para recogerlo.
Pues sí que es grande el parking… ¿y ahora cómo encontramos el coche? Ni un alma para preguntar, claro. A ver… aquí están los de Hertz… seguimos la numeración en el suelo… ¡ahí está! Venga, vamos a meter las maletas, que Christa nos espera desde hace un buen rato… Je, je, sí, sí, ¿habéis jugado alguna vez al tetris? Pues ni los más expertos meterían las tres maletas en este maletero… Oye, ¡qué llevamos media hora aquí! Metemos la maleta en el asiento trasero, que si no en vez de irnos a dormir, vamos a tener que comenzar directamente la ruta de mañana…
Venga, estamos los tres y la maleta montados, los cuatro con el cinturón de seguridad puesto… seguro que nos falta algo… ¡El Tom-tom! ¿Dónde lo hemos metido? En el maletero, claro. Voy a por él. Ya está, metemos la dirección, y a ver si llegamos… (inciso para aconsejaros que bajo ningún concepto se os ocurra iros sin el Tom-tom o algo similar. Estaré eternamente agradecida a mi hermano por dejármelo).
Nuestro primer destino es Abtsteinach. Es la primera de las dos casas que hemos reservado. Está unos 80 km al sur de Frankfurt. La idea era utilizar este primer alojamiento para ver la parte del Rhin, y luego irnos a otra casa más abajo para visitar la Selva Negra.
Parece que nuestro guía cumple con su cometido a la perfección. Muy, muy rápida la salida del aeropuerto, en seguida estamos en la autopista. No hay pérdida. Se supone que debemos desviarnos en Weinheim. Míralo, ahí está la salida. Vamos a llamar a Christa, tal como nos dijo para que saliera a buscarnos.
Parece mentira que ya estemos aquí. Son las doce de la noche. Christa nos espera en la calle. Vaya manera de trasnochar, pobrecilla… Si allí a las seis de la tarde están casi todos con el pijama puesto…
Nos dice dónde aparcar, nos enseña el piso, nos explica dónde tirar la basura (insiste en que no tiremos la carne en lo orgánico)… A estas alturas, sólo queremos descansar, así que le decimos que todo está bien, y, a dormir, que mañana lo veremos todo a la luz del día.
Aterrizaje muy suave… miramos el reloj… ¡las 22:15! A ver si nos dejan salir pronto, que con un poquito de suerte llegamos a tiempo.
Para situarnos, mientras el avión termina de “aparcar”, estamos en el Aeropuerto Internacional de Frankfurt. También lo podréis ver en algunos sitios como Frankfurt Main. Sobre todo, no lo confundáis con Frankfurt Hahn, que se llama así, como podría llamarse de cualquier otra manera, porque no está precisamente en esta ciudad.
El aeropuerto tiene dos terminales y hemos llegado a la más pequeña. Mucho mejor, a ver si es fácil encontrar el coche.
Han abierto las puertas. ¡Corre, que hay que recoger las maletas! ¿Y para qué vamos a correr, si no somos nosotros los que tenemos que ponerlas en las cintas? Pues anda, es verdad, como tarden tanto como algunas veces en Barajas, adiós coche
Llegamos a las cintas. ¿Cuál es la nuestra? Mira, esa de ahí. Anda, pero si se pone en funcionamiento y salen maletas… Serán de un vuelo anterior. Pues no, ¡mira, pero si es tu maleta! ¡5 minutos! ¿No será que las habían mandado en otro avión más rápido que el nuestro? Pero si no les ha dado tiempo ni a abrir las puertas… En fin, vamos a cogerlas, a quitarnos la expresión de incredulidad y a buscar el coche, que con la impresión de la rapidez alemana, nos hemos olvidado de él.
Salimos de la zona de recogida de maletas, y nos topamos con las oficinas de alquiler. Así me gusta. Todo muy bien organizado. Son las 22:45. ¡Nos ha sobrado hasta tiempo!
A partir de las recomendaciones del foro, alquilamos hace un par de meses el coche con Autoeurope. Es una intermediaria que, después de hacer el pago, te dice con qué compañía has alquilado realmente el coche. La que nos “tocó” a nosotros fue Hertz (329,67 euros desde el día 3 hasta el 13), así que al mostrador de Hertz nos dirigimos. La chica nos atiende muy bien, dice que todo está OK en cuanto a pagos, nos explica un poco las condiciones y nos da las llaves. El coche es un Hyundai I30. Vamos a buscarlo. Dice que tenemos que bajar un par de plantas para recogerlo.
Pues sí que es grande el parking… ¿y ahora cómo encontramos el coche? Ni un alma para preguntar, claro. A ver… aquí están los de Hertz… seguimos la numeración en el suelo… ¡ahí está! Venga, vamos a meter las maletas, que Christa nos espera desde hace un buen rato… Je, je, sí, sí, ¿habéis jugado alguna vez al tetris? Pues ni los más expertos meterían las tres maletas en este maletero… Oye, ¡qué llevamos media hora aquí! Metemos la maleta en el asiento trasero, que si no en vez de irnos a dormir, vamos a tener que comenzar directamente la ruta de mañana…
Venga, estamos los tres y la maleta montados, los cuatro con el cinturón de seguridad puesto… seguro que nos falta algo… ¡El Tom-tom! ¿Dónde lo hemos metido? En el maletero, claro. Voy a por él. Ya está, metemos la dirección, y a ver si llegamos… (inciso para aconsejaros que bajo ningún concepto se os ocurra iros sin el Tom-tom o algo similar. Estaré eternamente agradecida a mi hermano por dejármelo).
Nuestro primer destino es Abtsteinach. Es la primera de las dos casas que hemos reservado. Está unos 80 km al sur de Frankfurt. La idea era utilizar este primer alojamiento para ver la parte del Rhin, y luego irnos a otra casa más abajo para visitar la Selva Negra.
Parece que nuestro guía cumple con su cometido a la perfección. Muy, muy rápida la salida del aeropuerto, en seguida estamos en la autopista. No hay pérdida. Se supone que debemos desviarnos en Weinheim. Míralo, ahí está la salida. Vamos a llamar a Christa, tal como nos dijo para que saliera a buscarnos.
Parece mentira que ya estemos aquí. Son las doce de la noche. Christa nos espera en la calle. Vaya manera de trasnochar, pobrecilla… Si allí a las seis de la tarde están casi todos con el pijama puesto…
Nos dice dónde aparcar, nos enseña el piso, nos explica dónde tirar la basura (insiste en que no tiremos la carne en lo orgánico)… A estas alturas, sólo queremos descansar, así que le decimos que todo está bien, y, a dormir, que mañana lo veremos todo a la luz del día.
La ruta de hoy (88 Km):
*** Imagen borrada de Tinypic ***
LAN Airlines
Auto Europe
Aeropuerto de Frankfurt
Terraza panorámica del aeropuerto