Tras otro magnifico desayuno, cogimos el coche en dirección Grainau una población cercana a Garmisch-Partenkirchen, desde donde se coge el teleférico hasta la cima del Zugspitze, tardamos unos 45 minutos. Este pico es con 2.962 metros la montaña más alta de Alemania. Pertenece a los Alpes Calizos del Norte. El Zugspitze marca la frontera entre Alemania y Austria. Aparcamos junto al teleférico, el parking era de pago pero no muy caro. Pero el subir al monte si nos pareció bastante caro 50€ por persona aunque ya lo sabíamos y por eso dudamos hasta el último momento, pero pensamos que una vez que estábamos allí nos liábamos la manta a la cabeza. Subimos hasta la cima previo pago de la entrada claro, y arriba el pico tiene dos partes divididas por la frontera que separa la parte austriaca y alemana.
Las vistas son magnificas se divisa el lago Eibsee con sus aguas cristalinas que parecen las del caribe, también se pueden apreciar varios picos de considerable altura.
La parte alemana es la de mayor altura y tiene un acceso a la zona más alta mediante unas escaleras enclavadas en la roca, antes de entrar a esta zona te avisan que esta parte es peligrosa.
Pero la foto que se saca desde el pico merece la pena, mi novia me espero abajo mientras yo subía. También existe una cámara, desde la cual puedes descargarte la foto de Internet, la foto que te sacan es con el pico de fondo muy buen recuerdo. A mi me gusto mucho la visita, pero a mi novia se le quedo el precio como un gran punto negativo. Las vistas a la bajada vuelven a ser bonitas. Al bajar nos dimos un paseo hasta el lago Eibsee, del que disfrutamos un rato, paseando por su orilla, se podían alquilar varios tipos de embarcaciones para dar una vuelta por sus verdes aguas.
De allí partimos para la Partnachklamm. Tardamos menos de 15 minutos en llegar, aparcamos un poco más arriba del famoso trampolín de salto con esquís, desde donde retransmiten el 1 de enero.
Desde allí se tarda unos 15 minutos en llegar a donde te venden la entrada, el camino es fácil y por buen camino. La entrada cuesta 3€, y en verano es aconsejable llevar chubasquero, porque te caen continuamente gotas de agua.
En primer lugar he de decir que el lugar nos sorprendió, por su belleza, recorres una garganta o desfiladero por un estrecho camino hecho en la montaña, el agua cruza el desfiladero con una fuerza brutal, erosionando poco a poco la roca.
Las hermosas cascadas formadas, dejan caer su agua por los laterales de la alta pared, que en algunos lugares consigue que el sol tenga muy difícil penetrar en la garganta. Realmente es un lugar de una gran belleza y que no tiene dificultad, se tarda poco más de una hora en recorrer el camino ida y vuelta y es bueno llevar calzado cómodo y que no resbale. La fuerza del agua, las continuas cascadas, el camino rodeando la garganta hacen de este lugar un sitio diferente y digno de visita, de hecho había bastante gente el día que lo visitamos.
Volvimos al coche y aunque la idea era recorrer varios pueblos más decidimos ir directamente a Innsbruck y fue la decisión más acertada. Tardamos alrededor de una hora en llegar a la ciudad y aparcamos en un garaje a buen precio junto a la Maria-Theresien-Strasse, en la plaza donde aparcamos había un concierto por la tarde. Lo primero que hicimos fue pasear por la esta calle principal, que tenía un ambiente muy bueno y que te hacia agradable el paseo.
Sacamos varias fotos, de esta calle, a sus edificaciones, vistas y la columna de Santa Ana,
había mucha gente sentada en los numerosos bares que allí estaban. Nos sacamos la Innsbruck card junto a la Maria-Theresien-Strasse girando a la derecha hacia Burggraben, en la oficina de turismo. Nos costo 31€, (24 horas), pero a nosotros nos mereció la pena. Luego seguimos por la calle Herzog-Friedrich donde entramos a la tienda de Swarovski, donde tras pasear por la tienda al salir te dan un obsequio gratuito con la Innsbruck Card, en nuestro caso 2 colgantes con un corazón rojo. Seguimos por la calle principal donde te encuentras de frente con el deslumbrante dorado del tejadillo de oro,
y con la torre de la ciudad, toda la zona llena de gente en los múltiples bares. Después de varias fotos continuamos paseando hasta la Hofkirche. Visita que nos entraba de forma gratuita con la tarjeta y que nos sorprendió gratamente por su introducción, interactivamente te explican la historia de la ciudad y un poco de la cultura de la zona, de una manera muy didáctica y entretenida en nuestro idioma. Luego una vez entras en la iglesia destaca sobre todo la tumba monumental que ordeno el Emperador Maximiliano con sus 28 estatuas que conmemoraban a personajes históricos de la época.
Enlazada a la Hofkirche es la famosa Capilla de Plata que el Archiduque Ferdinando II hizo construir En esta iglesia además está sepultado el hombre al que el Tirol debe su libertad, el héroe Andreas Hofer. La visita es más que recomendable, quizás el exterior sea lo que menos llama la atención. El palacio Imperial lo vimos por fuera ya habíamos estado en el de Viena y nos dirigimos al funicular Nordkettenbahnen, la parada inicial es junto al palacio de congresos. Este funicular es de los más modernos que existen y por sí solo es ya una atracción, después de varias paradas y un cambio de aparato llegamos a la cima. Nos costo gratis con la tarjeta, sin ella 27€. Desde la cima se tienen unas privilegiadas vistas de la ciudad y de los Alpes.
Paseamos un rato disfrutando del lugar y nos hicimos varias fotos incluso algunas con la nieve. Había mucha gente que subía a hacer rutas y mucha gente que subía en bicicleta en el funicular y se tiraba montaña abajo, impresionante.
Tras pasar un muy buen rato en las alturas bajamos otra vez a la ciudad. Fuimos hasta la catedral de Santiago con una bonita fachada, destacando sus dos torres, tenía también un bonito interior.
Más tarde nos sentamos en un bar junto al tejadillo de oro donde nos pegamos un buen homenaje a muy buen precio y con un ambiente y entorno inmejorables. Pedimos platos tradicionales de la zona y estuvo todo espectacular, yo particularmente pedí una especie de ternera guisada buenísima.
Estuvimos un buen rato allí sentados con las vistas del tejadillo de oro y la torre. Luego de postre un cucurucho sentados en la heladería que estaba justo al lado del bar, unos helados en forma de flor muy buenos. En ese rato toco una banda de música local canciones típicas para promocionar un concierto que daban. Tras esto dimos un tranquilo por todo lo que nos quedaba de ver de la ciudad, todo muy ambientado con diversos conciertos por toda la ciudad, y ya antes de irnos tuvimos la genial de idea de llegar al río donde encontramos una fiesta que se celebraba en un chiringuito que habían montado junto a la orilla del río Inn, desde donde se apreciaban las preciosas casas de colores de la calle Mariahilf y de fondo las verdes montañas de los Alpes.
El chiringuito era el típico de playa con su arena, sus sombrillas, sus hamacas y su música de ambiente, el bar estaba a rebozar y pillar una hamaca era complicado, pero tuvimos suerte y cogimos una rápido. Pedimos unas bebidas, un mojito y un coctel, que estaban muy buenos y disfrutamos del buen ambiente mientras atardecía.
Con mucha pena nos fuimos hasta donde teníamos el coche y el concierto estaba ambientado aunque esa música no nos gustaba mucho. Cogimos el coche y volvimos a nuestro alojamiento. La ciudad de Innsbruck fue de lo que más nos gusto del viaje y nos dio pena no haberle dedicado más tiempo, todo nos fue genial. Al llegar a nuestro alojamiento recogimos todo para la día siguiente partir hacia nuestro siguiente destino.
Las vistas son magnificas se divisa el lago Eibsee con sus aguas cristalinas que parecen las del caribe, también se pueden apreciar varios picos de considerable altura.
La parte alemana es la de mayor altura y tiene un acceso a la zona más alta mediante unas escaleras enclavadas en la roca, antes de entrar a esta zona te avisan que esta parte es peligrosa.
Pero la foto que se saca desde el pico merece la pena, mi novia me espero abajo mientras yo subía. También existe una cámara, desde la cual puedes descargarte la foto de Internet, la foto que te sacan es con el pico de fondo muy buen recuerdo. A mi me gusto mucho la visita, pero a mi novia se le quedo el precio como un gran punto negativo. Las vistas a la bajada vuelven a ser bonitas. Al bajar nos dimos un paseo hasta el lago Eibsee, del que disfrutamos un rato, paseando por su orilla, se podían alquilar varios tipos de embarcaciones para dar una vuelta por sus verdes aguas.
De allí partimos para la Partnachklamm. Tardamos menos de 15 minutos en llegar, aparcamos un poco más arriba del famoso trampolín de salto con esquís, desde donde retransmiten el 1 de enero.
Desde allí se tarda unos 15 minutos en llegar a donde te venden la entrada, el camino es fácil y por buen camino. La entrada cuesta 3€, y en verano es aconsejable llevar chubasquero, porque te caen continuamente gotas de agua.
En primer lugar he de decir que el lugar nos sorprendió, por su belleza, recorres una garganta o desfiladero por un estrecho camino hecho en la montaña, el agua cruza el desfiladero con una fuerza brutal, erosionando poco a poco la roca.
Las hermosas cascadas formadas, dejan caer su agua por los laterales de la alta pared, que en algunos lugares consigue que el sol tenga muy difícil penetrar en la garganta. Realmente es un lugar de una gran belleza y que no tiene dificultad, se tarda poco más de una hora en recorrer el camino ida y vuelta y es bueno llevar calzado cómodo y que no resbale. La fuerza del agua, las continuas cascadas, el camino rodeando la garganta hacen de este lugar un sitio diferente y digno de visita, de hecho había bastante gente el día que lo visitamos.
Volvimos al coche y aunque la idea era recorrer varios pueblos más decidimos ir directamente a Innsbruck y fue la decisión más acertada. Tardamos alrededor de una hora en llegar a la ciudad y aparcamos en un garaje a buen precio junto a la Maria-Theresien-Strasse, en la plaza donde aparcamos había un concierto por la tarde. Lo primero que hicimos fue pasear por la esta calle principal, que tenía un ambiente muy bueno y que te hacia agradable el paseo.
Sacamos varias fotos, de esta calle, a sus edificaciones, vistas y la columna de Santa Ana,
había mucha gente sentada en los numerosos bares que allí estaban. Nos sacamos la Innsbruck card junto a la Maria-Theresien-Strasse girando a la derecha hacia Burggraben, en la oficina de turismo. Nos costo 31€, (24 horas), pero a nosotros nos mereció la pena. Luego seguimos por la calle Herzog-Friedrich donde entramos a la tienda de Swarovski, donde tras pasear por la tienda al salir te dan un obsequio gratuito con la Innsbruck Card, en nuestro caso 2 colgantes con un corazón rojo. Seguimos por la calle principal donde te encuentras de frente con el deslumbrante dorado del tejadillo de oro,
y con la torre de la ciudad, toda la zona llena de gente en los múltiples bares. Después de varias fotos continuamos paseando hasta la Hofkirche. Visita que nos entraba de forma gratuita con la tarjeta y que nos sorprendió gratamente por su introducción, interactivamente te explican la historia de la ciudad y un poco de la cultura de la zona, de una manera muy didáctica y entretenida en nuestro idioma. Luego una vez entras en la iglesia destaca sobre todo la tumba monumental que ordeno el Emperador Maximiliano con sus 28 estatuas que conmemoraban a personajes históricos de la época.
Enlazada a la Hofkirche es la famosa Capilla de Plata que el Archiduque Ferdinando II hizo construir En esta iglesia además está sepultado el hombre al que el Tirol debe su libertad, el héroe Andreas Hofer. La visita es más que recomendable, quizás el exterior sea lo que menos llama la atención. El palacio Imperial lo vimos por fuera ya habíamos estado en el de Viena y nos dirigimos al funicular Nordkettenbahnen, la parada inicial es junto al palacio de congresos. Este funicular es de los más modernos que existen y por sí solo es ya una atracción, después de varias paradas y un cambio de aparato llegamos a la cima. Nos costo gratis con la tarjeta, sin ella 27€. Desde la cima se tienen unas privilegiadas vistas de la ciudad y de los Alpes.
Paseamos un rato disfrutando del lugar y nos hicimos varias fotos incluso algunas con la nieve. Había mucha gente que subía a hacer rutas y mucha gente que subía en bicicleta en el funicular y se tiraba montaña abajo, impresionante.
Tras pasar un muy buen rato en las alturas bajamos otra vez a la ciudad. Fuimos hasta la catedral de Santiago con una bonita fachada, destacando sus dos torres, tenía también un bonito interior.
Más tarde nos sentamos en un bar junto al tejadillo de oro donde nos pegamos un buen homenaje a muy buen precio y con un ambiente y entorno inmejorables. Pedimos platos tradicionales de la zona y estuvo todo espectacular, yo particularmente pedí una especie de ternera guisada buenísima.
Estuvimos un buen rato allí sentados con las vistas del tejadillo de oro y la torre. Luego de postre un cucurucho sentados en la heladería que estaba justo al lado del bar, unos helados en forma de flor muy buenos. En ese rato toco una banda de música local canciones típicas para promocionar un concierto que daban. Tras esto dimos un tranquilo por todo lo que nos quedaba de ver de la ciudad, todo muy ambientado con diversos conciertos por toda la ciudad, y ya antes de irnos tuvimos la genial de idea de llegar al río donde encontramos una fiesta que se celebraba en un chiringuito que habían montado junto a la orilla del río Inn, desde donde se apreciaban las preciosas casas de colores de la calle Mariahilf y de fondo las verdes montañas de los Alpes.
El chiringuito era el típico de playa con su arena, sus sombrillas, sus hamacas y su música de ambiente, el bar estaba a rebozar y pillar una hamaca era complicado, pero tuvimos suerte y cogimos una rápido. Pedimos unas bebidas, un mojito y un coctel, que estaban muy buenos y disfrutamos del buen ambiente mientras atardecía.
Con mucha pena nos fuimos hasta donde teníamos el coche y el concierto estaba ambientado aunque esa música no nos gustaba mucho. Cogimos el coche y volvimos a nuestro alojamiento. La ciudad de Innsbruck fue de lo que más nos gusto del viaje y nos dio pena no haberle dedicado más tiempo, todo nos fue genial. Al llegar a nuestro alojamiento recogimos todo para la día siguiente partir hacia nuestro siguiente destino.