Bajamos a desayunar no muy tarde, pero a las 8:30 había mucha gente ya y eso que el lugar era amplio. Pero es que el hotel es muy grande. Eso sí reponían las cosas rápido, pero resultaba un poco molesto para coger las cosas con tanto mogollón. Así que nos dijimos que al día siguiente nos bajaríamos más temprano, antes de ducharnos y todo eso.
Lo primero que hicimos nada más salir del hotel fue atravesar Dam y buscar el supermercado Albert Heijn por si en algún momento necesitábamos algo. Fácil. Estaba justo detrás del Palacio Real, en una de esas calles de nombre fácil de recordar, Nieuwezijds Voorburgwal, que baja desde la zona de la estación central paralela a Damrak. Al lado el imponente edificio de la Magna Plaza, hoy centro comercial de lujo y antes oficina central de correos. Un edificio que se une a los existentes en la plaza Dam para componer, en tan poco espacio, un mosaico de lugares destacables.
A estas alturas, nada más llegar, ya habíamos entendido que una bicicleta puede aparecer, menos desde las alturas, por cualquier sitio, inclusive las aceras o las direcciones prohibidas. Y que son el principal enemigo del peatón. Y que allí, salvo para los coches tranvías y autobuses, los semáforos solo son meramente indicativos. Ni bicicletas ni peatones los respetan, ya que se cruza cuando no pasa ningún vehículo a motor, no cuando el semáforo está en verde. Eso aparte que cruzar una calle, aunque sea de las principales y con más circulación, se hace por cualquier lugar no solo necesariamente por un semáforo. Pero increíblemente hay una especie de ángel de la guarda que impide que se produzcan problemas graves. Por cierto, las bicis no eran en general último diseño. Incluso nos explicó luego el guía de Sandeman’s que, si se alquilaban, eran más baratas las que no llevaban freno. Vamos que se alquilan bicis sin freno, con las que se frena pedaleando en sentido inverso y con el pie. La verdad es que a los nativos hay que reconocerles una habilidad en el manejo del vehículo a dos ruedas fuera de lo común.
Tras una vuelta por los alrededores se acercaban las 11:15, hora en la que comenzaba el Tour gratuito de Sandeman’s. Así que nos acercamos al lugar señalado y vimos a un ciudadano con una pancarta de los tours y allí, como éramos un montón, nos fueron distribuyendo entre diversos guías. Hasta ahora todo muy fácil, aunque la verdad, el haber preparado concienzudamente el viaje, ayudaba. El tour muy bien y creo que una manera estupenda de comenzar a adentrarse en la ciudad. En unas 3 horas recorrimos el centro, el barrio rojo por encima, ya que ellos tienen otro tour específico de esa zona, parte del Jordaan, y acabamos donde el mercado de las flores. Lo mejor de estos tours es que surgen cuestiones que no están en las guías y te permiten hacerte una idea general de la ciudad. Creo que es de justicia recomendarlos. Por cierto yo entiendo que no es que los tours sean gratis, sino que se paga en función de lo satisfecho que quedes. Así que yo les entregué 10 € por cabeza sencillamente porque pensaba que se lo habían ganado. Entre las cosas que aprendimos en el tour un documento gráfico muestra la inclinación de los edificios por el problema de aguas.
Más adelante nos hicieron ver cómo se colocan refuerzos en las casas para evitar que la inclinación las derribara:
También nos hablaron de las casas de los okupas, un curioso sistema de aprovechar las casas vacías, que puede, incluso, hacer que el propietario pierda la propiedad. Una explicación detallada del tema la podéis leer en el artículo La Okupación legal. Un aspecto más de la peculiar forma holandesa de hacer las cosas. Desgraciadamente parece que todo ello está en vías de extinción progresiva, como el turismo del porro e incluso el barrio rojo. La Comunidad Europea no solo impone recortes en servicios sociales
En Jordaan llegamos hasta la Westerkerk o iglesia del Oeste. Como nos dijeron, mucho no se calentaban los cascos para denominar a las Iglesias: iglesia del Norte, iglesia Vieja, iglesia Nueva….No son las iglesias lo más llamativo en Ámsterdam. Entre tanto, un canal, otro canal, y otro. Canales por todas partes.
Más adelante, en una bocacalle saliendo de Kalvestraat nos enseñaron la Schuttergalerij, un espacio que el Museo Histórico de Ámsterdam deja expuesto libremente a todo el mundo. Entre otras cosas, ya es raro esto en un museo, pero estamos en Ámsterdam, se encontraba expuesta una foto con un jovencísimo Johan Cruyf (perdón por los reflejos que fueron imposible de evitar y que no estoy ducho con el photoshop para quitarlos).
No muy lejos, entramos en ese remanso de paz que es Beguinhof. El que quiera saber sobre el lugar puede buscar por internet, que hay montones de páginas. Allí lo más conocido es la casa de madera más antigua de Ámsterdam. No es la única puesto que ya veremos que hay otra cerca del barrio rojo. También destacables las vidrieras de la iglesia que hay en el patio.
Más adelante llegamos a uno de los puntos más usados en Ámsterdam como lugar de encuentro: la Spuiplein, en el centro de la cual está la estatua llamada Het Lieverdje que representa la juventud de Ámsterdam y que fue el sitio elegido en los años 60 por el grupo anarquista Provo. Por cierto no se pronuncia Spui sino Spau. Lo digo porque si se tiene que preguntar por la Av Spui, si se dice tal y como se escribe nadie va a saber qué es lo que estás preguntando.
Como el tour había acabado cerca del mercado de las flores decidimos ir a comer al local que La Place tiene en Kalverstraat 203. Sitio altamente recomendable. Como ya dije en el foro, es parecido al mercado de S. Miguel de Madrid, pero para comer en vez de para tapear. En diversos puestos puedes elegir ensaladas, pastas, pescado, postres…., ponerlos en una bandeja y sentarte a comer en un área específica. Calidad suficiente y cómodo. Muy recomendable.
Cuando terminamos, como tenía en los apuntes la terraza del centro comercial Kalverstoren, y estaba muy cerca de La Place, allí que nos dirigimos a tomar café. La cafetería del centro se llama Blue y era cierto. Había unas buenas vistas sobre Ámsterdam. No es mala idea programar allí un café en algún momento del viaje. No lleva mucho tiempo y merece la pena disfrutar de vistas como esta:
Del Blue nos dirigimos al hotel a hacer el check in. Seguía sin haber ninguno de los hispanohablantes, pero ningún problema a la hora de entendernos. Lo primero que hicieron fue cobrarnos por adelantado la estancia. No es lo habitual en España, pero sí ocurre a veces más allá de nuestras fronteras. Tampoco es algo que nos importase demasiado. El último día es algo que tienes hecho y con lo que no pierdes tiempo. Ellos mismos nos dijeron que nos aplicaban el descuento del 10% por haber hecho la reserva con mucha antelación. Y con las mismas nos subimos a la habitación. Cogimos el ascensor y recorrimos un pasillo hasta llegar a nuestra puerta. Metimos la tarjeta y entramos. Acostumbrados en nuestros viajes a las habitaciones reducidas nos asombró el tamaño de la que nos encontramos. Todo era espacioso, la habitación, el baño, la cama….Eso sí el armario tenía en su interior una caja fuerte que en parte del mismo hacía que la ropa, al colgarse, chocara con la caja fuerte. Como muy tiquis-miquis tampoco somos, tampoco lo vimos como un problema. La habitación daba a un patio interior muy grande que dejaba entrar mucha luz. Luego, cuando vimos el trasiego de gente en los alrededores del hotel casi agradecimos que no diese a la calle. Muy contentos con el hotel nos bajamos a continuar viendo cosas
Tocaba ahora irnos a Damrak a darnos un paseo en barco por los canales. Llegamos al embarcadero de Rederij Plas, el barato, el que solo cobra 8,50€ por viaje. Lo primero que hicimos es preguntar si el audio se hacía también en castellano. Y la respuesta fue que no. La misma que nos dieron en otros tres embarcaderos, los que están cerca de la estación central. Por lo visto para que te pongan el audio en castellano tienes que tener la suerte de que coincida alguna excursión de hispanohablantes, especialmente latinaomericanos, cosa que parece ser no es muy frecuente. En el foro hay quien sí ha tenido la suerte de pillar el audio en español. Nosotros no la tuvimos. Así que nos volvimos a Damrak, a la Rederij Plas, que al menos nos salía más económico. Y es verdad. En abril de 2012 4,50€ menos que las demás por cabeza. De todas formas es un paseo que merece la pena. Y el que tenga algunos conocimientos de inglés o francés algo va pillando. Por el camino lugares tan hermosos como esta concatenación de puentes difícil de vislumbrar desde arriba:
O este conjunto de casas inclinadas unas sobre otras:
Al bajar del barco y previo a empezar el Tour por el barrio rojo, nos dimos una vuelta por los alrededores de la estación. Pensamos entrar a ver la Iglesia de San Nicolás, pero estaban celebrando misa y no dejaban hacer visitas turísticas. Seguimos por la zona y llegamos hasta la Torre de las lágrimas o Schreierstoren, que formó parte de las murallas de la antigua ciudad y donde nos explicaron por la mañana desde lejos la historia de los llantos de las mujeres que veían en ese lugar alejarse los barcos con sus maridos y el futuro de prostitución que les esperaba en muchos casos.
Caminando nos encontramos con el num 1 de la calle Zeedijk 1 donde está la otra casa de madera de Ámsterdam junto con la de Beguinhof. Este es el documento gráfico:
Finalmente vimos una imagen de lo más típico en Ámsterdam: las bicicletas y los canales, los dos elementos que mejor pueden definir a la ciudad:
Ya era hora de acercarnos a la Pl. Dam para iniciar el tour del barrio rojo. Igual que por la mañana, no fue difícil dar con los guías. Esta vez había mucha menos gente. Mejor no saco conclusiones de por qué. A medida que avanzaba el tour me di cuenta de lo poco que uno sabe sobre el tema. Y es que el sexo es algo más que lo que tenemos con nuestra pareja. En la explicación inicial quedó claro que la fórmula empleada en el barrio rojo había dignificado el papel de la prostitución. No hay allí explotación por proxenetas, sino personas que ejercen libremente de forma autónoma, lo que se considera una profesión sometida a impuestos y al control sanitario. De todas formas, acostumbrados a la manera de ejercer el oficio más antiguo del mundo en nuestro país, llama la atención lo de los escaparates con las prostitutas en el interior. Y cómo hay clases entre ellas. Desde las de alto standing, hasta las más humildes ligado al lugar donde se encuentran las cabinas. A mi personalmente, a pesar de todo, las chicas en sus escaparates me recordaban los animales del zoo en sus jaulas. Ya de paso el guía tuvo a bien ilustrarnos, a medida que pasamos por locales especializados en según qué actividades, sobre las muchas formas de sexualidad, gran parte de las cuales ni se me habían pasado por la imaginación. Comprenderéis que no sea más explícito. El que quiera, ya sabe, que se apunte al tour y acabará con el master hecho. Como documento gráfico, a falta de imágenes de las prostitutas que tienen todo el derecho del mundo a su privacidad, a parte de que la cámara puede terminar en un canal, puedo exponer imágenes de una tienda de condones, la primera que veo en mi vida:
No es el único local que vende artefactos para el sexo. Las hay de otro tipo:
Claro que en el barrio rojo también se establecen reclamos más puros y castos, como estos patos que mantiene en un canal, para llamar la atención, una sala con espectáculos sexuales:
Otra curiosidad que nos hizo notar el guía fueron las barandillas de la calle Barndesteeg, que dicen todo acerca del barrio donde están. Hay que fijarse mucho, pero creo que lo que representan se integran perfectamente en la zona:
Por último el que parece ser el único monumento a las prostitutas en un lugar público. Y es que Holanda sí que is different, al menos en este tema.
Tras la cena, unos pocos metros y al hotel a descansar. Para ser el primer día, había dado de si bastante.