Por la mañana, dimos una vuelta por la ciudad, lo mejor de la cual, a mi modo de ver, es su bello emplazamiento. También se puede visitar el Museo Polar, pero no fuimos porque no nos llamaba demasiado la atención.
Calle de Tromso:
A media mañana, salimos de Tromso en dirección a Alta. Teníamos una larga jornada por delante con dos ferris incluidos. Durante unas horas la principal distracción fue nuevamente contemplar los paisajes.
Tomamos un ferry para cruzar el fiordo de Lyngen en su confluencia con el Kafjorden hasta Ordeldalen. Como no, me repito por enésima vez: precioso.
Otra vez en la carretera, con estos panoramas:
A la hora del almuerzo llegamos a un lugar llamado Gildetun, donde existe un mirador a más de 400 metros de altura desde el que se divisa el fiordo de Kavanangen y la isla de Skorpa. El día era muy claro y la visibilidad estupenda
.Después de comer en el restaurante de Gildetun (llevábamos el almuerzo incluido y estuvo bastante bien), seguimos camino hacia Alta. La intensidad de la luz daba unos reflejos diferentes a los paisajes, mucho más nítidos pero también más reales y bucólicos, menos sorprendentes que los del día anterior.
En Alta visitamos los grabados rupestres catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Tienen entre 2.000 y 6.000 años de antigüedad y una buena parte se encuentran en Hjemmluft, donde se encuentra el museo al aire libre, abierto al público.
Realmente merece muchísimo la pena, por lo menos a mi me gustó mucho. Reproducen escenas de caza, pesca y diversas ceremonias religiosas y también se ven animales y los barcos que utilizaban para pescar.
Además, el emplazamiento es precioso y si se tiene la suerte de contar con la luz y el sol de que gozamos nosotros, la experiencia es muy grata y entretenida. Hay folletos en español con los que se sigue estupendamente el itinerario de las pinturas, a modo de etapas que exhiben escenas cotidianas de la vida de los primitivos pobladores nórdicos. Acordamos ir en grupito y yo (que había comprado el folleto) leía la explicación a los demás; la verdad, esa tarde lo pasamos muy bien.
Existe cierta polémica sobre la pintura roja con que se ha rellenado los grabados para poder distinguirlos mejor. Yo no puedo opinar si eso es bueno o malo para los grabados, pero sí reconozco que los dibujos quedan muy decorativos y se aprecian francamente bien los detalles. Aquí hay grabados sin los colores y desde luego se distinguen bastante peor:
Por lo demás, Alta no tiene mayor interés, al menos yo no se lo vi. Nos alojamos en uno de los hoteles que bordean la carretera que cruza las urbanizaciones (Rica Alta). Nada extraordinario, pero para una noche está bien. Después de cenar, salimos a dar una vuelta que se convirtió en un paseo muy largo, pues había un par de sitios para ver el sol de media noche, es decir, el falso ocaso del astro rey, que nos engaña cuando parece que se va a hundir en el horizonte y vuelve a salir otra vez.
La verdad, es más el conocer el fenómeno en sí que lo que se ve realmente. Pero tiene su cosilla.
A la una de la madrugada, nos fuimos a dormir con un sol de justicia, total nada.