El domingo, tras llegar al hotel, reservamos entradas para hacer un viaje en barco. Se pueden contratar avistamiento de delfines, y si hay mucha suerte ballenas, pero nosotros nos decidimos por algo mas original.
En el puerto de Funchal esta anclada una recreación de la Santa Maria de Cristobal Colon. Un viaje entretenido para los adultos, el sueño de cualquier niño. Tras subir a bordo (pequeños grumetillos ARRRRR) y hacernos una foto con un enorme loro (que luego te cobran a 8 euros si la quieres), zarpamos.
Tuvimos la suerte que justo ese dia también estaba en puerto el que supongo que es el buque escuela de la armada portuguesa.
Un barco precioso. El nuestro, mas pequeño (y supongo que el original también mas oloroso), sale finalmente de puerto, a motor por supuesto. Al principio vamos mar adentro, intentando buscar algún grupo de delfines que mostrar. Aquí se demuestra que verdaderamente es un barco pirata pues los tripulantes no hacen mas que buscar su presa (normalmente otro barco de turistas que también van a avistar delfines). Tras un buen rato sin suerte, una conmocion. A babor ha aparecido una tortuga. Sin que apenas tengamos tiempo de verla, un tripulante se lanzo tras ella y la engancho, subiéndola a bordo.
Tras un buen rato y muchas fotos soltaron a la pobre tortuga, que agobiada por tanta celebridad se sumergió enseguida. Tras esto fuimos en dirección a cabo Girao, el gran acantilado al oeste de Funchal. A sus pies fondeamos y todo aquel que quiso se pudo lanzar a sus cristalinas (y fresquitas) aguas desde la borda. Luego volvimos costeando. En total 3 horas de agradable paseo. Por la tarde, después de comer, vuelta por Funchal en busca de regalicos para la familia y relax en general.
En el puerto de Funchal esta anclada una recreación de la Santa Maria de Cristobal Colon. Un viaje entretenido para los adultos, el sueño de cualquier niño. Tras subir a bordo (pequeños grumetillos ARRRRR) y hacernos una foto con un enorme loro (que luego te cobran a 8 euros si la quieres), zarpamos.
Tuvimos la suerte que justo ese dia también estaba en puerto el que supongo que es el buque escuela de la armada portuguesa.
Un barco precioso. El nuestro, mas pequeño (y supongo que el original también mas oloroso), sale finalmente de puerto, a motor por supuesto. Al principio vamos mar adentro, intentando buscar algún grupo de delfines que mostrar. Aquí se demuestra que verdaderamente es un barco pirata pues los tripulantes no hacen mas que buscar su presa (normalmente otro barco de turistas que también van a avistar delfines). Tras un buen rato sin suerte, una conmocion. A babor ha aparecido una tortuga. Sin que apenas tengamos tiempo de verla, un tripulante se lanzo tras ella y la engancho, subiéndola a bordo.
Tras un buen rato y muchas fotos soltaron a la pobre tortuga, que agobiada por tanta celebridad se sumergió enseguida. Tras esto fuimos en dirección a cabo Girao, el gran acantilado al oeste de Funchal. A sus pies fondeamos y todo aquel que quiso se pudo lanzar a sus cristalinas (y fresquitas) aguas desde la borda. Luego volvimos costeando. En total 3 horas de agradable paseo. Por la tarde, después de comer, vuelta por Funchal en busca de regalicos para la familia y relax en general.