Viaje a Japón: día 9, Nagoya y llegada a Kyoto ✏️ Diarios de Viajes de Japon¡Hola! Gracias por leer el diario de viaje Recuerden que a medida que voy subiendo a Youtube videodiarios, actualizo las anteriores etapas con los vídeos, para que les echen vistazo si les apetece Sigo contándoles nuestra ruta por tierras...Diario: Viajar a Japón por libre. Diario de una luna de miel soñada⭐ Puntos: 4.8 (25 Votos) Etapas: 16 Localización: Japon¡Hola! Gracias por leer el diario de viaje ^^ Recuerden que a medida que voy subiendo a Youtube videodiarios, actualizo las anteriores etapas con los vídeos, para que les echen vistazo si les apetece ^^ Sigo contándoles nuestra ruta por tierras niponas. Se cumplía una semana desde que llegáramos a Japón y tocaba ya desplazar nuestra base de operaciones. La siguiente ciudad en la que pernoctaríamos fue la legendaria Kyoto, capital de Japón durante más de mil años. Así que nos levantamos tempranito y nos dirigimos a la estación de Ueno para tomar la Yamanote line (cargando de nuevo con las dos maletas y las dos mochilas) con destino a la estación de Tokyo. Desde ahí tomamos el Shinkansen con dirección Kyoto. Los trenes bala que se pueden usar con el Japan Rail Pass (no viene incluido el viaje en el Nozomi, que es el más rápido de todos) unen Tokyo con Kyoto en algo menos de 3 horas, pero como pasan tan a menudo a lo largo del recorrido, es muy buena idea hacer una parada a mitad de travesía para visitar alguna de las ciudades interesantes que hay de por medio. Nosotros nos decantamos por Nagoya para ver su castillo. Tuvimos la mala suerte de pillar un día lluvioso y gris. No llovía a cántaros, pero sí lo suficiente como para que el pateo hasta el castillo se nos hiciera un poco tedioso. Decidimos dejar las maletas en la taquilla de la estación e ir andando por ver un poco la ciudad, pero lo cierto es que les recomiendo que si van a Nagoya a modo de excursión mientras se dirigen a otra ciudad, no vayan a pie y cojan el metro, pues te deja a pies del castillo. Lo cierto es que quitando esa parte monumental, en Nagoya no hay mucho que ver. Es una ciudad grande (no tanto como Tokyo, por supuesto), una sucesión de edificios, carreteras, comercios y zonas residenciales. Poco más. Tras unos 40 minutos de caminata, resguardados bajo el paraguas, llegamos al castillo. La entrada cuesta 500 yenes por persona (unos 5 euros), pero merece la pena. Si tienen pensado visitar el castillo de Nagoya, les recomiendo que le echen un vistazo a su web oficial, por el tema de horarios y demás. El castillo está rodeado por unos bosques muy agradables. En plena época de floración, es lugar para observar las sakuras. Para cuando nosotros fuimos (23 de abril), ya no había. A lo largo del jardín se pueden encontrar cositas interesantes, como estas… Por cierto, a la hora a la que llegamos al castillo (sobre las 10 y algo) apenas había gente. Nos encontramos con un grupito al que dos animadores oficiales estaba entreteniendo. Protegidos de la lluvia, por supuesto. También hay una casa de té en la que se exhibían juguetes antiguos. Ah, y lo que no podía faltar… ¡Cuervos! Tras pasear un rato por los jardines, nos dirigimos al castillo en sí. El castillo está en buen estado, aunque hay partes, sobre todo en el exterior, que necesitarían un poco de trabajo de restauración. Pero en líneas generales, está muy bien conservado. En el interior se pueden visitar numerosas exposiciones y en la planta superior, hay un mirador para contemplar toda la ciudad. Y como no podía ser de otra forma, dentro también tienen tenderetes con toda clase de recuerdos y chuminadas monas. Pero ahí encontramos algo que les recomiendo si se quieren llevar a casa un gran recuerdo de su viaje a Japón: una simple libreta de hojas de papel. ¿Por qué? Pues porque en casi todos los puntos turísticos del país van a encontrar sellos de caucho con un motivo distintivo que pueden usar gratis para estampar. A mí me entró la vena coleccionista y me pasé el resto del viaje buscando “estampu” (stamps). Creo que llegamos a conseguir como 20 El sello del castillo de Nagoya es mono, pero llegamos a conseguir algunos realmente bonitos. ¡Ya los verán! Lo bueno de este souvenir es que tiene un valor añadido: es un signo de que has estado en esos lugares. Así que ya saben, personalmente se los recomiendo. Hay en las estaciones de trenes, en templos importantes… ¡Paciencia y a hacerse con todos, tipo Pokemon! Dentro del castillo hay numerosas exposiciones interactivas. En esta podías tirar de la cuerda, como si tú también hubieses intervenido en la construcción. Servidora haciendo el pato sobre el delfín dorado. Y tras haberlo curioseado todo, decidimos regresar a la estación para almorzar y coger el tren bala hasta Kyoto. Pero antes, al pasar de nuevo por los jardines… Una cosa que nos llamó la atención en Nagoya es que los carteles en el metro estaban también en portugués. En Narita también estaban en portugués. Deduzco que se debe a la influencia que los cristianos portugueses tuvieron en la época del aperturismo de Japón al resto del mundo. Si alguien lo sabe con exactitud y lo puede explicar en un comentario, lo agradecería Llegamos a la estación de Nagoya y ahí cogimos de nuevo el shinkansen hasta Kyoto. Un trayecto de poco menos de una hora. La primera sorpresa que nos llevamos al llegar a la antigua capital de Japón, es que hacía un calor de narices y el cielo estaba completamente despejado. Mientras que la lluvia nos había perseguido desde Tokyo, allí era completamente diferente, al igual que el caracter de la ciudad. Al contrario que en Tokyo, allí por ley los edificios no pueden sobrepasar una altura determinada, todo es llano, mucha gente va en bicicleta, la gente por lo general la notamos más amable… Vamos, que en apenas unas horas nos dimos cuenta de la diferencia entre ambas. Siguiendo un mapa y las indicaciones que nos dieron, conseguimos llegar hasta el ryokan arrastrando las maletas. Una vez te sabes el camino, no estaba demasiado lejos, unos 15 minutos andando. Se trata del ryokan Sakura Kaede, situado en un barrio muy tranquilo del lado este de la ciudad, en la zona moderna de Kyoto, es decir, la que está más cercana a la estación de trenes. El sitio no está nada mal. Quizás es un poco caro y no es recomendable para todos aquellos a los que lo de dormir en tatami no les entusiasme. Disponen de habitaciones occidentales, pero no las probamos, la nuestra era tipo japonés. Pueden consultar la página web del ryokan aquí. Después de descansar un poquito, decidimos salir a patear un rato y conocer los alrededores. El paseo nos sirvió, entre otras cosas, para corroborar lo que nos dijera nuestro amigo Josep: que Kyoto está lleno de ciclistas asesinos que no dudarían en arrollarte si estorbas… xD Fue de coña, sí, hay muchas bicis. La ciudad tiene un montón de monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad e imagino que tienen muchas normas que regulan el nivel de contaminación, no solo atmosférica, sino lumínica, puesto que por la noche es una ciudad muy oscura. El monumento que más cerca nos quedaba del ryokan (de hecho, muy cerquita) es el Templo del Este. Dos días después lo visitamos por dentro, nos gustó mucho. Decidimos bajar hasta la zona de la estación de trenes para verla con más tanquilidad. Es un sitio que causó polémica porque arquitectónicamente es muy moderno y rompe con la línea tradicional de la ciudad. La llaman “el cubo”. Justo delante de la estación se encuentra la también rompedora Torre de Kyoto. Seguimos paseando por los alrededores, cenamos en una cadena de restaurantes de curry que abunda por todo Japón, llamada Curry House CoCo, y regresamos al ryokan para dormir, pues estábamos reventados. La última foto que saqué la tomé para ilustrar la disciplina que tienen los japoneses a la hora de reciclar: tienen un día a la semana para sacar a la calle un determinado tipo de residuo. Un día tienen que sacar el papel, otro las latas, otro los que se pueden quemar, otros los orgánicos… Y así de limpito te lo encuentras por la calle. El día siguiente fue uno de los mejores del viaje. En el itinerario inicial estaba previsto ir a pasear por Kyoto, pero Pedro sugirió modificarlo e ir a Nara, que estaba previsto para otro. La verdad es que fue una decisión estupenda, porque lo pasamos en grande. Índice del Diario: Viajar a Japón por libre. Diario de una luna de miel soñada
01: Viaje a Japón: días 1 y 2, de Gran Canaria a Tokyo
02: Viaje a Japón: día 3, Tokyo, Akihabara
03: Viaje a Japón: día 4, Tokyo, Shibuya y Shinjuku
04: Viaje a Japón: día 5, Nikko
05: Viaje a Japón: día 6, Tokyo, Palacio Imperial, torre de Tokyo y alrededores
06: Viaje a Japón: día 7, Kawaguchiko, a la caza del Fuji
07: Viaje a Japón: día 8, Tokyo, parque de Yoyogi
08: Viaje a Japón: día 9, Nagoya y llegada a Kyoto
09: Viaje a Japón: día 10, Nara
10: Viaje a Japón: día 11, Kyoto
11: Viaje a Japón: día 12, sesión de fotos profesionales en Kyoto
12: Viaje a Japón: día 13, Kobe
13: Viaje a Japón: día 14, Hiroshima y noche en Miyajima
14: Viaje a Japón: día 15, subida al Monte Misen en Miyajima, y noche en Fukuoka
15: Viaje a Japón: días 16 y 17, Osaka (primera parte)
16: Viaje a Japón: días 16 y 17, Osaka (segunda parte)
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