El día empezó con otro desayuno rico en el jardín de Siri House. Nico y Melodie, como me imagino que veréis el diario en algún momento que sepáis que lo pasamos muy bien con vosotros y que ojala disfrutarais con la moto y encontrarais a los murciélagos en la cueva de Pai.
Ese día íbamos al Parque Nacional del Doi Inthanon, la montaña más alta de Tailandia (2.565 m). No está de más que echéis en la mochila una sudadera, será probablemente el único sitio de Tailandia donde os haga falta. La excursión nos la había reservado Pat el día anterior y nos salió por 950 bahts por cabeza (unos 22 €).
Ese día tardamos un poco más en salir porque todos los del grupo tuvimos que esperar a unos italianos que además de tarde llegaron un poquito borrachos. Iban por la fase de cánticos regionales cuando salimos de Chiang Mai, y gracias a Dios que empezaron a roncar antes de llegar a la exaltación de la amistad .
La primera parada en el Doi Inthanon fueron unas cascadas impresionantes aunque con un nombre difícil de pronunciar: Wachirathan Falls
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Acostumbrados a viajar siempre por libre, aquel día en el parque nacional echamos de menos poder parar todo el rato que nos diera la gana para disfrutar tranquilamente de los sitios y sacar todas las fotos que quisiéramos, sin tener que hacerlas exactamente en el mismo sitio y al mismo tiempo que 200 personas más. Pero tal y como estaba pensado el viaje no era muy lógico alquilar un coche sólo para ese día, así hubo que apañarse con el tiempo que te daban (en las cascadas estuvimos una media hora, seguro que tiempo suficiente para muchos, pero nosotros somos muy indisciplinados para las excursiones organizadas y muy pesados con las fotos).
De las cascadas nos fuimos a la cima del Doi Inthanon, el punto más alto del parque nacional y de toda Tailandia como os decía antes.
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Nos olvidamos de vistas panorámicas porque había una neblina que era más espesa cuanto más nos acercábamos a la cima, pero el paisaje es precioso y además la neblina le daba un aire de bosque de cuento al sendero tan verde y a los árboles cubiertos de musgo.
Hubo otra cosa que nos llamó la atención allí en la cima: el calzado que eligen algunos para este tipo de excursiones…Que sí, que no hay que ser criticones y cada uno va como quiere, pero es que esta muchacha se llevó el premio a Miss Calzado Apropiado
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Aquello nos estaba encantando y cuando llegamos a una tienda de souvenirs y dieron 20 minutos para tomar café se me ocurrió una idea. Yo había leído en algún diario que en la excursión al Doi Inthanon habían hecho un sendero corto que les había gustado mucho, así que le pregunté a la guía. Hubo suerte, justo enfrente de la cafetería y la tienda de souvenirs nada más cruzar la carretera, estaba el Michael’s Trail, un sendero circular por una pasarela de tablas que se podía recorrer en esos 20 minutos si no te enredabas mucho. ¡¡Qué chulo!! Entre el silencio, y los árboles cubiertos de líquenes y musgos, nos vinieron a la cabeza alguna de las excursiones que hicimos hace algunos años en Nueva Zelanda. Si en vuestra excursión no está incluido expresamente, preguntad si lo podéis hacer que merece mucho la pena.
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Ya bajando, la siguiente parada fueron las Pagodas del Rey y la Reina. Son dos chedis construidas para celebrar el 60 cumpleaños del rey y de la reina en 1989 y 1992, respectivamente. Las pagodas por dentro a mi no me parecieron especialmente bonitas, pero los jardines sí que merecen la visita.
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Como ese día se estaba retrasando la hora de comer un poco, me entró hambre y fui a comprar algo para picar en una cafetería que había en al aparcamiento de las pagodas. Cogí una bolsa de patatas, unas Lays al jamón que cuando me fijé mejor no eran al jamón. Eran sabor calamar. Me hizo gracia y me fijé en los demás sabores: las había picantes, al sushi… No tienen ningún sabor que coincida con los que tomamos aquí en España. ¡Qué cosas! Al final me compré las del calamar.
Hice otro descubrimiento cuando paramos en el restaurante: el tofu. En España no lo habíamos probado nunca y el de ese día no era el primero que comimos allí, pero sí fue el primero que supimos que era tofu. Bien está saber lo que se come uno. A mí no me supo a nada. Ni mal ni bien. El resto de la comida estuvo buena, la típica de las excursiones: sopa, tortilla, arroz, noodles, plato de pollo agridulce y otro de pollo picante y fruta.
Después de comer paramos en otra cascada, Sirithan Waterfall que también era muy, muy bonita, aunque algo más pequeña que la de por la mañana.
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La última parada fue para ver un poblado de la tribu Karen. Hay varios grupos dentro de los Karen, por ejemplo, las mujeres jirafa también pertenecen a la etnia Karen, pero a otro grupo. El poblado que vimos lo habitaban Karen blancos.
Los Karen son la tribu de montaña más numerosa en Tailandia y su país de origen es Myanmar (antigua Birmania). En cuanto a sus creencias religiosas, parece que varían según el grupo, en el poblado que nosotros visitamos resulta que ni animistas ni budistas: eran cristianos. El atuendo típico de las mujeres es una túnica de colores cuando ya están casadas. Las túnicas de las solteras son de color blanco.
Las casas se levantan sobre postes de varios metros, para que no se inunden durante el monzón, y también por otras razones como protegerse de las serpientes cuando duermen.
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Esperaba que nos asaltaran con pulseritas y otras cosas para vender, pero no fue así. Por lo menos aquel día, siguieron con lo que estuvieran haciendo cuando llegamos, así que me imagino que ya habrían visto unos cuantos autobuses de turistas ese día, y nos dio apuro meter las narices en las casas para sacar fotos de gente. Sí pudimos observar como tejían, la guía nos contó que un chal les lleva aproximadamente tres días de trabajo. Eran bonitos y compramos alguno para regalo.
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De vuelta en Chiang Mai, Pat nos dijo que la ropa de la lavandería no había llegado. Bueno, no pasaba nada, fuimos nosotros a buscarla. La lavandería estaba cerrada, pero vimos a la chica en la peluquería de enfrente y antes de que nos diera tiempo a preguntarle nos dijo que ya nos había llevado la ropa a la guesthouse. ¿QUÉÉ ? Ahora sí que teníamos un problemilla: ella insistiendo en que la había llevado, nosotros en que allí no estaba.
Al final nos aclaramos: había entendido mal la dirección, creía que nos quedábamos en otra guesthouse de la misma calle que se llama C & C House, que suena parecido a Siri House. Esa explicación ni se nos había ocurrido, porque le habíamos enseñado la llave de la habitación que ponía Siri House. Moraleja: Aunque siempre asienten con la cabeza y sonríen, aseguraos de que os entienden. Ahora sólo quedaba que no nos la hubiesen mangado. Uffff!! Hubo suerte, cogió la moto y a los cinco minutos apareció con la ropa.
Pues nada a seguir con el plan: duchazo, masaje, mercadillo y cena.
El masajito nos lo dimos en Let’s Relax, que está en la segunda planta del Burger King de la calle del Mercado Nocturno. Tal y como habíamos decidido en Bangkok, uno aromático y además le dijimos “soft”. El sitio limpísimo y precioso, la habitación con música relajante, elegías el aroma, la camilla tenía “calefacción” incorporada y además te ponían toallas calentitas no te fueras a resfriar, pero ¡¡Qué palizón nos dieron !!
Claro, como elegimos masaje aromático, creímos que por fin serían cosquillitas, pero de eso nada. A pesar de que no fuera un masaje suave, reconozco que nos dejó como nuevos. Saben lo que hacen porque nada más acabar, mientras nos tomábamos el té y las pastas que te ofrecían estábamos como flotando y sobre todo la espalda y las piernas lo agradecieron. Totalmente recomendable.
Así de relajados seguimos con las compras y al final lo que hubo que comprar fue otra maleta para meterlo todo, qué se le iba a hacer. Como era la última noche, queríamos cenar en el famoso Riverside, y como no nos apetecía cargar con la maleta y las compras, cogimos un tuk tuk (esta vez le indicamos nosotros sin problema), paramos un momentito en Siri House para dejar los trastos y nos llevó al Riverside. El restaurante estaba todavía más cerca de lo que pensábamos, así que después de cenar volvimos andando.
Como su propio nombre indica el Riverside está junto al río. Nos gustó muchísimo el ambientazo y la música en directo, así que mereció la pena, pero desde luego no es un sitio para ir por lo buena que está la comida. Esta vez descansamos de comida thai:1 especie de San Jacobo y 1 pizza, cerveza y agua (510 bahts – unos 12 €).
Eran más de las 11 y nos volvimos para intentar encajarlo todo en las maletas, que al día siguiente salíamos para Camboya. No nos podíamos creer que el tiempo en Chiang Mai se hubiera pasado tan rápido.
Let’s Relax Spa
www.letsrelaxspa.com/
Restaurante Riverside
www.theriversidechiangmai.com/