Como no puede ser de otro modo, guardo un recuerdo extraordinario de las rutas que hicimos por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Estamos deseando volver. Es una faena tener tan poco tiempo libre con la de lugares hermosos que hay para ver por todas partes.
Fuimos a principios de agosto y nos alojamos en un hotel de Broto, pensando que sería una buena base para hacer excursiones por toda la zona. Y acertamos cuando se trataba de entrar por la zona de Torla, pues estaba realmente cerca, pero hubiera sido mejor establecer una segunda base para acceder a las zonas de Monte Perdido, Escuaín y el Cañón de Añisclo ya que los más de 50 Km que hay desde Broto hasta esa otra parte del Parque no cunden nada por una carretera estrecha y llena de curvas (aunque muy bonita ciertamente) y se tarda más de hora y media en llegar y otro tanto en volver.
No recomiendo el hotel de Broto porque no me gustó, así que ni lo menciono. Nos pusieron en una habitación junto al ascensor, que hacía un ruido infernal y sólo conseguíamos dormirnos por lo cansados que estábamos, no por la comodidad del lugar; además, el fin de semana, estaba muy cerca de una zona de bares y se reunían los jóvenes afuera, junto a las ventanas del hotel, con lo cual resultaba imposible pegar ojo hasta las tantas de la madrugada. Por lo demás, el pueblo es muy bonito aunque, quizás, demasiado concurrido en verano. Y con las palizas que nos dábamos de día, tan poco quedábamos con demasiadas ganas de juerga por la noche, jeje.
Este es el relato de algunas de las caminatas más bonitas que hicimos por la zona y en las que disfrutamos de un paisaje impresionante. Lo bueno que tiene Ordesa es que hay rutas para todo el mundo y cualquiera puede disfrutar de este maravilloso Parque Nacional según sus gustos y su capacidad.
Fuimos a principios de agosto y nos alojamos en un hotel de Broto, pensando que sería una buena base para hacer excursiones por toda la zona. Y acertamos cuando se trataba de entrar por la zona de Torla, pues estaba realmente cerca, pero hubiera sido mejor establecer una segunda base para acceder a las zonas de Monte Perdido, Escuaín y el Cañón de Añisclo ya que los más de 50 Km que hay desde Broto hasta esa otra parte del Parque no cunden nada por una carretera estrecha y llena de curvas (aunque muy bonita ciertamente) y se tarda más de hora y media en llegar y otro tanto en volver.
No recomiendo el hotel de Broto porque no me gustó, así que ni lo menciono. Nos pusieron en una habitación junto al ascensor, que hacía un ruido infernal y sólo conseguíamos dormirnos por lo cansados que estábamos, no por la comodidad del lugar; además, el fin de semana, estaba muy cerca de una zona de bares y se reunían los jóvenes afuera, junto a las ventanas del hotel, con lo cual resultaba imposible pegar ojo hasta las tantas de la madrugada. Por lo demás, el pueblo es muy bonito aunque, quizás, demasiado concurrido en verano. Y con las palizas que nos dábamos de día, tan poco quedábamos con demasiadas ganas de juerga por la noche, jeje.
Este es el relato de algunas de las caminatas más bonitas que hicimos por la zona y en las que disfrutamos de un paisaje impresionante. Lo bueno que tiene Ordesa es que hay rutas para todo el mundo y cualquiera puede disfrutar de este maravilloso Parque Nacional según sus gustos y su capacidad.
VALLE DE ORDESA.
En los meses de verano no se permite acceder a esta zona del Parque en vehículo privado, con lo que hay que dejar el coche en el aparcamiento de Torla y coger un servicio público de autobuses que sale cada 20 minutos. Así que toca calcular bien los tiempos y las distancias, teniendo en cuenta además que en verano hay mucha afluencia de visitantes.
Pradera de Ordesa – Senda de los Cazadores – Faja de Pelay – Circo de Soaso y regreso a la Pradera de Ordesa por los senderos que van junto al río.
Ruta completa: unos 20 Km. Entre 7 u 8 horas (depende de si la Senda de los Cazadores se hace de subida o de bajada). El itinerario que pongo, y que es el que hicimos, es de subida y aunque es más duro, tiene la ventaja de no ser peligroso, mientras que si la senda se hace en bajada puede presentar problemas en caso de que el suelo esté mojado. En cualquier caso, como siempre, hay que informarse bien antes de hacerla.
En esta marcha permite contemplar el valle y los picos que lo rodean a vista de pájaro, desde la Faja de Pelay, llegando al circo de Soaso y a la Cascada de la Cola de Caballo, para luego volver a la zona de la Pradera por el valle, junto al río y las llamadas Gradas de Soaso, (esta segunda parte constituye la excursión más clásica y cómoda del Parque, que se hace en itinerario de ida y vuelta). Además de las vistas, lo bueno que tiene la ruta por la Senda de los Cazadores es que la hace poca gente y, en verano, evitas las multitudes que hacen la caminata por el valle.
Hay que subir allá arriba: así veíamos la proa de Carcilarruego desde el valle: ¡madre mía, casi se quitan las ganas!
En esta marcha permite contemplar el valle y los picos que lo rodean a vista de pájaro, desde la Faja de Pelay, llegando al circo de Soaso y a la Cascada de la Cola de Caballo, para luego volver a la zona de la Pradera por el valle, junto al río y las llamadas Gradas de Soaso, (esta segunda parte constituye la excursión más clásica y cómoda del Parque, que se hace en itinerario de ida y vuelta). Además de las vistas, lo bueno que tiene la ruta por la Senda de los Cazadores es que la hace poca gente y, en verano, evitas las multitudes que hacen la caminata por el valle.
Hay que subir allá arriba: así veíamos la proa de Carcilarruego desde el valle: ¡madre mía, casi se quitan las ganas!
El día era muy agradable, con la temperatura en torno a los 22 grados y lucía el sol, pero no estaba despejado y había algunas nubes pero que no amenazaban lluvia. Caminamos hacia el puente sobre el río Arazas, lo cruzamos y nos encaminamos hacia la Senda de los Cazadores. Enseguida empieza a serpentear y a picar hacia arriba que da gusto.
Menos mal que había sombras y, al principio, no sudamos demasiado. La senda es ancha y no presenta problemas aparte de la dureza de la subida; pero, sin saber cómo ni por qué, la ruta empezó a complicarse y, seguramente por seguir tontamente a otros senderistas, unos por otros nos quedamos enriscados y ni para adelante ni para atrás. Afortunadamente, entre todos, conseguimos recuperar la senda correcta y dejar la otra para las cabras.
La ascensión es muy dura, sobre todo la parte que va desde que se bifurca la senda, una hora después de haber iniciado la marcha y subido casi 700 metros, hasta que se llega al mirador de Carcilarruego.
Estábamos a 1950 metros de altura, casi con la lengua afuera, pero los sudores pasados se olvidan completamente cuando puedes echas un trago de agua de la cantimplora mientras contemplas estos soberbios panoramas:
Mirando a la izquierda, hacia Torla:
Mirando hacia abajo, el valle:
Mirando hacia la derecha, dirección que teníamos que seguir hacia el circo de Soaso:
Por la Faja de Pelay:
Mirando hacia abajo, el valle:
Mirando hacia la derecha, dirección que teníamos que seguir hacia el circo de Soaso:
Por la Faja de Pelay:
Seguimos avanzando con la boca abierta por la majestuosidad de los paisajes que veíamos, aunque el día se nos había nublado un poquito, quitando luminosidad a las fotografías:
Sabíamos que lo peor ya había pasado y tocaba disfrutar. Seguimos por la Faja de Pelay, con magníficas vistas de formaciones rocosas como Tobacor, Gallinero, Mondarruego y Descargador. De pronto, las nubes se apartaron y también pudimos divisar lo que tanto habíamos buscado con la mirada: la famosa Brecha de Rolando, una inconcebible puerta abierta en la montaña que separa la zona pirenaica española de la francesa. También se veía el circo y la cascada de Cotatuero:
La senda permite ver desde lo alto el curso de agua del río Arazas y la sucesión de cascadas que forma y la caminata, más cómoda, se volvió una gozada.
Al fondo, ya veíamos la cascada de la Cola de Caballo como meta a alcanzar para, por fin, poder tomarnos un muy merecido bocata.
La preciosa Cascada de la Cola de Caballo:
De camino hacia el valle, contemplamos las alturas de las que veníamos:
Después, iniciamos el retorno hacia la pradera de Ordesa y, caminando junto al río, podíamos contemplar en todo su esplendor las cascadas que habíamos visto desde las alturas. El agua salta como en escalones, por eso reciben el nombre de Gradas de Soaso.
Al final, también nos encontramos con la Cascada del Estrecho:
La verdad es que fue duro y sobre todo largo, al final casi no podía con mis pies. La parada del autobús no parecía vislumbrase nunca, menos mal que el terreno es más sencillo al acabar. Terminamos muy cansados, pero muy satisfechos del bonito día vivido. La ruta completa es espectacular.
VALLE DE PINETA.
Como he comentado antes, no hicimos una buena elección de alojamiento y nos costó más de hora y media llegar a las proximidades del Parador de Monte Perdido, desde donde se inician las caminatas por el Valle de la Pineta. Para compensar la carretera llena de curvas, la ruta es muy bonita. También es curioso ver una zona de pueblos abandonados, que deja esta perspectiva:
Hay que llegar a Aínsa y después a Biesa. En la carretera que conduce a Francia, a 15 Km de la frontera, se toma un desvío a la izquierda hasta llegar al Parador. Desde allí hicimos una mezcla de dos de las varias marchas que se pueden emprender. Lo mejor es consultar alguno de los folletos con rutas y ver lo que más aconsejable según el tiempo y las ganas de caminar de cada uno.
Pineta - Cascadas del Cinca - Llanos y cascadas de La Larri.
Se tarda unas cuatro horas y no nos pareció demasiado exigente, aunque cuenta con algunas zonas de subida. No es de los lugares más conocidos del Parque Nacional, pero realmente merece mucho la pena porque está mucho menos concurrida y además del espectacular paisaje de montaña, las cascadas son espectaculares.
Circo de Pineta:
Sendero en el que se inicia la ruta, por el bosque, y cascadas:
Llanos de La Larri:
Bocata en las orillas del río Cinca para reponer fuerzas:
Cascadas del Barranco de La Larri:
AINSA.
Después de unas horas muy agradables de caminata, volvimos al coche y fuimos a visitar Ainsa, un pueblo realmente precioso, cuya parte antigua ha sido restaurada con mucho acierto. Hubiera sido un lugar extraordinario para alojarnos, lo tendremos muy en cuenta para la próxima vez, si bien quizás en verano esté demasiado concurrido. Lo visitamos por la tarde y aún estaba a tope de gente. Nos quedamos a cenar y lástima que no recuerde el nombre del restaurante (estaba llegando a la Plaza Mayor, frente a la iglesia) porque nos gustó mucho tanto la comida como el lugar donde nos ubicaron; una mesa en un altillo de la terraza con vistas a la montaña, con su posterior puesta de sol y velas cuando anocheció. Todo un lujo.
Plaza Mayor de Ainsa vista desde los muros del castillo:
Otra vista del casco antiguo de Ainsa:
GARGANTAS DE ESCUAÍN.
Hicimos una ruta de 11 Km. desde el pueblo de Revilla hasta Escuaín. Fue muy entretenida, parecíamos inmersos en una película de Indiana Jones: había que pasar túneles en la roca, trepar y descolgarse por peñascos, cruzar el río sobre troncos... Y todo en una paisaje espectacular. No se trata de un recorrido demasiado exigente, ni tampoco peligroso, pero hay que estar en una forma física aceptable; por lo demás, una gozada si hace buen tiempo.
Revilla - Faja del Oso - Puente de los Mallos - Escuaín - Fondo de la Garganta
Túnel en la roca:
Cascadas en la Faja del Oso:
Vistas de la garganta desde el Puente de los Mallos:
CAÑÓN DE AÑISCLO.
El Cañón de Añisclo se encuentra en la parte sur del Macizo del Monte Perdido. Este valle tiene en su cabecera un circo glaciar, pero enseguida se encajona en un profundo cañón fruto de la erosión causada por las aguas del río Bellos en la roca caliza, formando una sucesión de bellas cascadas. En coche se llega siguiendo el desfiladero que forma el río y que tiene sentido único desde Puyarruego hasta el Puente de San Úrbez, punto de inicio de las caminatas; se sale por la carretera que une Buerba con Puyarruego.
Este era el aspecto del río desde la carretera:
Hay que madrugar porque el aparcamiento de Ereta de Biés se satura en verano y los automóviles aparcan en la cuneta. Hicimos una marcha de unos 14 Km, con un desnivel de unos 400 metros, que se asciende de manera suave por lo que no es demasiado complicada. El itinerario fue:
Ereta de Biés - Ermita de San Úrbez - La Ripareta - Molino de Aso - Ereta de Biés.
La ruta se inicia como tal en el puente de San Úrbez, del siglo XVIII (el superior de hormigón, ¡qué feo!, se construyó para permitir el paso de los vehículos y maquinaria de las empresas madereras):
Pasado el puente de Sangons, la senda se estrecha y empieza a ganar altura que, entre exuberante vegetación, permite oír el sonido del agua que corre impetuosa a nuestros pies, formando pequeñas cascadas y pozas:
Según caminábamos, la naturaleza se volvía más agreste. Pasamos un bosque de pino conocido como Selva Plana:
No tardaron en aparecer unas nubes amenazadoras que nos dieron bríos para continuar más deprisa. Estábamos cerca del objetivo, ya veíamos La Ripareta (1.420 m):
Alcanzada la meta: junto a estas aguas cristalinas, tomamos nuestro bocata mirando de reojo al cielo:
Regresamos por el mismo camino hasta la bifurcación que permite visitar el molino de Aso. Desde allí vimos una espectacular cascada, que se precipitaba en un paisaje idílico:
Y rematamos el día con esta extraordinaria perspectiva que encontramos en la carretera, de vuelta a Broto:
Como remate a nuestra semana pirenaica, pero ya fuera del Parque de Ordesa y Monte Perdido, nos acercamos hasta la estación de Canfranc, inaugurada en 1928 por el rey Alfonso XIII para comunicar España con Francia. En su día constituyó una gran obra de ingeniería forestal y vivió momentos de esplendor, pero se encuentra cerrada desde que en 1970 descarriló un tren mercancías procedente de Francia. Merece la pena dedicarle unos minutos:
Continuamos hasta Astún y cogimos un remonte que nos dejó estas bonitas perspectivas:
Después hicimos una pequeña caminata que nos llevó a contemplar estos bellos paisajes con el Midi D'Osseau, el pic Catereau y el Lac du Pla de las Baques:
Aquí acaba el relato de algunos de los lugares más bonitos que visitamos en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y alrededores. Son únicamente una muestra de los muchas y variadas rutas que hay para todo el mundo en este verdadero paraíso natural que tenemos en nuestro país. Esperamos volver pronto.