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Finalmente llegamos a Opuwo, principal ciudad del territorio Himba, en la ciudad en si, poca cosa hay que ver, sin embargo, a pocos kilómetros de aquí, podremos visitar alguno de los poblados de las tribus Himba.
Si hasta ahora, has visto los pequeños pueblos Hereros y te han parecido pobres y retrasados, espera a ver los pueblos Himbas.
Esta gente, siguen viviendo igual que hace mil años. En sus pueblos, únicamente las bolsas de plástico tiradas por el suelo, te recuerdan que algo más lejos se encuentra la civilización.
Sus típicas casas de barro, madera y excrementos con techo de paja, las mujeres Himbas, de color rojizo por la pasta de mantequilla y tierra que se aplican en todo el cuerpo cada día, los niños cubiertos de mugre y moscas, todo lo que has visto en la televisión, de cómo vivían hace años las tribus africanas, lo ves aquí.
Y sin embargo, el lugar te cautiva. Una vez has superado el primer sentimiento de, por que no decirlo, asco, empiezas a sentirte a gusto en ese lugar. Estas gentes, sin pizca de malicia, consiguen que te sientas a gusto entre ellos. No tienen ningún problema en mostrarte sus casas, como trabajan, lo que comen y como duermen.
Cuando finalmente te marchas de allí, te queda una extraña sensación en el cuerpo, por un lado, un sentimiento de tristeza, de desesperanza, por lo que has visto, pero por otro lado una especie de alegría que consiguen transmitirte. Simplemente por vivir.
Una ultima cosa, si vas allí, no les des dinero, mejor compra antes de ir y llévales un saco de trigo, o una bolsa de hielo, veras a los niños maravillados, chupar el hielo como quien toma un helado.
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