Esta es la historia de todo lo que no vi en Fez, lo que no hice, de lo que no entendí, capté ni disfruté, así que quizás es un buen momento para dejar de leer... Sin embargo, esto es la patente demostración de que mentalmente me ha quedado la puerta muy abierta a volver a esta misteriosa ciudad. También es la prueba fehaciente de que cualquier viajero puede sumirse en la mediocridad y perder el tiempo, ese don valioso que no se puede desperdiciar, por razones que, más tarde, ni uno mismo puede lograr entender.
Cementerio musulmán en Fez-el-Bali
16.10.10 Sábado
Nuestra llegada a Fez fue muy tranquila. Siguiendo nuestro habitual precepto de "A quien Madruga Dios le Ayuda", llegamos a la estación del Nord de Barcelona justo para coger el bus anterior al que teníamos previsto. Tras comprobar que mi compañero, como siempre, se ha descuidado las gafas de sol en casa y que nuestros bocadillos de jamón ibérico están dentro de la mochila, nos adormecemos hasta llegar al aeropuerto de Girona. Trámites muy rápidos en el control de seguridad y un ratito de espera mientras tomamos un café nos ayudan a matar el tiempo hasta el momento de embarcar.
Aeropuerto de Girona
Con nervios, como siempre en mi caso; con sufrimiento por si nuestras mochilas exceden el tamaño reglamentario, absurdo después de ver lo que lleva la gente; caminando civilizadamente por la pista, entramos en el avión.
Ir con Ryanair es toda una experiencia donde siempre descubres algo nuevo. En esta ocasión los que llevábamos mochilas pequeñas (nosotros) teníamos que guardarlas bajo el asiento delantero, inutilizando el espacio para los propios pies. Las mochilas grandes (es decir, que exceden sus rigurosos tamaños permitidos) y las trolley, pueden ir en los compartimentos de equipaje. Cabreo.
A pesar del dopping me he entretenido en apuntar lo que ha ido sucediendo durante el vuelo, y después de leerlo comprenderéis que he sido incapaz de dormirme:
12:15 Las mochilas entre los pies
12:20 Nos pasan el folleto con las ofertas de comida
12:23 Demostración de seguridad
12:40 Reparten las revistas Ryanair
12:42 Megafonía: pizzas, bocadillos de ternera, pasta bolognesa o bocadillos de tortilla y bacon
12:45 Venta de cigarrillos sin humo a 6 €
12:47 Ofrecen pizzas, snacks, bebidas, capuccino cremoso y tiene imperial
13:10 Rasca-rasca de la suerte: Rasca y gana con Ryanair
13:15 Las azafatas recogen los restos de los snacks y bebidas pasando con una bolsa de plástico de asas.
13:25 Carrito con juguetes, perfumes, regalos, maquillaje y artículos Ryanair (¿)
13:45 Nos indican que aterrizaremos en 45 minutos en Fez donde hay una temperatura de 20 º C.
14:10 (12:10 hora local) Tararí, tararí! Otro vuelo de Ryanair que aterriza on time (de hecho, 10 minutos antes)
Después de 45 minutos para pasar el control de pasaportes, encerrados en una sala con 5 caóticas filas de personas, cambiamos 200 € a dirhams y a las 13:00 estamos corriendo detrás del bus núm. 16 que nos llevará hasta la estación de trenes.
Autobús número 16
El autobús por sí solo merece un capítulo aparte. Podríamos haber ido con un grand taxi por 120 dh hasta la puerta del riad ... pero no mola. Hemos visto pasar el autobús y nos hemos puesto a correr, ha parado (casi) y hemos entrado por la puerta trasera pegando un salto. Es curioso ver que la persona que vende los billetes está en una especie de garito cercano a la puerta de atrás y también es curioso el trayecto propiamente. Se va llenando poco a poco, principalmente de chicas jóvenes con bata blanca, muchas; se van densificando y nos miran un poco con cierta curiosidad, claro que seguramente también las estamos mirando nosotros a ellas! Principalmente nos preguntamos por las inmaculadas batas blancas apretadas unas contra otras sobre esa carcasa casi transparente en la parte del pavimento, erosionado por el uso y el roce de los zapatos. Más tarde descubrimos que las chicas que van al instituto llevan la bata blanca puesta desde casa. Pasamos por algunas zonas de nueva urbanización con una arquitectura de chalets pareados que podría ser tranquilamente la costa dorada y en poco más de media hora estamos en la estación en la Ville Nouvelle.
Bab Al Amer, la primera imagen de la Medina
Nuestras mochilas no pesan mucho y nos planteamos hacer el trayecto hasta el riad a pie, finalmente decidimos que no, que 6 kg en la espalda en un trayecto de aproximadamente 40 minutos andando nos pasarán factura. Intentamos coger uno de los rojos pequeño taxi, acordamos 10 DH hasta Bab Boujeloud, un precio razonable, y cuando vamos a subir al taxi nos dice que son por persona ... Pasamos de él y de ir en taxi. No es por el dinero ... son sólo 2 € ... sólo necesitábamos una excusa para decidirnos a ir a pie y ya la tenemos.
Un trayecto fantástico. Primero por las grandes avenidas de la Ville Nouvelle donde están podando las palmeras y, después de hacernos la foto reglamentaria con el palacio real al fondo, entramos en la Mellah, en el extremo sureste de Fez-el-Jedid. Yo voy con una sonrisa de oreja a oreja, mirándolo todo, empapandome de todo, y mi compañero no para de hacer fotos, los dos disfrutamos del trayecto. Vamos muy seguros del camino, que hemos mirado antes sobre foto aérea y estamos perfectamente orientados.
Rue des Merinides - Rue du Fes-el-Jdid - Av. Los franceses - Bab Boujeloud ...
Bab Boujeloud, la puerta a Fez-el-Bali
Y aquí entramos en la inmensa medina de Fes-el-Bali. Vamos localizando puntos de referencia que habíamos visto en algunos comentarios como el Restaurante la Kasbah y seguimos caminando pasando por Dar Batha hasta el Riad Dar Skalli, que encontramos sin dificultad. A pesar de la tranquilidad con la que lo hemos encontrado, no nos hemos librado de un acompañante en bicicleta que nos iba ofreciendo todo tipo de excursiones, cenas, alojamiento, lo que fuera ... hemos entrado en el riad y aun hablaba y hablaba desde fuera.
Cuando te alojas en un hotel en Marruecos hay que rellenar un formulario para la policía, tantas veces como hoteles diferentes. Mientras la llenamos una chica joven francesa nos sirve un té, nos da la bienvenida y nos dice que seremos los únicos huéspedes, de modo que podemos elegir la habitación después de haberlas visto todas. Esto es una novedad para nosotros. Como mucho pediríamos que nos enseñaran la habitación que tenemos reservada ... pero nunca nos hemos encontrado ante la posibilidad de elegir. El riad está muy bien, el patio es tradicional y bien decorado, las habitaciones, si bien son un poco austeras, están decoradas con gusto, las terrazas, con unas vistas increíbles, están un poco abandonadas. De las habitaciones que vemos escogemos la que nos parece que será más luminosa y tranquila, aunque cualquiera de las otras también habría servido.
Mis paranoias se inician cuando nos dan la llave de la puerta por si cuando volvemos no hay nadie más. Sí, son paranoias, pero tengo un pequeño nudo en el estómago. El baño emana un olor tremendo, decidimos dejar las ventanas de la habitación abiertas para que todo se ventile un poco y salimos a dar una vuelta con la idea inicial de buscar un lugar donde tomar un refresco y programar un poco los dos días enteros que tenemos por delante.
Carnicerías al inicio de Talaa Kebira
Me encanta el mundo musulmán, me entusiaman las medinas, los zocos y todo lo que suponen. Pero nuestra entrada en Talaa Kebira a través del inevitable tramo donde están las carnicerías me ha revuelto el estómago: si antes tenía un pequeño nudo, ahora se ha convertido en un nudo tamaño medio.
Y, sin embargo, estoy fascinada. Nada que ver con los souk de Marrakech, ni de Cairo, ni Luxor ni Estambul ... aquí nada ha cambiado en siglos! Me siento intrusa, es un sentimiento extraño. En Marrakech muchos de los procesos se producen para los turistas y Fez esta seguridad no existe. Sientes, en valor absoluto, que estás ante algo inmenso, auténtico, sin maquillar para agradar a los "occidentales" ... e impresiona. Mi cabeza no para y mi compañero no para ... de hacer fotos. Es un buen compañero, sin embargo. Me deja pensar, vamos donde yo decido y, simplemente, en algún momento me tengo que esperar a que capte alguna instantánea que luego disfrutaremos juntos recordando el momento. Es un buen trato.
La traducción literal de Talaa Kebira es "gran cuesta" y se merece el nombre con creces: no sólo es una pronunciada pendiente descendente con un pavimento adoquinado, sino que en algún tramo se transforma en escaleras porque la pendiente sería inviable para el peatón y para las mulas también. Uno tiene la sensación de adentrarse y adentrarse sin saber qué habrá en el fondo.
El ombligo de la gran medina de Fez, tan topográficamente, como intelectual y espiritual es la gran universidad-mezquita Karaouine, un símbolo aún vivo. En nuestra cultura tendemos a elevar topográficamente los centros de poder medievales (y si no, miremos el montón de castillos e iglesias que tenemos en posición de vigía), en el mundo musulmán sus centros de poder, mezquitas y universidades islámicas en general, están protegidos, hundidos y rodeados de su gente, de la actividad, como el centro neurálgico de donde todo parte. Y así, siguiendo Talaa Kebira hasta el final, podríamos llegar a entrar en la mezquita Karaouine por una de sus puertas, siempre abiertas a los fieles musulmanes.
Rodeamos la mezquita andando y, pasando por la plaza Seffarine, nos damos cuenta que no hemos visto ningun sitio para sentarse y tomar algo. Puede ser? Quizás no hemos estado suficientemente atentos ... La Lonely recomienda la "Cremerie la Place" en este lugar ... pero lo único que vemos es un pequeño local con cuatro sillas en el exterior bastante destartaladas y, realmente, no nos sentimos invitados a sentarnos . A veces la Lonely también se equivoca.
Place Seffarine
Y seguimos ascendiendo por Talaa Seghira (pequeña cuesta) hasta que encontramos el Café - restaurante Sekaya y decidimos entrar. Es un edificio entre medianeras que tiene un restaurante en las plantas primera y segunda y, si finalmente logras ascender por las escaleras imposibles hasta la terraza, te ves recompensado con unas vistas magníficas, deslucidas por los plásticos que sirven de techo. Tomamos un té a la menta mientras va oscureciendo. El vaso está mugriento y el agua del té hace un hedor muy extraño, nada escandaloso, pero me va molestando sorbo a sorbo, poco a poco ... hasta que me quedo mirando mi compañero y le digo "a mí esto no me gusta, no es lo que me esperaba ". Por primera vez en la vida ante mis paranoias, me da la razón. Y eso es terrible porque podría significar que tengo razón!
Talaa Seghira de noche
Tengo un vacío interior que no identifico, de tanta ingenuidad estoy sufriendo por algo que había imaginado y no se ha cumplido. Decidimos ir a cenar porque, aunque no es tarde, las tiendas están cerrando y la medina está bastante solitaria. Queremos ir a algún lugar sin sorpresas, nos decidimos por La Kasbah, cerca de Bab Boujeloud, porque en el foro habíamos visto alguna recomendación muy positiva. Para mí un buen lugar donde comer depende de la adición de varios factores, que seguramente no son la mezcla entre limpieza, buen servicio y precio que nos han enseñado nuestros padres. Para mí la Kasbah no tenía ninguno de "mis" factores para resultarme atractivo. Para más inri el único sitio libre que encontramos fue en la terraza superior junto a un grifo que constantemente goteaba sobre un cubo donde venía a beber un gato. Y los gatos cerca de donde esté comiendo es de las cosas que más rechazo me pueden producir. Nos vamos.
minino, Mixu, Mixu ...
Acabamos cenando en el restaurante de al lado, Panorama Bouanania, en la terraza llena de guiris, con una comida mediocre, sin prácticamente luz y con un nudo tamaño grande en mi estómago. De camino al Riad paramos en el decadente Hotel Batha, donde está el Churchill Bar, una especie de antro con los sofás a juego con las cortinas y donde tomamos un par de cervezas que nos sabieron a gloria. Y hacia el riad a dormir.
Seguimos siendo los únicos huéspedes y al llegar encontramos al propietario, un francés muy educado y amable vestido pulcramente de color blanco, que ya se iba a dormir. Entramos en la habitación y no sólo no había desaparecido el olor de alcantarilla sino que, para más inri, toda nuestra ropa se había impregnado completamente. Ya le diremos mañana al propietario, no? Qué pereza nos da pedir a estas horas que nos cambien de habitación. Entro al baño y, tímidamente escondido, primero, y descarado, después, sale un enorme escarabajo de color rojo de dentro de mi neceser! Y mi compañero todavía se acuerda de su dilema de cómo acabar con "la bestia" de tan grande como era ... Mal rollo. El nudo del estómago empieza a hacerse muy, muy molesto.
Vamos a dormir y, a pesar de todo, la cama me resulta muy cómoda y me duermo fácilmente pensando en que todo ello sólo puede evolucionar hacia una situación mejor.
17.10.10 Domingo
Y me equivoco, es la Ley de Murphy. En la casa vecina, hacia la una de la madrugada, comienzan a celebrar una boda con música, cantos y gritos ininterrumpidos hasta las 07:00. Era tan intenso el ruido que parecía que los teníamos justo al otro lado de la puerta. A las 03:00 estaba sentada en la cama mirando la Lonely sin saber si buscar otro alojamiento o si, directamente, cambiar los billetes y volver antes a casa. El nudo del estómago ha ganado la batalla.
Y nos hemos ido. Sin ni siquiera ducharnos a las 08:00 hemos bajado a desayunar con las mochilas cargadas. El propietario, con la misma cara de sueño que nosotros, nos ha intentado convencer de que no nos fuéramos, insistiendo en que esta situación (la boda) no había pasado nunca (y estamos seguros de que no mentía) y ha ido a buscar el propietario del riad vecino para que nos lo confirmara ... pero no ha servido de nada ... hemos decidido marchar ... insiste en no cobrarnos la noche ... nos dice que no encontraremos ningun sitio igual por el mismo precio ... pero estamos ofuscados y queremos marcharnos. No le decimos nada del escarabajo ni de la aprensión por estar completamente sólos porque, de hecho, ambos argumentos puede que sean en cierto modo muy subjetivos, y nos empeñamos en las molestias sufridas por la boda vecina que, de hecho, es el más fortuito de los tres motivos. Pagamos los 60 € acordados por una noche y nos vamos.
Ciber café
Sólos, sin planes, sin alojamiento, con la mochila en la espalda y aún está todo cerrado. Y la configuración física de una medina no favorece el hecho de encontrar nada fácilmente y, considerando que las edificaciones en el mundo árabe no se abren al exterior, el hecho de pretender "ver" hoteles mientras vas paseando es realmente difícil. Pasamos por delante del Hotel Batha, preguntamos si tienen alguna habitación y pedimos de verla. Decadente. Es como un hotel de playa de los años 70, pero en Fez, no tiene ningún encanto y nos resistimos a dejarnos vencer tan pronto. Aprovechamos para visitar la Madraza Bou Inania, situada justo al inicio de Talaa Kebira, una edificación preciosa y, según la Lonely, recientemente restaurada. Es efectivamente preciosa, pero no soy capaz de apreciar la restauración sin haber visto el estado anterior. Es una pequeña joya oculta y llena de polvo, gatos y telas de araña.
Madrasa Bou Inania
Terminada la visita vamos a tomar un té en espera de que abra el ciber café para localizar varios riads por la medina ... riad hala, riad charqui, Dar Othmane, Dar Seffarine, Riad Hala, Dar Iman, Dar Bouanania ... vamos al grano . Tres horas vagando por la medina preguntando a todos los Riad ... muchos no los hemos encontrado y los que hemos encontrado no tenían habitaciones libres pero nos ofrecían otros alojamientos de familiares o de conocidos ... de modo que a las 12:00 hemos visto un montón de lugares, o completos o infectos, y con la moral completamente minada he decidido que no sigo más, que nos vamos a cualquiera de los hoteles anónimos de cerca de Bab Boujeloud y basta.
Los colores de la medina
Y ahora qué? No puedo más. No he dormido y me duele la espalda de cargar la mochila. Me niego a continuar y prefiero quedarme un rato en el bar donde estamos tomando un té leyéndome un libro, después ya pensaré con más claridad. Mi compañero decide hacer un último intento, en cinco minutos vuelvo, me dice. Y vuelve en diez minutos. Toma la mochila, que ya tenemos alojamiento, me dice.
El Riad Jaouhara está cerca de la Rue Serrajine, delante mismo del cibercafé donde hemos estado hace un ratito. Hemos pasado al menos 10 veces por delante sin siquiera considerarlo porque en su cartel pone "deluxe riad" y está claro que un lugar así no va con nosotros. Pero nos han dejado una habitación de 150 € por 100 € y mi compañero ha aceptado. Ha tenido suerte de que yo viera primero la habitación antes de saber el precio! Es un lugar fantástico, una joya oculta justo en el corazón de la ciudad y, realmente, merece el dinero que hacen pagar. A pesar de ello sólo podrá ser por una noche, porque con este precio no hay más opción que buscar otro lugar. Pero, de momento, a disfrutarlo! Nos tomamos un baño memorable en el jacuzzi (que fuerte!), Nos sacamos de encima el olor de alcantarilla que hace nuestra ropa y, inexplicablemente, el viaje comienza a mejorar y dejamos de ser personajes atormentados como los de Paul Bowles.
En la variedad está el gusto
El objetivo es muy claro: comer en Thami's. Justo al lado del Riad, este restaurante es la mínima expresión de lo que puede ser un negocio en un país como Marruecos: un local formado por una pequeña cocina de 2x2 metros, un camarero que a la vez es el propietario y también el cocinero, unas bebidas que vienen del bar vecino porque no tiene espacio suficiente en las neveras propias y 2 únicas mesas. El negocio prospera, a pesar de todo, por las críticas que un día publicó uno de los redactores de la Lonely y parece que se ha ampliado a unas 2 o 3 mesas del restaurante vecino. Hemos comido bien, hacemos una parada rápida en el cibercafé para reservar la noche del día siguiente en el hotel Ibis que hay junto a la estación y vamos a hacer la siesta vacacional obligatoria.
La tarde nos recibe con una luz fantástica en la terraza del Riad y empezamos de nuevo nuestra relación con la medina bajando por Talaa Kebira con una "crepe bereber" en la mano y disfrutando, ahora sí, de la magia de esta ciudad. No hemos visto nada hasta ahora y, desgraciadamente no tendremos tiempo de mucho más porque no queremos renunciar a nuestra excursión a Meknès del día siguiente. Ha desaparecido la cortina de humo. Miles de pequeñas tiendas se abren ante mí, mil caras, mil ventanas, mil carteles ... Fez el-Bali es inmensa y extraordinaria. Paramos a hacer algunas pequeñas compras, pero no estamos muy por regatear. Es ridículo discutir sobre unos pendientes que valen 1 €, no? No tiene ningún sentido.
Ante la puerta de la Madraza Bou Inania hay un callejón que lleva al Café Clock. Hemos flipado con el ambiente. Quién se ha imaginado este negocio sabía lo que hacía: los conciertos de música en vivo los domingos por la noche agrupan un montón de gente de todas las nacionalidades con al menos una cosa en común: las ganas de pasarlo bien. Sentados en un buen lugar en la galería de la primera planta hemos podido disfrutarlo, hemos aprovechado para cenar, aunque no es el mejor lugar donde comer en Fez. Ha sido un final de día perfecto. Aún recuerdo la percusión, la camarera bailando y la horrorosa hamburguesa de camello ... y su precio.
Definitivamente, todo ha mejorado mucho .
Y aún nos queda la excusión a Meknes...