DÍA 14, Santiago arrasado por el huracán Sandy ✏️ Diarios de Viajes de Cuba

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A las 5,30, cuando empezó a aclarar, salí a la calle mientras Roger aún dormía. Me quedé boquiabierta. Enormes piezas de uralita, postes de luz, tejas, cristales y árboles bloqueaban las calles. Muchas paredes y balcones que estaban en mal estado estaban en el suelo. La mayoría de casas estaban sin techo. Me aterraba la idea de que la cola del huracán trajera lluvias ya que acabaría de destrozar la ciudad y la gente no tendría donde resguardarse. Por suerte no fue así. No vi ni un policía ni bombero, nada de ayuda. Hasta esa tarde no llegó algo de ayuda y llevaban consigo machetes y poco más. No quedó ni un árbol en pie, ni los centenarios. La gente estaba con cara de asombro, en shock, examinando la zona del desastre. Si bien, nadie hacía un gran escándalo, ni se quejaban, muy pocos lloraban, excepto alguna señora mayor que vimos. Sorprendentemente, la gente expresaba que tenían suerte de estar con vida y eso era lo más importante, que lo material es secundario y que ya los ayudarían (mucho me temo que habrán ayudado a muy pocos). Fue una gran lección para nosotros ya que en nuestra cultura, estamos acostumbrados a montar grandes dramas por muy poco que nos haya pasado. La gente empezaba a recoger la uralita de las calles y se la llevaba a casa. No sé si era uralita suya o de los vecinos, pero quien no se espabile, se queda sin. Luego vimos piezas muy grandes de uralita que parecían ser de techos bastante lejanos, como a 80 metros del lugar de aterrizaje.
*** Imagen borrada de Tinypic ***

Quise empezar a ayudar, de hecho era mi idea cuando salí a la calle, pero sorprendentemente, vi muy poca gente puesta en la labor. Quizás era muy temprano y estaban en shock…pero realmente incluso 2 días después, la gente estaba bastante pasiva. Para nuestra sorpresa, nuestro coche no tenía ni un solo rasguño. El coche de los dueños de la casa, tenía el techo completamente aboyado y ellos, pobres, no tenían el coche asegurado. Así quedó su terraza. Yisel estaba bien triste por haber perdido el precioso manto de flores que cubría su terraza. El antes y el después:
*** Imagen borrada de Tinypic ***

Fui a despertar a Roger para que viera el panorama antes de que se empezara a recoger el desastre. Allí estaba también el otro huésped que dormía en la habitación de al lado. Un legionario malagueño que ha cruzado varias veces el Atlántico en regatas que nos dice que ha dormido como un tronco toda la noche. Él había venido para hacer la ruta Santiago- Habana en bici. Y así lo hizo. Decidimos dar una vuelta juntos para explorar la zona.
Salimos 2 cámaras en mano e hicimos un reportaje para plasmar lo que realmente le pasó a Santiago:
*** Imagen borrada de Tinypic ***

Como podéis ver, la poca policía que había no estaban muy por la labor.
*** Imagen borrada de Tinypic ***

Curiosamente, mucha gente nos pedía que fotografiáramos sus casas para dar a conocer lo que pasaba. Nos hablaban sobre la noche que habían pasado. Unos nos explicaron que en mitad de la noche cuando se les voló el techo, cogieron la tele y salieron a la calle con el perro y las pocas pertenencias a resguardarse a casa del vecino. Los mayores nos decían que ni el huracán del 64 le había hecho esto a Santiago. Y por nuestra sorpresa, algunos nos preguntaban de donde éramos y qué nos había parecido Cuba con una sonrisa en la cara. Nos recordaban que lo más importante es estar vivos y con salud.

No había luz en Santiago, por lo que no había noticias por la radio, tele o teléfono. Las neveras no funcionaban, la comida se estropeaba. Las gasolineras no podían surtir gasolina. El agua podía salir contaminada de los grifos. A medida que pasaban las horas, se empezó a palpar el creciente caos en la ciudad por la incertidumbre, la incomunicación y la falta de recursos. Únicamente el hotel Granda tenía luz gracias a un generador y allí fuimos a comer y beber algo. Mucha gente acudía al hotel para cargar su teléfono. Pasamos la tarde escuchando aventuras del legionario sobre la guerra, los entrenamientos de la legión, sobre el mar, como orientarse y entender la tierra y las estrellas, los vientos y las mareas. Muy interesante, al menos nos distrajimos un rato de la desgracia que nos rodeaba.
*** Imagen borrada de Tinypic ***

En la terraza también estaban los españoles. Ellos sí que pasaron miedo en la habitación. Las habitaciones tienen grandes ventanales resguardados por porticones bastante endebles así que la posibilidad de que entrara una teja-misil por la ventana era bastante palpable. Pusieron los muebles como trinchera en la habitación y durante las peores horas se metieron en el baño. Ya se estaba diciendo que el aeropuerto estaría cerrado por unos días. Me imagino que todo el cableado, postes de comunicaciones, etc, estarían tumbados. Estaban esperando noticias de para cuando iba a salir algún autobús en dirección a la Habana. 15 horas en bus hasta la Habana en condiciones normales, pobres. Y luego para empalmar con un vuelo internacional si es que llegaban. El problema es que las carreteras estaban bloqueadas, la gasolina era escasa y no había telecomunicaciones para saber cómo estaba el panorama por el resto de lugares por donde había pasado Sandy.

Nuestro plan para seguir hacia Baracoa había quedado en suspenso. La dueña de la casa nos dijo que Baracoa había quedado arrasada. Que eso había escuchado alguien. Que Baracoa, cuando hay un huracán, al estar en la punta y rodeada por mar, siempre queda muy mal parada. A mi me dio bastante mala espina su comentario, parecía que era porque le interesaba que nos quedáramos un día más ya que el pronóstico de volver a alquilar una habitación era dudoso por un tiempo. También nos dijo que se había caído un muro en la cárcel y había matado a 25 personas y que sabía de alguna familia por Habana a la que se le había muerto su bebé.

Durante todo el día estuvimos preguntando a una agencia de viajes que estaba dando servicio de ayuda e información, aunque ésta era escasa, cual era el estado de la carretera, tanto en dirección a Baracoa, como en dirección a la Habana. Roger era partidario de volver a la Habana en coche ya que si íbamos a Baracoa no sabíamos ni el estado de la carretera, sobre todo el tramo delicado y montañoso de la Farola, ni tampoco si el aeropuerto estaría operando.
Llamamos a la familia con el móvil para decirles que estábamos bien y para que nos averiguaran el estado de carreteras y aeropuertos. También llamamos a la agencia de vuelos para que nos dijeran si el aeropuerto de Baracoa estaría abierto. Nos dijeron que sí estaba abierto, aunque la información no la vimos 100% fiable. Fuimos a descansar y mañana acabaríamos de decidir qué haríamos, si volver a la Habana en coche o aventurarnos a Baracoa.

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