Nos despertamos a las 7h y después de desayunar dejamos Bled para dirigirnos a ver las cuevas de Eisriensenwelt, ya en Austria. Llenamos el depósito y compramos la viñeta correspondiente. Llegamos a las 9:30 a Werfen. Compramos las entradas (20€/p) . Un poco de información:
Las cuevas de Eisriensenwelt son un sistema de cuevas naturales que se encuentran en las montañas de Tennen, cerca de Werfen (Salzburgo). Son de mucha atracción turística ya que se trata de la gruta de hielo más grande del mundo con un total de 42 kilómetros de longitud.
Las cuevas fueron descubiertas en 1879 por el naturista salzburgés Anton von Posselt- Czorich aunque pasó un tiempo hasta que fueron visitadas por los turistas ya que fueron abiertas al público en 1920. En el invierno, las cuevas generan un efecto chimenea que permiten que el hielo se conserve mientras que durante el verano la parte interna de las cuevas se calientan razón por la cual los hielo se derriten entre 5 y 10 centímetros que luego son recuperados en los meses fríos.
Para visitar las cuevas tuvimos que coger un teleférico pequeño y luego subir andando por pista 15 min hasta llegar a la entrada de la cueva que se encuentra a 1586m. La cuesta no es gran cosa pero para personas mayores y niños puede suponer un pequeño esfuerzo.
Una foto de web:
Era un día espléndido, habría 27ºC y dentro del palacio del hielo estaríamos a 0ºC ;un cambio tremendo. Nos pusimos como esquimales con pantalones, guantes, forros polares... y a dentro. Nos dieron una pequeña lámpara ( dentro no hay luz eléctrica por no dañar el ambiente) que al abrir la puerta a más de uno se nos apagó al momento por la ráfaga de aire que salió por la puerta. El aire era gélido y al poco rato emprendimos la marcha subiendo los 700 escalones que hay. El guía explicaba en inglés y no problem. Las formaciones de hielo eran sublimes. Nos quedamos perplejos con la belleza que reinaba en la cueva. Nunca había estado y ni imaginado lo bonito que podía ser ver semejantes bloques de hielo dentro de una montaña. Y eso que solo se veía 1km de los 42km que tenía! Altamente recomendable.
Salímos y parecía que estabámos en el desierto. Otra vez pantalones cortos y sudando. Pero se agradecía. A diferencia de las cuevas de Eslovenia, aquí no pudimos hacer fotos. Estaba prohibido y leí en un foro como a una persona se le quitó una cámara reflex por no obedecer las normas. Desde aquí se podía ver las montañas nevadas y el castillo de Werfen custodiando el pueblo desde lo alto.
Al poco rato, cogimos el coche dirección a St Gilgen y paramos a comer en uno de los lados de la carretera.
A las 16 llegamos a St Gilgen, la ciudad de Mozart, que es la puerta de entrada hacia la región prealpina de Salzkammergut,el maravilloso País de los Lagos,algunos de cuyos valles fueron incluídos en 1997 en el Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Habíamos entrado en Austria.
El nombre de Salzkammergut tiene su origen en los tiempos imperiales de los Habsburgo,que durante siglos controlaron los beneficios de la explotación de las minas de sal (Salz) de lo que era una especie de finca (Gut) cuyos beneficios eran controlados por la Hofkammer (Cámara Real).El alto valor económico y estratégico de la sal convirtió a Salzkammergut en un espacio restringido. Hoy en día las minas de sal mantienen una explotación testimonial y el turismo se ha convertido en el nuevo oro blanco para los habitantes de la región.
Preguntamos en 4 diferentes camping y estaban llenos. Todos estaban en la orilla del lago y se notaba que había mucha demanda. Llegamos al quinto camping y lleno otra vez. La paciencia tenía un límite. Serios y con cara de pocos amigos, le pedimos poder dormir en un terreno pequeñito y nos concedió (20€). Montamos nuestro particular chiringuito y directos al lago. Era muy relajante y se podía ver en las orillas del lago Wolfgangsee pequeños pueblos con mucho encanto. El sitio en sí era un espectáculo de la naturaleza, todo verde,con pueblos pintorescos rodeados de un gran lago... no se podía pedir más.
Era un lugar especialmente atractivo para practicar parapente. Sufrí mucha envidia ya que he volado en solitario pero todavía me falta el título y no podía alquilar el material.
Cenamos pronto y a las 19h fuímos al pueblo de St Gilgen.Dejamos el coche en la zona de aparcamiento situada en la entrada del núcleo. Las calles de St Gilgen descendían hacia la orilla del lago. En el camino hay una elegante plaza. En su centro, rodeada de flores, hay una pequeña estatua de un violinista muy importante en la historia de la música: el gran Wolfgang A. Mozart. Sin embargo, Mozart no nació en St Gilgen, pero sí su madre y, con toda probabilidad, la elección del nombre de su hijo estuvo condicionada por el santo que da el nombre al lago. Además , también, una hermana del músico vivió en una casona a orillas del lago.
Tuvimos la gran suerte que había una fiesta con vestimentas típicas y concierto de música sinfónica de Mozart en vivo. Fue uno de los mejores momentos del viaje.La gente estaba muy animada , bailando...
El pueblo era muy pintoresco. Todo tenía su encanto. Era algo mágico al lado del lago.
El pueblo St Gilgen nos pareció muy muy hermoso con su calles y fachadas decoradas. Pasadas las 22h cogímos el coche y para el camping. Habia sido un día muy intenso y estábamos cansados... con una sonrisa de oreja a oreja dormimos en nuestro nido de amor, la gran tienda de campaña,jej.
(Hoy por hoy, no pasa ni un día que no piense en la ubicación más bonita donde se encontraba este magnífico pueblo, al igual que Hallstatt)