Habíamos quedado con nuestro taxista a las 7:30 en el lobby del Riviera, así que nos dio tiempo de desayunar en el buffet. Un pequeño retraso por el tráfico y a las 8 salimos con dirección a Tulum, ya que nuestro taxista nos aconsejó ir primero a Tulum en vez de a Cobá para evitar a primera hora el calor y las multitudes, lo que por un lado fue un acierto pero por otro nos limitó. Ver Tulum a primera hora, con esa luz, esos colores y apenas gente es todo un lujo, pero también te condiciona el resto de la jornada, que inevitablemente se queda corta, sobre todo en esta época que anochece tan temprano.
Aquí, aporto una sugerencia: si os es posible dejad Tulum para una excursión independiente a primera hora de un día soleado, es muy fácil llegar desde la zona Playa del Carmen/Palladium en van y organizarlo por tu cuenta, disfrutando de las playas de los alrededores a tu aire y sin estar pendiente de horarios. Merece la pena. Yo me quedé con ganas de bañarme allí, de contemplar las ruinas desde este mar:
Aquí, aporto una sugerencia: si os es posible dejad Tulum para una excursión independiente a primera hora de un día soleado, es muy fácil llegar desde la zona Playa del Carmen/Palladium en van y organizarlo por tu cuenta, disfrutando de las playas de los alrededores a tu aire y sin estar pendiente de horarios. Merece la pena. Yo me quedé con ganas de bañarme allí, de contemplar las ruinas desde este mar:
No contratamos guía, pero nos recibieron estos pájaros azules:
La mañana era radiante y el paisaje espectacular.
El Templo del Viento desde sus perspectivas norte y sur:
El Templo del Viento desde sus perspectivas norte y sur:
Las ruinas quizás no sean las más importantes desde el punto de vista arqueológico o histórico pero se integran en el paisaje como un todo impactante, al igual que esta iguana:
No sé, pero creo que los colores con los que nos regaló Tulum y el mar no pueden ser lo mismo en un día nublado, con lluvia o al atardecer. No voy a escribir más, únicamente pondré unas fotos que no sé si podrán denotar una mínima parte de la belleza del lugar. Sencillamente: Tulum me enamoró.
Un par de horas después, salimos hacia Cobá. Son unos 60 Km y se tarda un buen rato en llegar. Tampoco contratamos guía. El precio de la entrada creo recordar que 60 pesos por persona. Una vez dentro, puedes recorrer el recinto andando (unos 2 Km), en bicicleta o en una bicitaxi para dos (no era caro). Nosotros decidimos ir andando por eso de mover las piernas, pero aconsejo coger la bicitaxi más que nada para ahorrar tiempo y porque el conductor te puede orientar sobre sitios que quizás se te pasen si vas andando por tu cuenta ya que es difícil orientarse si no llevas plano. Sin embargo, con buena temperatura era muy agradable el paseo por la selva, descubriendo ruinas que van surgiendo entre la maleza y los árboles, como esta pequeña cancha de juego de pelota:
Hay que ir atentos a la vegetación que os rodea para no perderse estructuras escondidas
o estelas con inscripciones que suelen estar protegidas por toldillos de paja:
Por fin, nos encontramos con la famosa pirámide de Nohoch Mul. Está un poco “desmoronada”, con perdón, pero es la más alta de Yucatán con 42 metros, y a la que se puede subir. Desde la distancia no parece tan alta ni tan inclinada, ¿verdad?
La cosa cambia cuando te pones justamente debajo y contemplas el reguero de gente que repta por sus empinados e irregulares escalones, subiendo o, más difícil todavía, bajando. Hay una cuerda en el centro para sujetarse. Cruza por la cabeza la idea de no subir, pero ni hablar: hay que llegar arriba como sea. Ya en la cima, la sensación de vértigo se acrecienta al mirar abajo,
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Pero se te pasa cualquier aprensión disfrutando con la vista espectacular de la selva que te rodea; es parecido a Ek Balam aunque quizás con la vegetación más extensa y espesa.
Por el camino de vuelta, todavía vemos otras estructuras y una pirámide más pequeña, muy parecida a la de Nohoch Mul, pero no dejan subir ya que parece que hay riesgo de caídas porque los escalones están peor conservados. Me gustó mucho esta pirámide.
Después de visitar cuatro lugares arqueológicos mayas, hay quien está un poco cansado de tantas piedras y le empiezan a parecer todas iguales; yo, todo lo contrario, cuantas más veo, más me gustan y lo que lamento es no ir a más yacimientos por falta de tiempo. Pero esto depende de gustos e inquietudes, claro.
A la salida, nos acercamos a un mirador sobre una de las lagunas de Cobá, en cuyas aguas dicen que hay cocodrilos. No vemos ninguno, pero haberlos, los hay.
A la salida, nos acercamos a un mirador sobre una de las lagunas de Cobá, en cuyas aguas dicen que hay cocodrilos. No vemos ninguno, pero haberlos, los hay.
Salvando un tramo de baches, llegamos al cenote Tankach-Ha, que significa "aguas profundas" y, haciendo honor a su nombre, hay que bajar unos escalones por una escalera de caracol. Es cerrado, muy distinto al de Ik-Kil, pero también muy bonito a su estilo.
Las aguas se ven muy negras, aunque hay algunos tramos iluminados. El agua está fresca, no fría. Hay peces, pero está oscuro y no acertamos con el truco de la cámara acuática: las fotos dentro del agua con flash salen fatal.
Un bañito y a comer, tenemos hambre y el restaurante está lejos.
Ya en la carretera general, pasado Tulum, nos adentramos por una pista que conduce a una playa recóndita, una sorpresa que nos tiene preparada nuestro taxista. Nos atascamos en el camino de tierra que están reparando, y ni para adelante ni para atrás. Al fin, alcanzamos nuestro destino donde… ¡ohhhh! nos espera una mesa montada en la misma arena de una playa de postal, donde solo estamos nosotros, a la sombra de palmeras y cocoteros. Un lugar precioso.
Nos dan a probar cocos frescos y pedimos la comida: ceviche, langosta, pescado… Con el ceviche, me equivoco porque no me gusta el cilantro, vaya, no sabía que lo lleva. Por lo demás, una agradable comida, en grata compañía. Lástima que al llegar tan tarde (más de las cuatro), enseguida se hizo de noche y no pudimos bañarnos en aquella playa de postal.
En mi opinión, al menos en esta época del año, para hacer esta excursión completa hay que salir antes, a las seis y media o siete, o invertir el orden de las visitas; sin embargo, ver Tulum a primera hora, sin apenas gente, no tiene precio, por lo cual, si se puede, mejor dejar Tulum para una visita totalmente por libre.
Esa noche, cenamos en el restaurante temático “Mare Nostrum”, el que más me gustó de los tres que probamos. Mi entrecot a la pimienta y queso azul estaba delicioso. Los postres estupendos. Eso sí, nos quisieron colar una botella de vino de Rueda al módico precio de 27 euros, jeje. ¡Ojo! Nosotros habíamos pedido unas copas de vino de la casa.
Esa noche, cenamos en el restaurante temático “Mare Nostrum”, el que más me gustó de los tres que probamos. Mi entrecot a la pimienta y queso azul estaba delicioso. Los postres estupendos. Eso sí, nos quisieron colar una botella de vino de Rueda al módico precio de 27 euros, jeje. ¡Ojo! Nosotros habíamos pedido unas copas de vino de la casa.