En varias ocasiones, pude escuchar el término uruguayizarse, aplicándolo tanto a personas como a objetos. Una de estas ocasiones, fue en una anécdota que nos contó el amigo Leo, quien contaba que después de regresar de España, el ordenador (acá computadora) que se trajo consigo, empezó a presentar problemas hasta acabar dejando de funcionar a los pocos días, o sea, se uruguayizó.
Otra ejemplo que escuché de uruguayización, en este caso refiriéndose a persona, fue otro relato, en el que para solventar una infracción de tráfico, se le regalaba una cierta cantidad de pesos a un policía, el cual los aceptaba gustosamente.
Antes de mi vuelta a España, aunque seguramente aparecerá ya estando de vuelta, quiero hacer una revisión de mi estado de uruguayizamiento, para que pueda ser revisado por mis anfitriones de allá, y resolver al respecto.
Autoexaminándome, creo que puedo afirmar que he alcanzado el nivel básico II de uruguayizamiento, basándome en los siguientes hechos:
1.- Puedo dialogar perfectamente sobre noticias como éstas: “En una encuesta a los vecinos del buen barrio de Punta Carretas, el 60% dice haber sido víctima de algún asalto”.
2.- He logrado adquirir un cierto vocabulario uruguayo, del que por ejemplo recuerdo a bote pronto términos como estos: “canilla” (grifo), “boca” (camello de droga), “milico” (policía), “ahí está” o “ahí va” (eso es!!), “eeeessssteee” (pueeeessss), “hacer la joda” (bromear), “tomar” (beber), “salivar” (escupir), “matear” (tomar mate), “cebar” (preparar un nuevo trago de mate), “zapallo” (calabaza), “balde” (cubo de la fregona), “arveja” (guisante), “bizcocho” (cualquier bollo o pasta dulce), “no tener un mango” (estar sin dinero), “moroch@” (moren@), “gurí” (niño o chico), “mina” (mujer), “malandro” (delincuente), “cantegril” (poblado de chabolas), “almacén” (pequeña tienda de barrio), “agarrar” (coger), “sorete” (excremento, mierda, y por extensión insulto si va digirido a alguien), “orto” (culo), “copar” (acorralar o apresar), “intendencia” (ayuntamiento), “barra” (hinchada, afición), “tuco” (salsa), “encomienda” (encargo, envío de paquetes), “rotisería” (establecimiento de venta de comida preparada), “feriado” (festivo), “heladera” (nevera), “valija” (maleta), “billetera” (cartera billetes), “cartera” (bolso mujer), etc. etc.. Este vocabulario, me ha permitido poder entender hasta un 60-65% del diálogo y la joda de una tertulia entre amigos o familiares.
3.- He podido agarrar un omnibus o microbus, bajarme, y enlazar con otro, para llegar a un destino.
4.- Mi estómago se ha flexibilizado lo suficiente, para aguantar como un campeón la digestión de: mozzarella diaria, asados, tucos (salsas), mil formatos de masas de harina, choripanes, rebozados de montones de milanesas, dulces de leche, alfajores, ...
5.- He caminado solo de noche por la calle
6.- Al llegar a una reunión, he conseguido saludar dando besos en las mejillas hasta a un total de una docena de personas.
7.- A pesar de ser antisocial e introvertido, para que no se confundiese con rechazo, alejamiento o disgusto, he conseguido superarlo lo suficiente, como para haber podido participar sin desentonar excesivamente en las charlas y reuniones socio-familiares a las que he asistido, habiendo logrado milagrosamente salir airoso y, excepcionalmente, hacer alguna broma e incluso, reir.
Para llegar a siguientes niveles de uruguayización habré de ser capaz de:
-Sobrevivir en el inhóspito “salvaje oeste” de Uruguay, alargando la vida hasta lo imposible de cualquier tipo de aparato doméstico.
-Ser un tipo un punto chulo y rudo, o al menos aparentarlo y que no se note.
-Ser capaz de obtener sustento, buscándome la vida realizando cualquier tarea, trapicheo o negocio, de manera que pueda desde trabajar en una obra, construirme una casa, alicatar, montar el motor de un coche o los engranajes de un reloj con los ojos cerrados, o desentrañar los misterios del mecanismo de cualquier cacharro.
-Apurar los cigarrillos hasta el filtro.
-Hablar sin segundas
-Darle una entonación correcta a las frases, alargándolas o acentuándolas, para darle más teatralidad, sentimiento y firmeza a mis palabras durante las conversaciones, dejando de lado el tono plano y aburrido de mi castellano.
Remato el diario con el video del reciente y sorprendente discurso del presidente de Uruguay, Pepe Múgica, en la Conferencia de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en Río de Janeiro (Río+20)
FIN
Otra ejemplo que escuché de uruguayización, en este caso refiriéndose a persona, fue otro relato, en el que para solventar una infracción de tráfico, se le regalaba una cierta cantidad de pesos a un policía, el cual los aceptaba gustosamente.
Antes de mi vuelta a España, aunque seguramente aparecerá ya estando de vuelta, quiero hacer una revisión de mi estado de uruguayizamiento, para que pueda ser revisado por mis anfitriones de allá, y resolver al respecto.
Autoexaminándome, creo que puedo afirmar que he alcanzado el nivel básico II de uruguayizamiento, basándome en los siguientes hechos:
1.- Puedo dialogar perfectamente sobre noticias como éstas: “En una encuesta a los vecinos del buen barrio de Punta Carretas, el 60% dice haber sido víctima de algún asalto”.
2.- He logrado adquirir un cierto vocabulario uruguayo, del que por ejemplo recuerdo a bote pronto términos como estos: “canilla” (grifo), “boca” (camello de droga), “milico” (policía), “ahí está” o “ahí va” (eso es!!), “eeeessssteee” (pueeeessss), “hacer la joda” (bromear), “tomar” (beber), “salivar” (escupir), “matear” (tomar mate), “cebar” (preparar un nuevo trago de mate), “zapallo” (calabaza), “balde” (cubo de la fregona), “arveja” (guisante), “bizcocho” (cualquier bollo o pasta dulce), “no tener un mango” (estar sin dinero), “moroch@” (moren@), “gurí” (niño o chico), “mina” (mujer), “malandro” (delincuente), “cantegril” (poblado de chabolas), “almacén” (pequeña tienda de barrio), “agarrar” (coger), “sorete” (excremento, mierda, y por extensión insulto si va digirido a alguien), “orto” (culo), “copar” (acorralar o apresar), “intendencia” (ayuntamiento), “barra” (hinchada, afición), “tuco” (salsa), “encomienda” (encargo, envío de paquetes), “rotisería” (establecimiento de venta de comida preparada), “feriado” (festivo), “heladera” (nevera), “valija” (maleta), “billetera” (cartera billetes), “cartera” (bolso mujer), etc. etc.. Este vocabulario, me ha permitido poder entender hasta un 60-65% del diálogo y la joda de una tertulia entre amigos o familiares.
3.- He podido agarrar un omnibus o microbus, bajarme, y enlazar con otro, para llegar a un destino.
4.- Mi estómago se ha flexibilizado lo suficiente, para aguantar como un campeón la digestión de: mozzarella diaria, asados, tucos (salsas), mil formatos de masas de harina, choripanes, rebozados de montones de milanesas, dulces de leche, alfajores, ...
5.- He caminado solo de noche por la calle
6.- Al llegar a una reunión, he conseguido saludar dando besos en las mejillas hasta a un total de una docena de personas.
7.- A pesar de ser antisocial e introvertido, para que no se confundiese con rechazo, alejamiento o disgusto, he conseguido superarlo lo suficiente, como para haber podido participar sin desentonar excesivamente en las charlas y reuniones socio-familiares a las que he asistido, habiendo logrado milagrosamente salir airoso y, excepcionalmente, hacer alguna broma e incluso, reir.
Para llegar a siguientes niveles de uruguayización habré de ser capaz de:
-Sobrevivir en el inhóspito “salvaje oeste” de Uruguay, alargando la vida hasta lo imposible de cualquier tipo de aparato doméstico.
-Ser un tipo un punto chulo y rudo, o al menos aparentarlo y que no se note.
-Ser capaz de obtener sustento, buscándome la vida realizando cualquier tarea, trapicheo o negocio, de manera que pueda desde trabajar en una obra, construirme una casa, alicatar, montar el motor de un coche o los engranajes de un reloj con los ojos cerrados, o desentrañar los misterios del mecanismo de cualquier cacharro.
-Apurar los cigarrillos hasta el filtro.
-Hablar sin segundas
-Darle una entonación correcta a las frases, alargándolas o acentuándolas, para darle más teatralidad, sentimiento y firmeza a mis palabras durante las conversaciones, dejando de lado el tono plano y aburrido de mi castellano.
Remato el diario con el video del reciente y sorprendente discurso del presidente de Uruguay, Pepe Múgica, en la Conferencia de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en Río de Janeiro (Río+20)
FIN