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Desayuno a las 6’00h de la mañana, a las 7’00h de la mañana en el autobús y presentación de nuestro guía para todo el viaje, ALÍ, un tipo singular y extrovertido, que sabe como ganarse a los españoles. Habla español perfectamente. Nos enseña palabras en árabe, canciones y lo mejor, como regatear, todo un arte aquí en Egipto. Pronto nos damos cuenta, que es un erudito del arte egipcio.
Nuestro barco está atracado en la orilla oriental del río Nilo, donde se encuentran todos los templos de Luxor y nos trasladamos a la orilla occidental, en autobús, donde se pone el sol y donde se encuentran todas las tumbas. La vida en el antiguo Egipto gira en torno al dios RAR, el Sol.
Las tumbas se encuentran en el Valle de los Reyes y por el camino hacia la otra orilla del río, nos encontramos con los colosos de Memnón -orientados hacia el este- que son representaciones del rey Amenhotep III, de los que nos contaron una curiosa historia; dice la leyenda que son famosos desde la antigüedad porque el coloso del lado derecho, al que llamaban coloso parlante, tenía la particularidad de emitir un sonido al amanecer. Los griegos, y más concretamente Estrabón, detectaron este fenómeno y dieron lugar a la leyenda. Se decía que este coloso era la imagen del mítico guerrero Memnón, hijo de la Aurora, muerto en un enfrentamiento con Aquiles, y cada mañana saludaba con un gemido la aparición de su madre por el horizonte. Pero lo que realmente ocurría es que tras el terremoto del año 27 d.C. se desmoronó la parte superior de la estatua, provocando una grieta hasta la cintura, y el calentamiento de la piedra con los primeros rayos de sol al soplar el viento, se producía un sonido característico. El lugar se convirtió en motivo de peregrinación de ilustres viajeros que llegaban hasta las estatuas para observar el fenómeno, dejando, muchos de ellos, grabadas sus impresiones sobre el zócalo, como el emperador Adriano y su esposa Sabina. El coloso "cantó" hasta la restauración ordenada por Septimio Severo a principios del siglo III.
Siguiendo nuestro camino en dirección al Valle de los Reyes nos encontramos con el templo Al-Deir Al- Bahari, conocido también como el Valle de las Reinas o Templo de la Reina Hatshepsut, dedicado a la diosa Hathor, se trata de un templo enorme, excavado en la roca. Si les ofrecemos unas monedas a los guardianes -no a los policías-, te enseñarán los mejores lugares para fotografiar. No olvidar mirar las pinturas azules, blancas y amarillas del techo, que imitan una noche estrellada. Cuando llegamos al templo eran las nueve de la mañana y ya hacía bastante calor -a las 9’00h en Egipto hace tanto calor como a las 11’00h en Huelva-.
Por fin llegamos al Valle de los Reyes, un lugar impresionante, pero sin vegetación y con unas altas temperaturas.
Allí visitamos las tumbas que, a juicio de nuestro guía, eran las más interesantes: Ramsés IX, III y IV.
No tengo fotos del interior de las tumbas, pues estaba totalmente prohibido hacer fotos y graban con la cámara de vídeo en su interior. Aunque había gente que hacía caso omiso y los guardias los acompañaban a la salida de las mismas. Así que ojo con esto.
Nuestro barco está atracado en la orilla oriental del río Nilo, donde se encuentran todos los templos de Luxor y nos trasladamos a la orilla occidental, en autobús, donde se pone el sol y donde se encuentran todas las tumbas. La vida en el antiguo Egipto gira en torno al dios RAR, el Sol.
Las tumbas se encuentran en el Valle de los Reyes y por el camino hacia la otra orilla del río, nos encontramos con los colosos de Memnón -orientados hacia el este- que son representaciones del rey Amenhotep III, de los que nos contaron una curiosa historia; dice la leyenda que son famosos desde la antigüedad porque el coloso del lado derecho, al que llamaban coloso parlante, tenía la particularidad de emitir un sonido al amanecer. Los griegos, y más concretamente Estrabón, detectaron este fenómeno y dieron lugar a la leyenda. Se decía que este coloso era la imagen del mítico guerrero Memnón, hijo de la Aurora, muerto en un enfrentamiento con Aquiles, y cada mañana saludaba con un gemido la aparición de su madre por el horizonte. Pero lo que realmente ocurría es que tras el terremoto del año 27 d.C. se desmoronó la parte superior de la estatua, provocando una grieta hasta la cintura, y el calentamiento de la piedra con los primeros rayos de sol al soplar el viento, se producía un sonido característico. El lugar se convirtió en motivo de peregrinación de ilustres viajeros que llegaban hasta las estatuas para observar el fenómeno, dejando, muchos de ellos, grabadas sus impresiones sobre el zócalo, como el emperador Adriano y su esposa Sabina. El coloso "cantó" hasta la restauración ordenada por Septimio Severo a principios del siglo III.
Siguiendo nuestro camino en dirección al Valle de los Reyes nos encontramos con el templo Al-Deir Al- Bahari, conocido también como el Valle de las Reinas o Templo de la Reina Hatshepsut, dedicado a la diosa Hathor, se trata de un templo enorme, excavado en la roca. Si les ofrecemos unas monedas a los guardianes -no a los policías-, te enseñarán los mejores lugares para fotografiar. No olvidar mirar las pinturas azules, blancas y amarillas del techo, que imitan una noche estrellada. Cuando llegamos al templo eran las nueve de la mañana y ya hacía bastante calor -a las 9’00h en Egipto hace tanto calor como a las 11’00h en Huelva-.
Por fin llegamos al Valle de los Reyes, un lugar impresionante, pero sin vegetación y con unas altas temperaturas.
Allí visitamos las tumbas que, a juicio de nuestro guía, eran las más interesantes: Ramsés IX, III y IV.
No tengo fotos del interior de las tumbas, pues estaba totalmente prohibido hacer fotos y graban con la cámara de vídeo en su interior. Aunque había gente que hacía caso omiso y los guardias los acompañaban a la salida de las mismas. Así que ojo con esto.
Ramsés IX fue el octavo faraón de la dinastía XX de Egipto. Su tumba Contiene las escenas del libro de la noche. Ha estado abierta desde la antigüedad según lo evidencian inscripciones griegas y romanas en las paredes de la tumba. Intentó devolver a Egipto cierta seguridad e influencia. Organizó viajes a Asia y a Nubia para abrir de nuevo rutas comerciales. Trató de revitalizar el estado, patrocinando la ampliación de los templos de Karnak y Heliópolis, pero su reinado padeció de inestabilidad política y social. Las malas cosechas trajeron una época de hambruna, donde las incursiones de libios del desierto occidental y los mercenarios extranjeros avivaron los desórdenes.
Ramsés III, es el segundo faraón de la dinastía XX y el último soberano importante del Imperio Nuevo de Egipto
Ramsés IV, fue el tercer faraón de la dinastía XX del Imperio Nuevo de Egipto.
Según Alí -nuestro guía-, la tumba de Ramsés IV es la más interesante, pero a nosotros nos impresionaron más los 125mts. de pasillo de la de Ramsés III.
Nos hicimos la foto de rigor a la entrada de la tumba de Tutankhamon, pero no entramos, púes según Alí, la relevancia de esta tumba se da una vez muerto el faraón, ya que ha sido el único encontrado prácticamente sin variaciones en una tumba casi intacta.
La tumba fue violada por saqueadores en la antigüedad, fueron detectados y se volvió a cerrar miles de años antes de que fuera llevada a la luz por Howard Carter en una expedición solventada por Lord Carnavon en 1922; llevándole casi una década despejar e inventariar todo el material encontrado.
Tras la visita del templo, fuimos a un taller de alabastro. Allí nos hicieron un teatrillo, para ver las diferencias entre el producto final trabajado a mano y a máquina. Casualmente, este taller tenía el mejor producto acabado de todo Luxor y supuestamente gracias a Alí, conseguiríamos los mejores precios. En la puerta de la tienda había unos individuos que supuestamente trabajaban el alabastro, pero solo cuando los mirábamos y que a cada fotografía estiraban la mano buscando la dádiva. Creo que hubiesen quedado mejor diciendo simplemente la verdad, que eran actores y ya está. Nosotros no compramos nada, pero simplemente porque no me atraen este tipo de esculturas.
Muy cerca de este taller de alabastro está la casa del británico arqueólogo-egiptólogo Howard Carter, quien según Zahi Hawass, uno de los más distinguidos egiptólogos del mundo, causó a la momia de Tutankhamon daños irreparables con unos hierros candentes, cuyo objetivo era la búsqueda de los amuletos del faraón.
Después de este periplo por templos y tumbas, llegamos a la orilla occidental del río Nilo, donde nos estaba esperando una barca motorizada que en cinco minutos nos devuelve a la orilla oriental.
Comenzamos las visitas en esta orilla del río, por el Templo de Karnak, que significa el lugar más distinguido. Es un templo de Culto de la triada Sagrada de Thebes, se compone del gran templo de Amón, algunos templos menores, capillas y el lago sagrado. En el recinto existía también un templo de Ajenatón que actualmente está destruido. Todo el conjunto está rodeado por una muralla, consta de ocho puertas de piedra, dos de ellas monumentales. El recinto está precedido por 40 esfinges con cabeza de carnero, construidas por orden de Ramsés II, que unen el templo de Karnak con el de Luxor y el embarcadero que comunica el templo con el canal que llega del Nilo. Se empleaba como acceso al Nilo de las barcas sagradas durante las fiestas religiosas. Hay dos pequeños obeliscos obra de Sethy I, los cuales tardaban 20 años en construirlos. La forma actual del templo probablemente proviene de una reconstrucción de la XXX Dinastía. -http://www.egiptologia.org/arte/templos/karnak_amon/-.
Según nos contó Alí, este templo se fue construyendo con las ofrendas de los distintos faraones -Sensert III, Thotmosis I, Hatshepsut, Thotmosis III, Tutankhamon, Hormeheb, Set I, Ramses II, Ramses III, Shasahnq, Taharqa, Nectanebo- durante 1840 años. Es curioso, como cada Faraón quiso dejar su sello personal y borrar la huella del anterior, así hubo uno que realizó las inscripciones de los jeroglíficos con bastante profundidad, evitando así que pudieran borrarlas.
Nosotros llegamos al templo sobre las 12’30h y a las 13’00h había una majestuosa sombra proyectada de las columnas del templo.
Es curioso ver como todos los guías gastan la misma broma a sus grupos, diciéndoles que han de dar tres vueltas al escarabajo del templo y se te concederá el deseo que pidas. Hay mucha gente dando vueltas al escarabajo.
Cuando esperábamos a Alí en la puerta del templo, vimos aparecer una mujer vestida con ropas muy provocativas, no llevaba ropa interior, y al momento un revuelo de cámaras y gente. Se trataba de una actriz porno rodando una película en el templo. ¡Increíble!!.
Al barco a almorzar, a descansar un rato y de visita al templo de Luxor hasta el atardecer, sobre las 18.30h.
La función principal del templo de Luxor era la procesión que una vez al año, durante la celebración del Año Nuevo, se celebraba y en la que la imagen de Amón salía de su recinto de Karnak para, a través de la avenida de las esfinges, visitar este templo. Es el monumento más destacable de la ciudad de Luxor. Se debe fundamentalmente a la obra de 2 faraones, grandes constructores, Amenhotep III y Ramsés II. En la entrada están las famosas estatuas sedentes de Ramsés II, decoradas con imágenes de prisioneros que representan los 9 pueblos conquistados por Egipto. La reina Nefertari aparece a cada lado del trono. Las estatuas son de granito gris con una altura de 15,6mts. Originalmente existían 4 estatuas mas, realizadas en granito rosa de las que actualmente sólo queda una que representa a Meritamón, la hija de Ramsés II. -http://www.egiptologia.org/arte/templos/luxor/-
La zona que más me gustó, fue la capilla construida por Alejandro Magno, en uno de los laterales exteriores, se pueden apreciar unos frescos cristianos sobre relieves existentes. Merece la pena traer el trípode al tempo si se va a estar en el tempo hasta el anochecer, porque la iluminación es muy fotogénica. Yo lo eché de menos. Como en otros templos, le di unas monedas a un lugareño y me mostró el lugar de la fotografía que acompaña este texto.
Después de la visita al templo, Alí nos llevó a una tienda de papiros o Museo del Papiro, que es como llaman aquí a las tiendas oficiales, ya que según ellos, los papiros que en estos lugares se venden vienen acompañados de certificados de autenticidad. Allí nos hicieron un teatrillo, de cómo se fabricaban los papiros, y bla, bla, bla; rollo y más rollo para turistas incautos.
Más tarde pudimos comprobar que eran muy caros, que incluso en el barco los vendían por un tercio de este precio, antes del regateo y con certificado y todo. Aquí el guía nos la coló. Yo compré unos cuantos. ¡pardillo!.
De vuelta al barco en el autobús, Alí nos contó un rollo sobre la calidad de la plata y el oro en las tiendas de Egipto, que era mejor comprarlo en la tienda de su amigo.¡increíble! otra clavada.
Esta noche fue la cena de gala del barco, en la que cambiaban el habitual buffet por una cena a la carta, pero fue más lenta que una boda. Pero bueno, nos quedamos con la intención, que los camareros le pusieron todo el empeño.[/align]
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