Este día nos levantamos un poco más tarde, tomamos un ligero desayuno con cosas que habíamos comprado la tarde anterior y nos preparamos para salir. El primer recuerdo de esta etapa fue maravilloso, un manto de nubes cubría el valle y solo se podían apreciar el pico de las montañas, sin duda una bonita despedida de O Cebreiro, un lugar especial.
La etapa empieza en subida prolongada durante unos cuantos kms pero el paisaje consigue que pase el tiempo rápido y no se haga muy pesado.
La primera gran subida se encuentra en una cuesta bastante pronunciada hasta el alto de San Roque, es corta pero intensa. Justo antes de esta cuesta hay una fuente con agua helada. Al subir la cuesta hay un bar y alguien había dejado chocolate y pan en una mesa para que los peregrinos repusiesen fuerzas si querían.
Tomamos algo en el bar y descansamos un rato junto al monumento al Peregrino, situado en este punto. Después hay que seguir subiendo hasta el alto del Poio, techo del camino gallego con 1335 mts. La etapa a partir de aquí transcurre casi sin asfalto, por camino, atravesando el bonito valle de Oribio.
El resto de la etapa se nos hizo corta comparada con días anteriores y la pasamos hablando y disfrutando del paisaje y la experiencia. En Triacastela teníamos reservado el albergue Complexo Xacobeo, la verdad uno de los mejores. Las instalaciones muy buenas, las camas cómodas, todo muy limpio. Además de estar cerca del río, super y bares. Después de la rutina diaria de lavar la ropa y tenderla, una ducha, nos fuimos a comer justo al lado del albergue a mano izquierda. Un recuerdo especial el de esa comida ya que fue de las mejores de todo el camino con churrasco y postre casero muy bueno, como siempre el menú del peregrino. Por la tarde descansamos un rato y charlamos con otros peregrinos. Por la tarde asistimos a la misa del peregrino ya que decían que el cura de esta parroquia es de los más implicados con el camino y para nosotros que no somos mucho de misas nos pareció curioso las ganas y el esfuerzo que puso al explicar la misa a todos los asistentes en todos los idiomas que allí estábamos reunidos. Después de la misa pasamos el resto de la tarde hablando y haciendo balance de lo vivido por ahora en el camino y decidiendo la variante a realizar al día siguiente. Al final nos decidimos por Samos, aunque era más larga pero creo que fue todo un acierto. La cena la hicimos en el albergue con los productos que compramos en el supermercado. Al rato y después de haber reposado la cena, nos fuimos a descansar a poco más de las 23.30.
La etapa empieza en subida prolongada durante unos cuantos kms pero el paisaje consigue que pase el tiempo rápido y no se haga muy pesado.
La primera gran subida se encuentra en una cuesta bastante pronunciada hasta el alto de San Roque, es corta pero intensa. Justo antes de esta cuesta hay una fuente con agua helada. Al subir la cuesta hay un bar y alguien había dejado chocolate y pan en una mesa para que los peregrinos repusiesen fuerzas si querían.
Tomamos algo en el bar y descansamos un rato junto al monumento al Peregrino, situado en este punto. Después hay que seguir subiendo hasta el alto del Poio, techo del camino gallego con 1335 mts. La etapa a partir de aquí transcurre casi sin asfalto, por camino, atravesando el bonito valle de Oribio.
El resto de la etapa se nos hizo corta comparada con días anteriores y la pasamos hablando y disfrutando del paisaje y la experiencia. En Triacastela teníamos reservado el albergue Complexo Xacobeo, la verdad uno de los mejores. Las instalaciones muy buenas, las camas cómodas, todo muy limpio. Además de estar cerca del río, super y bares. Después de la rutina diaria de lavar la ropa y tenderla, una ducha, nos fuimos a comer justo al lado del albergue a mano izquierda. Un recuerdo especial el de esa comida ya que fue de las mejores de todo el camino con churrasco y postre casero muy bueno, como siempre el menú del peregrino. Por la tarde descansamos un rato y charlamos con otros peregrinos. Por la tarde asistimos a la misa del peregrino ya que decían que el cura de esta parroquia es de los más implicados con el camino y para nosotros que no somos mucho de misas nos pareció curioso las ganas y el esfuerzo que puso al explicar la misa a todos los asistentes en todos los idiomas que allí estábamos reunidos. Después de la misa pasamos el resto de la tarde hablando y haciendo balance de lo vivido por ahora en el camino y decidiendo la variante a realizar al día siguiente. Al final nos decidimos por Samos, aunque era más larga pero creo que fue todo un acierto. La cena la hicimos en el albergue con los productos que compramos en el supermercado. Al rato y después de haber reposado la cena, nos fuimos a descansar a poco más de las 23.30.