Dos días y medio en Granada capital(2). La Alhambra y el Generalife. ✏️ Diarios de Viajes de España

Como dije en la etapa anterior, la mejor vista de todo el conjunto de la Alhambra se obtiene desde el barrio del Albaicín (que se encuentra justamente enfrente), desde el Mirador de San Nicolás, desde el de San Cristobal o desde cualquier otra plaza abierta que mire hacia el río desde allí. No hay que perdérselo. No viene mal ir primero allí para hacerse una idea de la disposición de lo que veremos después.

Sin esperar demasiado, recogimos las entradas en una taquilla habilitada para quienes ya teníamos reserva y comenzamos la visita que, como ya he comentado en la etapa anterior, está condicionada por el horario que se tenga para los Palacios Nazaríes. Y no sirve de nada ponerse a la cola con antelación al turno que toque porque en ningún caso permiten pasar antes de la hora. Sin embargo, si se llega unos minutos después y ya han entrado los de tu turno, se le enseña el ticket a los vigilantes y, normalmente, dejan pasar (vimos varios casos), pero como en la normas advierten que si se llega tarde se pierde el derecho de acceso, mejor ser puntuales y no arriesgarse. Una vez en el interior, no vi que nadie controlase el tiempo que cada persona está dentro de los Palacios. En realidad, el control lo realizan los propios visitantes por la necesidad de seguir visitando la Alhambra, con lo cual tampoco da para entretenerse demasiado en ninguna parte. Y es que, en mi opinión, en menos de cuatro horas no se completa el recorrido, salvo que se vaya corriendo sin disfrutar de nada.

A la entrada, junto a las taquillas, hay siempre guías (la mayoría no oficiales) ofreciendo sus servicios (pedían entre 10 y 15 euros por visita, no sé cómo estarán los precios ahora). Si se quiere hacer visita guiada o no depende de cada persona. Nosotros preferimos ir por nuestra cuenta, consultando nuestras notas o folletos y los paneles informativos.

Como habíamos llegado temprano, nos dio tiempo a ver primero la Alcazaba. Allí, al sacar la cámara de fotos, comprobé con horror que me había dejado el bolsito con las baterías de reserva en casa (no en el hotel) y solo disponía de la que estaba puesta en la máquina; así que tuve que controlar muy mucho las fotos que hice durante toda la estancia en Granada y utilizar también el teléfono, con lo cual algunas no salieron muy allá precisamente. Pero, bueno, como en la Alhambra todo es precioso, el recuerdo siempre queda y espero que al menos sirvan para ilustrar un poquito el diario.

El orden en que hicimos la visita fue: Alcazaba, Palacios Nazarís, Palacio de Carlos V y Jardines del Generalife. Y este es el resumen de lo que vimos y disfrutamos en la Alhambra.

De forma trapezoidal, ocupa la zona occidental y más elevada de la colina de la Sabika, entre las cuencas de los ríos Darro y Genil, sobre la que se asienta todo el conjunto. Es la zona más antigua y su función era principalmente defensiva y militar, aunque también funcionó como residencia real con anterioridad a la construcción de los palacios nazaríes. Los primeros edificios corresponden a la época califal (siglo XI) y serían ampliados posteriormente, cuando Granada se convirtió en uno de los reinos de Taifas.

La Alcazaba vista desde el barrio del Albaicín.

Alcazaba: camino de ronda y muralla.

Campana que corona la Torre de la Vela.

La ciudad de Granada a nuestros pies desde la Torre de la Vela.

Barrio castrense y plaza de armas, al fondo, la Torre Quebrada y el lienzo oriental.

El Palacio de Comares y el Palacio de los Leones datan del primer tercio del siglo XIV y se construyeron para tanto para sede de funciones administrativas y protocolo como para alojamiento real privado.

Los Palacios Nazaríes y el Palacio de Carlos V vistos desde la Alcazaba.

Los Palacios Nazaríes y el Palacio de Carlos V desde el Albaicín.

A la entrada, se encuentra el Patio de Machuca, llamado así por el apellido del arquitecto que hizo el proyecto del Palacio de Carlos V y que utilizó este patio como base para dirigir las obras. Tiene dos fuentes circulares que vierten el agua en el centro de una alberca.

Patio de Machuca. Al fondo la Torre de Comares.

El Mexuar (Maswar en árabe). Es como una antesala del Palacio de Comares y su nombre se refiere al lugar donde se reunía el Consejo de Ministros o Sura. Tenía una cámara elevada para que el sultán pudiese escuchar sin ser visto. Se cree que su origen es anterior al Palacio de Comares y pudo construirse en torno a 1314, así que se trata la sala más antigua, donde el sultán impartía justicia. Sufrió varias remodelaciones en siglos posteriores y presenta piezas y azulejos tanto de estilos árabes como cristianos.

Los capiteles están adornados con los llamados “mocárabes”, que son elementos ornamentales geométricos del arte islámico empleados para decorar arcos, bóvedas o cornisas. Están elaborados con capas de yeso o ladrillos y se basan en la yuxtaposición de pequeños prismas colgantes, con su parte inferior cóncava, que caen como estalactitas. Aunque por comentarios que he leído la cuestión no parece tan simple, pues hay varios tipos de adornos con nombres diferentes, creo que a los profanos nos vale esta definición (que he sacado del Diccionario Manual de la Lengua Española de la Editorial Larouse) para entender un poco de qué va el tema; por lo menos a mi me aclaró bastante.

El Oratorio. Está situado al fondo del Mexuar y servía para las oraciones del sultán, su familia y la corte. En su origen, el piso se encontraba a la altura del poyete de las ventanas para permitir la meditación y ver el paisaje estando sentado en el suelo (esto se repite mucho en los edificios palaciegos). Quedó prácticamente destruido por la explosión de un polvorín en 1590 y fue restaurado en 1917.

El Cuarto Dorado. Se accede por un pórtico de tres arcos sobre columnas con capiteles de mármol del siglo XII. Su nombre se debe al repintado mudéjar de su artesonado, realizado en tiempos de los Reyes Católicos, como reflejan los emblemas y escudos que aparecen en él. Esta sala la utilizaban los secretarios del sultán para anotar y ejecutar sus sentencias. Fue adaptado como habitación para Isabel de Portugal (la esposa del emperador Carlos V), pero no llegó a ocuparla.

El Patio del Cuarto Dorado. Situado entre el Cuarto Dorado y la Fachada del Palacio de Comares. Tiene una fuente en el centro y aquí, frente a la fachada del palacio, el sultán recibía en audiencia a sus súbditos e impartía justicia. En la parte alta hay ventanas con celosías de madera para que las mujeres pudiesen observar sin ser vistas.

Fachada del Palacio de Comares. Se encuentra frente a la galería del Cuarto Dorado, con el patio y su fuente en medio. Data de 1370 y la mandó construir Muhammad V para conmemorar la toma de Algeciras. En su origen estaba revestida de vivos colores y el alero es una obra maestra de la carpintería islámica. Esta fachada servía como separación al palacio administrativo del privado. La puerta derecha conducía las dependencias familiares y de servicio; la izquierda, al Patio de los Arrayanes y a las dependencias oficiales. Junto con los patios, es uno de los lugares apropiados para sacar una fotografía bonita: siempre sale resultona. El truco está en tener paciencia y esperar a que hayan desaparecido por las dos puertas todos los de vuestro mismo turno. Y si aun así siguen apareciendo decenas de cuerpos y cabezas, no hay que lamentarse porque incluso en muchas de las fotos de folletos turísticos y libros especializados sale bastante gente. Todo es tan bonito que la presencia humana no arruina las vistas (demasiado) y, de todas formas, no queda más remedio que asumir las multitudes porque estamos ante el monumento más visitado de España con casi dos millones y medio de personas en 2015.

Patio del Cuarto Dorado, enfrente la fachada del Palacio de Comares.

El Palacio de Comares. Se conforma como un conjunto de dependencias alrededor del Patio de los Arrayanes. Su construcción la inició el sultán Yusuf I, pero se terminó durante el reinado de su hijo Mohamed V. Es el edificio principal, la residencia del Sultán y donde se encontraba la Sala del Trono.

El Patio de los Arrayanes. Tiene forma rectangular y debe su nombre a los macizos de arrayanes que rodean a la alberca que hay en su centro, a la que vierten sus aguas dos pilas de mármol. Hay dos pórticos, el de la zona norte, que conduce a la Sala de Embajadores y el de la zona sur, que cuenta con dos plantas y una galería corrida de madera. Las dependencias originales de esta zona quedaron destruidas por la construcción del Palacio de Carlos V. Son muy bonitos los reflejos de las fachadas en la alberca, pero es misión imposible sacar una foto sin gente arremolinada junto a las puertas. No importa, hacemos abstracción del personal porque en cualquier caso la vista es preciosa.

La Torre de Comares es la más alta de toda la fortaleza y, al parecer, debe su nombre a las vidrieras de colores que iluminan el salón de Embajadores, llamadas comarías. Se dice que fue aquí donde Boabdil pactó entregar Granada a los Reyes Católicos y donde Colón convenció a la Reina Isabel para emprender su aventura hacia las Indias. En su interior se encuentran la Sala de Embajadores y la Sala de la Barca.

Patio de los Arrayanes con la Torre de Comares al Fondo.

El Salón de Embajadores es el mayor de toda la Alhambra, era el salón del trono. Hay tres ventanas en cada pared y el trono estaba situado bajo la central de la pared que mira a la puerta. El techo de madera representa a los siete cielos del cosmos islámico que recorre el alma del creyente hasta llegar a Alá. Una sala realmente impresionante.

A continuación, salimos al famoso Palacio de los Leones, que antiguamente no estaba comunicado directamente con el Palacio de Comares.

Es el más bello de los palacios nazaríes, que abandona la decoración geométrica y abstracta en favor de otra más natural, propia del arte cristiano. Al parecer fue consecuencia de la amistad que unió a Mohamed V con Pedro I el Cruel. Se empezó a construir en 1377 para residencia privada del sultán y su familia, y está compuesto por un patio central rodeado de galerías de columnas a semejanza de un claustro cristiano, por donde se accede a las diferentes salas (si no me lo cuentan, no me lo hubiese imaginado; después de saberlo, mirando atentamente, resulta evidente la semejanza con un claustro). No hay ventanas al exterior porque eran recintos privados, pero sí un jardín interior, de acuerdo con idea musulmana del paraíso. De las salas fluyen cuatro arroyos que van a parar al centro, los cuatro ríos del paraíso. (Aunque he procurado comprobarlo, es muy posible que alguna de las fotos no se corresponda con el lugar donde va colocada).

Una de las estampas más conocidas de la Alhambra:

La Sala de Mocáberes. Al parecer era un vestíbulo o recibidor y debe su nombre a los tres arcos de entrada adornados con bellos mocáberes y, sobre todo, a la bóveda que contaba con una decoración excepcional que, lamentablemente, quedó destruida por la explosión de un polvorín en 1590.

La Sala de los Abencerrajes. Era la alcoba del sultán, con muros ricamente decorados y una fuente en el centro que servía para reflejar la hermosa cúpula de mocábares proporcionando una luz de colores con apariencia mágica. Según la leyenda, el nombre de esta sala se debe a que aquí fueron degollados 36 caballeros abencerrajes por orden de Boabdil, aunque en la realidad parece que no sucedió así.

El Haren, o lugar donde convivían las esposas del Sultán, que solían ser cuatro. La favorita residía en dependencias separadas, supuestamente en la llamada Torre de la Cautiva, llamada así porque fue donde permaneció confinada Isabel de Solis (Zoraya), la cristiana de familia noble que pasó de ser prisionera a esposa y favorita de Muley Hacén.

La Sala de los Reyes. Se llama así por una pintura que hay en la cúpula central. Es la más larga del Palacio y se cree que pudo utilizarse para fiestas familiares.

La Sala de dos Hermanas. Su nombre se debe a dos grandes losas gemelas de mármol que están en el suelo. La construyó Mohamed V como nuevo mexuar, con el trono del sultán emplazado en el mirador de Daraxa o Lindaraja, desde donde podía contemplar los jardines y la fuente del Partal, con vistas a Granada. Posteriormente, se utilizó como residencia de la esposa del sultán y su familia (aquí vivió la madre de Boabdil tras ser repudiada por Muley Hacén). Es cuadrada, con suelo de mármol, tiene fuente con surtidor y un canalillo que lleva el agua al Patio de los Leones. Destaca la extraordinaria cúpula de mocárabes en forma de flor.

El Mirador de Daraxa o Lindaraja, desde el que se veía el jardín, abierto a Granada. Es una de las más bellas manifestaciones del diseño decorativo nazarí.

Los Jardines de Daraxa. Se construyeron entre 1526 y 1588, al mismo tiempo que las habitaciones de Carlos V. En su centro tiene una bella fuente renacentista.

La Fuente de los leones. No se conoce su origen, pero existen referencias de la fuente ya en el siglo XI. Representan a las 12 tribus de Jerusalén y dos ellos tienen dos triángulos en la frente, señalando las tribus elegidas (Judá y Leví). El conjunto fue restaurado no hace mucho tiempo y los leones han recuperado su tono blanco original, característico del mármol de Macael. Además, el suelo ya no es de tierra sino de mármol blanco. La verdad es que, aunque resplandeciente, tanto blanco reflejaba la luz demasiado, y los leones me parecieron menos fieros que cuando estaban sucios (como estaban en nuestra visita anterior), con apariencia de perros más que de feroces reyes de la sabana. En fin, es un comentario tonto por mi parte, pero eso me pareció. Por lo demás, el conjunto es fantástico y, como he dicho antes, hasta que no lo leí no se me hubiera ocurrido pensar que las columnas de alrededor simulan un claustro: ahora lo veo clarísimo.

Los blancos y relucientes leones.

El Patio de la Reja: se llama así por el balcón corrido que ocupa la parte superior del tejado sur. Se construyó entre 1654 y 1655 y cuenta con una fuente en el centro.

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Fabuloso mirador sobre Albaicín y Sacromonte.

Dejando la fachada de los palacios a nuestra espalda, caminamos por un gran jardín, con una alberca cuyas aguas reflejaban la bella estampa del Palacio del Partal y su pórtico de cinco arcos. La estancia principal se encuentra dentro de lo que se conoce como la Torre de las Damas y cuenta con un amplio mirador hacia el barrio del Sacromonte. Guarda cierto parecido con el Palacio de Comares y por su diseño se piensa que pudo ser construido en la primera década del siglo XIV, lo que lo convertiría en el palacio más antiguo de la Alhambra. Este recinto era de propiedad privada y no se incorporó al conjunto monumental hasta 1891, cuando su dueño lo cedió al Estado. Por entonces no presentaba su aspecto actual, ya que sus paramentos originales estaban ocultos tras un enfoscado.

El emperador visitó la Alhambra durante su viaje de bodas con Isabel de Portugal en 1526 y quedaron tan impresionados con el conjunto que Carlos V decidió construirse un palacio en su interior. Para ello y dadas sus dimensiones, hubo que alterar bastante la disposición interior del todo el recinto monumental y su conexión con la ciudad. El diseño original lo realizó Pedro Machuca, en estilo “romano”, que incluía un robusto edificio con un gran patio circular rodeado de columnas. El emperador ni lo vio concluido ni llegó a habitarlo, y las obras se suspendieron varias veces por falta de financiación hasta que se abandonaron en 1637. En 1923 se inició un plan de recuperación para museo, que culminó en 1958.

Finalmente nos dirigimos hacia la zona del Generalife, lo que lleva unos minutitos de agradable caminata por el Paseo de las Torres, que debe su nombre a las que se van viendo: las de los Picos, el Cadí, la Cautiva y Las Infantas.

De camino hacia el Generalife.

Situado en el Cerro del Sol, originariamente era una hacienda de huertas y pastos, donde los reyes musulmanes construyeron un palacio dedicado al descanso, rodeado de paseos, jardines y fuentes. Resulta una delicia recorrer tranquilamente sus rincones, disfrutando además de las vistas que ofrece sobre Granada y los Palacios Nazaríes.

El conjunto ha cambiado bastanterespecto al aspecto que presentaba en la época nazarí, pues los cristianos introdujeron muchas reformas para adaptarlo a sus gustos; y también se realizaron en los siglos posteriores, tanto para remediar su deterioro como por cuestión de cambios en preferencias y necesidades. Actualmente se divide en los siguientes espacios:

- El Palacio del Generalife, mezcla entre casona rural y espacio palaciego, al que se accede por dos patios sucesivos. Su decoración era mucho más sencilla que la de los palacios residenciales de la Alhambra.

- El Patio de la Acequia, el más bonito y conocido. Como curiosidad decir que sus famosos surtidores cruzados no son de la época nazarí ya que fueron instalados en el siglo XIX.

Por cierto, que con encontrarlo todo maravilloso, tengo que decir que la otra vez que vine a la Alhambra vi el Patio de la Acequia y los Jardines mucho más floridos siendo la época del año era más o menos la misma. No sé, quizás se deba al año tan cálido, a la sequia o a que han cambiado algunas plantas.

- Los Jardines Altos a los que se accede por la escalera de los leones, llamada así por unas esculturas de cerámicas que representan a dos de ellos; datan del siglo XIX.

Palacio del Generalife y Patio de la Acequia desde los Jardines Altos.

Patio del Ciprés de la Sultana desde los Jardines Altos.