Salgo de este sueño, uno de los más bellos y espectaculares, pero sigo en la fantasía. Realmente entro ahora en el sueño del Mundo de la Fantasía.
Y conozco la gran obra de Walt. Vuelo, en una barco de velas, sobre la ciudad de Londres. Adiós Nana, voy en busca de Peter, Wendy y los niños perdidos. Sí, lo sé, la segunda estrella a la derecha.
Y conozco al muñeco de madera que tan feliz hizo a su padre al convertirse en su hijo de carne y hueso por la bondad de su corazón. Una lágrima asoma siempre, por alguna parte de mí, cuando escucho la más bella de las canciones (When you wish upon a star)…Cuando le pides un deseo a una estrella, y yo siempre lo hago.
Viajo al mundo de Blancanieves y los siete pequeños hombrecillos. Mira que me cae bien a mí ese enanito gracioso, amable y simpático, que los demás llaman gruñón, no sé por qué. Cuidado con la malvada madrastra que os vigilará asomada a una ventana.
¿Eh?, un conejo con reloj, la sonrisa de un gato, un sombrerero loco y ella, sí la Reina de Corazones. Todos me llevan a un mundo de laberintos del que no sé como salir. ¡Que le corten la cabeza! …pues por ahí no sigo yo…¡niña, niña, Alicia! ayúdame a salir.
Uff, ya estoy fuera, menos mal. Sigo soñando con tazas que giran, con un bello Carrusel y sus 86 caballos todos diferentes, con la planta de las alubias mágicas que surgen de la tierra y llegan hacia, hacia el infinito y más allá…perdón, tampoco iba esto aquí.
Un pequeño mundo es..., un pequeño mundo es. ¿De dónde vendrá esa cancioncilla que me va a acompañar en la cabeza durante mucho tiempo?. Por un río tranquilo, mi barca me lleva a surcar el mundo de los niños o, mejor dicho, los niños del mundo. En mi sueño son como muñecos vestidos con sus trajes más típicos y junto a sus monumentos más importantes. Y cantan todos juntos la misma canción y da igual el idioma en que cada uno lo hace. Los niños cantan todos en el lenguaje de la alegría y de la inocencia.
Mira los niños chinos, mira los niños argentinos y mira los españoles cómo bailan flamenco. ¡Qué típico! Con Don Quijote y Sancho y el Alcázar de Segovia a su espalda. Un bello castillo, sin duda, pero ¿por qué ese precisamente?. ¡Ah! dicen que sus espigadas torres inspiraron el Castillo de la Bella Durmiente.
Mi sueño, a veces se comporta como un Pepito Grillo y se vuelve tan didáctico que me susurra que ésta es una atracción diseñada por los ingenieros de Disney para el Pabellón de UNICEF de la Feria Mundial de Nueva York de 1964-1965.
Y dejando a los niños y su pequeño mundo soñaré con el castillo que os comenté antes. Nada más apropiado que soñar en un mundo dormido. Dormido su dragón en la cueva, sssshhh no le despertéis. Dormidos sus guardias y habitantes hechizados todos por una malvada bruja. Pasemos de puntillas por su parte alta para no despertar a quienes no deben ser aún despertados.
Mirad la rosa de su ventanal, ¡qué bella es! Que..., ¿qué? Pero si ahí había una rosa hace un momento y ahora veo dos palomas. Algo raro hay en este Castillo.
Voy a seguir mis sueños por otro sitio. Intentaré sacar a Excalibur, la espada de Arturo de su lugar en la piedra. Aunque me parece que como no venga Merlín, esta vez tampoco lo consigo. Bueno pues, como todos, me haré la foto con cara de esfuerzo.
Y conozco la gran obra de Walt. Vuelo, en una barco de velas, sobre la ciudad de Londres. Adiós Nana, voy en busca de Peter, Wendy y los niños perdidos. Sí, lo sé, la segunda estrella a la derecha.
Y conozco al muñeco de madera que tan feliz hizo a su padre al convertirse en su hijo de carne y hueso por la bondad de su corazón. Una lágrima asoma siempre, por alguna parte de mí, cuando escucho la más bella de las canciones (When you wish upon a star)…Cuando le pides un deseo a una estrella, y yo siempre lo hago.
Viajo al mundo de Blancanieves y los siete pequeños hombrecillos. Mira que me cae bien a mí ese enanito gracioso, amable y simpático, que los demás llaman gruñón, no sé por qué. Cuidado con la malvada madrastra que os vigilará asomada a una ventana.
¿Eh?, un conejo con reloj, la sonrisa de un gato, un sombrerero loco y ella, sí la Reina de Corazones. Todos me llevan a un mundo de laberintos del que no sé como salir. ¡Que le corten la cabeza! …pues por ahí no sigo yo…¡niña, niña, Alicia! ayúdame a salir.
Uff, ya estoy fuera, menos mal. Sigo soñando con tazas que giran, con un bello Carrusel y sus 86 caballos todos diferentes, con la planta de las alubias mágicas que surgen de la tierra y llegan hacia, hacia el infinito y más allá…perdón, tampoco iba esto aquí.
Un pequeño mundo es..., un pequeño mundo es. ¿De dónde vendrá esa cancioncilla que me va a acompañar en la cabeza durante mucho tiempo?. Por un río tranquilo, mi barca me lleva a surcar el mundo de los niños o, mejor dicho, los niños del mundo. En mi sueño son como muñecos vestidos con sus trajes más típicos y junto a sus monumentos más importantes. Y cantan todos juntos la misma canción y da igual el idioma en que cada uno lo hace. Los niños cantan todos en el lenguaje de la alegría y de la inocencia.
Mira los niños chinos, mira los niños argentinos y mira los españoles cómo bailan flamenco. ¡Qué típico! Con Don Quijote y Sancho y el Alcázar de Segovia a su espalda. Un bello castillo, sin duda, pero ¿por qué ese precisamente?. ¡Ah! dicen que sus espigadas torres inspiraron el Castillo de la Bella Durmiente.
Mi sueño, a veces se comporta como un Pepito Grillo y se vuelve tan didáctico que me susurra que ésta es una atracción diseñada por los ingenieros de Disney para el Pabellón de UNICEF de la Feria Mundial de Nueva York de 1964-1965.
Y dejando a los niños y su pequeño mundo soñaré con el castillo que os comenté antes. Nada más apropiado que soñar en un mundo dormido. Dormido su dragón en la cueva, sssshhh no le despertéis. Dormidos sus guardias y habitantes hechizados todos por una malvada bruja. Pasemos de puntillas por su parte alta para no despertar a quienes no deben ser aún despertados.
Mirad la rosa de su ventanal, ¡qué bella es! Que..., ¿qué? Pero si ahí había una rosa hace un momento y ahora veo dos palomas. Algo raro hay en este Castillo.
Voy a seguir mis sueños por otro sitio. Intentaré sacar a Excalibur, la espada de Arturo de su lugar en la piedra. Aunque me parece que como no venga Merlín, esta vez tampoco lo consigo. Bueno pues, como todos, me haré la foto con cara de esfuerzo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***