Los dos últimos días han sido un poco paliza de kilómetros así que hoy queremos algo que esté cerca, y que nos permita estar al aire libre y más tranquilos, nos vamos a ir a ver el Museo al aire libre de Ballenberg.
Es un recinto enorme lleno de casas traídas de todas partes de Suiza, algunas tienen muebles, otras son tiendas de pan casero, mermeladas … otras muestran los trajes típicos, o son museos de instrumentos, algunas son restaurantes …
Casas en el museo
Hay muchas, muchísimas casas, nosotros íbamos entrando según nos apetecía, sobre todo si había alguna representación (panadero, herrero, …), y lo mejor es que como no hay coches y es bastante caminable, los niños pueden ir bastante libres y corriendo y saltando por aquí y por allí…
Hay vacas, ovejas, patos, cerditos, bueyes y demás bichos que les atraen bastante.
Casas en el museo
Cuando llegamos a la zona de los columpios decidimos hacer un alto en el camino, bueno llevábamos ya unos cuantos, que el aire libre da mucho hambre y no hacíamos mas que picotear, y nos pusimos a comer nuestros bocadillos, las salchichas de frankfurt que habíamos usado estaban un poquito duras y nos costó bastante masticarlas sin que la dentadura corriese peligro, después de un par de mordiscos y muchos esfuerzos decidimos “tunear” los bocadillos a ver si mejoraba la cosa. Así que las cabritas que teníamos al lado se terminaron comiendo parte de nuestros bocadillos.
Transporte dentro del museo
El parque está bien, pero comparado con la tirolina que fue el éxito rotundo del viaje, no había color, y como estaba cerca y hoy nos tocaba ser padres condescendientes, hubo cónclave y decidimos irnos a la tirolina otra vez. Los peques encantados con la idea y nosotros también, porque el paisaje era precioso.
De vuelta a casa, en nuestra querida carretera de curvas, a mitad de camino había un desvío a unas cascadas a las que nunca encontrábamos el momento bueno para ir, y hoy como íbamos con tiempo y si no parábamos hoy ya no íbamos a verlas, decidimos visitarlas.
La Cascada de Giessbachfalle esta formada por 14 escalones y más de 500 metros de altura, el agua llega hasta el lago Brienz. El 1818 se construyó el camino peatonal hasta las cataratas, en el siglo XIX se convirtieron en una de las principales atracciones para los turistas suizos. Tienen la peculiaridad de que se puede pasar por detrás de la cascada, en uno de los tramos de terraza.
Cascada de Giessbachfalle
Son muy bonitas y si estás cercan son muy recomendables y casi nos las perdemos !!
Pasando por detrás de la cascada
Con muy buenas sensaciones por todo lo visto y vivido no nos queda más remedio que volver a hacer las maletas porque mañana dejamos la que ha sido nuestra casa la última semana.