Tras un buen desayuno nos dirigimos hacia la ultima excursión fuerte que íbamos a hacer, la península de san Lorenzo. La península esta al este de la isla, siendo sobrevolada por los aviones que llegan a Madeira.
Aquellos que tengan suerte de viajar en el lado correcto del avión podrán reconocerla fácilmente. Si hay una cosa que tiene Madeira es la gran diversidad de paisajes que tiene. Desde exuberantes bosques a, como en esta península, un paisaje lunar. Solo crecen hierbajos rastreros, que en verano están secos. Sin embargo aconsejo llevar siempre en el coche chubasquero y chaqueta pues en el lado norte y en lo alto de la isla suele hacer mas fresco. Ese dia soplaba un fuerte viento, bien que no muy frio, y las nubes amenazaban con lluvia que no llegaron a soltar. Considerando la zona, es de agradecer hacer esta senda en un dia nublado.
Tras dejar atrás Canical y el aparcamiento de la única playa natural de arena de la isla, subimos a un mirador donde hay unas hermosas vistas de los espectaculares acantilados.
Tras una vuelta por ahí, vuelta para abajo hasta la ultima rotonda, cogiendo la salida que nos lleva hasta un aparcamiento. De allí sale la senda por un camino muy bien preparado, al principio de maderos, a ratos con escalones de piedras, casi todo él acordonado por sirgas. En las zonas mas estrechas como protección de los caminantes pero también para proteger la zona y que los turistas no se salgan del camino pues es un sitio natural protegido. El camino es sencillo, rodeando una bahía circular que, supongo, fue una caldera volcánica. En algunos lados se estrecha pero no es nada peligroso. Al final del camino hay una caseta y luego se puede subir una colina pero antes de llegar dimos media vuelta pues la rodilla resentida me dolia mas de lo habitual. Tras almorzar en el aparcamiento decidimos que había que probar una playa. Asi que nos fuimos a playa Formosa.
Esta playa se encuentra al lado de Funchal, en el Lido. Es una playa bastante larga de piedras y ocasionalmente algo de arena. Esta preparada asi que tiene socorrista, chiringuito, duchas. Aquí se demostró otra característica de Madeira. A solo 20 km de allí nos había lloviznado y estaba nublado. En playa Formosa el sol lucia radiante, para delicia de aquellos que querían aumentar su moreno. La playa, para mi que no soy playero, es pasable. El tumbarse es bastante incomodo y los nativos suelen traerse unas colchonetas. Para mayor comodidad es aconsejable unas chancletas de plástico como los críos, pues después de quemarte en las piedras secas, te clavas las de la orilla mientras intentas que una ola no te tire.
Aquellos que tengan suerte de viajar en el lado correcto del avión podrán reconocerla fácilmente. Si hay una cosa que tiene Madeira es la gran diversidad de paisajes que tiene. Desde exuberantes bosques a, como en esta península, un paisaje lunar. Solo crecen hierbajos rastreros, que en verano están secos. Sin embargo aconsejo llevar siempre en el coche chubasquero y chaqueta pues en el lado norte y en lo alto de la isla suele hacer mas fresco. Ese dia soplaba un fuerte viento, bien que no muy frio, y las nubes amenazaban con lluvia que no llegaron a soltar. Considerando la zona, es de agradecer hacer esta senda en un dia nublado.
Tras dejar atrás Canical y el aparcamiento de la única playa natural de arena de la isla, subimos a un mirador donde hay unas hermosas vistas de los espectaculares acantilados.
Tras una vuelta por ahí, vuelta para abajo hasta la ultima rotonda, cogiendo la salida que nos lleva hasta un aparcamiento. De allí sale la senda por un camino muy bien preparado, al principio de maderos, a ratos con escalones de piedras, casi todo él acordonado por sirgas. En las zonas mas estrechas como protección de los caminantes pero también para proteger la zona y que los turistas no se salgan del camino pues es un sitio natural protegido. El camino es sencillo, rodeando una bahía circular que, supongo, fue una caldera volcánica. En algunos lados se estrecha pero no es nada peligroso. Al final del camino hay una caseta y luego se puede subir una colina pero antes de llegar dimos media vuelta pues la rodilla resentida me dolia mas de lo habitual. Tras almorzar en el aparcamiento decidimos que había que probar una playa. Asi que nos fuimos a playa Formosa.
Esta playa se encuentra al lado de Funchal, en el Lido. Es una playa bastante larga de piedras y ocasionalmente algo de arena. Esta preparada asi que tiene socorrista, chiringuito, duchas. Aquí se demostró otra característica de Madeira. A solo 20 km de allí nos había lloviznado y estaba nublado. En playa Formosa el sol lucia radiante, para delicia de aquellos que querían aumentar su moreno. La playa, para mi que no soy playero, es pasable. El tumbarse es bastante incomodo y los nativos suelen traerse unas colchonetas. Para mayor comodidad es aconsejable unas chancletas de plástico como los críos, pues después de quemarte en las piedras secas, te clavas las de la orilla mientras intentas que una ola no te tire.