Región central de Georgia ✏️ Diarios de Viajes de Georgia7º día: SIGHNAGHI-GORI. Amanece un día espléndido, desayunamos junto al balcón en el que se secan varios jamones, paletillas, lomos y pancetas y a continuación salimos a dar una vuelta. En Sighnaghi se ha invertido mucho para crear la sensación...Diario: Georgia y Armenia⭐ Puntos: 4.9 (52 Votos) Etapas: 8 Localización: Rusia y Ex URSS7º día: SIGHNAGHI-GORI Amanece un día espléndido, desayunamos junto al balcón en el que se secan varios jamones, paletillas, lomos y pancetas y a continuación salimos a dar una vuelta. En Sighnaghi se ha invertido mucho para crear la sensación, un poco falsa, de ciudad medieval bien restaurada y mantenida, hay calles peatonales adoquinadas y los edificios del centro lucen impecables (fuera de las murallas en cambio abundan las chabolas). Hay incluso una colección de originales esculturas metálicas repartidas por las plazas. A pesar del calor nos animamos a salir andando hasta el convento de Bodbe, a unos 3 kms. Aquí está enterrada Santa Nino y la comunidad que lo ocupa es de monjas; llegamos al final de una ceremonia muy concurrida, las monjas están cantando y hay muchas mujeres que entran y salen a ratos para descansar ya que la ceremonia ha durado varias horas. Cuando la cosa se despeja un poco entramos a ver el sepulcro, que es muy sencillo, y las pinturas del siglo XIX que adornan los muros. En los alrededores hay una fuente que se considera milagrosa, pero no nos apetece subir hasta ella y además tenemos algo de prisa; aprovechamos un taxi que permanece ocioso a la entrada para volver a la ciudad y recoger nuestro equipaje en casa de Zandarashvili. El abuelo nos lleva a la plaza en la que paran las marchrutkas con la esperanza de reclutar nuevos clientes; nos despedimos de él y sacamos billete a Tbilisi (12 GEL). El comedor de "Casa Zandarashvili" Religiosa en el monasterio de Bodbe Marchrutka de mediodía a Tbilisi En la estación Didube de Tbilisi damos unas cuantas vueltas por las calles llenas de barro y baches hasta encontrar un autobús que nos lleve a Gori. Hay que sacar billete en ventanilla pero no sabemos si salen a horas fijas porque en un par de minutos se llena completamente y salimos (supongo que el destino final es Kutaisi o Batumi). En 2 horas nos plantamos en la patria chica de Stalin y sabemos dónde hay que bajar porque no en todas las ciudades de 50.000 habitantes hay una arteria tan desproporcionada como la Stalinis Gamziri. Gori es una especie de fantasía arquitectónica modelada para mayor gloria del gran dictador soviético, pero toda grandeza se concentra en una avenida de varios kilómetros en la que se alinean inmensos edificios oficiales: museo, ayuntamiento, un hotel Intourist que todavía funciona, bancos y otros equipamientos. El resto de la ciudad consta de degradados barrios de casitas ruinosas y una colina que alberga una fortaleza antigua sin mucho interés. No encontramos ni un solo cybercafé. Hotel Intourist, reliquia del pasado soviético Alojamiento y comidas: el Intourist nos intimida un poco desde fuera así que optamos por el Hotel Victoria, que está cerca del extremo sur de la avenida, antes del puente que cruza el río Mtkvari. Nos cuesta encontrarlo varios paseos arriba y abajo porque no hay indicaciones fuera del bulevar y la gente no se entera mucho de lo que les preguntamos. El hotel está vacío y, como buena creación soviética, tiene algo de siniestro pero en general no está mal. Nos cuesta 80 GEL sin desayuno. Para cenar hay varias opciones y nos decidimos por un restaurante que hemos visto no muy lejos del hotel, en la Avenida Stalin. Es un local decorado en estilo rústico, con muchas piezas de caza disecadas; al entrar contemplamos una escena a la que ya nos vamos acostumbrando: un cliente intenta levantarse y no lo consigue porque las piernas no le sostienen; su amigo intenta ayudarlo pero como también va muy “perjudicao” no consigue arrastrarlo. Al final interviene el camarero, que a duras penas logra poner a ambos en la calle. Nada más sentarnos nos mosqueamos un poco con las chicas porque nos dicen que no hay vino a granel, que si vemos beberlo a algunos clientes es porque lo traen ellos mismos (y quizá sea verdad, por extraño que parezca), al final elegimos un vino embotellado que cuesta 15 GEL y la cena es aceptable. Nos empeñamos en dar un paseo nocturno, sopla un viento gélido y los bares que quedan abiertos en la desierta avenida son como oasis inhóspitos porque también están casi vacíos. Nos retiramos temprano. 8º día: GORI-BORJOMI Amanece lluvioso de nuevo. Desayunamos café turco y khachapuri en un local del bulevar decorado como un viejo vagón de ferrocarril y a continuación nos dirigimos al museo, que según la LP es el más interesante de toda Georgia. El Stalin Museum (15 GEL) fue inaugurado en 1957, cuatro años después de la muerte del líder. Mientras Khruschev se esforzaba en erradicar el legado político del estalinismo, paralelamente favorecía el culto a la personalidad del Padrecito, pero limitado a su pueblo natal. El museo es un vasto edificio de 2 plantas con una torre, verja y jardines, fácilmente reconocible desde el exterior por la estatua de tamaño natural que hay frente a la entrada. La exposición recorre toda la historia de Stalin y del comunismo soviético ignorando los aspectos más espinosos; resulta interesante para cualquier visitante con curiosidad por la Historia, si bien la mayor parte de los textos explicativos no están en inglés. En los jardines se conserva la casa de madera y ladrillos en la que nació Stalin y también el coche de ferrocarril que solía usar para viajar a través de la URSS. Al salir pasamos por la tienda y compramos varios ejemplares de un volumen, de tamaño libreta y con muy pocas páginas, que reproduce la Obra Poética Completa de Stalin. Cada poema está en 3 idiomas: georgiano, ruso e inglés. Despues de ver el museo vamos al vakzal y abordamos una marchrutka con destino a Borjomi. Hemos desistido de ir a Uplistsikhe porque sólo se puede ir en taxi y las descripciones del lugar no nos seduce; nos reservamos para visitar más adelante las cuevas de Vardzia. Pasado el cruce de carreteras de Khashuri entramos en un magnífico paisaje de montañas boscosas, ríos y aldeas. Borjomi fue uno de los balnearios favoritos de la aristocracia en tiempo de los zares y durante la era soviética siguió siendo muy popular. El agua carbonatada natural que surge de su famosa fuente se exportaba a todas las repúblicas de la URSS y en la actualidad se sigue encontrando cuando menos por toda Georgia (a nosotros también nos gusta mucho). Salimos a ver lo que queda del antiguo balneario y cogemos agua de la fuente, igual de buena que la embotellada pero a alta temperatura. El espléndido parque ha sido convertido en una especie de parque de atracciones kitsch, poco concurrido en esta época del año. Vamos hasta el final y seguimos andando por un precioso sendero que sube suavemente hacia los bosques; la temperatura es agradable y disfrutamos de los altos abedules y abetos, vemos muchas setas y plantas con flores y vadeamos un par de riachuelos. Al final nos topamos con un río demasiado ancho y tenemos que volver al pueblo. Hay una especie de vigilia en torno a una iglesia, en medio del parque fluvial; mucha gente está congregada en el exterior, sin duda porque dentro no caben todos, portando unas palmatorias con velas encendidas. Debe de ser su manera de celebrar el Jueves Santo y nos sorprende encontrar muchos jóvenes, en actitud muy alegre sin perjuicio de la solemnidad del momento. La devoción cristiana es un fenómeno social en Georgia y se extiende a todas las capas de la población; chicas jovencísimas que no dudan en cubrirse la cabeza con pañuelos (generalmente blancos o de colores vivos) para ir de iglesia en iglesia rezando y poniendo velas a sus iconos favoritos, hombres fornidos que quizá han sido feroces soldados o rudos camioneros mostrando los tatuajes de sus dedos al persignarse delante de cada monasterio, etc. Cerca de allí me llama la atención otra curiosidad: en la estación de ferrocarril apenas llegan 2 convoyes al día desde la capital y no van muy llenos porque el transporte por carretera es ahora más rápido y frecuente; sin embargo en el vestíbulo todavía se puede ver una tabla de horarios escrita en ruso en la que figuran más de cien ciudades desde las cuales en otra época llegaban trenes, entre ellas muchas tan distantes como Riga o Alma Ata. Borjomi es una región de frondosos bosques Celebración del Jueves Santo Alojamiento y comidas: Después de consultar con el encargado de la oficina de turismo nos decidimos por el Hotel Borjomi (50 GEL con desayuno). Es una casa de madera pintada de colores pastel, al estilo del siglo XIX; las habitaciones son pequeñas y sencillas y el desayuno normal. Para comer y cenar empezamos frecuentando la Taverna Nia, que también figura en la LP. Es una casa de madera con balcones sobre el río que quizá en verano sea muy agradable pero en esta época su vasto comedor resulta frío y húmedo. La comida no está mal y por la noche coincidimos con unos unos españoles que ya encontramos en el hotel de Tbilisi y bebemos juntos unas cervezas, armando un escándalo que sorprende a los silenciosos vecinos. A la noche siguiente exploramos un poco más y descubrimos un pequeño restaurante familiar que sirve comidas muy sencillas y un vino excelente en cálices de cristal de estilo vanguardista. 9º día: BORJOMI-VARDZIA-BORJOMI Cogemos una marchrutka para ir a Akhaltsikhe (4 GEL) y allí contratamos un taxi para que nos lleve a las cuevas de Vardzia y otros lugares de interés. Hoy no llueve, pero está nublado y los perfiles de las montañas se confunden con el cielo gris; cuando llegamos a las cuevas apenas las distinguimos en la ladera del monte. Vardzia es otro lugar emblemático para la cultura georgiana, y tal vez más en la coyuntura política actual pues nos hemos dado cuenta de que muchos habitantes de Javakheti, la región en la que nos encontramos, son armenios y desearían integrarse en el país vecino. Pagamos la entrada (6 GEL) antes de subir a pie la larga cuesta que lleva hasta el extremo de la alineación de cuevas. Vardzia fue concebida como construcción defensiva por los reyes georgianos del siglo XII y más tarde la reina Tamara amplió sus instalaciones con un monasterio compuesto de multitud de cavernas dispuestas en 13 niveles, que llegó a albergar a más de 2000 monjes. Más tarde sufrió un terremoto que derribó las murallas exteriores y quedó indefensa frente a las invasiones; la última de los persas en el siglo XVI dejaría el lugar desierto hasta que hace unos años se instaló una pequeña comunidad de monjes. En nuestros días el sitio impresiona por su tamaño (120 cuevas excavadas con cientos de habitaciones distintas) y por las magníficas vistas que podemos apreciar cuando por fin sale el sol. Una iglesia que ocupa el centro de la ladera conserva todos sus elementos arquitectónicos y pinturas originales, además de un conjunto de estrechos pasadizos muy divertidos para los niños. En el camino de vuelta paramos a ver la fortaleza de Khertvisi, colgada en lo alto de la colina que domina la entrada de un valle. En su origen hay una leyenda, según la cual la reina Tamara convocó una especie de concurso entre los arquitectos del país para ver quién levantaba la mejor torre de piedra. El maestro más famoso de aquel tiempo resultó vencido en la competición por un simple aprendiz y presa de la rabia saltó desde lo alto de su torre al suelo y murió. En la actualidad el castillo está casi completamente reconstruido y resulta muy vistoso en mitad del bucólico paisaje. Antes de volver a Akhaltsikhe tomamos una estrecha carretera que asciende y asciende durante unos 10 kms a través de un impresionante paisaje, con las montañas del Cáucaso al fondo, para terminar en el monasterio de Sapara, Este complejo tiene su origen en el siglo IX y además de ocupar una situación escalofriante en los alto de un barranco, sus 6 iglesias están increíblemente bien conservadas. En una de ellas, la de San Saba, se pueden ver los que probablemente sean los mejores frescos medievales de Georgia, que datan del siglo XIV. Cuando llegamos a Borjomi, ya de noche, vuelve a llover a mares. En las cuevas de Vardzia Fortaleza de Khertvisi Entrecavando patatas... Frescos medievales en Sapara 📊 Estadísticas de Etapa ⭐ 0 (0 Votos)
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