23 de Octubre: Traslado desde Iguazu a Bariloche haciendo escala en Buenos Aires
Llegamos al aeropuerto de Bariloche ya bien comenzada la tarde y allí teníamos que recoger un coche alquilado en la compañía Alamo. Teníamos concertado un Opel Corsa y nos dieron un Chevrolet con un maletero bastante grande que nos permitió guardar casi el equipaje completo de los cuatro y en los días siguientes en los muchos kilómetros de ripio que transitamos se portó muy bien. Al salir del aeropuerto a la explanada de delante dónde tenían el coche aparcado soplaba un viento muy fuerte y bastante frío, le comentamos al encargado del alquiler el mal día que parecía hacer y nos contestó, con una sonrisa irónica, que estábamos ya en la Patagonia y que esta es la tónica general. Y así debe de ser porque el frío viento no nos abandonó en todos los días que estuvimos, siendo, en algunos momentos, bastante desagradable. Me imagino que los que viven aquí ya estarán acostumbrados.
Nuestro hotel en esta ciudad era el Grand Hotel Bariloche situado en la Cl. Mitre, en pleno centro, casi al lado de la Catedral. Era una reserva de Booking con pago anticipado, sin reembolso, y nos salió muy bien de precio. Es un hotel de 3 estrellas algo antigüillo pero que te proporciona una estancia cómoda y agradable y tienen aparcamiento para el coche gratuito en la siguiente calle. El restaurante del hotel debía estar bien porque estuvo todas las noches al completo.
Pese al viento, Bariloche me pareció una ciudad con mucho encanto. Dicen que tiene un estilo arquitectónico centroeuropeo y en cierto modo puede que te recuerde a poblaciones del centro de Europa pero yo creo que tiene un estilo y sello propio de ellos mismos, no en vano utilizan maderas nobles locales y también piedra del lugar. Además está rodeado de suficientes recursos naturales como para convertirla en un centro turístico de lo más importante y aún así, yo creo que mantiene su encanto.
Como nota de color hay que añadir que en muchas calles del centro los árboles, el tronco y parte de las ramas, se encuentran vestidos con tejidos de lana entretejida, en croché, en telas formando password, de múltiples colores, parece como si quisieran abrigar a los árboles contra este viento fuerte que sopla. No sé si tiene algún significado o simplemente surgió, pero es una idea original y que añade eso, una nota de color, y de alegría a la ciudad.
Nada más dejar las maletas en la habitación nos dirigimos a la Avd. Bustillo para intentar recorrer el Circuito Chico. Este encantador circuito debería poderse hacer de forma lenta pero el denso tráfico, al menos en los 25 primeros kilómetros, lo hace muy difícil, porque como se te ocurra aminorar algo la velocidad ya tienes coches pegados al trasero que parece que quieren comerte. De esta forma hay muchos detalles que te vas perdiendo. Queríamos llegar a tiempo de subir al Cerro Campanario en la aerosilla pero cuando quisimos darnos cuenta ya estábamos en el km. 20 y aunque nos dimos la vuelta llegamos tarde, ya estaba cerrado, y aunque la aerosilla seguía funcionando, nos dijeron que era para que la gente bajara de la cima del cerro. Nos quedamos sin ver las vistas desde esta cima.
En toda esta avenida, en lo que pudimos observar, hay gran cantidad de hosterías y hoteles, restaurantes, casas de té, cervecerías artesanales, comercios de productos de rosa mosqueta…, todo un alarde de vida comercial de esta ciudad.
Apenas sin darnos cuenta ya estábamos en Puerto Pañuelo que, a estas horas, no tenía actividad alguna y enseguida nos encontramos en el acceso al hotel Llao LLao y nos topamos con el guarda que nos pregunta qué deseamos, - tomarnos un café-, y sin haberlo planeado estamos delante de este famoso hotel. El sitio en el que se encuentra el hotel es totalmente privilegiado, dentro del parque Nacional Nahuel Huapi, sobre una colina entre el lago Moreno y el lago Nahuel Huapi, rodeado de bosques y con vistas impresionantes a las montañas que lo rodean, como son el Cerro López, el Cerro Capilla y el Cerro Tronador. Con una tarde como esta, con sol brillando a tope, las vistas son de ensueño. Así lo deberían de haber pensado toda la gente que estaba en una galería cubierta, en el interior del hotel, en la que se estaba sirviendo, como hora del té ó merienda, un servicio libre de toda clase de exquisiteces primorosamente expuestas al módico precio de 150 pesos. A cubierto del viento, con este sol y estas vistas era bastante tentador el sentarse allí a pasar la tarde y hartarse de todos aquellos manjares pero …. Solamente te dejaban pasar a la galería si querías este servicio, nosotros optamos por tomarnos un chocolate caliente en los sillones del elegante salón que tampoco tenía desperdicio y además el chocolate estaba riquísimo.
Este hotel tiene el nombre de un hongo redondo de color amarillento que crece en los troncos del ñire y cohiue y que significa rico rico, dulce dulce. Este hongo tuvimos ocasión de verlo en el bosque de ida al glaciar Huemul, días más tarde.
Nos pusimos nuevamente en camino y al poco comenzamos a atravesar el Parque Municipal Llao Llao el cual protege los bosques nativos por los que estamos pasand. Bosques de coihues y cañas colihues (algo contaré de estas cañas cuando vayamos a la cascada de los Alerces), algunos arrayanes, cipreses y otros arbustos.
Toda esta zona tiene un encanto especial y en ella abundan muchos senderos para hacer rutas de distinta dificultad y que parecen estar bastante bien indicadas. Más adelante se encuentran los desvíos para Villa Tacul y Lago Escondido llegando a un puente llamado Angostura, sobre el río del mismo nombre, que une los lagos Nahuel Huapi y Perito Moreno, sitio merecedor de una paradita y de unas cuantas fotos.
Siguiendo el trayecto por la base del Cerro López y bordeando el lago Moreno se pasa por el cementerio del montañés y unos kilómetros después nos topamos con el llamado Punto Panorámico. Este es un sitio excelente para tomarse algo con estas maravillosas vistas pero el viento sopla que da gusto y nos conformamos con mirar y hacer fotos. Desde aquí se distingue el hotel Llao LLao rodeado de lagos y todo el entorno de Villa Llao LLao.
Más adelante dejamos el desvío del puente que cruza el lago Moreno por su punto más estrecho ( dicen que es la unión del lago Moreno y Morenito) y seguimos por pista de ripio hacia la Colonia Suiza, llamada así porque sus primeros pobladores eran inmigrantes del Cantón de Valais siendo el primer asentamiento de suizos en la Patagonia. Se adivina que es un sitio encantador como para pasar un día ó una temporada de descanso, con restaurantes y casas de té, pero ahora está todo cerrado.
Esto nos pasaría en más de un lugar, es temporada baja y la única actividad que se nota, cuando la hay, es la preparación de los sitios para días próximos de temporada estival. Y después de aquí volvimos ya para Bariloche con muy buena sensación por toda la variedad de paisajes vistos en el recorrido. Tan sólo la espinita de no haber podido subir al Cerro Campanario.
Esta noche probamos a cenar en el Boliche de Alberto, en el dedicado a la pasta, y salimos encantados por su calidad y precio. Destacar que pedimos una lasaña y nos indicaron que eran muy grandes y que compartiéramos una entre dos personas, con total razón. En otro sitio, quizá, te hubieran servido las dos lasañas que habíamos pedido.