OSLOB
Por la noche, a las siete, cogimos el autobús nocturno de regreso a Manila. Aquí nos volvimos a encontrar a Luciano y Mari Carmen, que regresaban en el mismo autobús.
Al llegar a Manila nos despedimos por segunda vez. Allí nuestras rutas se separaban. Cogimos un taxi para todos, ya que los respectivos hoteles estaban en calles paralelas.
Nosotros fuimos al hotel Bocobo, donde habíamos dejado una maleta, desayunamos e hicimos tiempo para ir al aeropuerto, donde teníamos un vuelo directo al el Nido.
A las 8 ya estábamos en el aeropuerto esperando el vuelo del Nido... Pero las cosas a veces se tuercen.
Cuando faltaba 15 minutos para despegar, (ya habíamos pesado el equipaje, nos habían pesado a nosotros y habíamos pagado el sobrepeso), aparece una señora con un mapa meteorológico y nos cuenta que sobre el Nido hay un tifón y no se puede despegar. Vuelo cancelado.
La previsión era que toda la semana hiciera mal tiempo. Entonces decidimos cambiar de planes. En vez de ir a Palawan, nos vamos al sur de Cebú, a ver si el tiempo pinta mejor. Ya que el tifón se va lentamente hacia el norte.
Volvímos a coger una habitación en el hotel Bocobo y volvimos a ponernos en contacto con M Carmen y Luciano, que todavía estaban en Manila. Quedamos con ellos en un mega centro comercial que dice ser el mas grande de Asia. Pero la sorpresa fué que al encontrarnos también estaban con ellos Miquel y Fátima que volaban, el dia siguiente a Japón.
Pasamos la tarde y terminamos con una cena con productos españoles.
En la cena decidimos que nos iríamos juntos, con Luciano y M. Carmen, a Cebú City y de allí a Oslob, a ver los butadings (tiburones ballena).
Preciosos animales
Y así fué.
Por la mañana cogimos un vuelo a Cebú y de allí nos dirigimos a la terminal sur de autobuses, donde nos metimos en uno hacia Oslob. Hay que decir que este autobús es mucho mejor que el de Banaue. Mas nuevo y mas confortable.
El viajecito dura tres horas, porque el trafico es importante, y porque el trazado de la carretera se las trae.
La sensación que me ofrece esta isla, es la misma que la de Luzón. Una construcción muy pobre y alineada al lado de la carretera.
Y todo el que dispone de un espacio, lo usa para vender algo. Lo que sea.
Tanto en Cebú City, como en Manila, hay con seguridad zonas mas ricas, pero no las hemos visto.
Llegamos a Oslob de noche y al bajar del autobús preguntamos en el primer puestecito de comida por un alojamiento y la señora en cuestión, después de aclarar si lo queremos con o sin A/A, nos lleva a una casa próxima.
La pinta, buena. De no ser porque en la casa de enfrente hay un negocio de venta de ataúdes....
Allí parece lo mas normal del mundo, pero a nosotros nos da un poco de yuyu..
Hablamos con los dueños y acordamos, después de breve regateo, un precio de 900pp., que nos parece estupendo, dado lo nuevo de la estancia y lo grande de la habitación.
El sitio es la Malonzo Pensión House. Muy recomendable. Se les puede contactar por facebook.
Una vez instalados, empezamos a informarnos del objetivo de la visita. Los butadings. El dueño de la casa se ofrece para llevarnos por la mañana a las 7. Hay unos diez km de distancia.
Cenamos en el puestecito de comida cuya Sra. nos había acompañado al alojamiento. Unas brochetitas de cerdo, pollo y otros asados acompañados de arroz y caldo.
Los cuatro por 250pp. (5€) En mi vida había comido mas barato...
Por la mañana, nos acompaña nuestro anfitrión en un jeepney hasta uno de los negocios montados entorno a los tiburones ballena.
Pero después de un rato de observación y de hablar con alguno que salía del agua, decidimos dejarlo para el día siguiente. El mar estaba muy picado y con los que hablamos nos dijeron que la visibilidad era mala.
Ya que estábamos allí, decidimos aprovechar el viaje para ver unas cascadas próximas. Cinco minutos en coche y un cuarto de hora andando y llegamos al sitio.
Sinceramente, hasta que no estuvimos en el sitio no pensamos que serían tan bonitas. Estuvimos, solos, un buen rato disfrutando del agua, del sitio y de las fotos.
No es lo que imaginaba como cascada. El agua cae, casi en forma de ducha. Te puedes duchar, a pesar de la altura y la profundidad, como se ve no pasa de las rodillas.
Osea que te puedes duchar, pero no te puedes bañar.
Después, regresamos donde los tiburones y aprovechamos para comer.
Por la tarde visitamos lo que queda de la cultura española en este pueblo. Una iglesia bastante grande y los restos de una fortificación o cuartel. Todo ello construido con piedra de coral. La iglesia está reconstruida y el acuartelamiento, parcialmente.
Por la tarde ya vimos que el día siguiente iba a ser mejor. El mar se había calmado mucho.
Al día siguiente, volvimos solos a la bahía de los tiburones. Ya no necesitábamos acompañante.
La isla de Sumilon, frente a Oslob.
La visita a los butanding, desde mi punto de vista, merece mucho la pena. Pero con matices. Es algo parecido a la visita al Tiger Kingdom, en Tailandia. Es algo artificial, pero único en el mundo. Exclusivo y sujeto a un fuerte explotación económica.
Han montado una serie de negocios entorno a este tema. Esto está monopolizado por el municipio, que impone los precios. Y a partir de aquí, que cada uno saque, además, lo que quiera o pueda, en un entorno de piratas.
Estos animales viven aquí de forma permanente desde hace unos dos años. La motivación, como siempre, es la comida.
Han cambiado sus hábitos alimenticios, de forma que unos animales que se alimentan de placton, ahora, cada día, a las seis de la mañana, vienen a recibir su ración de pequeños peces, que les van dando poco a poco hasta las 11 de la mañana, hora en que se acaba en show y se van. Al día siguiente están, otra vez puntuales a la cita.
La visita se puede realizar buceando, haciendo snorkel o bien, viendo el espectáculo desde una barca.
Mi intención era bucear con ellos, pero el prohibitivo precio de 120€ por dos inmersiones, me hizo cambiar de idea. No hay lugar al regateo ni negociación. A pesar de una vez con conocidas mis intenciones, me persiguieron toda la primera mañana. Siempre ofreciéndome un buen precio, que resultaba ser el mismo de siempre…! Aquello fue una procesión de individuos que me ofrecían sus servicios. Todos el mismo precio. Y yo, que no bajaba del burro. Very expensive..
El individuo dueño del negocio donde recalamos y almorzamos, me pregunto varias veces, si llevaba cámara de fotos. Para cobrarme por ello. No, no llevo cámara. Le repetí varias veces, después de que me hubieran avisado de sus intenciones.
Luego resultó que si se podían hacer fotos…sin flash. Que tampoco hace falta.
Los del ayuntamiento te lo explican, pero si ya has pagado, es tu problema..
Al final, hay que ir a una especie de recinto municipal que organiza la visita.
La tarifa por algo mas de media hora de snorkel es de 1000pp (20€) tiempo mas que suficiente. Y por verlos desde una barca, hay que pagar la mitad. 500pp. Pero a esto no le veo la gracia. El precio, para el país, es caro, aunque creo que los locales pagan mucho menos o nada. Pero para mi, al menos, una vez allí y dispuesto a ver algo exclusivo, creo que es un precio asumible.
Antes de entrar en el agua te dan un pequeño briefing.
-No se puede tocar a los animales.
-No te puedes acercar a menos de cinco metros.
-No debes llevar ningún tipo de cremas ni lociones en la piel.
-No se pueden hacer fotos con flash.
-Hay que llevar chaleco salvavidas, a menos que asegures que saber nadar bien..
Y poco mas. Luego te cobran un plus por gafas, aletas y tubo. Creo que 100pp por elemento.
La verdad es que una vez en agua, te puede acercar lo que quieras. Aunque hay un montón de individuos, dentro del agua, controlando que nadie se desmadre, a mi no me pusieron problemas para hacer fotos de primeros planos a escasos 50 cm.
No los toqué deliberadamente, aunque ellos si que me tocaron a mi. Es inevitable.
Como se puede ver en las fotos, los animales acercan su boca a la barca a la espera del Maná. Y cuando se retira uno, se acerca otro.
Es difícil cazarlos enteros. Sencillamente no caben en el encuadre de la máquina. Pero las fotos de detalle no tienen desperdicio.
Esta perspectiva me encanta
En esta se ve como ensanchan la caja torácica para tragar agua.
Esta foto no puede ser mas gráfica. Con la boca abierta esperando que el barquero suelte el pez que lleva en la mano.
Es difícil contarlos, pero creo que había 6. Son ejemplares jóvenes, de unos 10 metros de largo, como máximo. Los adultos llegan a medir 18 metros. Y nosotros íbamos moviéndonos libremente entre ellos, a los que parece encantarles la compañía de los pequeños humanos.
A pesar de ser algo absolutamente artificial, para mi mereció mucho la pena. Es una ocasión única de ver estos preciosos animales y estar con ellos un rato largo, que en el mar solo se ven en algunos sitios y en algunas épocas. Y siempre de paso. Este es un sitio único en el mundo
Para darles la comida hay varias barcas, cuatro o seis y además está la barca que nos transportó. Porque a medida que llega gente, le cobran le embarcan y al agua.
Estuvimos mucho mas de media hora. Yo me metí el primero y salí el último, estirando todo lo que pude la visita. Me habría quedado todo el día con ellos. Pero el rato que estuve fue suficiente. Hay que tener en cuenta que como éramos los únicos clientes, no les importaba mucho el rato que estuviéramos. No había nadie esperando…
A la salida, el dueño del negocio, nos vino a cobrar 100 pp por cabeza, como derecho de entrada a su recinto. Le dimos en total 150 y cabreados ya no quisimos comer allí. No por el importe, insignificante. Mas bien, por una cuestión de concepto. Si en un sitio hay que pagar, deben anunciarlo o comunicártelo a la entrada. No a la salida, cuando ya no tienes opción a poder decir si o no.
En fin, mundo de piratillas.
Volvimos a la pensión, liquidamos y nos fuimos a coger el autobús hacia el sur. En Santander, nuestros amigos valencianos, se bajaron para coger un ferry con destino Dumaguete y nosotros cambiamos a otro bus con a Moalboal.
Aquí, ya nos despedimos de ellos, por tercera vez. Hasta cuando?...