Toma ya que tormenta está cayendo a las 6 de la mañana... Menudo día de aniversario de bodas ( 6 años ya... ) nos espera... al menos no hará calor... es lo que hemos pensado mientras cogíamos el sueño de nuevo... pero nada, el calor ha sido tan o más sofocante que ayer...
Después de almorzar, hemos puesto rumbo a la Plaza Wenceslao, para admirar el Museo Nacional y a sus pies la cruz en memoria de un joven checo que se inmoló quemándose a lo “bonzo”.
La estatua de Wenceslao nos ha dado los buenos días antes de proseguir el camino para ver la farola cubista que nos ha dejado con la boca abierta porque nos esperábamos algo de mayores dimensiones y en el centro... no en un rincón...
San Wenceslao
farola cubista
Pronto se nos ha pasado el pequeño disgusto al ver la estatua de San Wenceslao sobre un caballo muerto en unas galerías de estilo Art Nouveau.
Después de esto, hemos visto todas las Sinagogas, la primera la Sinagoga Pinkas ( lo siento pero no he podido reprimir las lágrimas al ver tantos nombres escritos en las paredes – son los de todos los judías checos muertos en el holocausto nazi – y los dibujos de los niños que estaban en el campo de concentración de Terezin – impactantes los de los trenes de las deportaciones a los campos -).
De ahí, paseo por el cementerio judío en el que se amontonan lápidas por todos lados ( 12.000 lápidas para 100.000 muertos... ).
[align=justify]Otras sinagogas vistas han sido la Vieja-Nueva, Maystel y la Española, que ha sido para mí la más bonita interiormente por su estilo morisco.
Ya de camino a las compras de souvenirs, hemos visto la estatua de Kafka, nos hemos tomado unos buenos batidos y hemos echado un ojo al Ayuntamiento Judío.
Después de comprar, de llenar el estómago y de dejar todas las bolsas en el hotel, visita a la Catedral de los Santos Cirilo y Metodio, para después fotografiar la Casa Danzante antes de dar un paseo por la Isla de Slav.
Casa Danzante
Para acabar la tarde, paseo en barca, relajación en el Jardín Wallenstein y cena checa para despedirnos de esta ciudad de Bohemia.
Después de almorzar, hemos puesto rumbo a la Plaza Wenceslao, para admirar el Museo Nacional y a sus pies la cruz en memoria de un joven checo que se inmoló quemándose a lo “bonzo”.
La estatua de Wenceslao nos ha dado los buenos días antes de proseguir el camino para ver la farola cubista que nos ha dejado con la boca abierta porque nos esperábamos algo de mayores dimensiones y en el centro... no en un rincón...
San Wenceslao
farola cubista
Pronto se nos ha pasado el pequeño disgusto al ver la estatua de San Wenceslao sobre un caballo muerto en unas galerías de estilo Art Nouveau.
Después de esto, hemos visto todas las Sinagogas, la primera la Sinagoga Pinkas ( lo siento pero no he podido reprimir las lágrimas al ver tantos nombres escritos en las paredes – son los de todos los judías checos muertos en el holocausto nazi – y los dibujos de los niños que estaban en el campo de concentración de Terezin – impactantes los de los trenes de las deportaciones a los campos -).
De ahí, paseo por el cementerio judío en el que se amontonan lápidas por todos lados ( 12.000 lápidas para 100.000 muertos... ).
[align=justify]Otras sinagogas vistas han sido la Vieja-Nueva, Maystel y la Española, que ha sido para mí la más bonita interiormente por su estilo morisco.
Ya de camino a las compras de souvenirs, hemos visto la estatua de Kafka, nos hemos tomado unos buenos batidos y hemos echado un ojo al Ayuntamiento Judío.
Después de comprar, de llenar el estómago y de dejar todas las bolsas en el hotel, visita a la Catedral de los Santos Cirilo y Metodio, para después fotografiar la Casa Danzante antes de dar un paseo por la Isla de Slav.
Casa Danzante
Para acabar la tarde, paseo en barca, relajación en el Jardín Wallenstein y cena checa para despedirnos de esta ciudad de Bohemia.