Nos levantamos temprano y sobre las 7.15 estábamos desayunando. Después nos fuimos hasta República y cogimos el metro dirección San Giovanni In Laterano y la Scala Santa.
La iglesia nos impresionó por su inmensidad, la nave central contiene a doce enormes apóstoles, fielmente representados. No solo asombra el tamaño sino también la belleza, la zona del altar también era muy bonita, los claustros son preciosos y sus mosaicos dorados también destacan. Lo primero que te llama la atención es su fachada y las enormes estatuas que en ella se encuentran. A nosotros nos gustó mucho, además como fue una de las primeras iglesias que veíamos tras la tarde anterior nos dejó muy buen recuerdo. Justo en el edificio de al lado está la Scala Santa, según dice la historia traída pieza a pieza desde Jerusalén.
Era la escalera que subió Jesús en casa de Poncio Pilatos para su juicio y la tradición dice que solo se puede subir de rodillas y en ese momento habían varias mujeres rezando y subiendo por ellas. Hay dos escaleras a los lados por donde se puede subir de pie y al final de la escalera hay una pequeña capilla. Desde aquí fuimos andando hasta llegar a San Clemente, la iglesia en si es bonita pero sin muchos alardes, lo más curioso es que puedes bajar a la parte inferior donde se encuentras muchos rastros de la civilización romana muy bien conservados. Hay dos plantas inferiores que te transportan a otra época, el lugar es curioso y diferente a las otras iglesias. La entrada a la iglesia es gratuita pero para bajar a las plantas inferiores hay que pagar 5€ por persona. Desde San Clemente fuimos andando hasta San Pietro in Vincoli, pero antes pasamos por el Domus Area, que vimos por fuera junto a unas ruinas que había en la zona. Pero lo que mas no gustó de este sitio eran las vistas al Coliseo, nos hicimos varias fotos desde donde se ve el Coliseo entre arboles y se aprecia muy bien, sin duda recomendable.
Al terminar las fotos fuimos hasta la iglesia para ver el Moises. Nos encantó todo el conjunto pero la estatua del Moisés enfadado y curiosamente con unos pequeños cuernos, es sencillamente perfecta. Su realismo, sus gestos, la barba, los pliegues todo impresiona.
Estuvimos un rato observándola y también aprovechamos para ver las cadenas de San Pedro cuando estuvo encarcelado.
La iglesia, aparte de estas dos cosas es bonita y chiquita con lo que se puede ver en poco tiempo. Salimos de la iglesia y en menos de cinco minutos estábamos en el Coliseo, la cola era de impresión, pero gracias a los consejos, utilizamos la Roma Pass y entramos sin esperar nada de cola. Si el Coliseo impresiona por fuera, por dentro parece aún más grande, además te imaginas todo lo que pasó en él y la cantidad de gente que podía albergar ese gigantesco lugar.
A pesar del tiempo que lleva en pie su estado de conservación es más que aceptable. Estuvimos sobre una hora y media disfrutándolo, haciéndonos fotos tanto de la parte inferior como la superior.
También hicimos fotos de las vistas desde el Coliseo sobre todo del Arco de Constantino y el Foro Romano.
Nos encanto y nos lo tomamos con calma, es un monumento emblemático e imprescindible en una visita a Roma. Hay mucha cantidad de gente tanto dentro como en los alrededores, incluidos los actores que quieren que te hagas la foto con ellos vestidos de romanos. Después de esta grata visita al Coliseo nos dirigimos al Palatino. Esta colina en sí nos decepcionó un poco, sin duda lo mejor de ella son las vistas al Foro Romano y el Coliseo.
También destacar el estadio y algunas casas importantes cuyos restos aún se aprecian, y sobre todo los restos de la cabaña de Rómulo fundador de Roma según la leyenda.
Al terminar la colina palatina, donde dice se fundó Roma, bajamos al Foro, este nos gustó mucho más. Los arcos de Septimo Severo y Tito, los templos de Castor y Polux, de Saturno, de Antonio y Faustina, este último muy bien conservado, el de Vespasiano, la casa de las Virgenes Vestales, la vía Sacra y un sinfín de ruinas y restos. Este lugar, que al principio era una ciénaga y un cementerio se convirtió en el centro de la civilización romana y cada rincón de este lugar es un trozo de historia, el lugar tiene un encanto especial y parece que estás en otra época todo rodeado de ruinas de una civilización que cambió la historia.
Antes de salir dos cosas imprescindibles la basílica de Magencio y Constantino, del que se conservan tres enormes bóvedas que impresionan por su tamaño y las vistas del Coliseo desde la parte más cercana a este.
Nos encantó todo lo visto este día hasta ese momento. Después cogimos el metro en el Coliseo y nos dirigimos a la plaza del Popolo. La plaza es muy grande con un gran obelisco en medio, llena de gente. La iglesia Santa María del Popolo, bien conservada era muy bonita y su capilla estaba intacta. Desde la plaza también se pueden observar dos iglesias gemelas no muy famosas pero muy bonitas por su simetría en el exterior. La fuente central junto al obelisco custodiada por leones merece la pena. Desde la plaza subimos hacia el jardín Villa Borghese, parándonos a ver las vistas desde el Pincio. Las vistas eran bonitas y había mucha gente y se apreciaba el gran árbol de navidad sobre la plaza del Popolo.
Paseamos por el enorme jardín que nos gustó sobretodo por su tranquilidad en comparación con el resto de Roma.
Llegamos a la Galería, y aunque llevábamos la Roma Pass habíamos reservado por teléfono y menos mal porque no había sitio hasta dentro de seis días. Tuvimos que esperar un rato y dejar hasta el bolso en el guardarropa. La galería es pequeña pero llena de obras importantes y con una decoración espectacular.
Como obras más importantes, el David de Bernini, con el rostro enojado, Apolo y Dafne preciosa escultura, algunos cuadros de Caravaggio, el descendimiento de Rafael, etc. La galería se visita en poco más de media hora pero es recomendable. Como habíamos reservado el último turno cuando salimos ya era de noche y fuimos dando un paseo hasta el hotel casi una hora andando. En el hotel descansamos un buen rato, nos aseamos y fuimos a cenar en plan rápido para ir a despedir el año en Roma. Había una cantidad de gente que no se podía casi andar, llegamos cerca de las diez y nos situamos junto al Foro Romano en la via de los Foros Imperiales, con el Coliseo al fondo con una tenue iluminación. Había un concierto de un artista italiano famoso de hace ya algunos años, Claudio Baglioni. El lugar para despedir el año era de lo mejor. Pero nos gustó mucho la forma de despedir el año por varios motivos, no hubo apenas cuenta atrás, la gente tiraba petardos desde todos los lugares y antes de la hora, llevaban champan con el que regaban a todo el mundo.
El sitio era bueno y no es que estuviese mal la celebración pero comparándolo con Eurodisney o Time Square pues baja bastante. Y además al dar las doce algunos empezaron a tirar botellas contra el suelo y romperlas por lo visto es una tradición allí. Luego todas las calles abarrotadas y la gente algo más feliz de la cuenta celebrando el fin de año. Nosotros después de todo el día estábamos muy cansados y nos fuimos a dormir al hotel. Nos acostamos sobre la 1.30, un día agotador.
La iglesia nos impresionó por su inmensidad, la nave central contiene a doce enormes apóstoles, fielmente representados. No solo asombra el tamaño sino también la belleza, la zona del altar también era muy bonita, los claustros son preciosos y sus mosaicos dorados también destacan. Lo primero que te llama la atención es su fachada y las enormes estatuas que en ella se encuentran. A nosotros nos gustó mucho, además como fue una de las primeras iglesias que veíamos tras la tarde anterior nos dejó muy buen recuerdo. Justo en el edificio de al lado está la Scala Santa, según dice la historia traída pieza a pieza desde Jerusalén.
Era la escalera que subió Jesús en casa de Poncio Pilatos para su juicio y la tradición dice que solo se puede subir de rodillas y en ese momento habían varias mujeres rezando y subiendo por ellas. Hay dos escaleras a los lados por donde se puede subir de pie y al final de la escalera hay una pequeña capilla. Desde aquí fuimos andando hasta llegar a San Clemente, la iglesia en si es bonita pero sin muchos alardes, lo más curioso es que puedes bajar a la parte inferior donde se encuentras muchos rastros de la civilización romana muy bien conservados. Hay dos plantas inferiores que te transportan a otra época, el lugar es curioso y diferente a las otras iglesias. La entrada a la iglesia es gratuita pero para bajar a las plantas inferiores hay que pagar 5€ por persona. Desde San Clemente fuimos andando hasta San Pietro in Vincoli, pero antes pasamos por el Domus Area, que vimos por fuera junto a unas ruinas que había en la zona. Pero lo que mas no gustó de este sitio eran las vistas al Coliseo, nos hicimos varias fotos desde donde se ve el Coliseo entre arboles y se aprecia muy bien, sin duda recomendable.
Al terminar las fotos fuimos hasta la iglesia para ver el Moises. Nos encantó todo el conjunto pero la estatua del Moisés enfadado y curiosamente con unos pequeños cuernos, es sencillamente perfecta. Su realismo, sus gestos, la barba, los pliegues todo impresiona.
Estuvimos un rato observándola y también aprovechamos para ver las cadenas de San Pedro cuando estuvo encarcelado.
La iglesia, aparte de estas dos cosas es bonita y chiquita con lo que se puede ver en poco tiempo. Salimos de la iglesia y en menos de cinco minutos estábamos en el Coliseo, la cola era de impresión, pero gracias a los consejos, utilizamos la Roma Pass y entramos sin esperar nada de cola. Si el Coliseo impresiona por fuera, por dentro parece aún más grande, además te imaginas todo lo que pasó en él y la cantidad de gente que podía albergar ese gigantesco lugar.
A pesar del tiempo que lleva en pie su estado de conservación es más que aceptable. Estuvimos sobre una hora y media disfrutándolo, haciéndonos fotos tanto de la parte inferior como la superior.
También hicimos fotos de las vistas desde el Coliseo sobre todo del Arco de Constantino y el Foro Romano.
Nos encanto y nos lo tomamos con calma, es un monumento emblemático e imprescindible en una visita a Roma. Hay mucha cantidad de gente tanto dentro como en los alrededores, incluidos los actores que quieren que te hagas la foto con ellos vestidos de romanos. Después de esta grata visita al Coliseo nos dirigimos al Palatino. Esta colina en sí nos decepcionó un poco, sin duda lo mejor de ella son las vistas al Foro Romano y el Coliseo.
También destacar el estadio y algunas casas importantes cuyos restos aún se aprecian, y sobre todo los restos de la cabaña de Rómulo fundador de Roma según la leyenda.
Al terminar la colina palatina, donde dice se fundó Roma, bajamos al Foro, este nos gustó mucho más. Los arcos de Septimo Severo y Tito, los templos de Castor y Polux, de Saturno, de Antonio y Faustina, este último muy bien conservado, el de Vespasiano, la casa de las Virgenes Vestales, la vía Sacra y un sinfín de ruinas y restos. Este lugar, que al principio era una ciénaga y un cementerio se convirtió en el centro de la civilización romana y cada rincón de este lugar es un trozo de historia, el lugar tiene un encanto especial y parece que estás en otra época todo rodeado de ruinas de una civilización que cambió la historia.
Antes de salir dos cosas imprescindibles la basílica de Magencio y Constantino, del que se conservan tres enormes bóvedas que impresionan por su tamaño y las vistas del Coliseo desde la parte más cercana a este.
Nos encantó todo lo visto este día hasta ese momento. Después cogimos el metro en el Coliseo y nos dirigimos a la plaza del Popolo. La plaza es muy grande con un gran obelisco en medio, llena de gente. La iglesia Santa María del Popolo, bien conservada era muy bonita y su capilla estaba intacta. Desde la plaza también se pueden observar dos iglesias gemelas no muy famosas pero muy bonitas por su simetría en el exterior. La fuente central junto al obelisco custodiada por leones merece la pena. Desde la plaza subimos hacia el jardín Villa Borghese, parándonos a ver las vistas desde el Pincio. Las vistas eran bonitas y había mucha gente y se apreciaba el gran árbol de navidad sobre la plaza del Popolo.
Paseamos por el enorme jardín que nos gustó sobretodo por su tranquilidad en comparación con el resto de Roma.
Llegamos a la Galería, y aunque llevábamos la Roma Pass habíamos reservado por teléfono y menos mal porque no había sitio hasta dentro de seis días. Tuvimos que esperar un rato y dejar hasta el bolso en el guardarropa. La galería es pequeña pero llena de obras importantes y con una decoración espectacular.
Como obras más importantes, el David de Bernini, con el rostro enojado, Apolo y Dafne preciosa escultura, algunos cuadros de Caravaggio, el descendimiento de Rafael, etc. La galería se visita en poco más de media hora pero es recomendable. Como habíamos reservado el último turno cuando salimos ya era de noche y fuimos dando un paseo hasta el hotel casi una hora andando. En el hotel descansamos un buen rato, nos aseamos y fuimos a cenar en plan rápido para ir a despedir el año en Roma. Había una cantidad de gente que no se podía casi andar, llegamos cerca de las diez y nos situamos junto al Foro Romano en la via de los Foros Imperiales, con el Coliseo al fondo con una tenue iluminación. Había un concierto de un artista italiano famoso de hace ya algunos años, Claudio Baglioni. El lugar para despedir el año era de lo mejor. Pero nos gustó mucho la forma de despedir el año por varios motivos, no hubo apenas cuenta atrás, la gente tiraba petardos desde todos los lugares y antes de la hora, llevaban champan con el que regaban a todo el mundo.
El sitio era bueno y no es que estuviese mal la celebración pero comparándolo con Eurodisney o Time Square pues baja bastante. Y además al dar las doce algunos empezaron a tirar botellas contra el suelo y romperlas por lo visto es una tradición allí. Luego todas las calles abarrotadas y la gente algo más feliz de la cuenta celebrando el fin de año. Nosotros después de todo el día estábamos muy cansados y nos fuimos a dormir al hotel. Nos acostamos sobre la 1.30, un día agotador.