Por la mañana, fuimos a Akumal en van (20 pesos por persona y trayecto). Hay que cruzar al otro lado de la carretera y en 10 minutos te dejan junto al puente peatonal, lo cruzas y a unos 500 metros, pasas un arco y estás en la playa. Alquilamos chalecos salvavidas (60 pesos cada uno), una taquilla (también 60 pesos) y a disfrutar.
Este es el aspecto que ofrece la playa en la zona más cercana a donde están las barcas:
Sin embargo, las zonas más bonitas de la playa para mi gusto están caminando un rato, hacia la derecha.
El día es extraordinario y la luz da al agua este color espectacular:
Enseguida se ven los grupos de de gente haciendo esnórquel, sólo hay que acercarse a donde están. No hace falta contratar barca, llegas sin ningún problema, salvo que sea buceo con botella, entonces sí se necesita transporte.
Con nuestro equipo y la cámara acuática en la mano, entramos en el agua y apenas tardamos 5 minutos en verlas: allí estaban las tortugas gigantes, paciendo tranquilamente bajo nuestras miradas.
Con nuestro equipo y la cámara acuática en la mano, entramos en el agua y apenas tardamos 5 minutos en verlas: allí estaban las tortugas gigantes, paciendo tranquilamente bajo nuestras miradas.
¡Qué impresión da verlas! Y están ahí porque es su hábitat natural no porque las haya puesto nadie para atraer al visitante (respeto todas las opiniones, pero el nado con delfines, me parece más artificial y preparado, con un precio; vamos que los animales no están ahí por propia voluntad; en fin que esto me atraía más). Fueron momentos muy emocionantes y más cuando una subió a la superficie a respirar. Lástima que no supe hacer la foto con su cabeza fuera del agua. Estuvimos unos pocos minutos porque no deseábamos molestarlas demasiado.
Seguimos con el esnórquel, el fondo marino es precioso y vemos peces de todos tipos y colores. Al principio, me costó familiarizarme con la cámara acuática nueva, no veía para enfocar y se me escapaban los peces, jaja. Al final, cogí el truco de disparar varias fotos seguidas cuando veía algo que me gustaba y conseguí fotos bonitas y de buena calidad, aunque tuviera que desechar otras muchas, por eso compensa una cámara digital en vez de una desechable con carrete que hay que revelar. De muestra, estas fotitos:
Esa mañana quedé muy satisfecha. La excursión a Akumal fue preciosa y superbarata. La recomiendo de verdad. ¿A qué apetece tumbarse aquí...
... bajo esta sombrilla?
Volvimos al hotel en otra van corre que te corre para llegar a tiempo a comer. Fue divertido porque mientras esperábamos que llegara otra pareja empezó a salir humo en la parte delantera de la van, viene el conductor y con su gracejo mejicano dice "¡ándale que se quema!". Y luego añade, "es que lo llevo a chequear a Playa del Carmen, pero ustedes no se preocupen que llegamos". Lo que nos pudimos reír... Claro que llegamos, jajaja. Con la hora pegada al trasero, nos adecentamos como pudimos y nos metimos en el buffet "La Hacienda". Nos avisaron de que nos sirviéramos todo lo que quisiéramos de una vez porque en cinco minutos recogían la comida.
Y después de una corta sobremesa no hice pereza para sustituir la siesta por otro atardecer en la playa, que ofrecía esta sugerente vista saliendo desde de nuestra villa:
Y después de una corta sobremesa no hice pereza para sustituir la siesta por otro atardecer en la playa, que ofrecía esta sugerente vista saliendo desde de nuestra villa:
otra en la piscina "Las Rocas"
y otra al final de la playa, superados los límites del ressort:
Se me olvidó ponerme repelente y me picaron dos mosquitos, así que no hay que confiarse cuando se pone el sol. Más tarde, disfrutamos de 50 minutos de relajante masaje en el SPA (con cargo), qué gustito, y mi masajista me hizo hasta una trenza. Por la noche, cena en el restaurante especializado en carnes, “El Dorado”. Me gustó, pero no superó la calidad del entrecot que me pusieron en el Mare Nostrum. La noche acabó con cóctel y música en directo. ¡Qué día más guay!