Me despertó la lluvia, estaba lloviendo a cántaros. ¡Vamos no fastidies, el último día nooo!! Pensamos que íbamos a hacer con la excursión y decidimos que de momento, bajar a desayunar. Cuando terminamos había parado así que de cancelar, nada. No teníamos más días y lo peor que podía pasar era que nos trajeran de vuelta a Ao Nang, porque ese día íbamos a Hong Island y las islas del alrededor y todas están desiertas, así que no habría donde resguardarse si llovía.
Cuando nos recogieron en el hotel no había nadie más en la furgoneta de Ko Phi Phi Tours. Después recogieron a Matias y a Kirsi, una pareja de Finlandia. Qué pena que los conociéramos el último día. Decir que lo pasamos bien con ellos es quedarse corto. Al saludarnos nos dijeron que habían visto la predicción del tiempo y que daban sol. Nos echamos a reír, teniendo en cuenta lo que habíamos visto nosotros en las predicciones. El speed boat se llenó en el embarcadero, al final parece que la locura hubiera sido cancelar.
Tuvimos la suerte de volver a ver Railey porque pasamos a recoger a una familia tailandesa de su hotel allí y después directamente nos fuimos a Hong Island. El guía nos explicó que la primera parada iba a ser para ver la laguna (Hong significa laguna en thai), porque más tarde el barco no podría entrar con la marea más baja. No me gustó lo de “ver”, le pregunté si nos íbamos a poder bañar en la laguna y me dijo que si queríamos sí. Claro que queríamos.
Entrada a la laguna
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Parte del interior de la isla está cubierto por una laguna de color verde esmeralda. En cuanto el barco entró en la laguna nos tiramos al agua. ¡Qué maravilla de sitio y qué agua más calentita!
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Al final no tuvimos más remedio que salir de la laguna y volver al barco. El plan era ir de isla en isla para bañarnos, hacer snorkelling, hacer las dos cosas o no hacer nada en absoluto. Eso a gusto del consumidor. La primera parada no recuerdo si fue Daeng o Pakbia, después Hong Island, pero esta vez a la playa, no a la laguna, y por último Paradise Island.
Y cuando llevábamos un rato en la primera islita salió el sol. Justo nos íbamos a Hong Island en ese momento. Matias volvió a recordarnos que ya lo había dicho la predicción del tiempo, y los demás nos volvimos a reír.
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¡¡Por fin tuvimos nuestro buen rato de playa paradisíaca con sol incluido!! Porque la playa de Hong es de postal. Además, comparado con Phi Phi, se podría decir que estábamos cuatro gatos. No se podía pedir más. Nos pusimos los cuatro al final de la playa y allí estuvimos charlando, bañándonos y haciendo snorkelling hasta la hora de comer.
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Como allí no hay restaurantes, fue un picnic muy apañado en un merendero. Definitivamente hay que recomendar Ko Phi Phi Tours. Todavía estuvimos un buen rato en Hong después de comer.
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Of course!!
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Of course!!
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Volvimos al barco para ir a Paradise Island, una playa pequeñita pero bonita también y allí echamos el último rato de la excursión. La familia tailandesa se estaba bañando vestida, los mirábamos porque nos llamaba mucho la atención.
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Una suerte que con lo bien que lo estábamos pasando no nos diéramos cuenta de que era también el último rato de las vacaciones. Empezaron las despedidas, primero de Mati y Kirsi y luego de Ao Nang.
En el hotel se portaron bien. Por la mañana habíamos dejado la habitación así que nos guardaron las maletas. Nos dieron toallas limpias para que nos bañáramos por última vez en la piscina y después nos dejaron darnos una ducha en el gimnasio. Adiós a la ropa de verano, también.
Todavía quedaba casi media hora para que llegara el taxi que habían avisado en el hotel, ¿de qué más nos podíamos despedir? Del batido de plátano, por supuesto, así que nos tomamos el último.
Llegó el taxi y nos llevó al aeropuerto. Mira tú por donde que volvimos a coincidir con la familia tailandesa allí. Uno de los chavales vino a hablar con nosotros en la sala de embarque. Tendría 15 años y una curiosidad tremenda por Europa. Se quedó contentísimo cuando supo la cantidad de cosas que había que ver por aquí.
El avión despegó sobre las 8:00 y a las 9:30 estábamos en Bangkok. Cinco horitas teníamos hasta las 2:20 de la mañana que salía el avión. Esta vez sí que se hizo muy pesado, todo te parece mal cuando se acaban las vacaciones. Del vuelo recuerdo poco, lógico porque ya despegué dormida. Me espabilé un momento para ir al baño y recuerdo que impresionaba ver un avión tan grande como ese en completo silencio y sólo con las luces de emergencia. Todo el mundo estaba frito. Las últimas fotos del viaje la sacamos en el aeropuerto de Doha.
Curiosas las Quiet Rooms, a los que tengáis escala larga os vendrá bien para echaros una buena siesta.
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¡Nunca había visto que en el Duty Free de un aeropuerto hubiera coches expuestos entre las colonias! Sí, eso que se ve a mi lado es un Aston Martin.
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Una anécdota más en uno de los mejores viajes que hemos tenido la suerte de hacer. No sé cuando pero podremos volver, pero volveremos seguro. En la siguiente etapa he puesto el resumen de gastos y los datos prácticos que se me han ocurrido. ¡Hasta otra viajeros!