Tras un buen desayuno en el bufet de hotel nos encaminamos al centro de Funchal. El centro de la ciudad es bonito y esta muy limpio y cuidado. Ademas, como aquí a poco agua que eches salen los arboles por castigo, esta todo muy arbolado. Tras ver un bonito parque que hay en la avenida Arriaga, llegamos a la catedral (La Sé). Simple por fuera, preciosa por dentro. No dejéis de entrar. Las iglesias en las que he entrado son preciosas. De tamaño pequeño, incluida la de Funchal, suelen estar muy decoradas pero sin recargar demasiado. Tiene el techo artesonado y pintado y parte de la pared suele tener baldosas pintadas muy bonitas.
Tras la catedral (por tamaño, iglesia) nos encaminamos al mercado de Labradores. La verdad es que había muy pocos puestos pero debía ser porque era lunes, ya que otro dia pasamos por ahí y el patio de abajo estaba mas lleno de puestos. El mercado de los Labradores es un edificio de dos plantas con un patio central donde se acumulan los puestos de verduras y sobre todo de FRUTAS. Frutas tropicales a tutiplen y (según mi señora) buenísimas. Aviso para navegantes. Si quieres comprar fruta hazlo abajo. Son puestos que tiene los precios puestos y no son tan “atrapaturistas”. Arriba te asaltan, te hacen probar, les compras por que somos asi de cortados y luego te la clavan con un precio del doble de caros. Y no siempre buen material pues unos españoles con los que coincidimos les clavaron 70 euracos de (compro mucha para darle una sorpresa a la mujer) y les salió medio podrida (alguna con gusanos).
Tras salir del mercado (un poco decepcionado pero hay que ir a verlo) nos dirigimos al Jardin Tropical de Monte. Cogimos el Funicular, 10 euros solo ida, 15 ida/vuelta (esta muy alto. Si no quereis coger el funicular hay que ir o en coche o en autobús a no ser que estéis con el mono de hacer un 8mil). Para los que no lo sepáis, es una antigua finca reconvertida en parque, llena de caminitos entrecruzados y con montones de arboles y plantas, alternados con pequeños puentes, miradores y cenadores. Precioso. Como el funicular te deja junto a la entrada en la punta mas alta del parque, solo tienes que ir bajando para ver el parque. Abajo del todo se encuentra un bar donde por la entrada te invitan a probar el vino de Madeira. Para los que no lo conozcan es un vino de licor, fuertecillo, parecido al moscatel.
Ahora una pausa. Nosotros teníamos la estrategia de comprar pan por la mañana para cuando fueramos a las excursiones, hacernos un bocadillo (normalmente la comida) y luego cenar en algún restaurante. Nos llevamos en la maleta un buen monton de embutido al vacio y menos mal que lo hicimos. El embutido aquí es carísimo, a 12 euros el kilo el jamon de york normalito y el serrano a 20 euracos. Asi que si pensais ir de bocadillo como nosotros ya sabeis.
Tras gastar toda la mañana en el parque salimos y llegamos al punto donde salen los famosos ¿carreiros les llaman?. Dos tios con un trineo de madera donde tu pagas para sentarte y que se tiren contigo cuesta abajo. Como las calles no zizaguean sino que bajan para abajo directas, son muy empinadas y el carrito resbala bastante. El mayor problema es que la calle por la que bajan también es para los coches. Y tu calle también se cruza un par de veces con otras calles. Los gritos que dieron unos al ver cruzar dos coches por delante de ellos fueron de risa.
Nosotros decidimos no montarnos. Hicimos algo peor. Pensamos: Como es cuesta abajo, lo hacemos andando. Tan solo son 4 km y asi vemos la ciudad. ERROR. Al ser 4 km de CUESTA muy empinada te dejas las rodillas y las piernas. No es un paseo, es una paliza. Mi mujer con agujetas y yo me resentí de la rodilla para el resto de las vacaciones. Recomiendo bajar en el funicular, en autobús o en los carritos (que te dejan a mitad de camino.).
Tras el palizón y perder un buen rato de la tarde decidimos volver al hotel tranquilamente. Ya de vuelta vimos un sitio curioso. Justo donde empieza el espigon del puerto hay como un mirador, que al parecer fue parte de la fortificación del puerto de Funchal. En no se que año, al parecer, el gobierno portugués no tenia dinero para terminar el puerto asi que vendió el terreno a un particular. Por cuestiones jurídicas, este señor consideraba (y sus herederos) que ese territorio es INDEPENDIENTE de Portugal. Asi que tenemos un país chiquitin chiquitin (como unos 10 de largo y 3 de ancho y 10 de alto). Pagas la voluntad y subes al mirador. No es que sea la leche pero es curioso.
Tras la catedral (por tamaño, iglesia) nos encaminamos al mercado de Labradores. La verdad es que había muy pocos puestos pero debía ser porque era lunes, ya que otro dia pasamos por ahí y el patio de abajo estaba mas lleno de puestos. El mercado de los Labradores es un edificio de dos plantas con un patio central donde se acumulan los puestos de verduras y sobre todo de FRUTAS. Frutas tropicales a tutiplen y (según mi señora) buenísimas. Aviso para navegantes. Si quieres comprar fruta hazlo abajo. Son puestos que tiene los precios puestos y no son tan “atrapaturistas”. Arriba te asaltan, te hacen probar, les compras por que somos asi de cortados y luego te la clavan con un precio del doble de caros. Y no siempre buen material pues unos españoles con los que coincidimos les clavaron 70 euracos de (compro mucha para darle una sorpresa a la mujer) y les salió medio podrida (alguna con gusanos).
Tras salir del mercado (un poco decepcionado pero hay que ir a verlo) nos dirigimos al Jardin Tropical de Monte. Cogimos el Funicular, 10 euros solo ida, 15 ida/vuelta (esta muy alto. Si no quereis coger el funicular hay que ir o en coche o en autobús a no ser que estéis con el mono de hacer un 8mil). Para los que no lo sepáis, es una antigua finca reconvertida en parque, llena de caminitos entrecruzados y con montones de arboles y plantas, alternados con pequeños puentes, miradores y cenadores. Precioso. Como el funicular te deja junto a la entrada en la punta mas alta del parque, solo tienes que ir bajando para ver el parque. Abajo del todo se encuentra un bar donde por la entrada te invitan a probar el vino de Madeira. Para los que no lo conozcan es un vino de licor, fuertecillo, parecido al moscatel.
Ahora una pausa. Nosotros teníamos la estrategia de comprar pan por la mañana para cuando fueramos a las excursiones, hacernos un bocadillo (normalmente la comida) y luego cenar en algún restaurante. Nos llevamos en la maleta un buen monton de embutido al vacio y menos mal que lo hicimos. El embutido aquí es carísimo, a 12 euros el kilo el jamon de york normalito y el serrano a 20 euracos. Asi que si pensais ir de bocadillo como nosotros ya sabeis.
Tras gastar toda la mañana en el parque salimos y llegamos al punto donde salen los famosos ¿carreiros les llaman?. Dos tios con un trineo de madera donde tu pagas para sentarte y que se tiren contigo cuesta abajo. Como las calles no zizaguean sino que bajan para abajo directas, son muy empinadas y el carrito resbala bastante. El mayor problema es que la calle por la que bajan también es para los coches. Y tu calle también se cruza un par de veces con otras calles. Los gritos que dieron unos al ver cruzar dos coches por delante de ellos fueron de risa.
Nosotros decidimos no montarnos. Hicimos algo peor. Pensamos: Como es cuesta abajo, lo hacemos andando. Tan solo son 4 km y asi vemos la ciudad. ERROR. Al ser 4 km de CUESTA muy empinada te dejas las rodillas y las piernas. No es un paseo, es una paliza. Mi mujer con agujetas y yo me resentí de la rodilla para el resto de las vacaciones. Recomiendo bajar en el funicular, en autobús o en los carritos (que te dejan a mitad de camino.).
Tras el palizón y perder un buen rato de la tarde decidimos volver al hotel tranquilamente. Ya de vuelta vimos un sitio curioso. Justo donde empieza el espigon del puerto hay como un mirador, que al parecer fue parte de la fortificación del puerto de Funchal. En no se que año, al parecer, el gobierno portugués no tenia dinero para terminar el puerto asi que vendió el terreno a un particular. Por cuestiones jurídicas, este señor consideraba (y sus herederos) que ese territorio es INDEPENDIENTE de Portugal. Asi que tenemos un país chiquitin chiquitin (como unos 10 de largo y 3 de ancho y 10 de alto). Pagas la voluntad y subes al mirador. No es que sea la leche pero es curioso.