MANILA Y VOLCAN TAAL
[/align]Llegamos a Manila, también antes de lo previsto, con 45 minutos de adelanto. Y a la salida de la terminal nos encontramos con otras dos parejas catalanas. Después de un breve cambio de impresiones decidimos compartir el transporte, ya que nos alojábamos por la misma zona. Enseguida encontramos un coche mas grande, donde apretándonos, nos colocamos los seis mas los equipajes. 450 pp. O lo que es lo mismo, 3€ por pareja.
Estábamos todos por la zona de Malate - Ermita - Intramuros. Todo muy cerca.
Con respecto al taxi, es importante aclarar que si preguntas, te dirigen hacia unos taxis con precio fijo de 600pp. Pero lo que hay que hacer es subir al piso de arriba, donde están las salidas de los vuelos y coger un taxi de los muchos que hay, que acaba de soltar gente. Por supuesto con meter. Siempre con meter.
En Manila estaba lloviendo y no pararía en toda la tarde/ noche. Es la típica lluvia monzónica, con aguaceros breves, pero intensos, y el resto del tiempo van cayendo cuatro gotas.
Quedamos con una de las parejas para dar una vuelta y cenar algo, después de instalados en el hotel.
El hotel Bocobo, en Bocobo street, es sencillo. Limpio, pero muy escueto. Sin sitio suficiente para colocar mínimamente la ropa. Lo que nos obliga a tener las maletas abiertas, en una habitación donde no sobra el sitio.
Me sorprendió que a las dos de la mañana empezara a cantar un gallo. Y a continuación todos los del mundo mundial. Pero que horas son de cantar los gallos.. y es que aquí no tienen horas. Y si algo hay en abundancia son gallos.
Este es un país de gallos.
Yo pensaba que eran para comer, pero no. Son gallos de pelea. Por todo el país.
De aquí el título del diario.
No hice caso a la forera Kata, que me dio recomendaciones precisas sobre el hotel y ahora me arrepiento. Me recomendaba el Pearl Garden Hotel, en la zona de Malate. O sea, en la calle Mar Adriático, que estaba paralela a la nuestra.
Y no hice caso, porque el hotel no me contestó a múltiples emails. Y cuando quise reservar con Agoda y Asia Room, me clavaban 30€ mas, al precio anunciado. Me pille un rebote y pasé de ellos.
Después del chek-in y la ducha, salimos a dar la vuelta por Intramuros con una de las parejas con las que compartimos el taxi. Era de noche y estaba lloviendo, pero me había hecho otra idea. Este es un barrio pequeño, donde aún persiste la vieja muralla de fortificación, y donde el sabor colonial español es muy fuerte.
Me recordó a los pueblos de la época de los conquistadores, como Trujillo, Plasencia o incluso alguna zona de Cáceres capital. Pero muy poco iluminado, tanto que en muchos sitios hay que llevar linterna.
En algún sitio te da la impresión de entrar en alguna casa. Una casona grande, con patio interior. Pero esto resulta ser un intrincado mundo de pasillos empedrados, patios, escaleras, donde se alojan negocios como restaurantes, hoteles, etc. Que al final dan paso a otra callejuela.
Sencillamente hay que verlo, porque la herencia española es muy evidente, pero mezclada con el caos de las instalaciones telefónicas y con el clima húmedo y pegajoso de aquí. Me gustó mucho. Habrá que volver a verlo mas despacio y con fotos.
Esa fue la intención, que al final se quedó en intención.
Primer dia.
Para el primer día tenía programado visitar un volcán. Pregunté en el hotel por una una excursión al Taal y me dijeron que lo mejor es coger un coche para todo el día. Son 3500 pp. coche con conductor. Quizás es un poco caro. Pero no hay tiempo para mas investigaciones.
VOLCAN TAAL
El Taal se anuncia pomposamente como el volcán mas pequeño del mundo.
Como ya he dicho, pregunté en el hotel y nos ofrecieron un coche con conductor, para todo el día por 3500 pp. Pero luego vendrían las sorpresas.
De entrada el viajecito de poco mas de 75 km., duró mas de dos horas. El trafico en el sur de Manila es caótico. Es una zona inmensa llena chabolas y suciedad. Mucha suciedad. Nos recordó a el Cairo. Aunque para ser justos tengo que reconocer que El Cairo es mucho peor.
Después del tortuoso viaje, llegamos a la ciudad de Tagaytay, que esta situada sobre una zona elevada de la que parte una carretera pavimentada con hormigón, y cuyo trazado es de esos que le ponen a los ciclistas cuando quieren destrozar el pelotón. De locos.
Por fin tras varios km de curvas enlazadas y señalizadas como muy peligrosas, se llega al lago Taal, en cuyo centro está el volcán del mismo nombre.
Esta es la curiosidad. Ver como en medio del lago, ha emergido otro cono volcánico. Para ser exactos, mas de uno, de los cuales se visita el mas grande.
Para poder llegar hasta él, hay que atravesar el lago. Y aquí viene la broma que nos tienen preparada.
El conductor nos deja en manos de una socia, colaboradora, que nos explica de que va el negocio. Su negocio.
Ellos disponen de barcas con conductor que te llevan hasta el volcán y una vez allí, a lomos de un caballo, caballito diría yo, se llega hasta la cima. Una vez arriba, el barquero nos explica cuatro detalles del volcán.
Cuando estás cansado de repetir las mismas fotos, se inicia la vuelta y allí nos deben tener preparada una suculenta comida .
Todo ello por el módico precio de 6750 pp . Que hay que añadir a los 3500 que ya habíamos pagado.
Una tomadura de pelo en toda regla, como os voy a explicar y en la que os aconsejo que no caigáis en la tentación.
De entrada pienso, estoy seguro, que el chofer que me pidió la recepcionista del hotel, forma parte de la misma organización. Por otra parte, el hecho de cobrarte el viaje y no informarte del resto, es una estrategia, perfectamente estudiada, para que caigan primos, como yo.
Los medios empleados, tanto en coche, como la barca son de una calidad mas que justita, para el precio. Los caballos son como el resto de los que he visto en Filipinas. Caballitos. Unos animales a medio camino entre el poney y el caballo. Supongo que es una raza local.
Y los aparejos empleados supongo que son los que hay aquí. Pero nada que ver con lo conocemos por una silla de montar.
Por ultimo la comida. La resumiré diciendo que es la peor que he hecho en Filipinas. Un país donde por cierto se come bien.
La excursión en si, te lleva a un paraje bonito, pero nada espectacular. Se trata de un lago con una isla interior. En esta isla situada a algo mas 30 minutos en barca a motor, se encuentran varias bocas del volcán, siendo la mas pequeña, la mas fotogénica, pero esta no la que se visita.
Se sube al cráter mas grande, que tiene una laguna interior de dos km de perímetro.
En nivel del agua de esta laguna esta cinco metros mas baja que el nivel de la laguna exterior.
Y tiene la orilla completamente amarilla, lo que evidencia la fuerte presencia de azufre.
En varios sitios se aprecian fumarlas de vapor de agua y borboteos en la superficie.
Ni que decir tiene que no se puede acceder a la superficie. Solo se visita desde la cresta del cono.
Total, una hora de fotos, como mucho.
Muy caro emplear un día y mas de 200€ para esto.
El Ultimo día del viaje, cuando ya regresábamos para España, en el vuelo de Cebú a Manila, volvimos a pasar por encima del Taal. La foto no vale mucho, pero como curiosidad, no está mal.
Por la mañana hicimos las maletas y el chek out en el hotel Bocobo. Hay que decir que la gente de este hotel es muy amable y que no me pusieron ninguna pega para dejar parte del equipaje, de momento, mientras visitábamos las terrazas de arroz de Ifugao.
Luego por la tarde, la jefecilla de recepción, cambió de opinión y no nos dejaba dejarlo. Después de discutir un rato, conseguimos que accediera a regañadientes.
Para el segundo día, inicialmente, teníamos previsto ir al Pinatubo. Pero dada la experiencia del Taal y después de sopesar las dificultades de transporte, que no eran pocas, cambiamos la visita por un paseo por Manila. También hay que tener en cuenta, que este mismo día, por la noche, estaba prevista la salida hacia las terrazas de arroz del Norte.
Definitivamente era mucha paliza visitar el Pinatubo y viajar de noche, Y menos mal que no lo intentamos.
Así es que por la mañana nos preparamos para pasear por la ciudad.
Salimos del hotel que está en la zona de Ermita, contigua a Malate, y guía en mano, nos dirigimos al parque Rizal, junto a Intramuros.
Enseguida te encuentras con iglesias y edificios que te recuerdan la cultura española.
Cuando llevábamos un rato paseando por el parque, se nos acerca un individuo invitándonos a dar un paseo en calesa. Algo que mi sra. detesta.
Pero el elemento era pesadísimo y a la vez simpático. Y después de unos minutos de persecución, y para zanjar el asunto, le pregunté el precio del paseíto. Grave error, porque acabé de entrar en su terreno.
Me dijo que por ser españoles no nos cobraría nada, jaja. No me interesan paseos gratis. Gracias y adiós.
Pero siguió insistiendo y al final me dijo que por un paseíto por el parque me cobraría 150 pp….
Nos acabó convenciendo…!
Lo cierto es que el hombre era simpático y con un conocimiento importante de la ciudad y de su historia.
A que sabeis quién es? Ni mas ni menos que la presidenta Imelda...
...Y su marido
Nos paseó por Rizal y cuando se fue animando, se salió del parque y siguió hablando por los codos.
Este edificio, de clarísimo corte español, según me contó, sirvió de refugio de españoles y años después, lo usaron con el mismo fin los japoneses.
Por cierto, si algo hay común a todo el pueblo filipino, es el odio a los japoneses. Parece ser que fueron extremadamente crueles y en consecuencia a los americanos los adoran, como salvadores.
Otro país, por el que tienen un cariño especial, es México. No si se debe a la afinidad en la lengua
pasada, o el gusto por la música o por algo que se me escapa.
Hicimos un recorrido de una horita. Legados a ese punto empezó a repetir que me había dado un good service. Cuando ya lo había repetido varias veces, oliéndome la tostada, le dije que parara, que ya era suficiente.
Evidentemente, el precio no podía ser lo que me había ofertado ...
150pp o 3€… por lo que le pregunté que le debía y sin ponerse colorado, me dijo que 60 $...!
-Pues mal lo tenemos, porque yo no tengo dólares…
- No hay problema, 60€…
Aquí ya me tuve que poner serio y le dije que se había acabado el cachondeo.
Le ofrecí 500 pp, a modo de lentejas. Lo tomas o lo dejas.
Me pareció un precio mas que justo y el comprendió que hablaba en serio.
Recogió los 500pp. Sin parar de discutir, nos fuimos con la sensación de haberle pagado mas de lo que merecía.
Prometo nunca mas subir a una calesa.
Pasamos el resto del la tarde descansando hasta la hora de ir a coger el autobús para Banaue.