Hoy nos tocaba dar el salto a la región francesa de Alsacia para visitar Estrasburgo. Una magnífica ciudad donde se respira vida y a la cual se llega cruzando el río Kehl. Después por la tarde volveremos a la Selva Negra para ver Gengenbach ; Gutach y Schiltach, en total 116 km.
Os lo digo ya antes de empezar, para nosotros Estrasburgo fue uno de los dos grandes descubrimientos del viaje. Nos encantó la ciudad. Supongo que también influyo que hacia un día radiante, pero son de esas ciudades que dices que no te importaría vivir allí según llegas a verla. Habíamos visto en las guías que recomendaban aparcar en los parking grandes que hay a las afuera (P+R, y que luego te llevan al centro), pero aprovechando que era sábado y no se veía mucho tráfico intentamos acercarnos con el coche lo más que pudimos al centro. Lo dejamos aparcado justo en el límite de la zona peatonal y aunque la zona de aparcamiento regulado sólo te dejaba 2h cómo máximo, llegamos justo a las 10h y de 12 a 14 era libre por lo que pudimos estar hasta la hora de la comida sin preocuparnos del coche disfrutando de la ciudad.
Todo el centro se encuentra rodeado por un canal de agua, el cual ve regulado el nivel por las presas que hay en la Petit France.
Lo primero que hacemos es ir a la oficina de turismo. Es fácil de encontrar por que está en la plaza de la catedral y la torre de esta se ve desde toda la ciudad. Es inmensa. A la plaza llegamos pasando por unas callejuelas donde había puestos de mercadillo y restaurantes (que luego a la vuelta estarían atestados de turistas).
En este tramo nos encontramos un cartel de un bar que unificaba los dos iconos de la ciudad, las cigüeñas y las tartes flambées.
En la oficina de turismo te cobraban 1€ por el mapa y con la cantidad de turístas que había seguro que hacían un buen negocio. Ya en la plaza la vista de la fachada principal era impresionante. Hacía pequeña la plaza y la vista apenas alcanzaba a ver la torre entera. El color rosaceo que tiene nos llama mucho la atención.
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Una vez dentro es bastante bonita. El único pero quizás es la cantidad de turistas que había. Destaca el reloj astronómico con una serie de figuritas que se mueven cada hora. Tener en cuenta que todos los días cierra a las 11:15 para celebrar el oficio religioso. A nosotros nos dio tiempo a verla justo antes de que cerrara.
Cuando salimos fuimos dando un paseo por el centro disfrutando de las callejuelas y las tiendas de dulces y de decoración e interiorismo...
Nos salimos un poco hacia el exterior fuera de los canales para ver la plaza de la república y el palacio del Rhin, todo mucho menos atestado de turístas. Volvimos a entrar al centro para ver la plaza Kleber, rodeada de edificios singulares y con la estampa de la torre de la catedral al fondo.
Seguimos andando hacia la zona de la Petite France retratando los detalles de la ciudad
A medida que nos acercamos a la Petite France, las casas se van haciendo más cucas, los entramos de madera surgen en las fachadas y las calles se entremezclan con los canales
Cómo todos los puntos turísticos de la ciudad estaba hasta arriba de turístas (es lo que tiene...) así que nos fuimos volviendo por la parte exterior del centro hacia la catedral de nuevo.
La gente ya se había apoderado de las terrazas y estaban empezando a comer
Nosotros nos compramos un quiche Lorraine en una panaderia y nos lo comimos a la sombra de unos arboles antes de llegar al coche. Ahora toca Gengenbach, muy pequeño pero muy bonito y se ve bastante rápido. En este pueblo destacan los canales por los que discurre agua recorriendo la ciudad.
Después hacemos una breve parada en Haslach, no es tan bonito pero tiene una abadía interesante del siglo XVI en el centro y unas curiosas estatuas al lado.
En la guía encontramos que no muy lejos de donde estábamos, en Gutach había otro Rodelbahn (el trineo que os hablé hace un par de días) y no nos resistimos para ir a probarlo de nuevo. Esta vez montamos juntos y lo grabamos. No es lo mismo pero os podéis hacer una idea de lo que se siente...
Tenéis que tener cuidado si buscáis Gutach en el mapa por que resulta que hay dos bastante cerca. El del Rodelbahn es el que está más al norte. Nosotros estábamos confundidos con el mapa, pero por suerte el GPS acertó y nos llevó al bueno...
Después de la experiencia seguimos por la carretera hasta Hornberg donde hay una fabrica de sanitarios y la atracción local es un retrete gigante de 12 metros de alto desde donde hay unas vistas impresionantes del valle que no pudimos disfrutar por que al ser sábado estaba cerrado por la tarde... así que media vuelta.
En la guía hablaban muy bien de un camping en Schiltach, en el valle del Kinzig. El camping se encuentra a orillas de un rio justo debajo de la iglesia local y esta regentado por una familia muy amable. Es el abuelo el que nos da la parcela para que coloquemos la tienda.
Después de colocarlo todo, asearnos y descansar un rato nos fuimos al pueblo a dar una vuelta. Estaban con algún tipo de celebración y tenian música en unos jardines que había pegando al río donde había mucha gente bailando, bebiendo cerveza y comienzo salchichas.
Antes de unirnos a la fiesta decidimos ir a ver el resto del pueblo con los últimos rayos de sol cayendo sobre las fachadas
Cómo corolario del día tan sólo decir que el camping estaba muy bien cuidado y los dueños muy amables, pero eso de dormir pegando a un rio y oyendo correr el agua toda la noche pasa sus estragos y nos tuvimos que levantar un par de veces en plena noche para ir al baño con el frío que hacía...